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Someday por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Quería algo triste, quería escribir angst, porque amo el sufrimiento y esta vez le tocó al JongYu.


Two-shot. Estaré publicando la segunda parte en unos días. 

Kim Jonghyun creció en una familia conservadora.


 


Jonghyun de alguna manera, como si fuera una regla para su vida, sabía que se casaría con una buena chica, tendrían hijos y serian la pareja perfecta, justo como sus padres lo eran.


 


Y Jonghyun estaba bien con eso. Él estaba dispuesto a conocer a la chica que haría que su corazón latiera y que fuera dueña de sus pensamientos y suspiros.


 


Jonghyun creyó que había encontrado a su lama gemela cuando conoció a Sekyung. Ella era linda, amigable y tenía una sonrisa que hacía que Jonghyun quisiera protegerla del mundo.


 


Pero entonces apareció él.


 


Lee Jinki.


 


Jonghyun no estaba seguro de Jinki. En realidad, él no estaba seguro sobre qué le hacía sentir Jinki.


 


La manera en que le sonreía cuando se encontraban en los pasillos de la universidad hacía que sus mejillas se calentaran.


 


Cuando Jinki hablaba, su corazón latía más rápido, mucho más rápido. Y Jonghyun estaba un poco perdido.


 


No recuerda cómo comenzó todo, pero sí recuerda la manera en que sus labios se encontraban con los de Jinki en la obscuridad.


 


Era siempre de noche, cuando las personas vagaban en el mundo de los sueños, cuando las luces se apagaban y cuando sus miedos se esfumaban, que él se encontraba con Jinki en el patio trasero.


 


Sus besos eran rápidos y desesperados y por más que besara a Jinki cientos de veces siempre se encontraba deseando más y más.


 


Sinceramente él no se entendía.


 


Saludaba a Sekyung por las mañanas con sonrisas cansadas y besos rápidos y se encontraba por las noches con un Jinki amoroso, con besos más dulces y deliciosos.


 


—Algún día. —Jinki susurró contra sus labios. —Algún día esto estará bien.


 


Jonghyun no estaba del todo seguro.


 


¿Algún día?


 


¿Cuándo?


 


¿Cuándo sus padres murieran?, ¿Cuándo Sekyung se enterara?


 


A Jonghyun no le gustaba pensar en eso. No le gustaba que la realidad lo atrapara y se llevara a Jinki de su lado.


 


Porque aunque no era correcto. Necesitaba a Jinki como el agua. Porque aunque las miradas nunca estuvieran de acuerdo, Jinki era la única manera para poder respirar.


 


A Jonghyun le gustaba pensar en Jinki como su veneno.


 


Jinki, de alguna manera, era la persona que lo envenenaba de amor y cuando sus labios se encontraban la esperanza crecía en él.


 


—Algún día, Jinki. —Jonghyun contestó, sus manos viajando a la cintura de Jinki. —Podremos ser felices.


 


 


 


Para Jonghyun era más fácil decir, que hacer.


 


Las cosas se complicaron para Jonghyun el día en que su madre enfermó.


 


Sekyung estaba a su lado, sosteniendo su mano, sonriéndole cariñosamente, mientras su madre luchaba contra su vida.


 


Por más que Sekyung sostuviera su mano, Jonghyun no sentía el consuelo que debía encontrar y por más que Sekyung le sonriera y besara de esa forma dulce, Jonghyun no podía sentir su corazón latir un poco más rápido.


 


No como con Jinki.


 


—Deberías casarte, Jonghyun. —Su madre dijo una tarde. —Estás por terminar la universidad, ¿No es así? —Ella le sonrió, de esa forma en que Jonghyun la amaba un poco más. —Sekyung es una buena chica, ¿Cierto? —Jonghyun asintió, porque era la verdad. Sekyung era una buena chica. —Cásate pronto, Jonghyun. Me gustaría verte casado antes que yo no esté en este mundo. —Las lágrimas comenzaron a picar contra sus ojos. —Sé feliz, y ten una buena familia.


 


Cuando Jonghyun asintió, sabía, como un presentimiento, que las cosas nunca serian de la misma manera.


 


 


 


—Ella me pidió que me casara. —Confesó, una noche.


 


Esas noches en donde él Jinki se quedaba hasta tarde hablando y hablando del futuro. De uno que tal vez nunca disfrutarían, pero sí de uno que les gustaba imaginar.


 


Él pudo ver el dolor de Jinki en sus pequeños ojos antes que parpadeara. Dolía como el infierno para él, también.


 


—Eso es lo que las madres quieren, Jonghyun.


 


—Pero eso no es lo que yo quiero.


 


Jonghyun era un desgraciado, se dio cuenta de eso cuando Jinki sonrió con tristeza. Era un desgraciado, egoísta. Ahí estaba Jinki sonriéndole de esa forma tan única, aceptando esa relación escondida, y viéndole por las mañanas con una chica.


 


Era una egoísta, pero Jinki causaba eso.


 


—¿Qué quieres, Jonghyun?—Jinki preguntó, mientras jugaba con sus manos y se apoyaba contra su hombro.


Jonghyun pensó y volvió a pensar la pregunta, pensó su respuesta otro tanto y siempre llegaba a la misma conclusión.


 


Quería mañanas con Jinki y besos con sabor a café. Quería tocarlo sin que las personas le miraran feo y quería abrazarlo por siempre. Quería sostenerlo contra él, susurrarle palabras cursis contra el oído.


 


Quería tardes perezosas con té de cereza. Quería comidas, con manos entrelazadas y latidos del corazón que duraran toda una vida. Quería noches lindas, y miradas significativas. Quería que los ‘te amo’ escaparan por siempre de sus labios y que nadie le dijera que eso no era correcto.


 


Quería a Jinki.


 


—Te quiero a ti. —Confesó, aunque sentía las mejillas calientes y la timidez abarcándolo.


 


—Cursi.


 


Jinki sonrió, antes de enredar sus dedos en su cabello. Era una forma de tranquilizarlo, y Jonghyun lo sabía.


 


A pesar de todo, Jonghyun se inclinó y encontró los labios de Jinki. Sabía dulce, y a té, esos que tomaban por las noches para tranquilizarse y relajarse. Jonghyun mordió suavemente los labios de Jinki y después sonrió contra su boca, cuando Jinki se dejó caer sobre él.


 


Era la forma favorita de Jonghyun para perder el tiempo. Jinki y él perdidos en el mundo de las caricias y los besos. Con las manos recorriendo cada parte del otro y susurrando palabras cursis y tontas, perdidos en suspiros y sueños reales.


 


—Algún día, Jinki. —Jonghyun susurró. Sonrió antes de besar la nariz de Jinki y sus manos viajaron por debajo de la ropa del otro. —Podremos ser felices, sin que a nadie le moleste.


 


 


 


Su madre murió en diciembre, cuando el frío era lo mínimo para él.


 


No lloró ese día, ni cuando Sekyung le abrazó mucho más fuerte. Fue el día más largo de su vida, el más doloroso y el más triste.


Sekyung estuvo a su lado, pero a Jonghyun le pareció extraño. No se sintió cómodo a su lado, era peor ahora que su madre no estaba.


 


Sekyung susurraba palabras de ánimo y consuelo, pero Jonghyun quería que ella se callara sólo un momento.


 


Las palabras que su madre pronunció antes de morirse resonaban en él. Como bombas estallando y declarando la guerra, las palabras de su madre, le estaban declarando la guerra a él.


 


«Prométeme, Jonghyun, que te casarás con una buena chica y tendrás un hermosa familia» Ella había dicho cuando estuvieron a solas. La habitación del hospital era deprimente, y por primera vez, odió todo.


 


Su madre tenía esa sonrisa que era exclusiva de él, los ojos cansados y una mirada soñadora. Ella sabía tanto como él, que él fin estaba cerca. Y a Jonghyun en ese momento le dieron ganas de llorar y haber pasado un poco más de tiempo con ella.


 


«Sé un buen chico, Jonghyun. Cásate y dale a tu padre los nietos que siempre ha querido» Jonghyun había asentido, a pesar de su desconformidad.


 


«¿Harás eso por mí?»


 


La madre de Jonghyun había muerto después de esas palabras, y Jonghyun se perdió en la realidad.


 


—¿Jonghyun?—Sekyung tomó su rostro y le obligó a mirarlo. —¿Estás bien?


 


No lo estaba y cayó en cuenta de eso cuando la pregunta escapó de los labios de Sekyung. La observó fruncir el ceño y mirarlo con preocupación.


 


Era un maldito, se dio cuenta, ella no tenía la culpa de nada, pero la estaba arrastrando con él a su perdición.


 


—Necesito un momento a solas.


 


—Jonghyun. —Ella tomó su mano, cuando el escapó de su cercanía. —¿A dónde vas?


 


—Voy a… —Abrió la boca, y la cerró segundos después. ¿Qué le diría? ¿Iré a ver a Jinki, la persona con la que paso las noches y me acepta aún contigo en su vida? —Sólo necesito un momento.


 


La dejó entonces a mitad del lugar. Sintió las miradas sobre él, la de su padre y la de Sekyung. Sintió las miradas de los asistentes también, pero no le importó porque en ese momento sólo quería a Jinki y nadie más.


 


 


 


Jinki estaba ahí, sonriéndole dulcemente cuando él llegó. No necesitó palabras para decirle a Jinki lo que había sucedido.


 


Los brazos de Jinki nunca se habían sentido tan bien como en ese momento. Sus besos nunca fueron más dulces y sus caricias nunca fueron más seguras.


 


—Ella murió, Jinki. —Susurró contra la camisa del mayor, humedeciendo con sus lágrimas. —Ella no está más aquí.


 


Jinki asintió con esa mirada cariñosa y besó sus cabellos suavemente. Los brazos de Jinki eran, después de los de su madre, el lugar más seguro para él y en ese momento Jonghyun deseó quedarse ahí por el resto de su vida.


 


—Llora todo lo que quieras. —Eran suaves sus palabras, eran caricias silenciosas y palabras reconfortantes. —Yo estaré aquí para ti.


 


Eran unas simples palabras, eran las mismas que Sekyung dijo para él cuando su madre murió, pero no eran lo mismo. Las palabras de Jinki lo hicieron amarlo mucho más. Más de la forma en que era correcto.


 


Quiso darle el mundo en ese momento. Quiso dejar todo y quedarse en esos brazos para siempre. Pero se sintió cobarde de la peor manera posible.


 


—¿Podremos ser felices, Jinki?—Esta vez no aseguró, tuvo que preguntar, pedirle a Jinki una respuesta, porque después de las palabras de su madre, después de la muerte, de ver a Sekyung a su lado, Jonghyun no estaba seguro de si podría ser feliz con Jinki.


 


—Algún día. —Jinki respondió, la sonrisa que hacia latir su corazón más rápido, más fuerte. —¿Cuándo? No lo sé, Jonghyun. Pero algún día seremos felices.


 


Jonghyun asintió, no estando del todo de acuerdo.


 


 


 


El peor día de Jonghyun fue en julio.


 


Sekyung tenía ese vestido blanco que la hacía ver más hermosa. El padre de Jonghyun tenía esa sonrisa orgullosa en el rostro. Y lo que siempre se esperó de él, estaba sucediendo.


 


Kim Jonghyun estaba por casarse con Sekyung.


 


Y Jinki estaba ahí, también.


 


—Sólo tienes que esperar un poco. Sólo un poco. —Las palabras escaparon de su boca mucho antes que pudiera detenerlas.


 


Jonghyun estaba rogando, siendo un egoísta, un maldito y sobre todo un cobarde. Quería hacer feliz a todos, sin importar qué.


 


Pero tal vez la forma no era la correcta.


 


—No puedo hacer eso, Jonghyun. —Ya no había una sonrisa en los labios de Jinki, ya no habían ojos brillantes, ni caricias suaves. —Ella será tu esposa y con eso no puedo.


 


La realidad lo atrapó con esas palabras. Estaba siendo un egoísta, pidiéndole a Jinki que hiciera algo por él, cuando Jinki tenía derecho a algo más que encuentros entre semana por noches.


 


—Jinki, por favor.


 


—¿No debería ser yo el que diga eso?—La voz de Jinki se quebró y con eso su corazón lo hizo también. —¿No debería decirte que los dejes todo y te quedes a mi lado?—Jonghyun quería abrazarlo, decirle que todo estaría bien y las cosas mejorarían. —¿No puedo ser egoísta?


 


—Jinki.


 


Era demasiado tarde, las lágrimas de Jinki recorrieron sus mejillas y se perdieron en sus labios. Era demasiado tarde, el padre de Jonghyun estaba llamándole del otro lado de la capilla, preguntándole que le llevaba tanto tiempo.


 


—Esta vez no podré soportar encuentros a media noche, Jonghyun. —Susurró, con los ojos rojos y las lágrimas tristes. —Esta vez es ella o yo.


 


Fue la peor pregunta, fue la más dolorosa. Y su respuesta seria la peor de todas, la más cobarde y la más triste.


 


Jonghyun se acercó a él y sonrió antes de atrapar la boca de Jinki. Fue como agridulce, con el sabor de las lágrimas y el adiós, con el sabor del último beso, con lo dulce y lo amargo.


 


—Lo siento mucho, Jinki.


 


Jinki abrió los ojos, y Jonghyun evitó su mirada. Se fue dejándolo atrás, con el corazón roto y la cobardía de compañera.


 

Notas finales:

Esto fue la primera parte.


¡Nos leemos pronto! 


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