Da la última calada a su cigarrillo y lo tira a la acera húmeda, por la reciente llovizna. Sus zapatos de charol hacen un repiqueteo con las baldosas, y sonidos mojados, al pisar pequeños charcos de agua de lluvia acumulada en los desniveles del suelo.
Lleva un gran saco negro, con un pantalón de conjunto y sus zapatos de vestir brillosos por la lustrada, su cabello es castaño obscuro y un poco rizado. Lleva su maleta por debajo de su brazo y no despega su fría mirada del camino.
El tiempo era horrible, podía llover a cantaros para luego salir el sol, estaba tan inestable que ni si quiera sabían si en los próximos minutos llovería o caerían granizos, o directamente las nubes nubladas desaparecerían y saldría un esplendoroso sol, aún que por cómo estaba el ambiente de frío, húmedo y pesado se podía deducir que no saldría el sol por lo menos en un buen rato, que quizá se convertía en días lluviosos, como había sido la mayor parte de esa semana.
Luhan sigue su camino sin importar que empezaran a caer algunas gotas de llovizna sobre su tapado de una tela carísima. Unos metros más y se detiene en ese enorme edificio, entra sin pensarlo dos veces y ni siquiera tiene que pasar por recepción. Sube al elevador, luego de que algunos empleados le dedicaran una respetuosa reverencia, y desaparece de la vista de ellos cuando la puerta se cierra y él avanza hasta el quinto piso de la empresa haciendo notar su presencia a los demás empresarios, claro él era alguien muy importante en ese ambiente.
Cuando llega al final de pasillo ni siquiera golpea la enorme puerta de madera, sino que en su lugar la abre directamente encontrándose con un buen amigo suyo: Park Chanyeol, el muchacho alto y de ojos saltones, y claramente, una voz profunda.
— ¡Luhan, que sorpresa! — Y no esconde su asombro ante repentina visita de su mayor. Se levanta de su asiento y camina hacia él para estrecharle la mano. — Hace mucho que no me visitas — Dice sonriendo, mostrando sus blancos dientes.
— No te vengo a visitar, idiota, sabes que es por trabajo — Dice serio, sacando unos papeles de la maleta mientras se sienta enfrente del escritorio.
— Oh, eres cruel, Luhan… — El menor hace un puchero y vuelve a su lugar, enfrente del chino— Desde que Sunmi te dejo te has vuelto tan frío que da miedo. La mirada de Luhan se apagó, se volvió gélida y su boca una línea tensa. — Oh, dios…— Murmuro el más alto — L-lo lamento, Luhan, no fue mi intención decir eso. Lo lamento.
— La empresa Wu está intentando comprarnos a nuestros socios, Chanyeol — Cambia de tema, aun dejando una enorme preocupación en el pelinegro.
— Eso… — Susurra — ¿Acaso estás preocupado por eso? — Toma los papeles que anteriormente Luhan había sacado de su maletín. — Sabes que si esa empresa nos compra a nuestros socios, la empresa Kim, claramente la empresa de Jongin irá a la quiebra por el contrato que firmó con nuestra empresa.
— Lo sé, eso lo sé pero la empresa Wu es tan poderosa que podría hacer que nuestro contrato no valga nada, estoy preocupado.
— Tranquilo, somos mejores que ellos ¿No es así? — Chanyeol habla, y él otro le pone toda su atención — Tenemos cartas bajo la manga.
— En ese caso, cualquier perdida corre bajo tu responsabilidad — Aclara Luhan sacando otro papel de su maletín.
— ¿Qué es eso? — Susurra tomando sus lentes y leyendo el papel — ¿Un contrato?
— Si, en el cual aceptas que si la empresa tiene un quiebre o alguna perdida será tu responsabilidad y tendrás que poner de tu dinero y sudor para que vuelva a la cima.
— Oye, somos amigos ¿Por qué eres así?
— Solo fírmalo, Chanyeol.
El más alto lo firma, no tenía nada que perder ¿Cierto? Él, a pesar de su personalidad infantil, era muy serio en su trabajo.
— En ese caso, está bien…— Dice, quitándose los lentes.
— De acuerdo, ahora me voy. — Se levanta tomando todos los papeles.
— ¿Eh? ¿Solo viniste para eso?
— Claro, te dije que era para trabajo — Susurra, quitándole importancia al asunto. — Nos vemos en un mes.
— ¿Un mes? — Se siente confundido.
— Si, me he tomado algunas vacaciones, no interrumpas mi descanso ¿Bien?
Sale de la oficina sin esperar alguna respuesta del menor, de hecho ni siquiera le importaba que opinaba Chanyeol, él ya era adulto.
Cuando sale, había una fuerte tormenta, se queda bajo el techo de la oficina y toma su móvil.
— Sehun tráeme el carro, estoy en la empresa Park. — Le habla al móvil y obtiene un “Enseguida”
No espero mucho y Sehun ya había llegado con el carro, que estaba en el estacionamiento a unas cuadras de allí.
— Aquí está señor — Dice el rubio entregándole las llaves del carro negro.
— Gracias, y ten…— Dice entregándole unos billetes — Sigue trabajando así. — Le dice y se monta en su auto. Mientras la lluvia se intensificaba. Mientras el parabrisas limpia las gotas que caían sobre el vidrio de su carro. Está doblando en una diagonal cuando de pronto ve a un cuerpo delgado correr bajo la lluvia, cubriéndose con un morral de cuero. Su mirada se agudiza, conociéndolo en el instante, aprieta el pedal del acelerador y toca su bocina, llamando la atención del joven de cabello pelirrojo.
— ¿Acaso quieres ser una sopa? — Dice cuando baja el vidrio del auto.
— Luhan hyung… — Dice sorprendido al encontrarse ante el mayor en ese lugar, le mira mezquinamente y era porque sus personalidades chocaban, como una descarga eléctrica que hacía una explosión. — ¿Acaso está aquí para burlarse de mí? — Frunce el ceño.
— Súbete — Dice abriendo la puerta del copiloto.
— ¿Por qué debería de hacerlo? — Le mira de reojo.
— Estoy siendo amable, dejándote subir a mi carro para que no te mojes más y te resfríes.
— No quiero — Frunce el ceño, empezando a andar. Luhan le sigue a paso lento en su carro.
— No estoy haciendo esto por ti, sino que lo hago por mí y no sentirme malvado.
— Eres malvado, no que quieres ocultar.
— Vamos Minseok, entra ya o te meto a la fuerza.
El pelirrojo simplemente rueda de ojos y se sube al carro, tampoco quería mojarse, hacía frio y no sentía sus dedos.
— Solo porque no quiero que seas bruto conmigo.
— Como si no te gustara que no lo fuera — Ríe de lado, volviendo su mirada hacía el camino.
— I-idiota — Minseok hace un puchero, baja la mirada, sintiendo sus mejillas enrojecer. — No sé porque tienes que mencionar eso, eres tan tonto. — Estaba avergonzado.
— Como lo sospechaba, sigues siendo un niño infantil.
— Ya tengo dieciocho años, no soy un niño.
— Niño… — Canturrea serio, mirándole de reojo.
Minseok solo hace un puchero y se cruza de brazos mientras de vez en cuando da pequeñas miradas al mayor.
— Si sigues mirándome así me gastaré — Gira el volante y forma una media, y burlona, sonrisa.
— ¡No te estoy mirando, idiota! — Vuelve a fruncir el ceño, pero aunque quisiera negarlo el mayor era muy guapo. — ¿A dónde vamos? La empresa de mi hermano está hacía el otro lado. — Dice viendo que se dirigían al lado contrario.
— ¿Quién dijo que íbamos hacía la empresa de Jongin, Minseokkie?
— ¿Entonces a donde me llevas? — Le mira — ¿Acaso venderás mis órganos?
— Aunque quisiera no puedo, iría preso y yo no quiero eso — No quita la mirada del camino. — Vamos a mi departamento.
— ¿T-tu departamento? — De pronto su rostro se vuelve rojo, y todo el calor de su cuerpo se concentra en sus mejillas.
El mayor asiente y sonríe.
— No sé qué piensas, pero no haré nada de lo que reproduce tu imaginación. Encima de infantil, eres un niño pervertido.
— ¡No estaba pensando nada!
— Si tú lo dices…