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Ophiuchus (El portador de la serpiente) por Seufzer

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Notas del capitulo:

espero les guste.

Shido entro al cuarto dejándose caer en su cama viendo de reojo al heredero del clan de las brujas que seguía dormido ignorando lo que se avecinaba hacia él – sí que tienes problemas serpiente tarada – le dijo en un susurro para quedarse dormido.

-        Despierta chico mono – escucho mientras se quitaba una almohada que le había arrojado un oji-azul que estaba sujetando la puerta con todo su cuerpo de donde se escuchaban como era golpeada con insistencia y empujada para ser abierta – no te quedes ahí y ayúdame a cerrarla – le ordeno desesperado.

-        Apenas cerró la puerta Ban le hecho el cerrojo pero aún se podía escuchar como trataban de abrir y los incesantes murmullos de lo que se encontraban afuera - ¿Qué es lo que les hiciste para que se pusieran así? – pregunto aun recargado en la puerta.

-        Yo no he hecho nada, solo Salí para ver en donde estaba y cuando iba a preguntarle a uno de ellos, se me vinieron encima – explico

-        Eso es muy raro – pensó – bueno si no te acuerdas estamos en la línea del cinturón – le dijo mientras agudizaba sus sentidos para poder escapar hasta donde se encontrara el padre de Ban – es nuestras oportunidad, apariencia de Bestia Sónica – invoco tomando al castaño menor y salieron a una gran velocidad esquivando a cuatro sujetos – son insistentes – menciono al ver como los seguían y la multitud iba en aumento – sí que eres popular – se burló.

-        Y apenas te das cuenta de ello chico mono – contesto sin dejar de correr a la par del Maryudo.

-        Por aquí – entro en una de las puertas del fondo de uno de los pasillos, seguido del poseedor del Jagan donde se encontraba el regente de la línea del cinturón que al escuchar el rudo entrar de los jóvenes solo alzo uno de sus cejas al verlos como trataban de recuperar el aliento.

-        Se puede saber ¿Por qué su prisa en cerrar la puerta? – pregunto.

Se escuchó un estruendo seguido de unos gritos – ¡HAAAAAAAAA! – en eso la puertas se abrieron dejando ver a Jubei, Kazuki, Ginji Himiko y Uryuu que pasaba por la pila de hombres electrocutados y medio quemados, al pasar a la habitación tres de los cinco se pararon en seco – ¿Qué les pasa chicos? – les pregunto el rubio del grupo de Elegancia a sus compañeros.

Kazuki, Ginji y Jubei se reunieron – Soy yo o Ban parece sumamente… - dijo el amo de los hilos – hermoso – termino la frase Ginji – yo no puedo verlo, pero puedo sentir una agradable y atrayente fragancia – también colaboro el chico aguja en susurros.

-        ¿chicos? – volvió a llamar el único de los jóvenes que no sabía que pasaba con ellos – ¿Por qué ven a Ban así? – les pregunto al ver como veían a Ban como si fuera la más apetitoso de ese lugar.

Himiko se acercó a Ban quien se alejó en segundos pegándose a la pared - ¿Ban que te sucede? – Pregunto la chica algo sorprendida – ¿Por qué hueles como mi perfume de atracción? Y ¿Por qué te alejas de mí? – termino de preguntar al ver que el oji-azul seguía huyendo de la chica.

-        Primero a mí no me sucede nada, segunda no sé a qué te refieres con lo del perfume y tercera apestas – termino de responder dejando sorprendida a la menor por lo último.

-        Yo puedo responder eso – interrumpió María desde la entrada – la razón por la que Ban tiene ese aroma es por la droga que le dio Theobold – explicaba mientras entraba y cerraba de nuevo la puerta – esa sustancia está haciendo que van expulse Feromonas para atraer prospectos con un legado ancestral como ustedes, como también hace que el aroma de toda femenina joven te sea desagradable al punto de no poder acercarte a ellas– termino a explicar.

-        Pero en ese caso ¿Por qué a ellos dos no actúan extraño? – cuestiono Himiko que tomaba de la oreja a su novio, mientras señalaba con la cabeza a Uryuu y Shido que ahora estaban evitando que algunos de sus amigos se acercaran al castaño menor.

-        A Uryuu supongo por la sangre que Ban le dio cuando efectuamos la ceremonia para revivirlo en el designio – pensó en voz alta – Shido dime ¿no sientes algo extraño o diferente en cuestión de cómo vez a Ban el día de hoy? – le pregunto desde su lugar.

-        Solo note un débil aroma a flores. Kazuki deja de querer quitarle la ropa – ordeno cortando algunos hilos dirigidos hacia Ban que esquivaba a Jubei – Uryuu detén a Jubei – grito.

-        Ya estoy harto – grito Ban – kazuki, Ginji – los mencionado lo último que vieron fue el Jagan.

-        Lo siento, pero nadie va a tocar a mi hijo sin mi consentimiento – dijo Der Kaiser antes de desmayar a Jubei.

-        Será mejor que me los lleve – les dijo el único de elegancia en pie, yéndose de ahí.

-        Yo también me retiro, los veré más tarde – se despidió la morena menor llevándose al inconsciente emperador relámpago.

-         Ahora soy un atrayente para todo tipo de fenómenos – se lamentó el oji-azul dejándose caer en unos de los sillones del cuarto – esto no puede empeorar más – les dijo a su padre y compañía que se le quedaron viendo – vamos a comer algo muero de hambre – se quejó haciendo reír a su padre que con su ayuda lograron llegar al comedor donde empezaron a comer – esto esta delicioso – decía el menor sin dejar de comer, en ese momento cuando  tomaba un pan se percató de la sortija en su mano derecha – díganme que no es lo que pienso – les dijo dejando el pan para tratar de quitarse esa joya de su mano sin éxito.

-        Ban – llamo su padre – me temo que desde hace dos días tu eres el líder del clan – le informo con seriedad – y dentro de tres horas partirás a Alemania para que hagas el ritual de sucesión – termino de decirle a un estupefacto oji-azul que no creía lo que le decían.

-         Pero yo no quiero ser su líder – se opuso – yo  siempre he odiado la magia, no puedes obligar… -

-        entiende De una vez, ya no eres un niño – le grito el mayor de los hombres – en estos momentos ya no puede seguir huyendo de tus obligaciones –

-        ¡Obligaciones! Ja – volvió a habla el heredero del Jagan – estas no son mías, son de ustedes yo nunca desee ser el heredero de la anciana – seguía oponiéndose sin intimidarse al ver que su padre ya estaba frente a él parándose para encararlo – no iré, ya no quiero ser odiado por mi legado, es por eso que yo hui de usted… -  no termino de decir al ser abofeteado por el mayor, haciendo que cayera de espalda al suelo.

-        Iras a Alemania y harás la ceremonia no puedes negarte Ban Midou. Es momento que madures – decreto saliendo del cuarto dejando a su hijo en el suelo.

-         no me toques – dijo el menor a su tutora sin verla al rostro haciendo que la mujer saliera del cuarto entristecida, el menor se paró de donde estaba pero sin alzar su vista del suelo – déjame solo – pidió en vos baja al maestro de la bestia que lo veía parado a un lado suyo – tch… - chasqueo molesto al ver que a otro chico no se iba –  yo solo quiero decidir mi propio futuro – dijo en un murmullo apretando los puños.

Shido tomo una servilleta de la mesa y se acercó un poco más al menor – se por lo estás pasando – empezó a decirle mientras limpiaba un poco la mejilla que sangraba al abrirse la herida causada por Theobold unas días atrás – yo antes tampoco quería tomar la responsabilidad de mi clan – empezó a contarle –  pero al ser el último no tuve alternativa, pero gracias a Madoka pude saber que hice bien en seguir creyendo en mi clan y apreciarlo aunque sea un poco. Tu padre solo hace esto para protegerte. Ahora vamos a curar esa herida que no deja de sangrar – término de decirle ya en el baño donde se encontraba el botiquín, al hacer que alzara la cara pudo ver la mirada del más bajo donde mostraba desolación, desesperación y tristeza que habían remplazado su arrogante y creído mirar – ese tal Theobold sí que te ha arrebatado tú mundo – pensó mientras curaba al oji-azul, que no daba queja alguna ante el toque del algodón con desinfectante.

Ban después de ser curado solo se dejó resbalar por una de las paredes del baño hasta que dar sentado en el suelo y abrazando su piernas ocultando su rostro dejo salir una cuantas lagrimas sin poder ocultar un pequeño sollozo de los agudos oídos del Shido, que sentó a su  lado haciéndole compañía en silencio, así paso hora y medio hasta que sintió como el más pequeño de ellos se recargo en él – gracias chico mono – dijo bajamente agradeciéndole su compañía antes de quedarse dormido a un lado de un sorprendido Shido.

Notas finales:

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