Todos actúan como si pudieran olvidar pronto, ¿Por qué no soy así? Estoy aquí, a pocas horas de que nuestro día especial termine, esperando una clase de milagro, pero soy un tonto iluso. ¿Nada hará que vengas a mí, verdad?
La brisa de julio era fría esa noche, las personas seguían su camino llenando la avenida de bullicio, nadie se detenía, cada quien estaba perdida en su mundo. Él en cambio, permanecía de pie frente a una cafetería pintoresca, decorada maravillosamente, pero esa noche no le parecía nada bello, y no porque no lo fuera, su corazón estaba triste así que era imposible para él ver algo más allá de su tristeza. Caminó un poco más a pocos centímetros de tomar el picaporte, pero se detuvo.
-¿Y si viene? ¿Debería seguir esperando? – La chica que justo estaba saliendo del local lo veía divertida, vaya que ese chico era chistoso, parado ahí con esa cara graciosa y hablando solo, le habría hablado pero estaba demasiado apresurada como para distraerse, siguió su camino calle abajo mientras el ‘’chico chistoso’’ seguía de pie, ahí, en el mismo lugar.
El tiempo se agotaba y él lo sabía muy bien, pero parecía hacerse el ciego a la realidad, después de todo, eso podría evitarle el dolor, al menos por un momento, tan solo eso necesitaba. Tiempo… el tiempo avanzaba apresuradamente, ‘’Es increíble’’, pensaba, se sentía aturdido y confundido. Sabía que debía estar en casa descansando, sus compañeros se molestarían, o aún más, se preocuparían puesto que no había dicho ni media palabra antes de salir. Suspiró tratando de calmar sus ideas. ¿Valía la pena estar ahí? ¿Estaba perdiendo su tiempo? En realidad no tenía mucho que hacer, así que no tenía por qué molestarse por ‘’tiempo perdido’’.
Personas, y más personas, niños, adultos, personas mayores, todas seguían su camino tranquilamente y él continuaba ahí, sin moverse, sin hablar, se sentía en parte tonto, pero a la vez aún guardaba esa inocencia, esperando que algo mágico como en los cuentos de hadas pasara.
10:00… La esperanza era lo único que quedaba, su cuerpo le pedía descanso, su mente le decía que dejara de ser iluso y su tonto corazón le rogaba un poco más, tan solo unos segundos más. Suspiró de nuevo, viendo como las calles iban quedando vacías, solo dejando un silencio incómodo y triste. Las luces tenues eran sus únicas acompañantes, elevó la mirada al cielo y ahí estaba ella, prepotente, orgullosa de su logro. Sonrió triste, sabiendo que había perdido, porque ahora la luna brillaba más que nada, pero él seguía solo, seguía de pie ahora intentando retener las lágrimas. Maldita suerte.
‘’-¿Qué quieres de mí? Estoy harto de esto, ahora parece que lo único que haces es buscar cualquier excusa para estar lejos de mí, esto ya me cansó, Kibum, no lo soporto más.
-Actúas como un insensible, sabes que siempre ha sido mi sueño, quiero llegar más lejos, quiero seguir luchando por todos esos sueños, creí que tú lo entenderías, pero ahora actúas como un maldito idiota.
-Exacto, soy un idiota que se enamoró de un mentiroso, un niño mimado, un chico loco que cree que por salir en estúpido programa como ese logrará superar su irrelevancia. Por favor, Kibum, siempre serás el chico del grupo que a nadie le interesa.
-Basta Jonghyun, me cansé de tus estupideces, si eso es lo que quieres creer pues hazlo, pero no vuelvas a hablarme, esto se acaba aquí. ’’
Orgullo, maldito orgullo, si tan solo hubiese rogado, pero permaneció indiferente ante las palabras del menor, fue un iluso, un estúpido iluso.
Kim Jonghyun no solía actuar de esa manera, sus bellos ojos avellana siempre reflejaban paz y cariño, su sonrisa amable, su voz hermosa, era un chico normal, amable con las personas a su alrededor, cortés y educado. Pero como siempre cuando se trataba de Kim Kibum, todo cambiaba. Ese chico era su perdición, y la de muchos, era simplemente hermoso, perfecto en todo lo que hacía, perseverante y con una mirada espectacular.
Una sonrisa triste de dibujó en su rostro, 10:10, su reloj parecía burlase también de él, vaya día, nunca se imaginó pasar un 23 de Julio de esa manera, solo. Siempre pensó que lo pasaría al lado de Kibum, sonriendo, tomando su mano como en los viejos tiempos. Pero las cosas cambian con el correr de los días, semanas, meses, años. Ahora ya no era lo mismo, el sentimiento era igual pero las circunstancias eran distintas. Bufó molesto, molesto consigo mismo, ahora entendía lo estúpido que había sido, un completo idiota. Pero de nada servía admitirlo a última hora, eso no cambiaría ese día. Nada lo haría.
Un suave tintineo lo hizo regresar a la calle oscura, fijó su mirada en la cafetería, debía entrar si quería tomar su café. A paso lento se dirigió a la entrada, el pomo era frio al contacto con su piel, sonrió falsamente, después de todo, era famoso y debía dar una buena impresión. Pero al entrar esa sonrisa se borró. Vacío. El lugar permanecía vacío y sintió un gran alivio de no tener que lidiar con fans, no era que no le agradaran, en realidad las apreciaba mucho, el problema era que esa noche no estaba de ánimos para hablar con alguien.
El insistente sonido de un teléfono se escuchaba por décima vez en 5 minutos, bufó sabiendo que se trataba de Onew, no podía culpar al mayor, después de todo él era el inmaduro que solo había huido del departamento. No quería hablar, y era normal en esa situación, o al menos eso era lo que él pensaba. Con un mensaje de texto, eso bastaría.
‘’Tranquilo Hyung, solo estoy tomando un café, en una hora como máximo estaré ahí, perdón por no contestar pero no estoy de ánimos, en serio lo siento’’
No recibió respuesta así que supuso que el mayor habría entendido muy bien a lo que se refería, después de todo, era el líder, como un padre que cuidaba de todos, él lo entendía bien, era una de las pocas personas en el mundo que lo hacían.
El suave aroma a café, el sonido del fondo, una bella melodía, le encantaba pero no sabía qué canción era, pensó en levantarse de su lugar e ir a preguntar, pero descartó rápidamente esa idea, no tenía ánimos de lidiar con alguien en ese momento. Veía por la ventana sin saber exactamente qué hacer, después de todo, en ese momento sentía que su vida había perdido su rumbo, necesitaba volver a encontrar lo que tanto anhelaba su corazón.
Al principio la música era su pasión, escribir y poder transmitir lo que pensaba y sentía, pero luego ese chico había aparecido como un ladrón de corazones, no le dio tiempo a analizar nada, tan solo lo maravilló al punto de olvidarse de sí mismo. Kibum tenía ese don sobre él, hacer que se olvidara de todo y solo lo apreciara a él, su sonrisa, su mirada, sus facetas tiernas y furiosas, su lado fuete y también el sensible, oh si, adoraba a ese chico más que nada. Pero lo había arruinado y ahora ambos debían olvidarse. ¿Ese había sido el trato desde un principio, no? ¿Por qué entonces dolía tanto? Ah, claro, él aún lo amaba como desde el primer día, la primera vez que lo vio, la primera vez que escuchó su voz y esa sonrisa estuvo dirigida hacia él.
‘’-¿Entones no le dijiste nada más, no intentaste enmendar tu error?
-¿Debía haberlo hecho? Él también me hirió, no es posible que siempre sea yo el que tenga que pedir perdón, ¿Sabes? Aunque no lo parezca aún tengo dignidad.
-Orgullo
-¿Qué?
-Lo que tienes en este momento es orgullo, y eso terminará por destruir todo por lo que tanto luchaste. No es bueno, Jonghyun, el orgullo es una parte horrenda de los humanos. Porque los hace ciegos y todos se excusan en un ‘’Es por dignidad’’ Tal y como lo estás haciendo en este momento.
-¿Entonces lo defiendes? ¿Por qué no me sorprende?
-Eres un idiota, y lo peor es que por tus estupideces terminarás sufriendo. Piénsalo, Jjong.
-¿Pensar? No tengo nada que pensar. ‘’
Cobardía, eso era lo que sentía, tenía mucho miedo. ¿Y si Kibum respondía? ¿Qué tendría que hacer? Se suponía que era un capítulo cerrado en su vida, en la de ambos, o al menos eso era lo que estaba intentando. Pero las cosas no son siempre lo que deseamos, es más, casi nunca lo son.
‘’Siempre esperaba tu llamada para poder correr a tus brazos, luego de un tiempo dejé de esperarte’’
¿Debía decirle la verdad? ¿Debía mencionar cuantas veces lo intentó pero el miedo a ser rechazado no se lo permitía, la culpa que lo carcomía por dentro evitaba que siquiera pensara en hacerlo. Siempre fue demasiado cobarde como para dejar ir a Kibum, siempre buscando la manera de poder verlo, de tenerlo cerca sin que nadie más se diera cuenta. Las cartas solo fueron una excusa más, una manera de poder calmar a su alocado corazón.
Meses, habían pasado meses desde que habían terminado, pero aun así, ¿Por qué seguía viviendo de los recuerdos?, suspiró sabiendo que tenía la respuesta, pero quería olvidarla, se suponía que sería por su bien, de esa manera calmaría el dolor.
Recuerdos, ¿Solo eso quedaría? ¿Solo los recuerdos de las promesas que juntos hicieron? ¿Solo recuerdos de las noches tomados de la mano a la luz de la luna? Se negaba a ser tan solo parte de un pasado, parte de un recuerdo, quería permanecer en el presente del menor, pero a la vez temía lastimarlo nuevamente.
Poco a poco el café se fue consumiendo, el lugar seguía tan solitario como nunca antes. 10:50, tarde, demasiado tarde como para ir en busca del castaño. Sería su primer 23 de Julio solo, sin tener a su lado a la persona que más amaba. Suspiró cansado, cerró los ojos intentando contener todo, era tarde y debía regresar, aunque no lo quisiera, el mundo real lo llamaba.
-‘’Babo Kim Jonghyun, ¿Puedes explicarme que es esto? ¿Una carta de despedida? Vaya que eres estúpido…’’
Esa voz, justo esa voz suave en su oído. Esos brazos aferrándose a él, abrazándolo fuertemente. Su corazón se movía, quería salirse de su lugar, quería explotar de felicidad. Necesitaba respirar normal, estaba a punto de un colapso. Dirigió su mirada al cielo, las estrellas cantaban esta vez.
-Soy un estúpido por naturaleza. ¿Qué haces aquí? Tienes tantas personas maravillosas a tu lado, pudiendo enamorarte de alguien mejor, ¿Me eliges a mí? A mí parecer el tonto aquí es otro.
Una risilla cantarina, un suave beso en su cuello hizo a todo su cuerpo estremecerse, sonrío como hace mucho tiempo no lo hacía, cerró los ojos intentando buscar un fallo en ese momento perfecto. ¿Era real? ¿Estaba alucinando? ¿Había tomado demasiado café como terminar drogado? Sonrió para sí mismo, esa última pregunta había sido muy tonta.
-Supongo que ambos somos tontos entonces, porque tú no sabes cómo arreglar las cosas y yo en lugar de ligarme a alguien más guapo vengo con un chico feo y enano. ¿Pero sabes? Lo amo así, tal y como es.
-Kibum…
No podía negar que ese comentario le había causado cierta gracia ¿Enano? Ya se las pagaría. Pero antes de pensar en algo más, analizó las palabras dichas por el menor ‘’lo amo así’’, ¿Amar? ¿Kibum se refería a él? Quería saltar de alegría, besar al castaño hasta que no tuviera oxígeno. Quería hacer tantas cosas, pero de nuevo el miedo. ¿Y si lo lastimaba? ¿Y si de nuevo todo terminaba mal? No quería pensar en esas cosas, pero era inevitable para él.
-Jongie…
-¿Este es un sueño?
-Solo si tú quieres.
-¿Te quedarás para siempre a mi lado?
-Solo si así lo quieres.
-¿Me creerías si te digo que te amo?
-Lo haría. ¿Sabes por qué? Porque yo también te amo.
-¿Esto acabará mañana? ¿Con el amanecer todo terminará?
-No lo sé, tú dime. Por mi parte no terminará, pero si tú quieres, podría terminar al amanecer.
-¿Soy un estúpido que en lugar de besarte sigue hablando sin coherencia?
-Lo eres mi Puppy, lo eres.
De nuevo la risa del menor inundó el lugar contagiando a Jonghyun de esta, ambos reían sin razón aparente. El dueño del local los veía desde un rincón con una suave sonrisa dibujada en su rostro ya viejo y lleno de marcas del masado, marcas de sabiduría.
-¿Cómo llegaste aquí?
-Supongo que tienes un ángel guardián.
Se puso de pie, el joven, sonriente y amable Jonghyun estaba de nuevo ahí, frente al chico más alto que él por unos centímetros, de mirada penetrante y sonrisa bonita. Tal como en el pasado, tal como la primera vez. Ambos se veían sin saber bien que hacer. La mano del mayor acarició la mejilla de Kibum, este cerró los ojos al sentir el contacto.
Electricidad, la distancia se acortaba con el pasar de los segundo. 11:07. De nuevo sus labios se unían, un beso suave e inocente, cargado de sentimiento, cargado de un gran amor. Poco a poco esta fue subiendo de nivel, ambos se necesitaban tanto, había pasado ya un tiempo desde la última vez que pudieron tocarse, que pudieron estar de esa manera.
Jonghyun se aferró al menor por la cintura, intentado asegurarse de que era real, que todo no era más que el mundo real y su mente no le jugaba una broma. Por su parte el castaño se aferraba al mayor por la nuca, tanto tiempo, tantos días añorando ese momento. Perdidos en una mundo diferente al de los demás, perdidos en un burbuja de amor.
Almas unidad, al compás de una melodía suave y armoniosa, al compás del palpitar de 3 corazones añorantes, 2 personas incapaces de controlar todos los sentimientos que los atacaban. De pronto la luna sonreía, de pronto las estrellas cantaban.
-¿Quieres que les preguntemos?
Kibum respiraba dificultosamente, con las mejillas sonrojadas, con una hermosa sonrisa en su rostro blanquecino.
-Ya no necesito hacerlo, ahora sé la respuesta. Tu corazón es solo mío, como el mío es tuyo, solo tuyo.
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-Eres un Puppy celoso sin remedio.
-¿Es mi culpa que seas tan perfecto? No quiero que alguien te vea. Eres mío, y solo mío.
-Tuyo y de nadie más, de nadie más.
Cada beso era dado con un amor profundo, cada caricia provocaba descargas en cada célula de su cuerpo. Jonghyun buscaba la manera de desnudar al menor sin cortar el beso, pero no era tan fácil como parecía, muy a su pesar tuvo que separarse de su adicción, quitando la camisa de Kibum, viéndolo en todo momento con total amor y devoción. Luego se dirigió a sus pantalones, sonrió victorioso al ver el sonrojo en el rostro del castaño. Tomó a este por la cintura haciendo que enredara sus piernas en él, encaminándose a la habitación.
-Perdona, es todo un desorden.
-¿Crees que es importante? Mi niño bonito, esto no es nada a cómo quedará luego de que te demuestre cuanto te amo.
-Kim Jonghyun, eres un pervertido.
-¿Te molesta?
-Para nada, es algo que me encanta de ti, me hace desearte más.
El rubio intentaba por todos los medios concentrarse en llegar a la habitación, pero no ayudaba mucho que Kibum atacara de esa manera su cuello, mordiendo sin clemencia, era seguro que los hematomas aparecerían al día siguiente, pero no era importante en ese momento, nada lo era más que poseer al castaño, hacerlo suyo una y otra vez.
Se sentó teniendo al menor sobre él, sonrío de lado para luego atacar el torso de este, degustando cada parte de su piel, de esa hermosa y suave piel que lo volvía loco. Kibum suspiraba, cerrando los ojos al sentir las atenciones dadas por el mayor. Se sentía tan bien, no recordaba la última vez que lo habían hecho, pero estaba seguro de que esa noche nunca la olvidaría, eso sería algo imposible.
‘’Si lloro por ti es porque te amo, si sonrió por ti es porque te amo, cualquier cosa que haga por ti, es porque mi corazón es tuyo y de nadie más’’
El primer dedo había entrado en la estrecha entrada del menor, después de todo, hacía ya un largo tiempo que no habían estado juntos. Sus labios se negaban a separarse, Jonghyun introdujo el segundo mientras el castaño ahogaba un gemido en medio del beso. Continuó con su trabajo, moviendo los dedos a un compás torturoso para el castaño. Al tercer dedo, Kibum no pudo controlarlo y un largo gemido escapó de sus labios acorazonados provocando que el mayor sintiera un tirón en su miembro. Dios, como le excitaban esos gemidos.
‘’Jonghyun, no es amistad, es amor’’
Jonghyun permanecía sobre el menor sin moverse, mientras este se acostumbraba a la intromisión, estaba con los ojos cerrados, el sudor recorría todo su rostro y sus mejillas permanecían rojizas. Si esto continuaba así, el mayor no podría controlarse por mucho.
-M-Muévete, Jjong.
-Te amo, Bummie.
Sin esperar más, besó al castaño mientras empezaba a moverse, penetrándolo lentamente, pero dando en el lugar que volvía loco a Kibum. Los gemidos se escuchaban claramente, el menor no se estaba reprimiendo y el rubio agradecía tanto eso, le encantaba escuchar a su bello dongsaeng gritar su nombre, lo hacía sentirse tan dueño de él, pero más que eso, tan amado.
-N-No te detengas… H-Hyung… H-Hyung…
Cada estocada era llena de amor, cada beso, cada mirada. Cada segundo era por y para el menor, para su corazón.
‘’Vamos a casarnos’’
-Te amo, te amo, te amo.
-J-Jjong, también te amo… C-Como no tienes una idea.
Sonrió sin detener las estocadas, tocando el punto dulce de Kibum, haciendo que esta arañara su espalda, haciendo que ambos se sintieran tan unidos, tan amados. Tomó una de las piernas del menor colocándola sobre su hombro dando de esa manera más espacio para poder penetrarlo mejor. Se sentía tan bien, después de tanto tiempo estar dentro del cuerpo de quien amaba como loco, de quien representaba toda su vida.
‘’Solo tengo 19’’
Su pequeño amor había crecido tanto, había madurado como nunca se lo había imaginado, y eso lo enamoraba más, lo hacía verlo con ojos distintos. Sonreía, besó de nuevo esos labios, su perdición, su adicción. Mientras sentía que estaba por terminar. Se movía más rápido, dando cada vez más profundo haciendo que el menor se perdiera en un mundo de placer intenso.
‘’Después de 10 años’’
Una, dos, tres, estocadas más y terminó dentro de Kibum, mientras este mordía su hombro izquierdo haciéndolo perderse en el limbo por el dolor y el placer combinados. Ambas respiraciones dificultosas, ambas miradas llenas de amor. Sonreían el uno al otro, como antes solían hacerlo. Jonghyun tomó a Kibum entre sus brazos llevándolo hasta al balcón, viendo a la luna desafiante. El menor lo entendió en ese momento, sonrío aferrándose al rubio.
-Es hora de que dejes de verme de esa manera, nunca más lo dejaré ir, será mío para siempre y cuidaré de su corazón con mi propia vida. Porque él me ama, porque yo lo amo, y porque en unos años nos vamos a casar.
Kibum lo observaba con lágrimas en los ojos, sonrío y volvió a besarlo.
-Al parecer la luz de la luna y el sonido de las estrellas te lo dicen. Tonto Kim Jonghyun, tus cartas sirvieron. Aún tienes mi corazón…
23/07