Suspiré cansado mientras seguí a la enfermera que solo me estaba dando un discurso del paciente tan molesto que era mientras me llevaba a mi nueva habitación. Sí, nueva porque he estado en otras antes pero gracias a mis amigos y familia al final me acabaron echando de todas las habitaciones y si no fuera por esa persona que se había ofrecido a compartir habitación conmigo me hubieran echado del hospital.
Al llegar a la habitación la enfermera se marchó y yo me quede mirando el lugar extrañado por el comportamiento que tomo es mujer antes pero sin darle mucha importancia toque con mis escayoladas manos la puerta, haciéndole saber a mi compañero que entraría a la habitación. Abrí la puerta despacio, procurando no caerme en el proceso y al ver a la persona que se encontraba en la habitación un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Sentado en la cama de sabanas blancas se encontraba Hibari Kyoya, con un pijama negro mientras leía un libro. Poco a poco vi como alzaba su rostro un una sexi sonrisa (en mi opinión) se poso en su cara y no pude evitar pensar lo atractivo que se veía en ese momento. Me di un golpe mental al darme cuenta de mis pensamientos, no podía pensar eso, no cuando se trataba de otro chico y justamente del más peligroso de todos. Seguro que si llegaba a saber en lo que estaba pensando me mordería hasta la muerte.
- Hola.- al oír su voz un escalofrió recorrió mi cuerpo, haciendo que temblará de pies a cabeza y que en mi mente sonaran sus palabras una y otra vez, con un tono por demás sensual. Me volví a golpear al pensar en ello.
- ¡¿Hibari-san?!
A pesar de que antes lo observe al entrar en la habitación, aún me sorprendía de verlo en este lugar y que ahora fuera mi compañero de cuarto me ponía nervioso, tanto como para hacer que me comportará de una manera más patética a la que ya soy normalmente. Al descubrir el porqué estaba solo en la habitación hizo que me pusiera todavía más nervioso ya que no quería molestarlo y hacer que mi parte dame saliera a relucir, no, lo que yo quería es que se fijará en mí de una manera diferente, a como lo haría con una pareja.
Sin poder evitarlo me golpee ante esos pensamientos pero por suerte fue cuando el director del hospital le hablaba y no me prestaba atención. Al ver como ese hombre se iba del lugar no pude evitar intentar que me diera el alta, lo menos que quería era estar cerca de este chico que hacía que me pusiera nervioso, que mis rodillas temblarán y que no pudiera evitar sonrojarme, lo peor de todo esto es que no comprendía por qué actuaba así y por qué tenía pensamientos no muy sanos respecto a Hibari-san como por ejemplo el por qué pensaba que tenía una voz sexi o que se veía atractivo. Esos pensamientos me inquietaban y hacían que me pusiera muy nervioso y que empezará a dudar de todo lo que yo sentía seguro sobre mí mismo.
- Solo para que lo sepas, hasta el sonido de una hoja cayendo me despertará.
Eso me devolvió a la realidad y vi como Hibari-san se dormía. Con cuidado y algo de pánico me levante del suelo y me dirigí a mi cama, pero mientras lo hacía no pude evitar ver el rostro sereno y tranquilo de Hibari-san y sin poder evitarlo un sonrojo inundo mi rostro y aunque quería apartar mi mirada de él me resultaba imposible. De repente sentí como algo duro chocaba contra mí y en ese momento me di cuenta de que era la mesita de noche del lugar y que el jarrón que estaba en ella se iba a caer al suelo haciendo el suficiente ruido como para despertar a Hibari-san. Ante ese pensamiento palidecí e hice todo lo posible para detener el impacto que estaba a punto de ocurrir y por suerte conseguí salvar el jarrón pero como yo soy dame-Tsuna siempre tienen que ocurrir cosas malas a mi alrededor por lo que Lambo e I-pin aparecieron en el lugar y entonces empecé a correr como loco, lo mejor que podía.
Primero evite que la bomba de Lambo explotará dentro del edificio haciendo que estallará fuera y echándole la bronca por hacer que casi explote una habitación aunque no tuve mucho tiempo para regañarle cuando vi como la bomba de I-pin empezaba a marchar hacia atrás. En ese momento me preocupe y pregunte el por qué de ello pero entonces recordé que I-pin estaba enamorada de Hibari-san, sin poderlo evitar, un mal sabor de estomago se me presento y sentí como mi garganta se apretaba en un fuerte nudo y las ganas de llorar me inundaban por completo. No entendía el por qué de esta reacción pero no pude evitarlo y en verdad en sentía mal en ese instante.
Moví mi cabeza para alejar esos malos pensamientos y cogí a i-pin y la lance por la ventana, lejos de la habitación evitando que explotará dentro del edificio. Con paso inseguro me dirigí hasta la habitación, temiendo que Hibari-san se haya levantado por el sonido pero para mí alivio y suerte seguía dormido. Deje escapar un suspiro de alivio y me adentre en la habitación, caminando hacía mi cama. Estaba a mitad de la habitación cuando vi como una hoja de las rosas caía hasta tocar el mueble. En ese momento Hibari-san abrió los ojos muy enfadado y con cuidado se levanto de la cama, acercándose a mí con intenciones asesinas.
Por el miedo que me dio verlo de esa manera me caí al suelo y ahora estaba con las piernas abiertas, temblando sin control al verlo acercarse a mí con un aura oscura rodeándolo. Del miedo que sentía cerré fuertemente mis ojos, esperando a que me golpeara. Sentí como su mano se posaba en mi barbilla, imaginaba que era para poder golpearme mejor pero abrí grande los ojos al sentir como me besaba. Mis músculos se tensaron, mis ojos se abrieron como platos y un gran sonrojo surcó mi rostro. Un poco tembloroso lleve mis manos hasta sus hombros con intenciones de apretarlo de mi cuerpo sin embargo el puso sus brazos alrededor de mi espalda, obligándome a pegar mi cuerpo al suyo, sintiendo nuestros cuerpos rozarse casi al completo salvo por la ropa. Podía sentir su bien formado cuerpo pegarse al mío mientras un estremecimiento me inundaba,
Al acabarse el aire tuvimos que terminar el beso. Él estaba de rodillas, sujetándome fuertemente de la espalda y pegando nuestros cuerpos mientras yo tenía la respiración agitada, un sonrojo surcando mi rostro y los ojos empañados.
De repente sentí como el suelo ya no me sujetaba y entonces comprendí que Hibari-san me estaba llevando como una princesa, para mi vergüenza, hasta la cama que él ocupo unos instantes antes. Me tiro a la cama con un fuerte golpe lo que hizo que me hiciera daño en mis heridas y que soltará un gemido de dolor mientras lo veía con los ojos anegados de lágrimas. No entendía nada de lo que estaba pasando.
Se subió encima de mi cuerpo y apreso mis manos a cada lado de mi cuerpo mientras él inclinaba el suyo hacia mí, impidiendo que pudiera moverme. Su mirada era penetrante, a tal punto que sentí un estremecimiento en todo mi cuerpo y para mi vergüenza sentí como mi miembro empezaba a reaccionar solo de ver esa mirada fija en mí. Acercó muy lentamente su rostro al mío y lo dirigió hasta mi oreja y sin esperar un segundo lo dirigió hasta mi oreja.
- Me estas tentando mucho.
Al terminar de hablar me lamio y mordió mi lóbulo haciendo que un gemido escapará de mis labios. Un sonrojo surcó mi rostro al darme cuenta de lo que acababa de hacer y quise alejarme de ese lugar y cubrí mi rostro para que nunca más me viera pero él no me permitió realizar ninguna de las acciones y antes de que pudiera darme cuenta estaba lamiendo y mordiendo mi cuello. Lo succionaba, sacándome suspiros y gemidos de placer causando que mi miembro creciera ante su toque, algo que él había notado ya que restregaba su miembro con el mío, consiguiendo gemidos de placer de mi parte y gruñidos de la suya, haciendo que ambos miembros crecieran más y que el deseo nublará la razón, queriendo que siguiera tocándome sin parar.
Bajo por mi cuello hasta llegar a mi pecho, donde sin tacto alguno se deshizo de la camisa para después pasar a lamer todo lo que podía de mi cuerpo pero unos gemidos de dolor de mi parte le hicieron detenerse. Mis ojos se empañaron de lágrimas y vi como él me miraba fijamente antes de soltar un gruñido de frustración lo que hizo que me estremeciera de miedo. Él lo notó por lo que me beso dulcemente antes de quitarse de encima de mi cuerpo, haciendo que me sintiera decepcionado.
- Estás lastimado, es imposible continuar.
En ese momento me sentí furioso por estar en ese estado y a pesar del dolor que me causaría quería seguir con esto. Con decisión me levanté de la cama y me acerqué hasta él, le hice girar y sin permitirle decir nada le bese, iniciando una batalla de lenguas que perdía ya que él tenía más experiencia en esto y la mía era nula. Me sujeto de las caderas e hizo que enredará mi pierna buen en su cadera antes de llevarme de vuelta a la cama donde en esta ocasión me poso con cuidado en la misma.
- En verdad eres provocador.
Me volvió a besar mientras bajaba mi pantalón junto al suyo y junto ambos miembros, masturbándolos los dos a la vez haciendo que nuestros gemidos se silenciaran en la boca ajena, y que un gran calor inundará mi cuerpo. No quería solo esto, deseaba más pero sabía que él no me iba a dar más y al sentir como el orgasmo me llegaba y manche ambos torsos para después que mi compañera hiciera lo mismo que yo, comprobé que no pensaba continuar, me lo decía su mirada y eso hizo que me sintiera frustrado, yo en verdad lo deseaba.
Me dio un cálido y tierno beso en la sien antes de bajarse de la cama y coger unas toallitas con las que limpio nuestros torsos, mientras lo hacía me daba besos por todo el cuerpo lo que hacía que mi rostro ardiera en un fuerte sonrojo y que mi pecho se llenará de un cálido sentimiento.
Al terminar se tumbó en la cama, abrazándome fuertemente, haciendo que nuestros pechos se juntarán y enredando nuestras piernas. A los pocos minutos él se durmió sin embargo yo me acomode en su pecho mientras lo veía dormir. No sabía por qué pero me gustaba estar así con él al igual que deseaba que fuera él, el que tomará mi virginidad sin embargo me parece que eso no sucederá, al menos pronto. No entendía estos sentimientos lo único que sabía es que quería estar así por siempre. Con ello el sueño me venció mientras sentía como el abrazo se intensificaba en mi cintura.