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One Shorts por Ayumi Kuran

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Notas del capitulo:

Pues lo primero que quiero decir es que pensaba públicar un nuevo short para alguien muy importante para mí pero que por desgracia no pude acabarlo a pesar de que pensaba que lo lograría. Quiero disculparme con esa persona y asegurarle que muy pronto lo tendré, te aseguro que lo haré y espeor que te guste.

Ahora quiero decir que este short es para una persona que quiero mucho, es como mi hermana mayor, madroj esta pareja va para tí, espero que te guste nwn.

¿Advertencias? Pues yo diría que ninguna jejeje solo espero que lo disfruteis así que... ¡¡adelante!!

Y una cosa muy importante también, antes de que oficialmente os deje leer la historia es que me ha ayudado 1827Forever1827, sin ella no sería la historia de esta forma... ¡¡eres la mejor!!

Miraba a los lejos como sus amigos y guardianes convivían entre sí, con sus típicas peleas, pero llenas de cariño aunque había quienes no lo mostrarán tan abiertamente. Sus ojos los recorrieron a todos con el mismo amor que siente un hermano hacía otro hasta que se posaron en uno de ellos, pero en su mirada ya no tenía amor, al menos no como el de antes. Esta estaba plagada de amor, pero uno carnal y espiritual, del mismo tipo que se tiene hacia un amante, un amor puro.

Soltó un suspiro al ver como su amor se alejaba del lugar, no aguantando la multitud que estaba reunida a su alrededor. Aún después de tantos años se preguntaba cómo era posible que se hubiera llegado a enamorar de su guardián de la nube y el más fuerte: Alaude.

Al principio estaba convencido de que todo lo que sentía hacía él era aprecio, uno que fue cambiando con el paso del tiempo hasta que sin darse cuenta había llegado a uno mucho más fuerte y puro, uno que se veía obligado a mantener oculto y cerrado bajo cien llaves.

Giotto sabía que nunca podría tener una relación con Alaude, y no porque no lo desease, sino porque el otro no estaba interesado en estar cerca de nadie y mucho menos mantener una relación… a menos de que se tratara de Asari, entonces la cosa cambiaba.

Había podido ver como la mirada de su amado se posaba en su guardián de la Lluvia, una mirada profunda que no perdía ni un solo movimiento del otro, recorriendo el cuerpo contrario con mucha atención. Y que el guardián de la Nube prestará tanta atención a alguien solo podía significar que estaba muy interesado en él, en este caso se notaba que estaba interesado emocionalmente en su compañero.

Cuando descubrió esto su corazón se rompió, incluso llegó a odiar a su guardián de la Lluvia, pero solo por un tiempo, porque no fue capaz de odiarlo verdaderamente a pesar de que sentirse traicionado por él. Claro que no tenía sentido que estuviera de esa forma, Asari jamás intento llamar la atención de la Nube y menos hacer que este se enamorará de él.

El rumbo de sus pensamientos provocó que su mirada se ensombreciera parcialmente, pero pronto oculto lo mal que se sentía y dando una sonrisa se levanto del lugar mientras caminaba a paso tranquilo hacía su oficina, contemplando los pasillos y muros que habían contemplado su amor oculto, el cómo había intentado llamar la atención de la Nube aunque todos sus intentos terminaron en fracaso, no había podido conseguirlo.

Al llegar a su oficina cerró la puerta con llave, soltó un suspiro y se sentó tras su escritorio, sintiendo como todo lo que sentía en ese momento lo asfixiaba y un nudo se formaba en la garganta. Deshizo la corbata y desabotonó un poco la camisa blanca que llevaba pero ni eso no lo aliviaba, se sentía en una prisión y con un cuchillo atravesándole la garganta.

Apretó sus dedos sobre la mesa, buscando reprimir nuevamente los sentimientos negativos que conllevaba tener ese amor puro y ser capaz de  poner la mente en blanco, intentando no pensar en nada. Pero…

No funciono.

Abrió sus ojos de golpe y rápido busco por su escritorio un papel, para su suerte le fue fácil localizar uno. Se mordió el labio inferior durante unos segundos antes de tomar una pluma con los dedos temblorosos. Tragó saliva mientras la mojaba en la tinta para posteriormente acercarla hasta el papel, notando su mano y su cuerpo temblar de anticipación.

Alaude:

Soy un cobarde, lo sé. Debería decirte esto a la cara pero no tengo el coraje de hacerlo, de ver tus ojos metálicos plagados de odio hacia mi persona por lo que estoy a punto de escribir, pero siendo sincero sería igual de duro o incluso más que mostrarás indiferencia ante ello, que no te importará nada.

Ahora escribo esta carta, esperando que en algún momento la leas y sepas por fin lo que he ocultado en mi interior durante años y te concierne.

Pues bien, lo que quería decir es… te amo.

Te he amado desde hace mucho tiempo. ¿Cuánto? No lo sé, no fui capaz de darme cuenta cuando empecé a amarte, lo único que tengo claro es que jamás había sentido por alguien lo que siento por ti.

No pude y no puedo evitar levantarme cada mañana pensando en ti, acurrucarme en las sábanas imaginando que tú estabas a mi lado, abrazándome y mirándome con esos ojos que tanto amo. Con cada misión a la que vas mi corazón late con fuerza y preocupación, no pudiendo estar tranquilo por si te ocurría algo a pesar de saber que eres tan fuerte que sería difícil- por no decir imposible- que salieras lastimado.

Seguramente podría pensar que estas con una mueca en este instante ante todo lo que has leído, aunque lo más acertado sería decir que tu rostro no ha cambiado ni un ápice, estoy seguro de que dirías “Cosas inútiles de herbívoros”. Te doy la razón, posiblemente sea cosa de herbívoros, pero es lo que siento por ti y a pesar del daño que me hace que tú jamás sentirás por mi lo mismo que yo siento hacia ti no puedo seguir reteniendo esto en mi interior, aquí te lo digo.

Es un poco absurdo poner todo esto aquí ya que sé que no tendré el valor para entregártela y que leas todo esto, que por muy cursi que sea y lo odies no tendrás la oportunidad de saberlo. Después de todo aunque guardo esperanzas de que algún día encuentres esa carta y la les al mismo tiempo deseo lo contrario, porque soy un cobarde.

Tal vez si yo fuera él, la persona que realmente amas me daría la valentía suficiente para darte la carta, incluso decirte todo a la cara pero es algo que no puedo hacer. No soy tan valiente como dicen, no puedo hacer algo como eso… Esta carta me ayuda a desahogarme y demostrarme que todo esto que siento hacía ti puede seguir en su sitio, oculto.

Tengo la esperanza que con el tiempo sea capaz de olvidar estos sentimientos, incluso encontrar alguien a quién dárselos que sí me corresponda. Aunque si soy sincero conmigo mismo, las probabilidades de que ocurra son prácticamente nulas, imposibles de lograr, porque tú eres mi primer amor y posiblemente el último.

Esta carta va a ser mi recordatorio, la que me ayudará a mantenerme cuerdo cada vez que te vea con otra persona, la única testigo de mis sentimientos. La única que verá el cómo mi corazón te pertenece aún sabiendo que solo me hago daño.

Si llegas a leer esta carta te agradeceré que lo hagas, y si no simplemente diré que es mi forma de desahogo.

Adiós Alaude, gracias por enseñarme a amar de esta forma.

I.S

 

Giotto se alejó de la carta nada más terminarla, empapando con sus lágrimas su ropa. Una de sus manos cubrió sus labios, intentando calmar los sollozos que pretendían salir. Cerró sus ojos mientras temblaba, no pudiendo retener sus lágrimas que resbalaban por sus pálidas mejillas, siendo las únicas que tuvieran permiso para salir libremente de su cuerpo.

Apretó sus labios mientras su cuerpo resbalaba de la silla hasta quedar sentado en el piso. Respiró hondo intentando calmarse, pero no lo consiguió, al contrarió, su llanto había aumentado.

No sabía cuánto tiempo estuvo así, la única prueba de que había sido bastante tiempo eran sus entumecidos músculos. Se levanto despacio y sin darse cuenta sus rojos ojos por el llanto se cruzaron con la carta que había escrito hace no mucho, su carta de amor. Cerró los ojos por unos breves instantes antes de tomarla y guardarla en el cajón, cerrándolo con llave, manteniéndola segura a la vista de los demás. Nunca se debía coger ni mostrar a la luz.

A la mañana siguiente

 

Respiró el aire de la naturaleza, tan dulce y lleno de vida, las flores l daban ese toque especial y relajante junto a los rayos de sol que llenaban de energía a quienes lo sintieran sobre su cuerpo, sus pasos llevándole por los hermosos caminos del jardín de la mansión. En verdad era un lugar hermoso y que lograba calmar su lastimado corazón al igual que tranquilizarlo enormemente.

De repente sintió un fuerte golpe y su respiración se le fue durante unos segundos. Giró un poco su rostro para ver la persona que se había posicionado sobre su cuerpo, obligándolo a recostarse en el verde pasto. Suspiró resignado, no le sorprendió ver a Kozart- su amigo de la infancia- dándole una sincera y hermosa sonrisa, la cual no pudo evitar corresponder.

- Kozart, ya te dije que no deberías hacer eso.

- Vamos Giotto. No he hecho nada malo, solo es un abrazo.

- Uno que me derribo.

- Je. sí, es cierto. ¿Pero qué se le va a hacer? Siempre quise estar así.

- ¿Así cómo?

- Sobre tu cuerpo.

Giotto sintió como el aliento de su mejor amigo chocaba contra su oído, poniéndolo nervioso. Kozart no le había dicho nada pero su intuición sí, estaba enamorado de él. Siempre lo supo pero prefirió ignorarlo, ignorando todas las insinuaciones que le daba, pero esto ya estaba yendo demasiado lejos.

Podía sentir el pecho de Kozart pegado a su espalda, sus caderas alineadas a las suyas y su rostro oculto en su cuello, aspirando su aroma sin su permiso. No le era agradable.

- Kozart ¿Podrías quitarte?

- No, no puedo.

- Kozart…

- Giotto. Te amo.

 

Ahí estaba lo que más temía. Ahora debía rechazarlo, alejar a uno de sus mejores amigos y todo porque no era capaz de corresponder sus sentimientos.

Estaba a punto de decirle algo y rechazarlo, pero se quedó callado pues en ese momento pensó que hubiera pasado si hubiera tenido la valentía de entregarle la carta a Alaude… Obviamente esté le hubiera rechazado, destrozándole por completo. Sabía o presumía saber lo que era el dolor del rechazo, lo vivía cada día en carne propia por la indiferencia de su Nube.

- Giotto, dame una oportunidad. Yo puedo hacer que lo olvides.

Abrió de golpe los ojos mientras la palidez se apoderaba de él.

- No sé de qué hablas.

- Sí lo sabes, lo haces muy bien.

- No, no sé.

-Giotto- suspiró- Sé que amas a Alaude. Lo puedo ver, cada vez que lo miras tus ojos brillan más, de una manera especial, desearía y deseo ser yo quien recibiera esa mirada.

- Kozart, no lo hagas…

- Sé que lo amas, así como que no te corresponde- apretó su agarre- Tú mismo lo dijiste en más de una ocasión, él ama a Asari. Dame la oportunidad de sanar tu corazón, de conquistarlo, de lograr que me ames de la misma manera en la que lo hago yo. Por favor, envíame a mí todo ese amor que sientes por él, déjame demostrarte que yo sí puedo hacerte feliz.

- No puedo… No puedo…

- Solo te pido una oportunidad. Puedo hacerte feliz.

- Te harás daño. Nos haremos daño.

- No será así. Solo déjame intentarlo, sino lo logró… se acabará. Seremos solo amigos otra vez.

- Kozart….

- ¿No te gustaría tener una oportunidad para demostrarle que lo amas? Esa misma oportunidad es la que te pido, te lo suplico.

Interiormente se maldijo, Kozart tenía razón, desearía una oportunidad, que la persona que amaba se la otorgara. Sabía lo que dolería que llegara a rechazarlo, pero de la misma manera dolería llevar esa farsa. No importa lo que hiciera ambos serían lastimados.

- Está bien. Pero si no funciona lo dejamos.

Kozart no dijo nada, simplemente le dio la vuelta, besándolo con pasión. No quería corresponder, se sentía incorrecto, sin embargo… Era el único que le daba amor de esa manera, algo que realmente necesitaba. Llevó sus brazos al rostro contrario y lo acarició, saboreando el sabor del otro e imaginando- inevitablemente por más que fuera una traición a los sentimientos de Kozart- que la persona que lo besaba era Alaude.

Cuando ya no pudieron seguir a causa de la falta de oxigeno pudo observar como a lo lejos Alaude les miraba fijamente. Sintió algo removerse en su corazón, sin embargo no se movió.

Alaude los miraba de manera fija pero su rostro era inexpresivo, como si no le importará nada de lo que veía, y no le importará el que tuviera novio, no le importará… que jamás pudieran estar juntos.

Vio como se daba la vuelta, adentrándose en el bosque que había cerca y perdiéndose de su vista. En ese momento sintió ganas de llorar, sin embargo no pudo, no frente a Kozart, y menos cuando sintió un fuerte abrazo de apoyo, unas suaves palabras de amor que intentaban tranquilizarlo y la preocupación del otro rodeándolo. Le demostraba amor, lo que más necesitaba.

Al rato se levantaron del pasto, más que nada porque ya podían oír los gritos de G a lo lejos buscando a su jefe y amigo.  Caminaron con las manos enlazadas hasta donde estaban todos, pensando cómo les dirían que empezaron una relación, aunque si lo pensaba que les vieran juntos y llegando hasta ellos con calma daba mucho de que pensar.

Seguramente era por eso que sus guardianes (excepto Alaude) perseguían a Kozart con intenciones de “hablar” amistosamente. La verdad le daba gracia, pero se sentía triste, desde el principio supo que sería así… Después de todo lo más doloroso del mundo es intentar abandonar ese sentimiento tan especial hacia la persona que se ama, por más que parezca lo más saludable y correcto para dejar de sufrir, pero se sufre igual o peor. La verdad es que los seres humanos somos masoquistas sin remedio.

Después de aquel día las cosas fueron bastante…raras.

Alaude se comportaba más agresivo de lo normal y no solo en sus misiones, sino con todos, era más violento y le llegaba a dar miedo. Suponía que se debía a descubrir que Knuckle y Asari eran novios.

-Jamás te hubiera deseado que pasaras lo mismo que yo. Un amor no correspondido- susurró.

Para su fortuna no había nadie cerca de aquel pasillo de la mansión, no hubiera sido agradable que le escucharán, comenzarían las preguntas y… no sería agradable dar explicaciones.

Soltó un breve suspiró, en ese momento se planteo que debería dejar de hacerlo, no debía de ser bueno estar las veinticuatro horas del día suspirando por casi todo.

A lo lejos pudo ver a Alaude acercarse a él con rapidez, estaba más que furioso, su expresión lo decía. De nuevo tuvo miedo de él, miedo de lo que pudiera decir o pensar, era tan grande que no se pudo contener por mucho que lo deseo e intento. Salió corriendo.

Sabía que no iba a poder huir de él, que lo atraparía, pero aún así ignoro a su intuición y lo intentó, esperaba que sus esperanzas no se vieran completamente destrozadas, que su rapidez fuera suficiente como para poder despistar a su compañero, claro que olvido que era Alaude quién le perseguía y que su intuición JAMÁS fallaba.

Solo se necesitaron unos segundos para que tropezara y acabará acorralado contra una pared. Al mirar directamente hacía el frente pudo ver esos ojos metálicos que tanto amaba, pero demasiado lejos de él, le gustaría que lo mirara como Kozart. Y lo apresara con su cuerpo.

<>

-¿Por qué huías?

- No huía- apartó la mirada- Tenía ganas de correr.

- De alejarte de mí.

- No, solo quería… estirar las piernas.

- Ni tú te crees algo tan pobre.

- ¿Qué quieres?

- Mírame.

Ignoró lo que dijo su compañero pero no pudo hacerlo por mucho al sentir dolor en sus mejillas, Alaude las apresaba con fuerza con solo una de sus manos, levantando su rostro hasta que sus pupilas chocaron con las contrarias.

- ¿Qué pasa Omnívoro? ¿Tan poco te complace tu “noviecito” que ya no eres capaz ni de mirar a tus compañeros?

- ¿Qué?

- Patético.

- Alaude déjame. No sabes lo que dices- su mano llegó hasta al contraria para intentar alejarla de su rostro, en vano.

- Lo sé muy bien. ¿Aquel día no te dio bien duro? ¿No te sientes complacido? Era algo normal de un bueno para nada.

-¡Basta!- de un manotazo aparto la mano contraria- No sabes nada, además ¿Qué te importa? ¿Por qué odias a Kozart?

El hombre frente a él no dijo nada, solo apretó la mandíbula con fuerza, elevo sus puños y golpeo con fuerza hacía sus costados. Sus ojos fuertemente apretados demostraban el miedo que sintió durante unos segundos, pero para su suerte decidió no encajarlos en su cuerpo.

- Ni lo sé ni me importa. Es un odio que le tengo desde hace mucho.

- ¿Por qué?

- Hump… ¿Qué es lo que pasa contigo? Eras un herbívoro que no huía y ahora lo haces, no me miras al rostro. ¿Tienes miedo?

- Alaude… por favor.

- Contesta.

- Deja de hacer esto.

- Tienes miedo de mí.

- No…

- Mientes.

- No lo hago.

- Puedo verlo en tus ojos.

- No es lo que parece.

-¿Entonces qué es?

Apartó su mirada mientras se mordía el labio inferior, podía notar que el otro lo provocaba a propósito para poder obtener de él lo que quería. Era esto lo que tanto evitaba, pero quizás fuera el momento para sacarse de una vez por todas, esos sentimientos, esa espina en su corazón. Y así obtener su liberación.

- Alaude… te amo.

El silencio invadió el lugar mientras su corazón latía con fuerza, llegando a ser un sonido ensordecedor y que retumbara en sus tímpanos, con la incertidumbre inundándolo al completo, sin creerse que hubiera sido capaz de decirle lo que sentía.

- Eres un mentiroso Vongola.

- ¡No miento!

- Sales con Shimon y… ¿Dices que me amas? Cínico.

Alaude retiró sus manos del cuerpo contrario y comenzó a alejarse, mirando con desprecio al otro, logrando que el corazón del Cielo se hiciera trizas. Lo que más temía había ocurrido, era por esto que nunca se vio capaz de declarase… debió de mantener la boca cerrada.

Sentía como sus ojos le picaban, deseosos de dejar salir el cristalino líquido que se llevaría con él una pequeña parte del dolor que sentía, no obstante se negaba a llorar. Se prometió a sí mismo con aquella carta que no derramaría más lágrimas por su amor… y sin embargo acababa de romper su promesa.

Ese día su llanto inundo la mansión, ninguno de los guardianes estuvo presente y dio gracias a ello, pero los sirvientes sí estuvieron, dedicándose a consolar a su Cielo y demostrarle que no estaba solo y que jamás lo estaría. Que a pesar de no ser fuertes estaban dispuestos a lo que sea por ver sonreír al hombre que les dio una oportunidad y se gano su cariño de forma incondicional.

Dos semanas después

 

Ya habían pasado dos semanas desde que el corazón de Giotto se rompió oficialmente, todos notaron un fuerte cambio en su persona y les preocupaba. Creían que se debía a una pelea con Kozart, pero al poco tiempo quedo demostrado que no al verlos mucho más juntos que antes, siendo Giotto el que buscará la compañía del pelirrojo.

Eso hizo enfurecer a uno de sus guardianes, mucho más de lo que lo estaba antes y se lo hizo saber, claro que lo hizo. Era por eso que llegó de improviso a su oficina y sin darle explicaciones lo tomó de la muñeca y lo arrastró hasta las caballerizas, ignorando las protestas del rubio ojiazul que no sabía que pasaba, incluso en ese momento que estaban frente a frente y en un tenso silencio.

-… ¿Alaude?

- No lo vuelvas a hacer- su voz sonó mucho más atemorizante.

- ¿El qué?

- Shimón NO PUEDE tocarte.

 

Giotto volvió sus ojos fríos olvidando sus nervios y con la furia recorriéndolo le dio tremenda cachetada a su Nube. ¡¿Qué derecho se creía para decirle eso?! Pero contrario al carácter de Alaude no respondió al golpe y solo se le quedó viendo fijo al rubio.

- No puedes darme órdenes.

- Hago lo que quiero. Termina con ese herbívoro.

- ¿Que termine mi relación con Kozart?- la sorpresa embargaba su tono.

-Sí.

- No.

No volvió a mirarlo cuando paso por su lado, dispuesto a marcharse para continuar con su trabajo, que siendo sinceros no era poco. Al menos esos eran sus planes hasta que una mano le apresó el antebrazo.

- Hazlo.

- No. Quiero estar con él.

- No lo amas.

- Lo haré. Me enamoraré de él y tú ya no serás nada más que mi Guardián.

<>

Giotto no pudo evitar maldecir a esa voz en su mente, sabía que jamás podría enterrar lo que sentía por el otro, pero una oportunidad… no era pedir demasiado. Solo una para intentar olvidarlo y dejar de sufrir.

- Jamás podrás olvidarme.

Giotto quiso contestarle pero cualquier replica que hubiera en su boca fue olvidada en un segundo… en el mismo que sintió los labios de su guardián sobre los suyos. Sintió que algo en él se removía. No pensó en nada solo se dejo llevar y rodeo el cuello del otro, pegándolo a su cuerpo y dejando que le mordiera los labios con fuerza, sacándole gemiditos de dolor mezclados con placer. Sus lenguas se encontraron al poco tiempo, jugando entre ellas e intentando dominar a la otra, deseando hacer que el otro se rindiera. Giotto soltó un gemido ahogado en la boca del otro al sentir como Alaude era el vencedor de la batalla.

Jamás se había sentido más completo y feliz que en ese momento, ningún pensamiento llegaba a su mente al sentir las manos contrarias presionar en su cintura, atrayéndolo al cuerpo contrario con una fuerza que solo conseguía que gimiera ante ese dolor placentero, deseoso de recibir más.

<>

Como si el destino lo odiará recordó a su “novio”. Recordó que él se encontraba en una relación fija y lo que estaba haciendo era infidelidad… ante este pensamiento empujó al otro, soltándole otra cachetada y alejándolo de él como si quemara, como si nunca hubieran estado tan cerca el uno del otro, sin embargo el hilo de saliva que bajaba por las comisuras de sus labios lo desmentía.

- No vuelvas a tocarme, te recuerdo que soy tu jefe… y tengo novio.

Se odio a sí mismo al decir esto pues lo que más quería era dejarse llevar, dejar que Alaude lo hiciera suyo pero no era posible. Elevó su mano y limpió el hilo, dándose la vuelta para marcharse del lugar antes de que la tentación fuera demasiada y flaqueara.

Sus pasos a penas resonaban en el lugar, pero no pudo avanzar mucho cuando sintió un fuerte agarre en su antebrazo, uno que dolía. Al girar su rostro se encontró con la furia refulgiendo en los ojos metálicos, mostrando hasta dónde le habían molestado sus palabras. Intentó que soltara su brazo pero era inútil, a cada movimiento la fuerza se intensificaba.

No le dio tiempo a decir nada cuando la fuerza de Alaude y la gravedad le jugaron en su contra. Acabando tumbado en algo medianamente suave que había conseguido que no fuera un golpe doloroso. Había caído sobre paja.

Al abrir sus parpados (que tenía cerrados por el impacto) pudo observar como su Nube lo veía con furia en sus pupilas. Las pálidas manos viajaron hasta su torso, más específicamente hasta la gabardina que siempre lo acompañaba. Vio con atención como cada botón era desprendido con rabia y rapidez, resultándole imposible hacer cualquier movimiento gracias a esa sensual acción, sacándole un casi imperceptible gemido que logró que su compañero mostrara una sonrisa ladeada. Al ver esto un sonrojo surcó su rostro, mostrando la vergüenza que sentía.

La estorbosa prenda cayó al suelo rápidamente seguida de una camisa blanca que se ajustaba a los músculos del otro, mostrándole como sus fuertes brazos y abdominales eran apresados por esa camisa, haciéndolo ver mucho más sensual.

La Nube se acercó de forma felina pero rápida sin que se diera cuenta pues al percatarse ya lo tenía sobre él, notando la mirada ligeramente oscurecida de esos azules ojos y sus pupilas dilatadas, ni siquiera notó cuando había sido recostado en la paja. No le dio tiempo a reaccionar cuando era besado otra vez, con brutalidad, apretando sus caderas con las contrarias y logrando que de sus labios salieran gemidos ahogados y excitantes así como vergonzosos para el Cielo.

Giotto tembló ante el tacto del otro, notando como los pensamientos se le iban borrando de la mente, decididos a que era el momento perfecto para dejarse llevar pero…. Uno persistía: Kozart. Cerró los ojos con fuerza y siendo incapaz de continuar lo empujo lejos de su cuerpo, pegándole una cachetada que le dejo la mejilla enrojecida.

- Te lo repito por última vez: tengo novio, déjame en paz.

Al terminar de hablar se levanto con rapidez, volviéndose a colocar en su lugar la camisa desordenada: grave error. Alaude lo cogió con fuerza y lo estampo contra la paja, atando sus manos con la camisa que anteriormente la nube tiró por algún lugar olvidado del establo. Estaba a punto de quejarse e insultarle pero los besos demandantes del otro no se lo permitían. Su cuerpo estaba calentándose de forma impresionante al sentir las manos ajenas recorrer sus caderas con pasión y desesperación, apretándole con fuerza y dejándole marcas que serían visibles en poco tiempo…

Su determinación estaba comenzando a flaquear, queriéndose dejar hacer… pero no podía. Como pudo le pateo en el torso sin demasiada fuerza, solo la justa para que lo suelte. Su idea funciono pero ahora Alaude le miraba enojado, más de lo que estaba antes.

- Te castigaré por esto.

Mi cuerpo tembló al sentir la mirada lujuriosa que el otro tenía, notando como se colocaba entre sus piernas y presionando el bulto que tenía entre sí contra su trasero, sacándole un gemido sorprendido, deseoso… dejando su mente en blanco.

Alaude comenzó a recorrer la piel contraria con fuerza y deseo, dejando chupetones por todo su cuello, marcándolo como su propiedad. Sus manos se encontraban una en sus pezones y la otra sobre su miembro, apretándolo y frotándolo, erizando su piel. Se mordió los labios evitando soltar los gemidos que se empeñaban en salir de su boca, deseosos de demostrar cuanto le gustaba aquello, cuanto deseaba lo prohibido…

- Alaude suéltame… yo estoy en una relación con…K-Kozart….

El agarré de sus manos se hizo más fuerte, sacándole un quejido al notar la fuerza con la que su pene era friccionado. Alaude alejo sus manos de su cuerpo, alejándose de él…

Soltó un suspiro mientras se odiaba, era insistente en que lo dejará a pesar de desearlo, pero no podía, no era justo lo que estaba por hacerle a Kozart…

Se levanto como pudo de la paja antes de sentir un fuerte tirón haciendo que volviera a quedar tumbado sobre la misma, en la misma posición en la que había estado anteriormente. Miró a su compañero incrédulo, había pensado que lo dejaría pero era obvio que se equivoco…

Sus labios se abrieron para quejarse, reclamar, incluso suplicar que lo dejará cuando un trozo de tela cubrió sus labios y otro de la misma le ataba sus manos por encima de su cabeza, quedando colgadas por un trozo de madera que allí se encontraba.

Alaude le enseñó una sonrisa burlona antes de llevar sus labios a sus pezones, devorándolos con gula mientras sus manos recorrían sus caderas y piernas, delineándolas con delicadeza logrando que su piel se erice a su paso…

Las caricias comenzaban a subir de tono y la voluntad de Giotto desaparecía cuanto más sentía sus caricias. Los gemidos que salían de sus labios eran ahogados por la prenda que se encontraba entre sus labios, siendo empapada por su propia saliva pero la gota que colmo el vaso, lo que lo hizo olvidarse de todo fueron los ojos de Alaude, mostrándole un sentimiento de amor en ellos mientras lo tocaba, algo que nunca soñó ver, ese…. fue su final.

Sus piernas se movieron y esta vez no alejaron a Alaude de él, las enredó en las caderas contrarias, atrayéndolo hacía su cuerpo, friccionando sus vergas logrando un gemido por parte de ambos. Alaude noto que Giotto no estaba dispuesto a escapar, se dejaba tocar e incluso ayudaba restregando su cuerpo contra el contrario. Decidió llevo sus manos hasta la boca contraria retirando una parte de lo que en su momento fue una camisa para besarlo con pasión, fuerza y lujuria, enredando sus lenguas y danzando juntas.

 Giotto sintió deseos de tocar y acariciar la espalda del otro, había sido uno de sus deseos cada vez que soñaba con la intimidad que pudieran tener, pero lamentablemente no podía cumplir su deseo pues sus manos estaban inutilizables, gracias a la Nube que aún no las soltaba, gustoso de saber que el otro lo correspondía pero no estaba dispuesto a dejarle una oportunidad de arrepentirse y huir del momento. Los labios que lo sometían dejándolo sin aire lo abandonaron para atacar su cuello, mordiéndolo y chupándolo, logrando que fuertes gemidos adoloridos salieran de su garganta.

Sintió un fuerte tirón de algo desgarrándose, al darse cuenta de esto observo que Alaude le había arrancado sus pantalones, dejando sus piernas al descubierto al igual que la erección que se estaba formando. Se avergonzó por esto pero eso no impidió que el otro bajara por su pecho, amenazando con llegar pronto a su parte baja, dejando rastros de saliva caliente que con el suave viento hacía que escalofríos surcarán por su cuerpo, no podía evitar arquear la espalda y soltar gemiditos cada vez más subidos de tono.

Alaude se detuvo en su ombligo, jugando con él, dándole una pequeña muestra de lo que pronto ocurriría entre ambos pero como si fuera una deliciosa tortura volvió a subir por su cuerpo hasta llegar a  los pezones contrarios, lamiéndolos y dándoles mordiscos, y a pesar de intentar controlarse no pudo evitar darle una fuerte mordida, haciendo sangrar su pezón y que su paladar se llenará del delicioso sabor metálico. Se estaba sobrepasando, y lastimaba a su Cielo, era su naturaleza ser agresivo cuando lo provocaban, no obstante luchaba contra esa parte de sí mismo, procurando no lastimar al otro, deseaba tomarse su tiempo y recorrer a gusto todo su cuerpo, probarlo, estimularlo, y finalmente romperlo llevando a ambos a la locura. Pero no podía hacerlo por los gemidos tan eróticos de su Cielo, lo estaban provocando demasiado. En una forma de buscar su autocontrol y no lastimar a la persona bajo su cuerpo buscó con sus ojos la prenda antes olvidada, notando la saliva que continuaba en ese lugar y sin poder resistir la tentación sacó su lengua, degustando lo que le pertenecía al otro, como si fuera lo más valioso del mundo y una parte esencial de él.

- Delicioso.

Giotto se sonrojo al oírlo, sintiéndose avergonzado de lo que decía el otro pero sin ser capaz de decir nada. No paso mucho para que el Cielo sintiera sus mandíbulas abrirse y que esa húmeda prenda se alojará una vez más en su boca pero esta vez había una pequeña diferencia que lo hacía temblar, degustar lo que se le daba. Estaba impregnada con el olor del otro, su sabor… como un afrodisiaco que pretendía llevarlo a la mismísima locura.

Alaude miró al otro al terminar de colocársela, sonriendo ladino al notar que Giotto estaba excitado.

<<Joder… Alaude… devórame entero… hazme tuyo como siempre desee serlo>> Fue lo que pensó moviendo ligeramente las caderas para chocar ambas intimidades, sintiéndolo con más fuerza el más joven de los dos ya que sin la estorbosa ropa en su piel podía notar mejor la del otro, al igual que el calor que salía de la ropa contraria.

No fue capaz de contener un gruñido cuando su boca devoraba con gula cada trozo de piel a su paso, haciendo que el hombre bajo él se retorciera. No supo exactamente en qué momento fue pero sus manos se colocaron sobre el miembro contrario, apretándolo con fuerza, logrando una fricción que hizo que Giotto perdiera la noción de todo lo que le rodeaba, gimiendo ahogadamente gracias a la mordaza sin poder contenerse.

Sentía su cuerpo estremecerse y calentarse a cada caricia que el otro le daba, pero él también quería participar y hacerlo disfrutar. Siguió frotándose contra el cuerpo de arriba y friccionando sus intimidades, sabía que a Alaude le gustaba por sus gruñidos, le hacía feliz poder provocarle placer. Alaude poco a poco empezó a bajar su mano con suavidad, torturando a propósito a Giotto que comenzaba a babear con más intensidad a cada gemido que intentaba salir de sus labios la tela rota de la que fue su camisa. Al llegar a la base pasó a acariciar los testículos, apretándolos suavemente, logrando que el rubio se arqueara.

Para cuando Giotto quiso darse cuenta se encontraba completamente excitado y expuesto ante el hombre de mirada lujuriosa que amaba tanto, notando como relamía sus labios al verlo. Sintió sus mejillas arder pero superando la vergüenza que sentía y recurriendo a un lado que no sabía que poseía comenzó a abrir más sus piernas, dejando que entrará mejor entre ellas, dándole una clara invitación a mirar, a entrar en él si así lo deseaba.

Giotto se mordió los labios mirando fijamente a Alaude y sin saber cómo pudo hacerlo en esa posición movió sus caderas contra las contrarias, chocando ambas intimidades más que despiertas. En su interior Giotto estaba sujetándose con fuerza los cabellos y tirando de ellos a causa de sus descaradas acciones, pero no podía evitarlo, desde que conoció a Alaude quiso algo así y quizás esta fuera la única oportunidad que tuviera para ello.

El rubio cenizo gruño ante tal descaro, le encantaba lo dispuesto que se encontraba su cielo, pero su miembro le dolía y sentía que podía explotar. Así que ante los ojos lujuriosos de su rubio se bajó el pantalón junto a los bóxers e inmediatamente su enorme y adolorido miembro salió como resorte y se irguió en todo su esplendor, capturando el asombro de su rubio, por lo cual no pudo evitar que una sonrisa ladeada saliera de sus labios. Desató el amarre que mantenía en las muñecas contrarias y acomodó a su Cielo dejándolo en cuatro y su rostro frente a su excitación. Le quitó la mordaza y el sumiso se sintió impresionado, perturbado y un poco asustado por el tamaño, pensando como algo así entraría en él. Ante esa idea sintió como la bilis se formaba en su boca, babeando ante lo que pronto esperaba que ocurriera.

Alaude no tenía que decirle que hacer, nunca antes había hecho algo como eso pero su instinto o su intuición se lo informaban, y él simplemente se dejaba guiar. Acercó sus labios de forma un poco dudosa hasta él, acariciándolo con ellos, un tacto delicado como el de las rosas, apenas un roce que se podía comparar con la caricia de la brisa. Podía sentir el calor que emanaba dicho pene el cual le dejaba los labios calientes y rojos, o quizá era su propio calor corporal, no lo sabía. Su lengua salió y con parsimonia y un poco de miedo recorrió la punta. Al notar que no ocurrió nada y que su compañero no estaba enojado ante sus acciones comenzó a hacer círculos, recogiendo las gotas de pre-semen que salían, teniendo un sabor salado y amargo, pero las aceptaba solo por ser de Alaude, disfrutándolas como si fueran la mayor delicia del mundo.

A pesar de la vergüenza de ese acto estaba ansioso y deseoso de tener más contacto, de sentirlo pronto y saber que fue suyo aunque sea por un instante.

- Grrr… Giotto.

Soltó un gemido al oír la voz excitada y ronca del otro, notando como lo empujaba queriendo dejarlo de nuevo sobre la paja, pero ese sabor lo volvía loco, aún no terminaba, quería más de ese caliente trozo de carne, aún no saboreaba completamente ese pene que más tarde lo conectaría con Alaude. Así que se zafó del agarre y volvió a su posición original quedando frente a la verga de su Nube y antes que el otro quisiera impedírselo metió con cuidado la punta en su boca, escuchando un leve gemido, sintiendo el estremecimiento de su cuerpo y como agarraba su cabeza, entonces Alaude metió un poco más su miembro en su cavidad bucal. Su pene le llegaba hasta la mitad, no creía poder llegar a tomarlo todo pero lo intentaría, eso pensaba a la vez que acariciaba todo lo que tenía metido moviendo la lengua en círculos, saboreándolo por completo, era delicioso, era el sabor de su amado, salado y dulce a la vez, así que aunque sabía que no iba a ser sencillo acomodó un poco los músculos de su boca e inclinó la cabeza hacia un lado, logrando- en un movimiento de cabeza- engullir todo el miembro hasta la base del mismo, Alaude soltó un gemido a la vez que apretaba sus dedos en el cabello de Giotto, pero aún así se quedó quieto esperando que fuera el otro quien iniciará el movimiento. Giotto por otra parte sentía que se ahogaba, pudo meterlo todo pero era difícil mantenerlo ahí, al menos algo de aire le llegaba por la nariz. Así que minutos después y acostumbrado a respirar por la nariz comenzó a moverse, algo lento, pero sabía que tenía que acelerar, se le cansaba la boca, pero aún así quería proporcionarle el mayor placer posible al otro. El cual disfrutaba la caliente boca de su Cielo, por lo que después de mucha espera- para él- comenzó a moverse hacia adelante, sintiéndose más adentro de la garganta deliciosa que le apretaba y mandaba ondas de calor.

No pasó mucho tiempo antes de que la Nube comenzara a gemir, él no era de demostrar emociones pero sentía tanto placer que le resultaba imposible mantener su estoicidad. Intentó contenerse, no quería acabar en la boca de  Giotto, pero era tanta la presión que ejercía sobre su pene que no lo soportó más y eyaculó en la garganta de su Cielo, quien se tensó e intentó tragar todo para no ahogarse, lo cual pudo hacer a penas.

Alaude con cuidado salió del rubio menor, esperando no haberle lastimado la garganta, pero no fue su culpa solamente. Lo recostó hasta que su espalda chocará contra la paja, le quitó unos mechones pegados a la frente contemplando en todo su esplendor plasmado en el cuerpo sudoroso de Giotto, su agitada respiración ayudaba a que las gotas de sudor bajaran por los abdominales apenas marcados, jugando con la piel contraria hasta perderse en su vello púbico. Sin dejarle recuperar todo el aliento le beso con salvajismo siendo correspondido de la misma forma, pero algo más lenta. En algún momento la nube se canso de esa posición, por lo que cogió las caderas ajenas y de un tirón las coloco encima de su rostro mientras que el rostro contrario se encontraba directamente con su pene, formando un maravilloso 69.

Giotto se mordió el labio inferior por un segundo antes de estirar su rostro un poco y conseguir meterlo en su boca, pudiendo  saborearlo de nuevo, pero esta vez por completo, recorriendo con su lengua las palpitantes venas que pulsaban y resaltaban en la piel contraria.

Alaude por su parte se dedico a chupar y morder los glúteos y muslos del otro, dejando marcas que decían “Es mi propiedad”, por si en algún momento Kozart era tan suicida como para tocar a su Cielo de esa manera.

Su lengua se adentro entre esos muros de carne que protegían un pequeño y estrecho lugar que lo haría llegar hasta la mismísima gloria. Lo lamió con dedicación pues a pesar de su deseo y urgencia por estar en el interior del otro… <>  pensaba escuchando la sinfonía de dulces gemidos de su Cielo que acariciaba de manera torpe su miembro nuevamente despierto. Cuando lo creyó preciso retiró su lengua para sustituirla por sus dedos, introduciéndolos con cuidado y ensanchando poco a poco esa cavidad. Un segundo dedo entraba en él, haciendo movimientos de tijeras y recurriendo a todo su autocontrol para no penetrarlo directamente, sobre todo al escucharlo gemir como una perra en celo mientras llenaba su miembro de saliva. Meter en él un tercer dedo llegaba a resultar una verdadera tortura, esa estrechez que le mostraba una pequeña parte de lo que probaría en cuanto se adentrara en él. Movió sus dedos de manera delicada, deseando que estuviera listo lo antes posible para poder empezar la verdadera acción.

Para su suerte no paso mucho hasta que sintió como Giotto abandonaba su verga para poder gemir más libremente, moviendo sus caderas para que sus dígitos lleguen más profundos. Se relamió los labios ante esto y de un solo movimiento volvieron a su posición original: Giotto bajo el cuerpo de Alaude.

-¿Qué quieres que te haga?

- ¡Ahh…! Quiero…- lo vio a los ojos con lujuria- Quiero que me penetres, que me folles bien duro para que no pueda levantarme en días, hazme gritar y párteme por la mitad… y así olvidar todo y a todos…

Alaude se sintió arder ante sus palabras. Respiró profundo mientras colocaba su miembro en la entrada contraria, entrando con cuidado de no lastimarlo, sintiendo como su verga era absorbida con necesidad por la pequeña cavidad que lo estaba acogiendo en su interior. Sus puños se apretaban alrededor de la paja en un intento de controlarse y no hacerlo de un solo golpe. De alguna manera fue capaz de contenerse y entrar completamente en él sin lastimarlo.

- ¡Ah…!... ¡Alaude!

Ese gemido tan jodidamente erótico hizo que todo raciocinio despareciera, penetrándolo con fuerza, no pudiendo controlarse más. Su Cielo gemía, gritaba con fuerza, enrollando sus piernas en las caderas contrarias sintiendo como llegaba hasta lo más hondo de su interior.

- ¡¡SIIIIÍ!!... ¡JO-JODER! ¡¡¡MÁS, DAME MÁS!!!

Sus gritos se oían por todo el lugar, logrando que la bestia interior de su compañero saliera completamente, y que sus embestidas aumentaran considerablemente, tocando el punto “G”, logrando que sus gritos aumentaran mucho más, lastimándose de paso la garganta.

En algún momento Alaude cogió la pierna de Giotto colocándola en su hombro, sujetándole las caderas mientras entraba en él, apretando el punto dulce que había encontrado, logrando que su Cielo no fuera capaz de aguantar más y se corriera manchando su propio vientre, el suyo e incluso que un poco de su esencia cayera en su propio rostro.

El Cielo enredo con dificultado sus brazos en el cuello contrario, pues aún tenía amarradas las manos, en todo momento había sido sometido y dominado por Alaude, el cual correspondía su abrazo. Se miraron unos segundos a los ojos hasta que Alaude se acercó hasta el rostro contrario, besándolo con suavidad. Giotto enredo sus piernas en las caderas contrarias, acercándolo todavía más a su cuerpo y gimiendo al sentir ese miembro volver a moverse en su interior, incluso agrandarse más de la cuenta.

Después de eso ambos estuvieron haciéndolo durante horas, olvidándose de todo y todos, solo pensando en el hombre a su lado y en mostrarle esos sentimientos ocultos que solo ellos conocían.

Después de aquel día se encontraban cada día en las caballerizas, entregándose y volviéndose uno constantemente. Ambos llevaban sus encuentros con la máxima discreción posible, pero eso no evito que unas sirvientas los encontraran un día en plena acción, marchándose inmediatamente del lugar y ayudando a sus amos cuando estos terminaran de tener sus… acciones especiales. Sintiéndose felices pues ahora sabían el motivo del buen humor de su amo Alaude y la felicidad de su amo Giotto.

En poco tiempo toda la mansión se enteró de su relación, y a pesar de que al principio los guardianes de Giotto no estaban conformes con que le fuera infiel a su pareja, el verlo más feliz que nunca con Alaude les basto para apoyarles y estar de acuerdo, como tantas otras veces lo hicieron, aunque eso no evitaba que les aconsejarán a Giotto que terminará con Kozart, evitándole el mayor dolor posible al pelirrojo, y Alaude estaba de acuerdo con eso pero no precisamente a causa de evitarle daño al Shimon…

De esa manera trascurrieron dos semanas, no prestando atención a nada ni nadie que no fueran ellos mismos. En este momento ambos se encontraban en las caballerizas mostrándose una vez cuánto se amaban el uno al otro. No eran necesarias las palabras ni las confesiones de amor, las meras acciones de ambos lo confirmaban, aunque Alaude había recibido la confesión de Giotto y le alegraba que todas las acciones de su Cielo demostraran cuan sinceros y verdaderos eran esos sentimientos. Y claro, aunque Giotto no recibió confesión alguna las acciones de Alaude y los detalles que tenía con él como el darle caricias cuando lo creía dormido, besarlo suavemente, celarlo, abrazarlo posesivamente y estrecharlo entre sus brazos en sus momentos de pasión era todo lo que necesitaba para saber lo que su Nube sentía.

En la entrada de la mansión

 

En la entrada de la mansión caminaba un feliz Kozart, buscando al amor de su vida y amor platónico, aunque estaba seguro de que pronto podría conseguir que se enamorara de él. A su paso encontraba a varios de los empleados de la mansión que le miraban con sorpresa y de una manera que no sabría descifrar, pero igualmente les sonreía y les deseaba un feliz día.

Estaba caminando por los límites, buscando a su rubio sin éxito alguno. Frunció el ceño y con paso decidido se dirigió hasta el interior de la mansión, encontrándose a su paso a varias criadas que le miraban de la misma manera que los sirvientes que se encontraban afuera. La decisión se mostró en sus ojos mientras paraba a una de las sirvientas, colocando una mano en su hombro.

- Disculpa ¿Has visto a Giotto?

La pobre sirvienta estaba nerviosa, no hacía mucho que había llegado a la mansión a trabajar y se había enterado de… bueno, lo que sabían todos los habitantes del lugar. Estuvo tentada a decirle donde podía encontrarlo pero después pensó en todo lo que le habían ayudado sus nuevos amos. Una pequeña sonrisa se poso en sus labios mientras se relajaba.

- El amo Giotto no se encuentra en este momento, ha salido para una reunión. Sin embargo si gusta puede esperarlo en su despacho.

- Ya veo… lo esperaré allí.

Kozart se despidió de la criada con una sonrisa y camino con tranquilidad por los pasillos hasta llegar al despacho de su novio. Una vez allí se sentó con tranquilidad, esperando a que este llegue. Al poco tiempo apareció la sirvienta de antes, dándole una sonrisita y dejando una bandeja con galletas y té para que pudiera comer mientras llegaba su amo.

Mientras esto ocurría con Kozart no muy lejos de allí una de las sirvientas que lo había visto anteriormente corría todo lo que le daban sus piernas, llegando hasta las caballerizas. Cuando estuvo frente a la puerta comenzó a respirar de manera tranquila, dejando un balde con agua, ropa y toallas para que sus amos pudieran asearse al terminar.

Oyó los gemidos que soltaban desde el otro lado de la puerta, tentándola a observar. Pero como buena sirvienta que era no haría algo así, y si en este momento estaba abriendo la puerta para ver a través de la pequeña rendija no era por cotilla, no señor.

Su amo Alaude estando de pie sujetaba a Giotto por las caderas mientras este tenía una de sus piernas enrolladas en la cadera del otro, sosteniéndose con su otra pierna apoyada en el suelo, y sus brazos en el cuello albino, gimiendo extasiado al sentir el miembro del otro entrar en él. Ambos estaban brillantes a causa del sudor y algunas veces se podía observar como resbalaban por eso, pero el amo Alaude siempre lo sujetaba para evitar que pudiera lastimarse.

Cerró la puerta con cuidado dejándoles algo de privacidad mientras sonreía pervertidamente, sobre todo al escucharlos gemir al llegar al éxtasis. Respiro hondo y puso su mejor voz de inocencia, hablándoles a través de la puerta.

- Mis señores, el señor Kozart ha llegado a la mansión preguntando por el amo Giotto. Aquí les he dejado un balde con agua, toallas y un cambio de ropa.

Oyó como tras la puerta Alaude gruñía y Giotto balbuceaba nervioso, en verdad ambos eran muy divertidos. Cogieron los objetos antes mencionados y se pusieron a asearse, besándose muy de vez en cuando y tocándose pero sin llegar a más, pues sabían que no podrían terminarlo aunque quisieran.

Una vez listo Giotto se dispuso a salir, pero ni siquiera había tocado la puerta cuando una vez más, Alaude lo había tomado del brazo y lo jalaba hacia él, no pudo contener una sonrisa al ser estrechado entre sus brazos grandes y fuertes, adoraba sentirse pequeño y débil entre los brazos de su Nube. Se acurrucó en el pecho de Alaude cuando sintió como este le levantaba la cabeza tomándolo del mentón y le plantaba un beso lento pero húmedo. Sus lenguas danzaban lentas y placenteramente entre sus bocas, a veces en la contraria, pero eso no le quitaba para nada lo delicioso. Soltó un gemido de sorpresa al sentir como las manos de Alaude apretaban y amasaban sus glúteos, gimió más cuando sus caderas sin poder evitarlo comenzaron a rozarse contra las de Alaude, quien lo imitaba disfrutando del contacto de sus miembros.

Se estaban excitando de nuevo, lo podía saber por su dureza y la de Alaude. Pero por más que deseara mandar al demonio la visita de Kozart debía ir a hablar con él para despacharlo y poder volver con su adorada Nube.

Al separarse Alaude le dio un abrazo y le susurró al oído:

-No tardes. Termina esa absurda “relación” y vuelve a mí.

Giotto sonrió en el pecho de su Nube y le dijo:

- Me tardaré el tiempo que quiera. Soy tu jefe por si lo olvidaste.

Como respuesta el rubio cenizo lo apartó un poco, le abrió varios botones de la camisa y esta se deslizó un poco de sus hombros. Ahí lo atacó, Giotto intentó reprimir el grito de dolor por los dientes de su amada Nube en su hombro cada vez presionando más, saliendo un gemido ahogado. Cuando Alaude se separó vio lo profundamente marcada que estaba su dentadura y como de la piel rasgada y lastimada salía un poco de sangre, que él mismo se encargó de limpiar. Lamía despacio y de vez en cuando besaba alrededor de la herida… Giotto suspiraba por eso, le dolía, pero era placentero a la vez, y el hecho de que sea Alaude quien se lo hacía valía mucho para acepar dejarse hacer. Solo por ser él se dejaría marcar.

-Para que entiendas que nadie me manda. Tú me perteneces y haces lo que digo. Ve y termina esa farsa para que vuelvas y pueda cogerte contra la pared.

Ante eso el ojiazul se mordió el labio deseoso, el solo imaginar dicha escena le hizo hervir la sangre.

Sin despega la mirada de los ojos metálicos que mostraban deseo y amor, se acercó y mordió suavemente el labio inferior de su Nube, estirándolo levemente.

- Sigo siendo tu jefe… Pero lo haré.

Al terminar de hablar dejó libre el labio, el cual lamió rápido antes de echarse a correr antes de ser atrapado por el otro, quién seguramente no le dejaría salir de ahí por mucho tiempo.

-Herbívoro- Gruñó excitado, ya se las cobraría cuando regresara.

Llegó a su despacho algo agitado por la carrera, definitivamente había escuchado a Alaude llamarlo Herbívoro, sabía que al volver no le daría descanso como “castigo”. Sonrió lamiéndose los labios lujuriosamente, le encantaban sus castigos, incluso sintió placer en una punzada de su herida en el hombro. Agito sus cabellos ante esos pensamientos, en verdad… ¡Era un pervertido! Más bien ¡¡Alaude lo volvió pervertido!! Y eso era algo que le encantaba.

Inhaló aire y abrió la puerta ingresando bajo la atenta mirada y sonrisa de Kozart, quien se levantó para saludarlo. Lo abrazó y cuando le iba a dar un beso Giotto ladeó el rostro disimuladamente hacia arriba y Kozart besó su mentón… Se quedaron segundos en silencio al darse cuenta y de pronto estallaron en carcajadas. Hacía mucho que no les pasaba algo como eso, habían extrañado momentos como ese.

Volvieron a sentarse pero Giotto detrás de su escritorio.

-¿Cómo estas Kozart?

-Bien, de hecho he venido a invitarte a salir- dijo contento- Hay un nuevo Bistró Francés y quiero que vayamos juntos.

-Ya veo…- miró afuera de su ventana donde podía ver el Cielo azul y si bajaba la mirada podía ver las caballerizas, donde su amado lo esperaba- Kozart, quiero decirte algo.

-Dime.

-En primera pedirte disculpas porque no creo poder acompañarte a ese restaurante.

-Oh… Está bien, si no es hoy será otro día- elevó los hombros restándole importancia sin demostrar el desanimo que sentía por la negativa.

-Y en segunda… No quiero herirte, pero quiero terminar nuestra relación.

El pelirrojo seguía sonriendo a pesar del estremecimiento que le causaron esas palabras, sentía que dentro de él su corazón se rompía y sus ojos le picaban por comenzar a aguarse.

-¿P-Por qué…?- casi ni podía hablar.

-Porque no pude enamorarme de ti. Lo siento.

-…

-…

-…

-…

-Sabes que aún podemos intentarlo. No hemos estado mucho tiempo juntos y es normal que te sientas así, hace falta más tempo- Hablaba más rápido de lo normal, su voz se le quebraba de a momentos, la desesperación lo estaba dominando- ¡Giotto por favor, aún no puedes rendirte! Necesitas la oportunidad de amar. Yo puedo dártela, por favor no termines conmigo- exaltado se levantó de su asiento y se acercó al escritorio tomándole las manos a su hermoso Cielo, mirándolo con súplica.

-Lo lamento, ojalá las cosas no se hubieran dado de esta forma- se soltó del agarre de su ahora ex-novio- Sinceramente no debí haber aceptado tu propuesta. Sé que me has amado desde hace mucho, mi intuición me lo decía, pero no le hice caso porque sabía que no podía corresponder tus sentimientos, no solo por lo que siento por Alaude, sino que al pensar en hacerlo me daban escalofríos… Después de todo eres como mi hermano- Giotto sonrió ante ello, mostrándole al otro que aún lo quería y apreciaba.

-Te amo…

-Yo también, pero no de la manera que quieres. Kozart tal vez sea imposible, pero quisiera que volviéramos a ser solo amigos como antes. Extraño eso días.

-… También yo- susurró.

-Lo lamento.

Ya no había nada más que decir, sin despedirse Kozart salió corriendo del despacho con lágrimas escapando con el permiso de su dueño. Giotto en su despacho se dejó caer en su silla y suspiró, había sido muy difícil para él… Y fuera de la mansión, desde las caballerizas, Alaude sonreía satisfecho viendo las lágrimas que aquel pelirrojo entrometido soltaba en su escape fuera de la mansión.

Más tarde ese mismo día varias sirvientas rodeaban las cabellerizas, todas apoyadas de espaldas contra las paredes de madera, escuchando los gritos de pasión de sus amos. Los gemidos pidiendo más y que a veces pedían piedad de su amo Giotto, y los gruñidos de su amo Alaude. Se habían vuelto aficionadas a espiarlos un poco.

Al final Alaude cumplió su promesa y Giotto podía darse por bien cogido contra la pared, no hace falta ser genio para saber que esa noche Giotto no cenó nada de nada y solo durmió hasta la mañana siguiente, lo cual es comprensible teniendo en cuenta que casi todo el día estuvo amándose con Alaude, y más aún luego de la visita del pelirrojo. Y claro, que no pudo sentarse.

 

Otras 2 semanas después

 

Giotto cenaba solo en el comedor, eran casi las 8 pm y se sentía algo solitario, no podía hacer nada al menos hasta mañana, Asari había vuelto a Japón por algún asunto, Knuckle se fue a recostar sin cenar, Lampo había sido llamado por su padre y G cenó temprano para terminar de organizar unos papeles para mañana, Daemon llevó a Elena a cenar fuera y su amado Alaude… él estaba de misión. Suspiró, como le gustaría que su Nube estuviera con él.

Una de las sirvientas le trajo su postre, un trozo de tarta de queso y arándanos: su favorito. Pero aunque se veía delicioso por alguna extraña razón le entraron ganas de vomitar, y dejó el comedor prácticamente volando para llegar al primer baño que encontrase y vaciar toda la cena.

Al terminar se enjuagó y lavó los dientes, salió del baño sobándose la panza pues tenía una sensación terrible. Lo mejor sería irse a descansar, si se llegaba a encontrar a alguna otra sirvienta le mandaría a avisar que no tenía ganas de postre y se encaminaría a su habitación. Y así lo hizo, le avisó a una sirvienta y se fue a su cuarto a descansar, definitivamente lo necesitaba.

Despertó a la mañana siguiente, las cortinas tapaban perfectamente los rayos del sol pero aún así una pequeña claridad lo alertó del comienzo del nuevo día. Se estiró como un gato pero notó que tenía un peso extra, así que giró el rostro dando con la imagen de Alaude debajo de las sábanas abrazándolo. Sonrió inevitablemente, se acercó a darle un tierno beso de bienvenida cuando otra vez, las ganas de vomitar lo atacaron. Y levantándose de la cama- librándose del agarre de la Nube y por ende despertándola- corrió al baño para vaciar otra vez su estómago, aunque no tardó mucho pues no tenía casi nada dentro.

Estuvo así un rato abrazando la taza del inodoro hasta que las arcadas cesaron y pudo respirar un poco para calmarse. Sintió que lo abrazaban por detrás y no tuvo que saber quién era, solo se dejó levantar y ser llevado a lavarse otra vez los dientes.

Rato después dejaron la habitación, ninguno decía nada, Alaude estaba anormalmente serio pues comúnmente estaría indiferente a todo, pero ahora no se le despegaba y lo ayudaba pues en verdad estaba pálido. Los sirvientes al verlo se preocuparon y aunque quisieron acercarse a checar que no tenía fiebre la mirada amenazante de su amo Alaude era más que suficiente para que apreciaran sus vidas, resignándose a acercarse a su amo Giotto y dejando a cambió que Alaude se encargará de él.

Giotto no dijo nada, solo le pidió al cocinero un desayuno ligero: limonada, frutas picadas con miel, pan tostado con mermelada de ciruela y naranja, y un poco de huevos con jamón… Algo dudoso el cocinero asintió pues normalmente el desayuno de su amo Giotto consistía en más que eso, incluía café, mantequilla para las tostadas y tocino, pero no le dio mucha importancia, solo fue a cumplir con su trabajo.

Más tarde Alaude no disimulaba para nada estar mirando fijamente como su amado Giotto devoraba su desayuno, no dijo nada, ni él ni las criadas cuyo deber era estar ahí para servirles en lo que necesitaran. Pero casi todos veían sorprendidos la manera de comer de su amo, parecía muerto de hambre.

Giotto ni siquiera se daba cuenta de eso, pero era comprensible, estaba con mucho apetito, y teniendo en cuenta que todo lo que comió lo vacío de su estomago esto era algo normal. Ya cuando se hubiera saciado un poco caería en cuenta.

Los ojos de Alaude lo analizaban, cada pequeño comportamiento diferente, cada gesto. No estaba muy seguro, pero sentía que algo iba a pasar y tenía que ver con el comportamiento de Giotto.

Los días continuaron pasando de forma lenta y el Cielo cada vez se veía más pálido, sus comidas disminuían y por más que intentaban buscar el problema que lo mantenía así no daban con él, preocupando en sobre manera a todos los habitantes de la mansión pero principalmente a su novio y amante: Alaude.

En este momento Giotto di Vongola se encontraba en su despacho, revisando unos papeles que habían llegado hace escasos minutos, siendo el reportaje de la misión de su guardián de la Niebla. El oji-azul se sobaba la frente y ojos de forma cansada, sentía un fuerte dolor de cabeza, sintiéndose mareado pero no dijo nada, ni siquiera soltó un suspiro de cansancio al sentir la mirada penetrante de su pareja clavada en él, esperando la más mínima señal de malestar para cumplir con su amenaza: llevarlo ante el doctor.

Ante ese pensamiento se estremeció de terror, odiaba los médicos y hospitales, es cierto que cumplían una importante función y salvaban muchas vidas pero… él no podía con ellos, les daba la sensación de que solo ocurrían desgracias al estar en uno.

Respiró hondo y alejo esos pensamientos de su mente, dispuesto a concentrarse en los informes ante él cuando sintió una tibia piel sobre su frente. Sabía a quién pertenecía pero igualmente elevó sus ojos viendo los de Alaude, que a pesar de su inexpresivo rostro podía notar la delicadeza con la que lo trataba, comprobando su estado.

- Estoy bien Alaude, no te preocupes.

El rubio menor le sonrió en un intento de calmarlo, pero este no surgió el efecto deseado, pudo notar la fuerza con la que la Nube apretó su puño libre, notando la chispa de preocupación refulgir en sus ojos.

Giotto soltó un suspiro, apoyándose de la mesa se inclino hacía arriba hasta poder tocar con sus labios los ajenos en un dulce y tímido contacto que pronto se volvió salvaje, deseado, demostrando tantos sentimientos no dichos. El Cielo llevo sus manos hasta el cuello contrario, atrayéndolo hacía sí, pegando sus pechos de tal forma que no se dejaba ni un solo hueco libre para que el aire pasará a través de ellos. Al separarse un hilillo de saliva unía sus bocas, no obstante este pronto desapareció por iniciativa del más joven.

- Alaude estoy bien… solo… hazme en este momento tuyo…

La Nube abrió grande los ojos ante esto, tentado a devorar a su cielo, pero al recordar que este no se encontraba bien hacía que su autocontrol aumentará, negándose a tocarlo.

Giotto al darse cuenta de esto hizo un puchero, pero estaba decidido a volver a unirse con él y además quería hacerlo… AHORA. Aprovechó su agarre en el cuello ajeno para atraerlo aún más hacía su cuerpo, pegando un pequeño salto y enredando sus piernas en las contrarias, moviéndose de forma lenta, chocando sus miembros, suspirando en el oído del contrario con deseo.

- Alaude… por favor… quiero ser tuyo… ¿No quieres?

Hiso un puchero, mordiendo su labio inferior con deseo, incitándolo a hacerlo. Podía sentir como algo se empezaba despertar en la parte baja de su amado, pero aún así su autocontrol se mantenía firme, negándose a tocarlo… Ante ello acudió a su última carta, el punto dulce de su amado, aquel que lo volvía loco.

Acercó con cuidado su rostro al cuello contrario, lamiendo con cuidado y cariño el punto que se encontraba entre su lóbulo y mandíbula, chupándolo con la suficiente fuerza para dejarle un chupetón. Segundos después se escuchó un gruñido animal y un fuerte golpe contra la mesa, sintiendo como el cuerpo contrario se posicionaba sobre el suyo, devorando sus labios con deseo y lujuria.

Los labios contrarios comenzaron a descender por su mandíbula, abriendo con fuerza su camisa, desgarrándola para dejar al descubierto su piel pálida, mordiéndola y marcándola, sacándole gemidos. La lujuria comenzaba a dominar el lugar, excitando a sus dos compañeros, besándose y acariciándose.

Las manos de la Nube comenzaron a recorrer sus costados, su rostro bajando hasta sus pezones, tirando de ellos con cuidado y sacándoles gemidos ahogados al otro, una de sus manos apoyada en las hebras platinadas incitándolo a que le diera mas, que lo saboreará al completo.

El otro entendió su recado y con deseo le cumplía su petición al otro, moviendo sus manos para que no solo acariciarán la piel de sus costados sino sus piernas de forma delicada, hasta que la desesperación pudo con él, desgarrando las prendas en un solo movimiento, disfrutando de la sinfonía de gemidos que se había convertido en su obsesión.

Giotto por su parte se sintió desfallecer al sentir esas caricias, notando como los documentos y objetos que alguna vez ocuparon su escritorio desaparecían ante sus ojos, siendo olvidados por el deseo. Sus manos comenzaron a recorrer la espalda contraria, arrancando la camisa del otro para poder ver aquel níveo pecho que tanto le enloquecía, viendo el camino de bello que ocupaba su pecho hasta perderse en su parte baja.

Deseo poder tocarlos con su lengua, recorrer ese camino hasta llegar hasta aquel trozo de carne que tanto le gustaba probar pero su amante se encargaba de que no lo hiciera, prohibiéndole el movimiento en una clara muestra de castigo por preocuparlo y tentarlo.

Se mordió el labio inferior, reteniendo algunos de sus gemidos, consciente de que eso enloquecía a su guardián hasta límites insospechables… Al sentir como una de sus manos se colocaba sobre su miembro comenzó a verlo todo borroso, causado por su deseo sin dudas pero… no fue capaz de mantener la consciencia mucho más…

Alaude notó como Giotto no se movía ni ningún sonido salía de su garganta. Se apartó de él con cuidado y pudo notar que el otro había perdido la consciencia. Ante esto no fue capaz de mantener su rostro sin ningún tipo de expresión, mostrando la preocupación que esto había supuesto en él.

Ni lento ni perezoso la Nube cogió entre sus brazos a su amante, colocándole su gabardina y saliendo con él así, importándole poco lo que estuvieron a punto de hacer antes de irse. Llegó de forma rápida hasta la enfermería, alertando a los presentes al verlo con su novio en brazos, pero no dejo que nadie se les acercará, gruñendo cuando alguno de ellos se acercaba a su amante, fulminándolos con la mirada en una clara advertencia de lo que ocurriría si se acercaban a ellos. Los médicos del lugar tragaron saliva de forma pesada, alejándose temblando ante lo que sabían iba a pasar si se acercaban un poco.

No paso mucho tiempo para que el rumor se propagara y el resto de los guardianes entrarán corriendo y gritando, recibiendo una más que clara amenazaba y advertencia de su mal humor, callándolos por la paz de todos en el lugar pero principalmente por la del enfermo.

- Tú, revísalo.

Alaude le dio un fuerte empujón a Knuckle, casi haciéndole trastabillar antes de ver impresionado a la Nube quién le miraba de forma asesina. Soltó una risa nervioso y un “¡Al límite!” antes de acercarse hasta su jefe, revisando con cuidado y dedicación su estado.

Los minutos pasaban y el sol por mucho que buscaba no daba con lo que tenía su cielo, poniendo a todos más nerviosos y a Alaude… a él con un aura realmente terrorífica. Cuando estaba a punto de darse por vencido encontró una anomalía en el cuerpo contrario que le hizo abrir y cerrar la boca como pez fuera del agua varias veces. Los demás vieron esa reacción con una ceja alzada pero no les dio tiempo a decir nada cuando Knuckle los echó fuera, menos a su novio a quién le pidió amablemente que saliera.

Knuckle revisó esa anomalía con detenimiento, realizando la prueba dos, tres, ocho ¡¡veinte veces!! Antes de rendirse, sabiendo que eso era cierto. Se dejo caer resignado en el asiento, tragando saliva y pensado como lo diría cuando Giotto abrió sus ojos.

- ¿Qué hago aquí? ¿Y Alaude?

- Ya va a venir ¡Al límite!

El Sol salió corriendo de la habitación para avisar al resto que ya había despertado el cielo. El rubio platinado no dejo que ninguno de ellos se acercará a su amante, cuidándole y acariciándole el rostro con delicadeza, exigiendo una respuesta a pesar de la resistencia de Giotto que se sentía traicionado al verse obligado a estar en un lugar que odiaba y ultrajado al ser revisado sin su consentimiento.

- Giotto esta embarazado.

Sin más Knuckle soltó la bomba, dejando a todos en shock

- ¿Cómo?

10 años después

Ya habían pasado diez años desde que todo había terminado, desde que la relación de Giotto y Kozart finalizó, desde que Asari y Knuckle se casaron, desde que desde que Alaude y Giotto se casarón, y desde que supieron que Giotto estaba embarazado. Y nueve meses después tuvieron a su primer hijo: Kyoya.

En un principio Alaude pensó que Giotto le fue infiel, pero al ver que su hijo era una réplica de él entendió que ese tono de cabello pertenecía a uno de los padres de Giotto. Casi un año y medio después nació su segundo hijo: Tsunayoshi. Era una réplica exacta de Giotto y en esta ocasión Alaude no pensó en la posible infelicidad de su amante ya que ese tono de cabello era normal en la mayoría de hombres de su familia.

En esos años Knuckle y Asari se casaron teniendo dos hermosos gemelos: Ryohei y Takeshi. El resto de Guardianes también formaron su propia familia, dándole a la  mansión alegría y vida cada día.

Para sorpresa de todos Cozart trato a Giotto como si nada hubiera pasado, claro después de un tiempo alejado, llevándose bien de la misma manera que antes y posteriormente se enteraron que Kozart tenía novio: Takeshi. Cuando Knuckle y Asari se enteraron lo persiguieron queriéndolo matar por ser un maldito pedófilo que se quería sobrepasar con su pequeño bebé.

Pero a pesar de todo eso el pequeño Takeshi solo se reía por como sus padres “jugaban” a las atrapadas con su novio, acompañado de su hermano mayor que animaba a sus padres.

Pero a pesar de que su mejor amigos tuviera tantos problemas con su pequeño sobrino Giotto estaba feliz con su vida, tenía a la persona que amaba, un esposo estricto con Kyoya y bastante amable con Tsuna, salvo en los entrenamientos. Aún se reía pues Kyoya había heredado la costumbre de clasificar a todos como Carnívoros, Herbívoros y Omnívoros. Y su pequeño Tsuna era bastante torpe, sin duda eso lo heredó de él, pues de joven era también muy torpe.  Pero los amaba a ambos mucho, y más a su esposo que por las noches le demostraba su amor y su pasión.

Sin duda ahora si era feliz, ya no escribir más cartas para desahogarse, ya no llorar por las noches en su cuarto, ya no mirar a lo lejos a su Nube y ya no guardarse sus sentimientos.

Notas finales:

Bueno, espero que os haya gustado a todos. Como siempre que lo decía antes, podéis pedir cualquier pareja que querrais con las advertencias que queraís y yo las haré. Y esto es algo que nunca dije pero por si alguien quiere, si teneis una idea general de lo que quereis lo podéis pedir. Y en resumen: sigo aceptando pedidos.

Y aquí como en casi todos los shorts esta la lista que cada día crece xD

21) Alaude/Giotto para madroj (Hecho)

22) 1827 para madroj

23) G27 para luki-chan

24) “Alguien”/Tsuna (es decir, no se sabe quién es el seme de Tsuna) para luki-chan

25) XS para Littlemermaid8_8

26) DS para Littlemermaid8_8

27) D27 para Littlemermaid8_8

28) 0027 para luki-chan

29) 692718 para luki-chan

30) 5927 para luki-chan

31) R27 para Ankaxir

32) G27 para Ankaxir

33) Emma/Tsuna para Ankaxir

34) 6727 para Littlemermaid8_8

35) 1827 para Littlemermaid8_8

36) A18 para Littlemermaid8_8

37) Xanxus/Tsuna para madroj

38) R27, 00D, 6980 en un mismo one short para naysuki chan

39) RL para Witch Mix

40) Lampo /Lambo para Witch Mix

41) Tsuna/All (Tsuna de seme) para Witch Mix

42) 1827 para 1827Forever1827

43) 1827 para 1827Forever1827

44) 1827 Para 1827Forever1827

45) G27 Para Llittllemermaid8_8

46) 10069 para Littlemermaid8_8

47) 10027 para Littlemermaid8_8

48) 1827 para 1827Forever1827

49) 1827 para 1827Forever1827

50) RL para 1827Forever1827

21) Tsuna seme de los semes para Witch Mix

52) 1827 para Witch Mix

53) Daemon/mukuro/Byakuran para Witch mix

54) R27 y Alaude Giotto para nay

55) 1827 para yashi

56) 10051 para Littlemermaid8_8

57) B26 para Littlermermaid8_8

58) R56 para Littlemermaid8_8

59)1869 para Handoru

60) 182769 para madroj

61) familia enemiga/Tsuna (violado) para mar snape

62) All/Tsuna para mar snape

63) RL para madroj

64) D18 para yashi

65) 2759 para yashi

66) 27R (sí, es Tsuna el seme de Reborn) para yashi

67) 56L para Littlemermaid8_8

68) Verde/Fon (creo) para Littlemermaid8_8

69) Alaude/Giotto para littlemermaid9_8

70) 5927 para luki-chan

71) Spanner/Tsuna para luki-chan

72) All/Tsuna para luki-chan

73) Daemon/Giotto para yashi

74) Knuckle/Ryohei para with mix

75) Arcobaleno/lambo para with mix

76) kikyo/xakuro para with mix

77) D27 para sokayvm

78) 10069 para sokayvm

79) R27 para andre

80) 1827 para andre

81) A27 para andre

82) 1827 para vale

83) RL para vale

84) 1827 para 1827Forever1827

85) 1827 para 1827Forever1827

86) 1827 para 1827Forever1827

87) R27 para Judith^^

88) Giotto/Tsuna para Tokyo Fujioka

89) B26 para Tokyo Fujioka

90) 0027 para Tokyo Fujioka

91) 2769 para Artisexx

92) Reborn/Lambo/Bianchi (hombre) para  Mizakilzami

93) lussuria/levi para Mizakilzami

94) Giotto/Tsuna/Reborn para SmileJ

95) Tsuna/Emma para madroj

96) Dino/Tsuna para madroj

97) Mukuro/Tsuna par a hinata

98) G27 para Ankaxir

99) R27 para madroj

100) Giotto/Daemon para Artisexx

101) R2718 para alice namikaze Sawada

102) X27 para Anonimo

103) 8027 para Anonimo

104) Lambo/Tsuna/Lampo para Anonimo

105)G27 para madroj

106) 1827 para hiyori ishida

107) Tsuna mayor/ Hibari 16 para hiyori ishida

108) Alaude/Giotto para hiyori  ishida

109)1859 para yunalesca

110) G/Giotto para yunalesca

111) R27 para  Anónimo

112) Iemitsu/Basil para madroj

113) X27 para roxiyaoi

114) R27 para roxiyaoi

115) 1827 para roxiyaoi

116) G27 para madroj

117) 1827 para 1827Forever1827

118)1827 para 1827Forever1827

119)1827 para 1827Forever1827

120) León/?? Para 1827KratSN

121) 2718 para sochitil-sama

122) 8059 para sochitil-sama

123) D18 para Hiru

124) 1827 para 1827Forever1827

125) 1827 para 1827Forever1827

126) 1827 para 1827Forever1827

127) Reborn/Lambo yuri para Witch Mix

128) 8059 yuri para Wich Mix

129) Koyo/Ryohei/Hana yuri para Witch Mix

130) Alaude/Reborn para 1827KratSN

131) Alguien primera Generación/Tsuna para 1827KratSN

132) Asari/Yamamoto para 1827KratSN

133) 1827 para 1827Forever1827

134) 1827 para 1827Forever1827

135) 1827 para 1827Forever1827

136) G/Gokudera para 1827KratSN

137) Lancia/Tsuna para 1827KratSN

138) Ryohei/Fuuta o Fuuta/Ryohei para 1827KratSN

139) 5927 para raxiyaoi

140) Giotto/Tsuna par raxiyaoi

141) 0027 para raxiyaoi

142) All/Tsuna para raxiyaoi

143) 1827 para Kaeru-

144) R27 para kaeru-

145) G27 para Kaeru-

146) X27 para luna_negra_89

147) XS para 1827kratSN

148) Giotto/Enma para 1827KratSN

149) Reborn/Dino para 1827KratSN

150) 5927 para TrafalgarDMonkeyShiro

151) 182769 para TrafalgarDMonkeyShiro

152) 1827 para 1827Forever1827

153) 1827 para 1827Forever1827

154) 1827 para 1827Forever1827

155) X27 para Gold D Roger

156) 1827 para ValezWalker

157) Dino/Enma para ValezWalker

158) Iemitsu/Dino para ValezWalker

159) 1827 para 1827Forever1827

160) 1827 para 1827Forever1827

161) 1827 para 1827Forever1827

162) R27 para TrafalgarDMonkeyShiro

163) All27 para TrafalgarDMonkeyShiro

164) 8027 para madroj

165) 1827 para 1827Forever1827

166) 1827 para 1827Forever1827

167) 1827 para 1827Forever1827

168) Iemitsu/Dino para 1827KratSN

169) Giotto/Ryohei para 1827KratSN

170) Mukuro/Tsuna para 1827KratSN

171) 8027 para Luna Korin

172) X27 para Luna Korin


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