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OneShot-EunHae. Somewhere por Daniie Phantomhive

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Notas del fanfic:

Final abierto. 

Notas del capitulo:

Bien... hace tiempo quería hacer algo así de Angs, pero la imaginación no llegaba... pero llego xD 

Al principio quería darle una continuación, pero me agrado más la idea de dejarlo con un final abierto jejeje... 

Somewhere

El día había sido algo difícil, bastante, aunque no quiero dramatizar en ello, pero es mejor que no aceptarlo. Lo que me ocurrió, simple… dejé ir a quien creía mi mejor amigo porque decidí decirle que sentía algo por él, esas palabras no pensé que cambiarían todo lo que éramos, pero así fue. Debí haber calculado mejor las posibilidades o al menos no ser tan directo, pero uno nunca sabe de qué forma ha de reaccionar una persona frente a una situación algo “diferente”. Bravo Lee Hyukjae  me aplaudo a mí mismo, estoy siendo sarcástico conmigo, esto es malo.

Suspiro. Quien sabe cuánto tiempo llevo caminando, mis pies comienzan a quejarse y mi estomago a reclamar comida. Me detengo abruptamente cuando me doy cuenta de que no tengo la menor idea donde estoy. Miro a todos lados, parece que he llegado a un lugar abandonado por la civilización. Perfecto, pienso irónicamente. Me tiro en el árbol más cercano que mis pies consiguen alcanzar.

Es un lugar hermoso, no debo de estar lejos de algo. Si al menos me hubiera puesto a ver a donde me llevaban al menos sabría en donde estoy, pero mis pensamientos me mantuvieron tan lejos de la realidad que ni siquiera recuerdo si dije adiós o algo así, lo que sea, ahora estoy en algún lugar. No tengo mucho que perder, debo de haber caminado en círculos, al menos si veo el mar, sé que estoy al borde de la isla, la Isla Jeju.

Saco mi celular, de algo debería servir el hecho de que tengan instalado un GPS. Lo miro y… batería baja. Sólo consigo bufar y frustrarme más de lo que ya estoy. Supongo que el karma se ha encargado de decirme que no debía -de alguna manera- lastimarlo, pero no entiendo que hice mal: el hecho de quererlo y protegerlo ó el hecho de decir las cosas en el momento menos indicado.

— ¡Ah! Maldito seas… — retengo su nombre en mi garganta, porque sé que pronunciarlo me hace daño, pero sólo me produce algo de dolor.

Odio pensar en que lo perdí todo en cuestión de minutos, mis acciones fueron apresuradas y por mucho inesperadas para él, pero sólo lo dije. No es que todo hubiera de ser mi culpa ¿O sí?

Una parte, lo acepto. Pero él me orillo a decirlo, sus acciones y palabras me hicieron pensar que era lo correcto, debía de pasar porque él dijo cosas, pero… juzgue mal sus palabras. Maldición…

Siento como mis ojos comienzan a arder y mi garganta a picar. El mero sentimiento de por si es estresante y ahora recordar su rostro cuando me sincere es peor.

— ¡Ah! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Aaaaaaaaaaaaaaah! — grito ya sin importarme nada.

Tiro mi única mochila que traigo en mis hombros, me dejo caer de rodillas vencido, así es, estoy derrotado por algo tan estúpido como el amor. Lloro ya sin sentir pena de mi mismo, dicen que llorar ayuda, creo en eso. Pero no ayuda tanto como parece. Mis espasmos se hacen más violentos e intento callarme… escucho algo a lo lejos. Una hermosa voz cantando.

Limpio mis lágrimas y trato de levantarme, cuando lo consigo miro a lo lejos a alguien corriendo. No logro llegar hasta esa persona, esta desaparece enfrente de mí. Regreso al lugar donde deje mi mochila, avanzo tratando de encontrar un lugar para comer.

~*~

Parece que la suerte me sonríe y pone frente a mí un pequeño lugar para comer. Entro al lugar, este es atendido por una señora ya mayor, le sonrió y busco un asiento algo alejado del resto. Cuando ordeno algo sencillo, me quedo mirando a la ventana admirando el lugar, entonces recuerdo que todo paso tan rápido que el tiempo parece tan lejano ya.

Paso mis manos por mis pantalones y siento mi celular allí. Cuando me traen mi comida, pido amablemente un lugar para conectarlo y me ceden uno de sus enchufes.

Como despacio tal vez queriendo asimilar que sigo allí, de alguna manera u otra, conseguí avanzar, pero… no sé lo que viene después. Tengo que pensarlo, porque aun tengo una vida que continuar, él no era todo pero se había convertido en gran parte de ella, no he terminado mis estudios universitarios, por suerte estoy de vacaciones y eso me ha permitido escaparme de mi casa por lo menos en lo que “trato” de olvidarlo. Debe de ser fácil, así como deje que él entrara, debe de ser fácil sacarlo, me estremezco ante la idea de no tenerlo presente a diario. Salir con él después de la jornada estudiantil. Temo no poder enfrentar un día sin él, soy patético y lo sé.

Termino de comer.  Agradezco la amabilidad de la mujer mayor que me sonríe. Salgo del establecimiento con mi celular en la mano, temo encenderlo y que no tenga alguna llamada. ¿Al menos le importo? Prefiero no pensar en ello.

Avanzo. Saco el mapa que compre en el establecimiento, necesito un lugar alejado para estar solo conmigo, por lo que miro hacia el mapa y consigo ubicarme. Un grupo de turistas se pone delante de mí, parece que están por subir a un autobús, me acerco a ellos y  pregunto si puedo unirme, el guía encantado me recibe y cuanto menos lo espero ya estoy arriba del autobús que nos llevara a nuestra primera parada.

De pronto el olor a mar inunda mis fosas nasales, la brisa marina llega poco a poco hasta mi rostro. Cierro los ojos y me dejo envolver por la dulce sensación.

Cuando bajo del autobús, consigo perderme del resto del grupo. Llego hasta un faro que parece ser un lugar para visitar. Subo hasta la parte del balcón, entonces me maravillo con lo tranquilo que puede ser el mar. Las gaviotas dejan escuchar su llamado, las olas golpean contra las rocas y el viento parece llevarse mis pensamientos. Entonces… me armo de valor y saco mi celular. Me siento con las piernas colgando por el balcón.

Lo enciendo, este emite un pitido al iniciarse aparecen miles de llamadas perdidas y mensajes. Veo el remitente de ellos, todos dicen lo mismo, en letras negritas resalta su nombre y no me atrevo a verlo por lo que pienso dos veces en tratar de ver lo que dicen los mensajes. Dejo que el sonido del mar me distraiga de lo que pudiera hacer, por eso cierro los ojos y me aferro a mi celular antes de que lo deje caer. Mis lágrimas caen de nuevo, el dolor se hace presente, por lo que trato de hacerlo en silencio, aunque nadie podría escucharme, pero temo que así sea y se burle de mi desgracia, por eso sigo en silencio sólo sintiendo los espasmos en mi cuerpo.

Parece que no estoy solo, pues una voz se escucha cerca de mí. Volteo intentando descubrir a la persona, pero no logro ver nada. Me levanto sin hacer mucho ruido y alertarlo con mi presencia, por eso siento que mi respiración se ha detenido. Su voz es dulce, tranquila, llena de sentimiento, no parece sufrir sin embargo parece una despedida, por lo que intento escuchar con detenimiento. Me detengo al escuchar el sonido de unas hojas siendo arrancadas.

Veo la espalda de esa persona, sus hombros parecen estar cansados y por eso los mantiene bajos. Deja caer las hojas y estas son llevadas por el viento. Notó que en el suelo está un libro rojo, pero a esa persona no parece importarle que este allí. Vuelve a cantar, esta vez distingo su voz, es un joven. Su cabello castaño se revuelve con el viento, deja de cantar de poco en poco.

No me atrevo a moverme de donde estoy, sólo dejo que se aleje, pero antes de que lo haga él voltea a ver el libro rojo, pienso que ha recordado que lo dejo allí, pero no lo hace, sonríe y veo su rostro un poco.

La belleza es algo que me tiene sin cuidado, no se definir entre algo bello, hermoso o simplemente atractivo a la vista, pero ese joven, es hermoso aunque su rostro refleje nostalgia. Sus rasgos son definidos y masculinos, una triste sonrisa se refleja, algo debe tenerlo así. No quiero salir de mi escondite y arruinar el momento, por eso me quedo allí.

Él se va, en ese momento regreso a la realidad. Avanzo despacio sin querer ser escuchado. Tomo el libro en mis manos y lo abro. Es un diario o al menos parece ser escrito por él, algo cae, lo atrapo a toda velocidad antes de que el viento se lo lleve consigo. Es una fotografía y es él. Ahora me permito admirar ese rostro y sonríe, pero no como antes, esa sonrisa es autentica y me alegra saber que él puede sonreír de esa manera, siento algo de calidez al saberlo. La fotografía está rota por la mitad, descubro que estaba con alguien más por la posición en la que se encuentra.

De pronto siento necesidad de correr hacia él y decirle que no es necesario que abandone tan rápido a quien fuera la persona que estaba con él. Sé que es demasiado hipócrita de mi parte por hacer lo mismo, pero no me importa, no quiero que nadie más se sienta de la misma manera que yo. Miro a todos lados y no consigo encontrarlo.

Bajo a toda velocidad como me lo permiten mis piernas en esas escaleras del faro que van en forma de caracol. No veo a nadie cerca, no lo encuentro. Salgo del faro y busco de nuevo, nada. Corro sin saber el rumbo, pero no puedo detenerme un momento a pensar.

¿Qué me pasa?

Escucho un auto encenderse a lo lejos, me llama la atención y volteo. Allí estaba él. No… no te alejes, debes de luchar. Mi corazón se acelera, mi cerebro manda la señal a mis piernas pero estas no parecen escuchar pero consigo hacerlo algo torpe.

—Detente — digo con voz ronca.

Mi voz parece una rana, tal vez porque no he hablado tanto, sólo he gritado desesperadamente. ¿Por qué me importa tanto alguien más? Al parecer yo no me preocupo por nadie más, sólo por mí, él se hizo cargo de decírmelo. Acelera y yo no consigo avanzar más rápido.

— ¡Detente! — Está vez grito con más fuerza que mi garganta duele — ¡Detente! ¡Detente! ¡Siwon!

Mis ojos están nublados, las lágrimas se formaron sin pedirme permiso. Grite su nombre… lo dije. Ahora me doy cuenta de que sigo pensando en él, que estaba equivocando las cosas una vez más. Dejo una vez más que mis piernas se doblen y yo caiga de rodillas, no me importa haber caído en las rocas, no me importa que duela… ya nada importa.

¿Por qué?

La cabeza me da vueltas, las voces parecen más fuertes… sólo una, la de él, me lastima de nuevo.

No puedes sentir eso su rostro parece molesto.

Déjame estar contigo… yo puedo cambiarte.

No necesito que me cambien, estoy bien.

Por favor, sé que puedo cambiar las cosas.

Lo siento Hyukjae, tú no puedes hacerlo.

Entonces cambiare si es lo que necesitas.

Me mira y veo su rostro totalmente diferente, en verdad está molesto y hay algo de odio en su mirada. No consigo entenderlo.

Nunca digas eso. No intentes cambiar por nadie, ni siquiera por mí.

Pero eres tú, yo te amo y puedo cambiar.

¡No! Ya no lo reconozco —, no cambies, no lo hagas  dice en shock pero ya no me mira —. Lo siento pero no puedo darte algo más que mi amistad. Lo lamento mucho Hyukjae.

 

Entonces se aleja, se va de nuevo de mí. Huye de mis sentimientos, algo que no debía decirle, pero lo hice por necesidad de tenerlo conmigo. Pensé que él también lo quería, no era así… entonces ¿de que servía yo?

El auto se ha perdido entre una nube de polvo y yo sigo allí mirando a la nada esperando  a que alguien aparezca o yo perezca en ese momento.

Siento la sangre de mi rodilla manchando mi pantalón, eso ya no importa más. Mis lágrimas no dejan que mire más allá, pero no se que mas hacer para impedir que salgan, tal vez es momento de que sane de alguna forma.

Es tan fácil como eso, alejarse y ya no causar más dolor. He logrado caminar hasta las rocas, estoy sentado allí, sintiendo el agua salada mojarme casi por completo,  mi herida en la rodilla arde pero eso no logra sacarme de allí. Miro mi celular de nuevo y logro ver la imagen en la pantalla. Es él… sonriéndome como siempre, pero ya no quiero mirarlo, lo arrojo lejos y pronto yo me uno a él en un inesperado viaje sin regreso a… algún lugar.

Notas finales:

Dejen su Rw


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