Romance en el País de las Maravillas:
Un romance maravilloso:
La mansión Phantomhive, una hermosa edificación que fue no hace más de dos años reconstruida, es tan peculiar, su tonos, sus decoraciones, los integrantes de la servidumbre y claramente el cabeza de la familia...
La imponente mansión se encontraba bajo una nube de terror, una desesperación, y los mayores gritos que se podían escuchar hasta en la tienda de Undertaker; ¿pero quién grita?, ¿y por qué hay desesperación y terror en la mansión? Todo se debe a que el líder de la familia Phantomhive, estaba de mal humor, sé que se considera normal, es un niño con rol de adulto, claro que debe estar estresado y muy malhumorado; pero en realidad es por una simple razón que ese jovencito azulino está de mal humor.
¿Quieres saber por qué?
El mayordomo de los Phantomhive, es un hombre de apuesta y riquísima galanura, dirás que es “Romeo” de tus sueños; pero en realidad es un poderoso demonio que trabaja bajo su más estricta estética, con tal de devorar su más anhelada alma. En cambio nuestra alma es un pobre niño en busca de venganza y deseo de humillar aquellos que lo mancharon, que lo ensuciaron; pero lo que él no sabía es qué tu odio se puede borrar con el tiempo y solo dejarte el inicio de algo mucho mejor...
-Ah mi amo, seguramente mi lindo Bocchan querrá un delicioso pastel de chocolate blanco con cerezas decorativas en una base de vainilla, con el acompañamiento perfecto claro; su té favorito Earl Grey; esa será la merienda de la mañana. Espero que mi bonito amo deje de estar malhumorado, ni ese can demoníaco se acerca a mí y mucho menos los sirvientes, desde su orden de “No se acerquen a Sebastián en mi presencia”, no comprendo el fin de esa nueva regla pero al menos le he sacado provecho, pero igual me es dolorosa ya que no puedo ni siquiera tocar un gato, y es más difícil ayudar a esos idiotas con sus tareas; más si todo el tiempo Bocchan anda detrás de mí y observándome, ¿qué pensará que no puedo verle?-decía el mayordomo negro con una voz cansinamente y algo irritado de no comprender la situación de su amo.
Claro que estaba así el mayordomo ya que su amo no le dejaba nada en claro y lo peor de todo; era que ese niño, se irritaba al verlo a él; a su demonio, ¿qué le había hecho el demonio para que estuviera así?.
Sin embargo el demonio hace un mes para ser exactos, empezó a mirar a su amo de otra forma, él se sentía humillado, rebajado ya que había descubierto algo impropio de su ser demoníaco.
-¡Y para peor para mí! Creo que me he.... Oh vamos soy un demonio de alto linaje, jamás ¿sentiría? Es cierto que mi amo es un alma deliciosa y quiero probar cada pedazo de este banquete, pero por qué a la vez deseo hacerle más que solo devorarlo. Ah desearía comérmelo y después que se reaparezca y tenerlo siempre conmigo, como uno de mis gatitos; él sería una linda mascota, oh seguramente Bocchan sería un lindo gatito azul, claro que si lo sería-decía el demonio pensando en esa extraña molestia en su cuerpo cuando ve a su amo, vigilarlo, o él estar cerca de su amo.
Ese demonio divagaba sus ideas, mientras terminaba de decorar el hermoso pastel de chocolate blanco y lo demás para llevarlo al salón de baile dónde estaba su amo, lo que se puede decir práctica de ¿baile?
-Ah, bueno ya está la merienda, es hora de llevarlo al salón de las payasadas. Ups disculpen el salón de baile de mi amo-decía el apuesto mayordomo con una sonrisa ladina de burla.
Se encamino con paso elegante, el gallardo demonio de mayordomo entre risillas burlonas, porque estaba cerca del lugar que él considera que es “la clase de las payasadas”, su amo debe gustarle mucho el circo para hacer payasadas como si fuera un tierno payaso azul...
En eso el azote de una puerta saco de sus cavilaciones al señor mayordomo, que giro su rostro y vio salir a la señorita Bennett con su rostro todo sonrojado y fuertemente gritaba que jamás la habían insultado tanto en su vida.
-AH DIOS SANTO, ¡¡¡Y SE HACE LLAMAR CONDE!!!, ¿ESE JOVEN ESTÁ LOCO, Y POR QUÉSE ATREVE A LLAMARME MUJERZUELA?-dice la mujer que estaba muy humillada mientras salía velozmente de la mansión sin ponerle la mínima atención al mayordomo que amablemente le hablaba con calma para hacerla reaccionar.
-¿Qué demonios le haría mi Bocchan para que esa mujerzue......Digo disculpen todos, esa dama se fuera tan rápido?, ya es la séptima mujer en dar clases de baile que se va en esta mes-dijo con voz cansina el mayor, mientras entraba con paso sigiloso de no incomodar a su amo.-Bocchan voy a pasar-dijo con delicadeza para no asustar a su amo y este no le fuera a reprender.
-Adelante-dijo el joven que duro unos diez minutos en contestarle al paciente demonio que esperaba detrás de la puerta semi-abierta que dejo esa mujerzue...disculpen señorita profesora de baile.
Entro pausadamente a ojos cerrados y después giro su rostro, y lo que vio dejo su maldito corazón de demonio alterado. Su Bocchan se encontraba con su traje todo desordenado, su precioso cabello azulino estaba pegado en su frente y su camisa blanca con chaleco azul estaba semi-abierto, unos cuantos botones desabotonados, su respiración por demás dicho estaba agitado hasta su límite, el asma lo estaba torturando lentamente como una daga entrando en la carne; su rostro completamente sonrojado y el delicioso sudor que caía suavemente de su cuerpo, la transpiración que dejaba que su delicada ropa se apegará más a su cuerpo dejando que el pobre mayordomo mirase esa orbe que se encontraba delirando, con la pupila más expandida; que dejaba al demonio entrar en una perversa mirada de asombro; como era posible que su Bocchan estaba en el suelo acostado boca arriba y viéndose así de ¿seductor?
-¿Bocchan qué le sucede?, ¿por qué está ahí en el suelo?, eso nos es digno de un noble inglés como usted-dijo gallardamente olvidando todo esos pensamientos digno de un ser maligno que le gusta del sufrir de otros y bien el más nombrado pecado..... “Lujuria”.
-Ah deja de molestar Sebastián, anda tráeme agua, estoy harto de esas mujerzuelas que no sirven para nada; solo para decir “Conde más a la derecha, o Conde use menos sus pies”, estoy harto de todo, y de ti también idiota, largo-dijo enfurecido el niño azulino que se levantó del suelo y se tiró a querer abofetear al demonio que no podía salir de su asombro.
-¿Pero qué………………?-dijo asombrado el mayor, mientras recibía una suculenta abofeteada que le deja su rostro marcado, sin razón aparente del niño en maltratarle; en eso sus ojos demoníacos se hicieron presentes, deteniendo la otra fuerte mano delicada del joven que iba a golpearle de nuevo la otra mejilla.
-Bocchan no sé qué le suceda, pero cómo se atreve a golpearme de esa forma sin merecer castigo alguno mi persona; ¿qué demonios le he hecho amo para que me trate así?-dijo el mayor olvidando toda estética, mientras sujetaba con fuerza de los hombros al chico que abría su ojo tan grande como un plato de ver los ojos felinos de color rosa fluorescente que brillaban más que cualquier gema.
-Se……bas…..SEBASTIÁN-grito asustado, ya que la mirada del demonio era tan intensa, tan escalofriante que todo su cuerpo se entumeció y se dejó caer en una vaga ilusión que su mente traía hace más de un mes.
Acerco su rostro con sumo cuidado y delicadeza al rostro del otro que aún no salía de su recién ira a flote, dejando esa aura demoníaca salir con todo su esplendor; que cuando miro de nuevo al niño, vio a este con su rostro sonrosado que le miraba con atención y lentamente acercaba más y más, y mucho más su delicado rostro de muñeco ingles al del seductor demonio. En eso el joven cerro los ojos y sus labios se acercaron peligrosamente al del mayor, que dejo llevarse por el niño, en vez de averiguar que era tanta ira, y tanto revuelo de lo anterior…
Así que el mayordomo junto en un electrizante roce sus labios con los del niño, y ambos sintieron una extraña corriente eléctrica invadir sus cuerpos de forma estremecedora; que no les duro mucho cuando en la puerta la sirvienta grito y desmayo.
-AH-grito de asombro Merin, al ver esa escena que ella jamás pensó ver pero sí que imaginaba seguido; su nariz se desangro completamente y sus pies estaban en lo alto al cielo con una imagen bastante bizarra para desmayarse.
-Bocchan con su permiso, me llevare a esta torpe dama a su habitación, seguiré con mis labores; con todo mi corazón Bocchan, me disculpo por haberme pasado con usted y por olvidar mi estética de mayordomo al alterarme de esa forma; usted es el amo y señor de esta mansión, y yo no soy nadie como para gritarle, y faltarle el respecto; mucho menos, mi amo cuestionar sus acciones; con su permiso-dijo el demonio con voz pausada y meditada muchas veces, aunque sus ojos denotaban enojo y algo de tristeza como si anhelase seguir aquel roce de labios que habían tenido; pero su orgullo de demonio lo hacía sentirse como un completo idiota, de haberse dejado llevar por ese mocoso azulino.
Sin embargo el conde estaba completamente sonrojado, su mirada estaba oculta en su flequillo; y seguía con su ropa toda mal, y el sudor de su cuerpo ahora era un sudor seco y frío que dejaba pequeños escalofríos. Alzo la mirada al ver como el demonio estaba en la puerta y se llevaba a la mujer en brazos a los pasillos de la servidumbre.
Maldecía en su interior, como era posible que él hubiese actuado así con su mayordomo, estaba de lo más que asombrado por eso, pero su mente no pensaba en eso, en realidad estaba en otro lugar, en ese delicioso roce tan sabroso y seductor; como su cuerpo se estremeció sintiendo eso, ¿cómo era posible qué por un simple contacto? Su cuerpo hubiese reaccionado así.
-Ah Sebastián, yo lo siento tanto, yo estoy terriblemente mal por ti-dijo en un suspiro; mientras una escurridiza lágrima se deslizo de su ojo.
Pero en fin, ya no quería hacer nada en todo lo que restaba ese día, quería ocultarse del demonio, no quería verlo, no quería que nadie estuviese junto a él; quería ser el único que estuviese a su lado; no soportaba que esa idiota de sirvienta los viera y se desmayase, por la culpa de esa estúpida fue que ese demonio se largó de su lado; rompiendo ese mágico momento estremecedor.
Se encamino a su habitación, lleno de agua la bañera blanca, con adornos en plata y oro blanco, sin importarle lo fría que estuviese está; se metió en ella sintiendo ese escalofrío recorrer toda su espina dorsal, dejando una sensación electrizante como el roce de labios con el mayordomo. Cerró los ojos y se sumergió completamente en el agua, poco después salió ya que sus pulmones no soportaron tanto tiempo sin el sagrado oxígeno.
Se secó a como pudo, y rebusco con enojo en el armario su camisón de dormir; puede que sean no más de las cuatro de la tarde, y el sol del atardecer no quiera aparecer aún. Él ya se había vestido de la forma más cómoda a pesar de no saber colocar bien los botones del camisón; con tal de desaparecer esos tormentosos sentimientos que abruman su corazón; se colocó una bata y sus pantuflas y salió de la habitación suya, en dirección de la biblioteca para despejar su mente.
En cambio el mayordomo, había dejado a la torpe mujer dormida en su cama, y de nuevo al salón de baile, para hablar con su joven amo de lo sucedido. Pero su cara de asombro fue un poema, él niño no estaba ahí y mucho menos en su habitación, ni en la biblioteca que era tan sagrada para su amo.
Entonces todo su cuerpo se estremeció de forma abrupta, sintió el alma del joven, en un lugar que jamás pensó estaría ahí.
-¿Por qué Bocchan, usted está en ese lugar?-dijo con una extraña sonrisa malévola y esos demoníacos ojos resplandecer en los elegantes pasillos de la mansión.
El joven Conde se dirigió con sigilo para que sus empleados y en especial el demonio, no se dieran cuenta de que estaba en la habitación de este último. Ciel había entrado en el cuarto de Sebastián, ver la sencillez y nada fuera de lo normal, lo hizo enojarse. El demonio era ordenado y nada ocultaba, eso era lo que le molestaba.
Y así al entrar, sintió una fuerte brisa fría que le calo los huesos de lo helado que se encontraba el cuarto de Sebastián, ya que una pequeña ventana estaba abierta, y el congelado aire del invierno que se aproximaba prontamente.
Al entrarse en la estancia, observo semi-abierto la puerta del armario del demonio, una extraña emoción recorrió el interior de su estómago y sus mejillas empezaron arder, tuvo una idea que lo hizo avergonzarse abruptamente.
-Ah, todo huele malditamente como él-dijo en una exhalación fuerte y la mirada oculta en su flequillo azulino.
Se acercó lentamente al ropero y lo abrió con suavidad hasta que vio su interior, una diversa cantidad de fracs negros; era los perfectamente planchados el uniforme de Sebastián.
-Tú, toda tu ropa huele como tú, ah ese exquisito olor-dijo aspirando, el venenoso y delicioso olor del mayordomo en su ropa; al darse cuenta de su acción se sonrojo abruptamente y se avergonzó de descubrir que un noble ingles no debería estar suspirando como jovenzuela enamorada.
Cerro con fuerza las puertas del armario, se acercó a paso pausado a la cama, dónde encontró un frac negro perfectamente planchado y doblado elegantemente. Saco de su bata un pequeño libro de color azul claro con líneas color dorado que decían: “Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas”, el conde recordaba cómo fue que ese estúpido libro cayó a ser parte de un tesoro de su corazón.
FLASHBACK:
Se encontraba en su despacho, terminado el tedioso papeleo, tanta era su frustración que no sabía que hacer; había despedido al profesor de Literatura, ya que este le había ofendido de gran manera; lo que el conde consideraba como ofensa.
-Bocchan, ¿podría querido amo decirme, por qué despidió al profesor de Literatura?, será difícil conseguir otro tutor privado-decía en un leve suspiro el mayordomo.
-Eso no es de tu incumbencia Sebastián, solo diré que ese bastardo no debería ser profesor de Literatura, es un horrible profesor; y esos estúpido temas de leer; ¿cómo se atreve a qué yo, el cabeza de la familia Phantomhive, lea un vulgar libro como ese?-decía completamente ofendido el niño, que miraba de mal manera el pequeño libro azul en su escritorio de caoba.
El mayor se deslizo por ese hermoso despacho del siglo XIX, hasta la mesa del joven azulino; donde observo el libro de cuentos, de la historia que dijo en voz alta el título:
-Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas-dijo en un suspiro lastimero, su aliento frío rozo en la nuca del conde; que estremeció todo su ser.-Ah Bocchan, sabe ese es mi cuento favorito-dijo exhalando ese aliento frío, de exquisito olor, causando un fuerte escalofrío en el cuerpo del joven. Que sorprendido giro el rostro quedando a escasos centímetros al rostro del mayordomo.
-A ti te gusta “esto” –dijo despreciativo el Conde mirando de mala forma al libro sin alejar su rostro del mayor.-¿Por qué?-dijo en un suspiro el niño viendo al mayor que estaba pensativo sin alejarse de su rostro.
El mayordomo estaba sorprendido, ya que su amo hace unos días estaba muy molesto, de que él este muy cerca de su rostro, pero ahora solo estaba escasos centímetros de tocar sus labios.
-Ah Bocchan, ¿no me diga qué no puede apreciar una tierna ilusión? La ilusión creada por los humanos, esa que con deseo se aferran por querer creer y mantener, aunque aún supiesen que jamás se cumplirá; ya que todo es parte de un simple deseo al que aferran, una fe que se puede doblegar tan fácilmente y desaparecer con un suspiro, eso mi amado Bocchan me gusta-dijo el demonio con esa voz varonil, que te deja helado hasta la última fibra de tu ser, ese aterciopelado tono de voz tan profundo y siniestro; tan…......¿irresistible?
Así el demonio sin darse cuenta sus ojos escarlatas, esos profundos orbes carmesís, estaban brillando fuertemente; y sin previo aviso se tornaron de un pálido rosa fluorescente, con esa línea felina en su pupila que extrañamente, esos ojos demoníacos que solían ser de enojo, estaban detonado una emoción que no supo el pequeño conde descifrar. Sus labios estaban a un solo paso de rozarse; el conde lo miraba con desconfianza, y sus mejillas carmesís; mientras Sebastián dudoso que si dar el paso o no, a ese anhelado y más que nada deseado beso….
-Ya veo….-dijo el niño, pero sus labios susurraron encima de los del demonio, que sintiendo ese aliento cálido rozar sus belfos que lo estremeció y esas orbes demoníacas brillaron aún más.
El pequeño noble estaba sumergido en una atmosfera que no lo dejaba salir de esa ensoñación, estaba a un simple paso de besar al demonio.
-Sebastián………-dijo en otro delicado susurro el joven, acercando con nerviosismo sus manos al rostro del mayor. Este asombrado se dejó hacer; pero lo siguiente fue lo que asesino aquel mágico momento.-Largo de aquí Sebastián y vuelve a tus labores-dijo en un grito desesperado y avergonzado el conde; ya que en su mente una extraña desilusión surco su cabeza.
Y en una bofetada, alejo el rostro del mayor que lo miró con asombro y sus ojos demoníacos se tornaron de nuevo de ese rojo pasión que le caracterizaba. Se levantó con suavidad, agacho la mirada y se reverenció con cuidado y sin decir más salió del despacho del pequeño señor. Que se encontraba con la respiración agitada, se había alterado de pensar que estuvo a punto de besarse con ese demonio…………
FIN DEL FLASHBACK:
Recordó todo eso mientras se sentaba en el respaldar de la cama del demonio, el aroma de su cama era la misma esencia que inundaba la habitación, todo era de un aroma delicioso y venenoso que lo hacía delirar de placer. Su corazón se oprimió de pensar en cómo había tratado a ese mayordomo hace no más de tres días, y ahora con recelo cuidaba ese libro que tenía en sus piernas.
Se acostó con suavidad en la cama, y tomo entre sus manos el frac que estaba perfectamente doblado y lo abrazó con fuerza mientras aspiraba ese endemoniado aroma venenoso que le enloquecía hasta hacerlo derrumbarse en su orgullo. Aspiro con suavidad esa exquisita esencia del frac, y su rostro se ruborizo enormemente ya que lo que hacía era demasiado vergonzoso si ese demonio se enterará…
Sin más preámbulo empezó a leer el libro, la lectura estaba interesante, jamás pensó que ese pequeño libro ocultará tanto. El demonio tenía razón la ilusión de los humanos era infinita, pero a la vez solo un anhelo inútil que nunca cumplirían, sus secretos en el libro y la temática de un viaje a un mundo que es completamente libre del libertinaje que la sociedad no deja que suceda; era lo mucho que el demonio le había dicho en su nuca en aquella ocasión.
Siguió con suma atención la lectura, hasta que el frío aire que entraba en esa habitación empezó a calarle los huesos, era increíble como la estancia de Sebastián era tan helada; se preguntaba si ese demonio no sentía frío por las noches de invierno, su cuarto estaba completamente congelado; así que se colocó encima de los hombros el frac de mayor; se veía sumamente tierno, pero en su interior quería quitárselo, ya que ese orgullo no le dejaba florecer esos sentimientos que aguardaba en su corazón de hielo…
La lectura lo adormeció hasta que su ojo visible cayó en ese delicioso estado de inconciencia donde viajamos al mundo de los sueños de forma frenética, Morfeo se había llevado al Conde al mundo de los sueños…
En eso el mayordomo entró con cautela a su habitación ya terminada sus labores del día y la cena lista; noto la pequeña figura del menor dormir plácidamente en su cama. Su rostro se enterneció, algo que jamás pensó sucedería, pero en fin lo miro con cariño, y tomo las sábanas para cubrir su cuerpo.
En eso noto que ese niño tenía abrazado fuertemente su uniforme de trabajo, un imperceptible sonrojo surco las mejillas del demonio, jamás pensó ver a ese niño, de manera tan adorable. Acerco su rostro al de su amo que dormía tranquilamente, cuando este bello durmiente en su estado de inconciencia tomo entre sus brazos el cuello del mayor que estaba mirándolo de cerca para cubrirle mejor su delicado cuerpecillo; eso asombro al mayordomo oscuro, que al final sus ojos escarlatas brillaron cual rubí, pero es brillo que solía ser demoníaco, malévolo y sádico desapareció, dejando aquel brillo amoroso que jamás se pensaría un ser como es tendría.
-Sebastián-llamo el azulino entre sueños.-Sebastián-decía de nuevo y se removía con suavidad en la cama del nombrado, sin soltarle.
El demonio hizo a soltarse de ese delicado agarre, pero los pequeños y finos brazos del niño lo sujetaban con mayor fuerza para no dejarle ir.-No te vayas regresa….Sebastián-dijo el conde entre sueños.
Ese demonio se sonrojo de pensar en que estaría soñando su amo, con él para que estuviera diciendo eso en entre sueños. Así el demonio acaricio levemente el rostro del niño y al final le susurro en sus labios:
-Jamás le abandonaré mí amado Bocchan, siempre estaré con usted hasta el final mi precioso Ciel-dijo el demonio, con sus ojos demoníacos en ese brillo especial de promesa, que su voz afirmaba con todo orgullo y rozaba en un delicado roce sus labios con los del azulino que se estremeció inconscientemente del sentir frío de los belfos del demonio.
Su mirada se alejó del pequeño Ciel y observo el pequeño libro azul en las manos del joven; una brillante sonrisa ancha surco sus labios y eso le dio una idea al demonio. Que después de arropar a su amo, se alejó de él y en dirección a la puerta para preparar todo, y antes de salir de su propia estancia miro al niño y dijo:
-Bocchan, nos veremos en un sueño maravilloso; donde siempre me tendrá a su lado-dijo con esa voz maliciosa y ese terciopelo tono que asesinaría a cualquiera con escuchar.
Salió delicadamente del lugar con una sádica sonrisa maliciosa y se fue a preparar lo que él consideraba sería una sorpresa………