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Yes, my Lord por Love of L

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Notas del fanfic:

Kuroshitsuji no me pertenece. 

Uso los personajes del manga/anime y me gusta conservar su personalidad y ser fiel a la historia, pero no me centro mucho en desarrollar el argumento, me gusta centrarme en el lemmon jejeje

Espero que les guste!!

Notas del capitulo:

Sera el unico o de los pocos caps sin lemmon, es solo para introducir un poco la historia.

Las frases en cursiva son pensamientos del personaje.

Las frases entre ** son acotaciones, para ambientar y eso. :3

*Se abren las cortinas y los rayos del Sol iluminan la inmensa habitación de la mansión Phantomhive*


 


-Es hora de despertar, Joven Amo.


-Hmm... Buenos días, Sebastian.- Ciel se incorporó bostezando y se puso el parche.


-Joven Amo, lo ha atado demasiado fuerte; así no podrá quitárselo después. Permítame.-Sebastian rehizo el lazo delicada y elegantemente, como lo hacía todo, y comenzó a vestir al pequeño conde.- Prepárese, mi señor: desayunaremos en 10 minutos.- Y salió de la estancia calmadamente, paseando su esbelta y oscura figura por el pasillo.


Ciel siempre se quedaba atónito observando cómo se alejaba con esa gentileza y, al cabo de unos segundos, se sorprendía a sí mismo en esa situación, sacudía la cabeza avergonzado y se maldecía: -Tsk... Ciel, idiota.- Y dejaba caer sus azulados mechones sobre su rostro mientras apretaba con fuerza sus puños y dientes.


Al final del pasillo, el alto mayordomo sonreía pícaramente todas las mañanas al escuchar esa queja de su joven amo, y se dirigía a preparar la mesa del desayuno.


Sebastian preparó la vajilla, el té y los dulces con una rapidez inhumana, y llamó al salón a Finny y Pluto, que por las mañanas se estaba encargando de cocinar y limpiar la casa en su forma humana en ausencia de los demás sirvientes.


El señorito estaba bajando las escaleras cuando los criados se despidieron alegremente y se marcharon para hacer hacer la compra que Sebastian les había encargado.


-Bienvenido, señorito. Tenemos té rojo chino y tarta de queso.- Retiró la silla para que su amo pudiera sentarse y le sirvió el té.


Ciel dio un sorbo y quedó mirando el interior de su taza fijamente:


-Oe, Sebastian... ¿crees que no he crecido lo suficiente?-


El mayordomo abrió los ojos sorprendido y con una sonrisa amable y servil lo tranquilizó:


-Joven Amo, usted está bien como es. No debe preocuparse por eso. Yo le serviré en todo, señorito, así que no necesita de una estatura mayor, porque yo estoy para alcanzarle todo lo que desee.


-Tienes razón...- suspiró Ciel.


Sebastian miró su reloj de bolsillo.


-Sin embargo, usted tiene otras obligaciones de las que preocuparse como apuesto joven de la nobleza que es, como sus clases de baile que empiezan en 2 minutos.- Sonreía entusiasmado hacia su joven amo.


-¡¿HUH?!- El pequeño ya estaba siendo arrastrado hacia el salón de baile.


Este estúpido Sebastian... no sé bailar. Y no me gusta estar tan cerca de él... produce sensaciones extrañas en mi cuerpo.


-¿Por qué tienes que ser tu mi profesor?- Preguntó Ciel en voz baja con enfado.


El mayor estaba quitándose los guantes cuando oyó eso:


-Oh, ¿no le agrada al señorito mi tutoría?- El impecable rostro de Sebastian se entristeció.- Pues lo siento mucho, pero no disponemos de otro instructor en este momento.-Y sonriendo con malicia, juntó al pequeño a su cuerpo con agilidad, casi bruscamente, pero conservando su delicadeza sosteniendo una mano y agarrando su cintura.


Ciel volvió a quedarse mirándolo absorto. Cuando los ojos carmesí se toparon con su mirada azul, el joven se sonrojó y ocultó su cara en el pecho del mayordomo, que tuvo que contener la risa.


Al ver que el conde no cambiaba su posición, Sebastian se resignó y comenzó a bailar llevándolo sobre sus pies. Recorrían todo el salón y a cada vuelta, el pequeño Phantomhive se aferraba con más fuerza al cuerpo del habilidoso mayordomo. En un momento dado, la velocidad hizo que la camisa de Ciel se elevara, dejando al descubierto un pequeño trozo de piel desnuda. Cuando Sebastian se percató, no pudo contenerse de deslizar un poco sus dedos hasta rozar sin telas de por medio la inmadura espalda de su amo. Ciel se sobresaltó.


Ese escalofrío recorriendo mi cuerpo otra vez... Maldito demonio.


-Acabó la clase de baile por hoy, joven amo.- Sebastian se separó del muchacho y le acarició la cabeza.


-Sebastian, llévame fuera. Hace un día bonito.


-Yes, my Lord.- Hizo una reverencia y cogió en volandas a su pequeño amo.

Notas finales:

ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO, NO DESESPEREN POR LO CORTO QUE ES Y POR EL LEMMON QUE EN EL SIGUIENTE YA TOCA.

Dejen comentarios con recomendaciones :3

arigatouuuu


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