Capitulo 1
EunHae
Hoy hace dos años que lo persigue la tristeza, hoy hace dos años que la distancia los rodea, hace dos años que ello engaña, hace dos años que su mundo se vino abajo y decidió callarlo. Hoy hace dos años que esto se convirtió en una insana insistencia.
Respiraciones erradas se escuchaban en la recámara, todo estaba oscuro afuera, la noche reinaban y todos descansaban, solos dos personas estaban despiertas, dos personas que juraron quererse hasta que la muerte los separe.
—Maldición— su voz se escuchaba ronca, con cada movimiento su respiración se erraba más.
—Hyukjae...
—Hae ¿Quieres ser mi novio? — Un joven rubio de 17 años se encontraba a mitad de un parque, con los nervios al máximo.
—Yo, si Hyukkie me encantaría serlo— El pequeño castaño, tan solo unos meses más joven contestaba arrojándose a sus brazos, ¿cuánto tiempo no espero esa pregunta? Hoy que por fin había llegado estaba más que feliz...
—Hae...agh m-maldición— volvía a repetir, cada noche lo mismo, buscando algo que aun no llegaba.
—Hyuk...Dios Hyuk- cada noche un poco más de ese joven corazón se rompía...
Años después la pequeña pareja seguía, tenían peleas y discusiones pero vivían con eso y con el amor que las superaba.
Esa joven pareja decidió dar un paso adelante, seguir demostrando su amor...
Pocos meses después se casaron con la bendición de casi todos...
—Aaahhh— se escuchó un último gemido antes de que todo se quedaran en silencio otra vez. Solos esas mismas respiraciones se escuchaban.
No fue mucho tiempo el que les llevo recuperarse, el ahora rubio de 25 años se separó del mismo castaño con cara de niño de antes, solo que esta vez no hubo abrazos ni besos después del acto.
— ¡Hyukjae! — grito el castaño al ver llegar al rubio de la universidad, ambos en su último año, pronto serian profesores de Literatura e Historia respectivamente.
El rubio al escucharlo corrió dirigiéndose al baño, creyendo que algo malo sucedía.
—Hae ¿qué ocurre amor? — preguntó asustado de todo lo que pudo pasar.
—N-nosotros...tú y yo...Hyukjae... ¡Seremos padres! — decía el castaño emocionado con lágrimas en los ojos.
El rubio se quedo atónito, aunque no tardo mucho en dejar ese estado y sonreír, con esa sonrisa de encías que Donghae tanto amaba. Y sorprendiendo al castaño, el rubio lo levanto abrazándolo de la cintura y besándolo, besándolo de una manera que solo expresaba amor, pasión, cariño y alegría. Todo para su castaño.
Ambos se separaron, cada quien tomando su lado de la cama, no se hablaron, no se abrazaron, ese beso de cada noche quedo en olvido.
Ambos pensando lo mismo, pero tal vez en diferentes cosas, y surgía la plegaria de cada noche.
Meses después de esa felicidad, esta era recompensada con un castaño de cuatro meses, lleno de vida y un rubio más que contento con el rumbo que tomo su vida. Hasta que todo acabo...
Hace dos años que esto sucedía, hace dos años que ellos soñaban con lo mismo, hace dos años que ya no era hacer el amor, era insistir en algo que perdieron.
—Lo siento señores Lee, su bebé... su bebé esta muerto...
***
YeHyun
A veces las palabras suelen lastimar, otras ni siquiera lo podemos creer así. Por eso es que cuesta trabajo aceptarlo. Sin embargo allí estaba Kyuhyun, escuchando en silencio como esas palabras volvían a pronunciarse. «Debía de estar mintiendo ¿no es así?» Pensaba una y otra vez, pero la expresión del otro no cambiaba. Debía de hacer algo… pero todo se escapaba de forma angustiante para él.
—Me voy a casar Kyuhyun— detrás de ese gesto había tristeza, pese a eso mantenía una sonrisa que Kyuhyun estaba cansado de recibir.
Tantos años, tanto que vivieron y ahora lo único que podía sentir era difícil de explicar para él ¿Por qué?
No sabía cómo responder. Todo parecía distante y la voz sólo era un zumbido molesto que le perforaba los oídos.
—Y-yo… — las palabras estaban atoradas en su garganta —, estoy muy feliz por ti Minnie — trato de sonreír.
—Gracias Kyunnie — corrió a sus brazos y los sostuvo junto a él.
¿Por qué tiene que ser tan difícil? ¿Tanto tiene que doler amar a alguien? Corresponde el abrazo con sus manos temblorosas, sus ojos comienzan a mojarse, ya no puede impedirlo más y lo estrecha con más fuerza. ¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Nunca pudo ser suficiente? Sus lágrimas comienzan a caer en silencio mojando el hombro del más bajo, tiembla y no puede contenerse. Ninguno hace nada porque muy en el fondo esta es la verdad que nadie quiso saber. Alguna vez uno de ellos pensó en que lo suyo pudiera funcionar, no obstante ninguno ambicionó por avanzar.
—Ya Kyunnie… no es como si ya no me fueras a ver — lo aparta poco a poco de él sin perder esa última esencia.
—Lo siento — lo mira y sonríe —, a veces se me olvida que eres mayor y que tienes una vida esperándote allá afuera — dice sinceramente.
—No me veas como si fuera un viejo — arruga la nariz.
—Lo eres — acaricia su cabello y el otro ríe —, eres un viejo con cara de bebé.
—Tú eres un infantil… Kyu bebé — al fin puede mirarlo a los ojos.
Sus manos temblorosas suben hasta el rostro del más alto temiendo que pueda rechazarlo pero este lo mira con expectación y amor. Se levanta de puntitas en sus pies y alcanza los labios del otro. El contacto es suave y tierno, sin embargo se trata de una despedida y ambos lo saben. Sus labios acarician los otros y todo es como lo imaginaban. ¿Por qué tuvo que suceder? Las lágrimas de Sungmin se mezclan con su rostro, haciendo que todo sea tan agridulce como su despedida. El anhelo que creció a lo largo del tiempo no les permite apartarse, desean que dure para siempre. No puede ser así. Kyuhyun acaricia la espalda de Sungmin impidiéndole que lo deje, pero poco a poco se separan. Suspiran despacio y se miran de nuevo.
—Adiós Kyuhyun… — sonríe y da la vuelta.
El camino parece más corto que de costumbre, pues Kyuhyun lo pierde de vista en ese lugar donde las hojas de otoño caen sin alguna prisa.
—Adiós Sungmin…
***
Caminaba por los pasillos de esa nueva institución para él, buscando entre los estudiantes alguien que le pudiera ayudar, lo empujaban y llevaban de un lado para otro entre la multitud, pero parecían más ocupados en sus propios asuntos que apenas lo miraban. Torció la boca mientras seguía avanzando sin ningún resultado, no podía perderse tan fácilmente así como así… tal vez sí. Suspiro y bajo su vista al papelito que llevaba en sus manos, de pronto no sintió que nadie lo empujara más, levanto la vista y allí estaba alguien, alguien demasiado perdido en sus propios pensamientos que ni siquiera notaba el mundo a su alrededor.
Sus ojos parecían haber visto algo completamente nuevo y fascinante, pues no podía apartarlos ante la imagen de esa persona. Su cabello castaño caía despreocupadamente sobre su frente y su piel blanca parecía ser… suave. «Estas entrando a un lugar peligroso» pensó. Sus pies se movieron por si solos cuanto menos lo espero y estaba al lado de ese chico quien no movía los ojos de la tabla de anuncios universitarios. Lo examino a detalle sin parecer demasiado obvio, pero cuando su vista se poso en los labios del otro, su corazón dio un salto y su boca se hizo agua. Mordió su propio labio sin dejar de mirarlo y parpadeo varias veces.
—Disculpa…— su voz sonó rara —, puedes decirme donde está el aula 13. Parece que me perdí — lo miro esperando respuesta.
—Sube las escaleras y después del numero 12 esta el 13 — le respondió sin mirarlo.
Sonrió avergonzado —No podría adivinarlo — murmuro bajando la vista —. Gra-cias… — miro a su lado pero él misterioso –y sarcástico- chico ya no estaba.
Miro de nuevo a la tabla de anuncios y se quedo viendo el que creyó que ese chico miraba.
Participa en el concurso anual de composición de música & letra…
Sintió como si le hubiera dado una gran pista de quien era él, Yesung pensó en anotarse pero no quería llamar la atención en ese nuevo lugar para él. Ahora que tenia indicaciones obvias de llegar a su aula, avanzó esperando de alguna manera volvérselo a encontrar.
~****~
Entro al aula notando como todos ya estaban sentados esperando por el profesor. Se sintió un tanto extraño en ser el último –al parecer- que entraba. Busco un lugar solo entre las gradas y su vista fue hasta el final de la línea donde estaba ese chico, pensó en ir pero sería demasiado obvio, por lo que busco en la misma línea un lugar para al menos verlo. Se sentó y espero a que el profesor comenzara la clase.
El chico parecía perdido en su propio mundo –aún- y sintió demasiada curiosidad sobre la historia que pudiera tener, aunque su aura le decía que era alguien cuyo espacio personal no podía ser atravesado a la primera. Sonrió. «Sera divertido» pensó.
—Kim Jong Woon— escucho su nombre y se levanto de un salto.
—Sí— grito desde la última fila —, puede decirme Yesung —dijo rápidamente y el profesor le dedico una falsa sonrisa.
—Bienvenido a Literatura — sonrió.
—Gracias— se sentó de inmediato.
Yesung miro de reojo al chico quien de momento se atrevió a verlo, pero no con el mismo interés que él lo miro.
~***~
Salió de sus clases, aunque no tenía a donde ir ó que hacer. Había pensando en ir a la biblioteca y leer un poco, pero no se sentía con ganas de eso, por lo que se dirigió a su departamento.
El lugar parecía un tanto vacio sin su presencia, la mínima esencia que se conservaba de él parecía evaporarse poco a poco con el paso de los días. Su primer día de clases en la Universidad no había sido como esperaba, pues no hubo quien lo guiara ni quien se sentara con él en el almuerzo, ni tantas promesas absurdas que se hicieron algún tiempo atrás.
Paseo su vista a esa habitación y se quedo viendo, ahora estaba vacía después de casi 3 años ocupada por la misma persona, cerró la puerta y se fue a su habitación. Se quedo acostado en su cama mirando al techo sin saber qué hacer. Era cierto que lo extrañaba, no creyó que estuviera tan acostumbrado a la misma rutina del ir y venir de la escuela para encontrarlo en su habitación.
— ¿Por qué siempre estás en mi habitación? — miro con el ceño fruncido al rubio que jugaba en su cama.
—Tú habitación es mejor que la mía— dijo divertido abrazándose a una de las almohadas —. Además todo huele a ti — sonrió mirándolo.
Sus mejillas se sonrojaron y trato de mirar a otro lado —Entonces quédate aquí — trato de huir pero ya lo habían jalado a la cama.
—Lo mejor de tu habitación, es que tú estés aquí.
Contuvo sus lágrimas al recordar esa tierna escena que ahora parecía doler su corazón. Todo se quedaba en bellos recuerdos ahora, ya no había más que eso y él tenía que seguir adelante. Sin embargo cerró los ojos y se permitió pensar en él otra vez, pero algo diferente ocurrió.
—Puede decirme Yesung.
Ese chico, de cabello increíblemente negro y lacio, mirada penetrante no supo que lo hizo sentir nervioso de él, algo lo altero en cuanto se puso a su lado y lo miro en toda la clase. Parecía una persona agradable, pero fastidiosa que trataba de llamar la atención, aunque extraño en su forma de ser. «Basta Kyuhyun, ¿Por qué piensas en alguien como él?» De todos modos, no es como si lo volviera a ver.