Era un nuevo día en la mansión Vongola y un joven de dieciséis años caminaba tranquilamente por dicho lugar, estando tranquilo buscando a sus padres.
Al poco tiempo llego hasta una gran puerta de roble en la que se podía distinguir fácilmente que ese era el despacho del actual jefe de Vongola. Toco a la puerta esperando que sus padres le permitieran el paso, y extrañamente en la habitación se oyó un gran revuelo y golpes antes de permitir la entrada al chico. Con cuidado abrió la puerta y miro con ojos inocentes la habitación y a los ocupantes de la misma.
Su “madre” estaba con la ropa desarreglada y el cabello más despeinado de lo normal y en su rostro se reflejaba una sonrisa nerviosa mientras miraba a su esposo, es decir, mi padre.
Mi madre era un hombre alto de cabello rubio que iba en contra de la gravedad. Sus ojos eran dos dulces perlas azules y su piel era de un dulce color chocolate. El nombre de mi madre era Giotto di Vongola, el actual jefe de la Vongola.
A los pocos pasos se encontraba mi padre y esposo de mi madre. Era un hombre alto, más que mi madre, de cabello rubio platinado y ojos como el acero, su piel era pálida como la leche y en su rostro se podía apreciar una mueca de seriedad y frustración. Su ropa estaba desarreglada, al igual que la de mi Oka-san, ¿qué es lo que habrá pasado?
Avance unos pasos y un crujido se oyó en el lugar. Bajé la mirada y vi que había pisado los restos de lo que en su momento fue una taza y en esta se podía ver un tono acaramelado. Eso debió ser lo que se cayó antes, lo más probable es que con las prisas mis padres lo tiraran.
Los miré de forma interrogante y sus reacciones me resultaron graciosas. Mi madre se sonrojo fuertemente y miro a mi padre como si quisiera matarlo en ese mismo momento mientras que mi padre solo sonreía con suficiencia y tenía una mirada de satisfacción, o al menos algo parecido.
- Etto, Oka-san, Otto-san ¿para qué me llamasteis?
Intente aligerar un poco el ambiente y parece que lo conseguí ya que mi madre dejo de matar a mi padre con la mirada para pasar a mirarme de una forma dulce y ¡preocupada?
- Verás Tsu-kun tenemos que irnos junto a tus tíos a entablar una alianza con una familia y tanto tú como tus primos os quedaréis aquí solos.
- entiendo mama, no te tienes que preocupar de nada. Estaremos bien.- Le regalo una suave sonrisa a su madre para que se relajará pero eso pareció no funcionar.
- os quedareis con e Arcobaleno del sol.
Mi padre había interrumpido a mi madre antes de que está pudiera hablar y enfadado se puso a regañar a mi padre sin embargo este ignoraba la riña que le estaba dando mi madre. Yo mientras pensaba en lo que eso quería decir. Al final me encogí de hombros, al fin y al cabo, no puede ser tan malo ¿verdad?
Mis padres y tíos ya se habían marchado y ahora estaba en plena libertad con mi familia y con Reborn-san. Esto va a ser muy emocionante.
Día 1
Caminaba felizmente por los pasillos de la mansión, pensando que podía hacer el día de hoy ya que gracias a mis amados padres, ahora Reborn no me podría entrenar hasta que ellos volvieran. Lo único que dijeron al respecto fue “Reborn” “Demonio” “entrenamiento” “Muerte segura” me pregunto a qué se referían.
Bueno eso ahora da igual, lo que importa es que no tengo nada que hacer y me encuentro muy aburrido. Decido salir a fuera de la mansión y veo a mi primo Ryohei, él es el hijo de mi tío Knuckle y una persona muy hiperactiva. Siempre está haciendo deporte y hoy no es la excepción. De repente gira la mirada y me ve profundamente antes de sonreír y correr hacía mí.
Se lanza encima de mí y acabamos ambos en el suelo, Ryohei encima y yo abajo, nuestros rostros cerca el uno del otro y sin poder evitarlo me sonrojo a causa de la cercanía. Él va acercando su rostro al mío hasta casi rozar nuestros labios, y yo me quedo parado sin entender lo que intenta hacer. ¿Acaso es algún tipo de juego? Supongo que sí.
Cuando están a punto de tocarse, hoyemos un disparo y por acto reflejo nos separamos alarmados para ver al causante de dicha acción. La persona ha sido nada más y nada menos que Reborn, quien nos ve con una mirada asesina y un aura tan terrorífica como su aura, ¿qué es lo que le pasa? Lo único que sé es que después de eso se llevó a Ryohei a algún lugar y no pudo volver a verlo hasta la noche donde parecía un muerto viviente. ¿qué es lo que había pasado? No lo sabía pero al parecer mi amigo no me lo quería decir por lo que al final me quede con la duda pero suponiendo que seguramente sería Reborn y uno de sus entrenamientos extra lo deje pasar y simplemente me fui a mi cuarto a descansar.
Día 2
Hoy me había costado levantarme pero al final lo conseguí y con un poco de pereza baje hasta el comedor para ver a mi familia desayunando. Como siempre Kyoya-nii y Mukuro se estaban peleando, Hayato discutía con lambo y Takeshi intentaba calmarlos mientras Ryohei animaba la pelea muy entusiasmadamente, señal que ya se había recuperado por lo de ayer y Chrome estaba en una esquina observando las ilusiones que invocaba cada tanto Mukuro, mientras que Reborn estaba bebiendo un café mientras leía el periódico.
Yo simplemente los salude a todos y me senté a desayunar y misteriosamente en el momento que todos notaron mi presencia se calmaron y se pusieron a desayunar conmigo.
Este día fue más extraño al anterior y os preguntaréis por qué. Pues sencillo, empecemos por el principio.
Después de desayunar decidí ir a dar una vuelta y me encontré con el pequeño Lambo, que al verme se lanzó a mis brazos y con su cara de borreguito a medio morir me pidió que jugáramos juntos y yo, no pudiendo resistirme a esa hermosa carita le dije que sí. Hasta ahí todo normal. Lo raro fue cuando comenzamos.
Lambo insistió jugar a “Papas y mamás”, si me preguntan por qué, no tengo ni idea pero aún así acepte jugar con él.
Yo era el papa y Lambo era la mama y nos pusimos a imitar a un matrimonio y de alguna forma, acabamos Lambo y yo abrazados mientras la “madre” me daba pequeños besos en las mejillas y frente. ¿No se suponía que yo era el papa? Entonces ¿no debería de tratarme como su esposo? Se suponía que debía ser así y de otra manera me trataba como a su hijo pero ¿a los hijos se les da besos en el cuello? No tengo idea, pero supongo que sí.
Bueno antes de que siguiéramos jugando Reborn volvió a aparecer y cogió a Lambo y se lo llevo de allí muy enfadado mientras decía algo de “Vaca estúpido” “Pervertido” y “Castigo”, no tengo idea de lo que significaba pero bueno, será algún juego de esos dos.
Después de eso me levante del lugar y fui a dar una vuelta. Al girar una esquina me encontré a Chrome y a Mukuro, ambos con grandes sonrisas en sus rostros, no entendía por qué pero me daba curiosidad saberlo y ambos al escuchar mi pregunta solo rieron para luego abrazarme ambos por un lado.
Los labios de Mukuro se acercaron a mi cuello como lo hizo anteriormente Lambo mientras que los de Chrome se acercaban a mis labios como lo hizo ayer Ryohei. ¿Ellos también querían jugar a esto? Con curiosidad por saber cómo era el juego y porque no le veía nada de malo deje que se me acercaran pero antes de finalizar se sintió un ambiente muy pesado y un aura terrorífica. Al girarnos pudimos ver a Reborn con una cara de mala hostia impresionante y antes de que pudiera saber que ocurría, ambas nieblas desaparecieron junto al Arcobaleno y solo se pudo escuchar la risa nerviosa de Mukuro y a una Chrome tartamudear.
Me encogí de hombros y continué con mi camino. Pronto me encontré con Hayato en el aula de música y me acerque a escucharle tocar el piano. Lo hacía de manera hermosa y encantadora, lo adoraba. Él al darse cuenta de mi presencia se giró y me dedico una mirada llena de sentimiento aunque no sabía que sentimiento podía ver allí pero aún así yo le regale una sonrisa. No me preguntéis cómo pero acabe entre el piano y el cuerpo de Hayato y sus manos muy cerca de cierta parte muy sensible de mi anatomía. No sabía ni entendía nada y solo me quede observando al chico frente a mi con una mirada interrogante mientras él tenía un gran sonrojo. Antes de que pudiera hacerme algo, Reborn volvió a aparecer y llevarse enfadado a Hayato. Fruncí mi ceño. Pero ¿qué pasaba?¿ Es que podían estar todos con Reborn menos yo? Pronto me olvide de mi enfado y seguí caminando hasta que encontré a Takeshi. Él estaba entrenando muy concentrado con la espada y se podía ver las gotas de sudor enmarcando su rostro y que bajaban por su cuello hasta perderse en su ropa. Eso era… normal. Aunque ¡no se resfriara así? Lo pensé un momento y llegué a la conclusión de que no porque si no usaría esa ropa. Estaba a punto de marcharme cuando sentí un abrazo en mi espalda y alguien apretarse contra mi cuerpo. Era Takeshi. ¿Por qué lo hacía? Supongo que tenía frío. No me importo y deje que continuara pero de un momento a otro Takeshi ya no estaba, había desaparecido como lo habían hecho los demás y la prueba de que había sido el mismo hombre era un pequeño camaleón que se había caído y que se transformaba para ir con su dueño. Hice un puchero. No era justo, ya lo estaban haciendo de nuevo.
Cansado me dirigí hasta la azotea donde se encontraba ahora mismo Kyoya-nii. Al verle le sonreía de forma cálida y sin dudarlo un momento me lance a sus brazos, quedando ambos bien pegaditos y juntitos. Me gustaba estar así con mi nii-san, era agradable y acogedor. Pero poco nos duró cuando el responsable de todas las desapariciones volvió hacer que mi nii-san se fuera de mi lado y lo peor es que no sé como lo consiguió, simplemente lo hizo. Le mire con un puchero y con una mueca de enfado y me puse a reclamarle por qué había hecho cuando solo estaba jugando con ellos.
Entonces un aura oscura Salió de él y “jugamos” a lo que los demás quisieron jugar conmigo, y además lo hicimos durante toda la noche.
Al día siguiente mis padres volvieron yo los abrace con amor y cierta dificultad. Primero todos me vieron extrañados y luego al ver la gran sonrisa de Reborn y mi sonrojo, ataron cabos y empezó el show.
Mis padres perseguían a Reborn por lo que me habían hecho y lo de Kyoya nii y el resto de mis tíos eran por lo que me había hecho y por lo de sus pequeños. Yo fui tras ellos intentando que no mataran a mi nuevo novio, no escuchando la conversación de los demás.
En un rincón.
- Al final todo salió según lo planeado.- Dijo un pequeño de ojos verdes mientras se apoyaba en un varonil pecho.
- Kufufufu por supuesto, al fin y al cabo lo idee yo.- dijo mientras abrazaba al pequeño Lambo antes de meterle la lengua hasta la campanilla.
- Tsk, será mejor que Reborn-san cuide bien de él o se las verá conmigo.- Dijo un peli plata mientras se apoyaba en su novio.
- Ma ma Hayato no seas así, ya verás cómo no le pasa nada.- Dijo un alegre pelinegro mientras abrazaba del cuello a su amante.
- ¡Eso es EXTREMADAMENTE cierto!- El peliblanco correspondía el abrazo del japonés antes de abrazarlo y besarle.
- Hump, más le vale.- cierto chico de cabello azabache y piel blanca abrazo a su temperamental pareja antes de morderle el cuello y dejarle una marca de propiedad ganándose unos insultos y un fuerte sonrojo de su peli plata pareja.
- Sobreprotectores.- Fue lo que dijo la única chica del grupo antes de pensar en su rubio pareja que ahora mismo se encontraba aprendiendo a dirigir la mansión Cavallone.