Una rota melodía se hacía presente en la oscura habitación de Yixing, él ya no sentía sus dedos de tanto tocar el piano, repitiendo una y otra vez la misma canción.
Su corazón dolía.
Dolía tanto como su cabeza.
¿O era el efecto del dolor de cabeza lo que hacía que su pecho se comprimiera mientras él reprimía desgarradores sollozos que salían desde lo más profundo de su ser?
No lo sabía, pero tampoco quería detenerse a pensar.
Él nunca podía detenerse, en éstos momentos las punzadas de culpabilidad y el inmenso dolor que recorría como una fuente eléctrica todo su cuerpo se lo recordaba.
Zhang Yixing, un chico de 24 años, un estudiante ejemplar de medicina.
Pero… ¿Realmente ése era su sueño?
Ahora sólo miraba el piano…
Su piano.
Y continuaba tocándolo, sacándole fuertes alaridos de dolor, los sollozos que reprimía, salían en cada nota musical que sus dedos lograban al tocar, con increíble majestuosidad, cada tecla.
¿Cuál era la razón de su dolor?
¿Por qué ése chico lloraba en la oscuridad de la noche mientras tocaba el piano?
¿Se podía hablar del nudo que sellaba su garganta y los fuertes dolores que sufría su cuerpo a modo de queja?
Yixing alzó la mirada, sus ojos ya acostumbrados a la oscuridad se pasearon vagamente por la habitación.
Ése espacio reducido era lo único que utilizaba de la inmensa casa Zhang, él era el único heredero, el orgullo de sus padres.
Una punzada atacó su pecho.
Observó los gigantescos ventanales que se alzaban frente a sí, dando una vista perfecta al exterior, entonces… Recordó su primer beso con LuHan, en el ventanal derecho, bajo la luz de la luna de agosto, justamente cuando ésta estaba en lo más alto del cielo.
Cerró los ojos, elevando casi con temor su mano derecha hasta sus labios, simplemente rozándolos con la yema de los dedos; el recuerdo se hizo presente en su mente, una noche más soñando despierto.
“Te amo, Yixing.” Había murmurado LuHan contra sus labios, los ojos del chico eran brillantes bajo la luz de luna, única testigo de tal momento.
El fino perfil de LuHan parecía esculpido por los mismísimos dioses griegos, o algo así decía Yixing en sus canciones.
“También te amo, LuHan.” Yixing respondió antes de unir sus labios en un eterno beso que ahora quemaba en sus recuerdos.
El chico abrió los ojos… encontrándose nuevamente con la habitación sumida a la oscuridad y la miseria que ahora sólo podía sentir.
Esa noche no había luna.
Esa noche no estaba LuHan diciéndole que lo amaba.
Esa noche no tocaba su piano con amor.
Esa noche quería sacar todo su dolor.
Una segunda punzada se clavó en su pecho como un puñal.
Mientras él trataba de luchar por conseguir un poco de oxígeno, por llenar sus pulmones tras cada sollozo que volvía a salir.
“Yixing… Yixing… Yixing.”
“Mi pequeño orgullo.”
Creyó escuchar la voz de su madre, pero no. La mente le jugaba sucio, otra vez.
Y él no podía detenerse.
Volvió a tomar el control del piano, improvisando tristes melodías.
El tercer puñal, convertido en punzada, llegó.
Un triste suspiro escapó de sus finos labios, encontrándose con la fotografía al fondo de la pared, junto al reloj de péndulo que marcaba las 11:57pm.
En aquélla fotografía se encontraba un sonriente Yixing, junto a sus mejores amigos; YiFan, un chico alto y rubio que mantenía un brazo sobre el hombro de él, al igual que Yeol, al otro extremo de Yixing.
No pudo evitar sonreír con amargura al ver la sonrisa seria de YiFan en la foto y la sonrisa deforme de Yeol.
Suspiró.
En el extremo derecho estaba Tao, abrazado al costado de YiFan, y en el izquierdo estaba BaekHyun, abrazado a Yeol.
Sus amigos.
Sus mejores amigos.
La cuarta punzada se hizo presente.
Eran recuerdos.
Todos eran recuerdos.
Y Yixing comenzaba a comprender que de recuerdos no podía vivir, que no se podía encerrar cada noche a tocar el piano y dejar que su vida se fuera en ello. Había aprendido lo fácil que era perder lo que uno lograba creer que tendría para siempre.
No podía perderse aún más.
Sentía su cuerpo desfallecer.
Notaba como se le dificultaba respirar.
Yixing ya no quería sentir.
No quería vivir.
Alzó la vista hacia el gran reloj, marcaba las 12:15am.
Dos años.
Hace dos años exactamente lo había perdido todo.
Sus padres, el amor de su vida y a sus mejores amigos, todo.
Soltó un grito de impotencia, dejándose caer de rodillas con su cabeza contra el teclado del piano y lloró, lloró aún más, quería limpiar su alma, borrarlo todo.
Todos sus recuerdos se mezclaron hasta que llegó a la terrible noche…
Era un viaje familiar; ello incluía a sus amigos, iban de vuelta a China luego de pasar las vacaciones en Corea. No sabe bien qué sucedió, nadie nunca le explicó, sólo recuerda haber despertado en la camilla de un hospital y…
Y…
Descubrir que se había quedado solo en el mundo.
Sus padres murieron.
Su prometido murió.
Sus mejores amigos murieron.
Desperfectos del avión, le dijeron.
Desperfectos que ahora tenía en el corazón.
Y él se odiaba por haber propuesto ésas vacaciones.
Es asombroso como en momentos la vida puede llegar a cambiar por completo, como puedes perderlo todo en tan sólo un instante, eso lo sabía él.
Su último recuerdo fue un beso de LuHan y un sincero; Siempre te amaré.
¿LuHan aún lo estaría amando tanto como él?
¿Su mamá lo abrazaría nuevamente alguna vez?
¿Su padre le daría más consejos?
¿Sus amigos estarían ahí para él?
Yixing no viviría más luego de ésa noche.
Yixing se reuniría con ellos y volvería a ser feliz.
Fin.