Odiaba a ese maldito herbívoro cabeza de piña. Odiaba ese ridículo peinado que llevaba, esos ojos que parecían el cielo y el infierno, odiaba su estúpida sonrisa arrogante y sus absurdas ilusiones. ¿Había dicho ya que odiaba a ese ilusionista de cuarta con peinado de piña? En definitiva, odiaba a Rokudo Mukuro.
Las cosas tal vez hubieran sido distintas si ese herbívoro no fuera tan…él. Era exasperante y lo peor era verlo ahora, abrazándolo a ÉL y atrayéndolo de la cintura, pegando sus cuerpos y logrando que el otro tuviera un lindo sonrojo. Claro que lindo solo para el ilusionista.
En este momento estaba más que furioso y no era porque yo no estaba en los brazos de la piña, recibiendo las caricias que deberían ser mías. No. Yo no estoy celoso. Estaba furioso porque el herbívoro tenía novio y era feliz, tanto que llegaba a asustar al resto de la manada de herbívoros, pero eso a mí no me importaba, lo que lo hacía era que ese ilusionista de cuarta no peleará conmigo porque estaba más ocupado dándole besos a su estúpido novio.
A parte los ojos de la escena al ver como besaba al primer guardián de la nube: Alaude, y este se dejaba. Empezaba a plantearme aceptar el trato del primer guardián de la niebla, al fin y al cabo no era mala idea pero había un “pequeño” problema. El precio a pagar era muy alto, además si aceptaba tendría que admitir “aquello” y su orgullo se lo impedía sin embargo cada vez estaba más furioso a causa de lo que tenía que contemplar cada día y de alguna manera eso era un infierno. ¿Qué era mejor? ¿Aguantar esto cada día o aceptar el trato y por ende admitir “eso”?
Gruñó molesto al pensar en ambas opciones, ninguna le convenía ni le interesaba pues con una se tendría que tragar su orgullo y con la otra tendría que admitir algo que el mismo se negaba, algo que marcaría por siempre su vida. ¿Qué sería mejor? Esa pregunta invadió su mente haciendo que no le prestará atención a nada ni nadie. No podía concentrarse en otra cosa que no fuera eso, de hecho, llegó hasta el punto que ni siquiera le prestó atención a las parejas que se besaban ante sus ojos.
Estuvo pensando detenidamente durante días, procurando tomar la decisión correcta y no equivocarse con ella sin embargo no le gustaba como acabaría la situación por lo que la mejor idea sería no hacer nada, que todo continuará como siempre, total ¿qué podría ser lo peor?
Gruñó molesto mientras su ceño se fruncía. Se equivoco al pensar que no habría nada peor y eso solo hizo que su mal humor aumentará consideradamente. En este momento se encontraba observando a la dulce pareja dar la “gran” noticia: se casaban.
Cuando se enteró de ello sintió ganas de llorar pero no permitió que sus sentimientos se mostrarán en su rostro, impidiendo que las lágrimas cayeran de sus metálicos ojos y consiguiendo que pensarán que no le había afectado cuando en realidad se estaba muriendo por dentro, sin embargo no dejo que se dieran cuenta o al menos ese fue su objetivo, pero no lo pudo lograr completamente ya que Daemon Spade se dio cuenta de ello.
Con la ira y la tristeza a flor de piel aceptó el trato de Spade, ya no le importaba nada ni nadie, solo pensaba en deshacerse de ese dolor.
La mañana llegó antes de lo pensado y Hibari se encontraba pegado a la pared, siendo su cuerpo apresado por el de Daemon mientras le besaba y mordía los labios a la vez que sujetaba las caderas del contrario.
Con esa escena se encontraron Mukuro y Alaude al entrar en la azotea, sintiendo como la furia invadía sus cuerpos y sin pensarlo demasiado (porque sabían que si lo pensaban su orgullo les impediría hacerlo) se acercaron a la nueva pareja a zancadas para separarlos.
Al hacerlo vieron a los otros dos impresionados por ello pero no les dio importancia y cada uno cogió a su “pareja”. Mukuro cogió a su uke maniático de las peleas, también conocido como Ave-kun: Hibari Kyoya. Mientras que Alaude fulminó con la mirada a Daemon, también conocido como “Bastardo Cabeza de Melón” y ser un jodido pervertido y galán por igual pues todos sabían que en su “antigua vida” se acostaba con cualquier hombre que hubiera en su camino al igual que con las mujeres, o al menos hasta que apareció Elena, lo que causó que Alaude lo odiará más a causa de ello, el nombre de este escalofriante seme es: Daemon Spade.
Alaude golpeó con todas sus fuerzas el rostro de Spade sin embargo nunca lo llegó a lograr pues fue una ilusión lo que llegó a golpear, lo que hizo que se enfureciera pero fue peor al sentir su cuerpo chocar contra la pared mientras sus manos eran alejadas de sus esposas y evitando que se defendiera.
- Nufufufu. No deberías de haber intentado golpearme. Pero si te disculpas quizás te perdoné.
- Hump. Como si fuera hacerlo cabeza de melón.
Una vena apareció en su frente mientras una sádica, perversa y lujuriosa sonrisa surcaba su rostro.
Con Mukuro y Hibari
Hibari era arrastrado por Mukuro por toda la institución, siendo observados por los ojos curiosos de los alumnos de Namimori pero al ver la mirada asesina de Hibari y el aura oscura de Mukuro junto a su aura asesina los hizo temblar de miedo, lo que hizo que no pronunciaran palabras sobre-lo-que-sea que hubiera provocado que estuvieran de esa manera. Simplemente ignoraron a esos dos e hicieron como que no habían visto. Sinceramente no querían acabar asesinados por ellos, lo mejor era dejarlos solos.
Hibari se dejó arrastrar por el cabeza de piña a causa del shock pero al volver en sí la ira inundo su cuerpo y al llegar a la sala del comité disciplinario no dudo en sacar sus tonfas y golpear al chico piña, no obstante el golpe nunca llegó ya que fue detenido por un tridente.
- Kufufu ¿qué es lo que crees que haces, Ave-kun?- Preguntó con su risa de siempre pero con la furia impregnada en su voz y un aura oscura rodeándolo.
- Hump, te morderé hasta la muerte por interrumpir la paz.
Un aura oscura rodeó a Hibari pero la de Mukuro no se quedó atrás. Era tanta la tensión en el ambiente que incluso los que pasaban por el pasillo la sentían y calaba en sus huesos, haciendo que intensos escalofríos pasaran a través de sus cuerpos.
Dentro de la habitación había una guerra campal en la que los muebles acabaron destruidos e irreconocibles al igual que el resto de la habitación, nada se había salvado de ser completamente destrozado. En un mal movimiento, Mukuro pudo derribar a Hibari, consiguiendo que cayera en la destrozada alfombra.
Hibari abrió sus ojos llenos de odio mirando a Mukuro quién sonreía con soberbia, eso hizo que se enojara más dispuesto a borrarle esa expresión de la cara se levantó, o al menos eso intento porque unas raíces le apresaron el cuerpo, obligándolo a estar sobre la sucia alfombra.
Mukuro sonreía con malicia al ver a Hibari siendo atrapado por sus ilusiones, mirándolo con una mirada llena de odio pero igualmente atractiva para el instinto psicópata del ilusionista. Unas serpientes aparecieron de la nada, empezando a enredarse en el cuerpo contrario, apretando su torso y colándose por la ropa, acariciando la piel a su paso y pasando sus viperinas lenguas por su piel causándole estremecimientos por su cuerpo. Una lujuriosa serpiente se coló en su parte más intima, enrollando su escamoso cuerpo alrededor del flácido miembro de su víctima, comenzando a apretarlo logrando a cambio un gemido de dolor mezclado con un toque de placer y una mirada amenazante pero a la vez tremendamente lujuriosa. Esto logró que el dormido “amigo” de Mukuro se levantará, deseoso de adentrase en sus estrechas y deliciosas pare4de virginales.
Se relamió los labios e hizo que las prendas fueran levantadas por las serpientes, mostrando esa albina y deliciosa piel. Una traviesa serpiente se deslizo por todo el torso y con su viperina lengua paso por los pezones, logrando gemidos y que se revolviera con más fuerza para intentar liberarse, siendo sus intentos en vano ya que solo conseguía que las ataduras fueran más resistentes y fuertes, cortándole la circulación y dejando posibles moratones.
Sin aguantar más la tentación, Mukuro se acercó a su presa y de un solo movimiento le beso. El beso era dulce y cariñoso, uno lleno de amor y dulzura. El que se lo hay creído no los conoce. El beso fue duro y apasionado, lleno de lujuria y deseo, una batalla en la que competían ambos por el dominio, una batalla que perdió el indefenso uke. Como venganza por ello (y por haberle besado sin permiso) le mordió la lengua fuertemente, logrando que se alejará de su boca y que Kyoya le dedicará a Mukuro una mirada irritada y de odio.
- No vuelvas a besarme.
- Kufufufu yo haré lo que quiera Ave-kun.
Hibari lo fulminó con la mirada furioso de no poder levantarse y matar a ese maldito en ese mismo instante. Abrió la boca para hablar cuando sintió los labios del otro acercándose a los suyos por lo que giró la cabeza para que no volviera a besarlo, pero eso solo hizo que Mukuro se enojara más. Llevo su hasta las mejillas del chico y lo obligó a verlo antes de besarlo, pero el otro no se dejaba por lo que con una orden silenciosa hizo que la serpiente alrededor de su pene se apretará, causándole un gemido de dolor y la entrada a la húmeda cavidad, algo que Mukuro supo aprovechar bien. Sus lenguas se enredaban en una danza para lograr el dominio y su objetivo. En el caso de Mukuro era dominarlo y el de Hibari era echar al otro para luego matarlo. Fue el peli azul el que ganó la batalla por lo que aprovecho esa ventaja para destrozar la ropa con unas dagas, cortando a su paso trozos de piel y haciendo que los mismos sangren, logrando solo gemidos de dolor que excitaban de sobremanera al otro.
Sus labios se separaron pero seguían unidos por una delgada capa de saliva que Hibari se encargó de destruir antes de escupir al otro mientras lo veía de manera amenazadora. Eso hizo que la furia inundará una vez más al ilusionista pero sonrió al pensar en su venganza. O sí, se iba a vengar.
Mukuro se alejó del cuerpo del otro mientras veía atentamente su daga antes de pasarla por sus dedos, pensando bien qué hacer con ella. A los pocos minutos paro su acción para sonreír antes de pasar en un rápido movimiento su daga por las piernas de Hibari, causándole unas profundas heridas de las que brotaban unos finos hilos de sangre que pronto se convirtieron en grandes chorros. Hizo el mismo movimiento por su pecho, sus brazos, espalda y muslos. Disfrutando del dolor del otro aunque este intentará hacer como si no le afectará. En unos minutos su pálida piel estaba teñida de carmesí, dándole a Mukuro una maravillosa vista. Acercó sus labios hasta las heridas y comenzó a lamerlas, saboreando y disfrutando su sabor, uno metálico y salado que hacía que sus sentidos se nublarán y deseará más.
Pronto eso no era suficiente y deseo poder entrar ya en ese chico que hacía hasta lo imposible por quitárselo de encima y matarlo con la mirada.
Las raíces levantaron el cuerpo que sujetaban con fuerza, dejando ver sus erectos pezones bañados en sangre al igual que el resto de su cuerpo. Su erecto miembro, aprisionado por una serpiente juguetona y como un curioso y lujurioso reptil se acercaba a la entrada del chico antes de penetrar en su ser, oyendo gemidos de dolor a cambio, lo que hacía que el cabeza de piña se excitará más. Llevó su mano hasta su miembro y comenzó a masajearlo por encima de la ropa, disfrutando de la visión ante él. Poco a poco fue bajando la cremallera de su pantalón y quitándose la ropa, quedando completamente desnudo al igual que el otro.
Una vez más obligo a la nube a romper su orgullo y de un movimiento metió su miembro en la boca ajena, obligándole a hacerle una buena y excitante mamada, lastimándolo cuando se atrevía a morderle y disfrutando de su sufrimiento y la felación que le daba. Cuando sentía que no iba a poder más lo alejó para penétralo de una sola estocada aún con el reptil dentro de su cuerpo. Las estocadas eran rápidas y fuertes, sin compasión alguna pues solo buscaba su propia satisfacción y al sentir esas virginales paredes apretarle con fuerza mientras la sangre corría y manchaba su verga lo volvía loco.
Al poco tiempo comenzó su compañero a pedir más y él se lo dio encantado, dándole más profundo y duro, corriéndose en su interior, vaciándose en él y llegando al cielo. No dejo que se recuperará antes de empezar una nueva ronda con la serpiente todavía dentro del chico.
Con Daemon y Alaude
Alaude se encontraba empotrado contra la pared, incapacitado para moverse mientras el bastardo lo devoraba con la mirada, divirtiéndose ante la situación y asegurándose de que esto fuera de manera lenta y excitante, al menos para él.
Intentó girar su cuerpo y liberarse del agarre sin embargo no pudo lograr ninguno de los dos pero eso no impidió que su lado rebelde saliera a flote, llevándole la contraria e incitándolo, en cierto modo a poseerlo.
El ilusionista paso sus manos por los costados de la nube, dejando que sus manos se adentrarán en los muslos de su compañero mientras su verga apretaba el trasero del otro, dándole una idea de lo que ocurriría. Para frustración de Alaude, la perspectiva de ser poseído por el ilusionista le excitaba de sobremanera. No quería esperar más, deseaba que se adentrara en él pero su orgullo le impedía reconocerlo.
Daemon sabía que Alaude lo deseaba por lo mismo lo torturaba de esa manera aunque él mismo deseaba poseerlo ya. Le quitó la ropa y se bajo el pantalón, acercó su polla al agujero del otro, preparado para penetrarlo.
- ¡Alaude, Daemon! ¡Vamos a…! ¡Oh! Siento la interrupción.
Rápidamente Giotto salió del lugar mientras un aura oscura se formaba alrededor de ambos. Alaude se libero del agarre del otro y comenzó a recoger su ropa para marcharse. Grave error. Daemon penetro de golpe a Alaude al ver como su entrada quedaba expuesta al agacharse. Las estocadas comenzaron desde el primer momento con fuerza haciendo que las rodillas de la nube temblarán, obligando al otro a sujetarle.
Ese día todos en Namimori escucharon esos indecentes sonidos por toda la institución pero nadie se atrevió a interrumpirlos.
Días después
- Te morderé hasta la muerte piña herbívora.
- Kufufufu ya quisieras Ave-kun.
Una pelea a muerte se desató en el lugar mientras sus compañeros los veían con un sudor frío.
- No puedo creer que sean novios.
- Lo cierto es que yo tampoco, Décimo.
- Son una pareja ¡EXTREMADAMENTE! Rara.
- Pero felices.
- Jajajaja Chrome lleva razón.
- ¿Cuánto creéis que duren como pareja?
- Ni idea.
La conversación tuvo que acabar ya que en su pelea se acercaron hasta ellos y se tuvieron que alejar para no acabar asesinados. Está de más decir que Mukuro y Alaude rompieron su compromiso, y lo que paso con este par de singulares parejas es otra historia.