Aún el sol no logra ver sus primeros rayos luminosos, y obviamente, la alarma del reloj en el buró a su lado, aún no ha sonado.
Con una sonrisa y un suspiro, SiWon agacha la mirada para poder observar al hombre que se abraza de su cintura, tan enternecedor que casi está ocultandose en su pecho.
HanGeng es el hombre de quien está enamorado.
Acaricia su mejilla con tan sólo el filo de dos de sus dedos, provocando que el extranjero se enrosque poco más en las sábanas, sin soltar la cintura del pelinegro.
SiWon casi no puede creer cuanta ternura irradia HanGeng.
Es decir, tiene 31 años, y a sus ojos parece un niño que debe ser protegido, mimado; y lo que más le alegra, es que su Hannie, se deja cuidar por él.
…l está enamorado de HanGeng, y HanGeng de él.
SiWon no podría ser más feliz.
Porque sin él, su vida llegaría a su fin; eso piensa él. Así que sólo desea, que ambos estén juntos eternamente.
Ni el calor de tu forma de amar, jamás.
Ni la ternura de tú despertar
, que no me falte jamás. »
SiWon pasa de estar acariciando la mejilla de su amado, a acariciar la silueta que se oculta debajo de los edredones que a ambos cubren; pero ello no le impide sentir, palpar lo que es suyo.
De repente se siente ansioso por que su amado ya esté despierto.
SiWon ama que HanGeng apenas despierte, se preocupe de inmediato por su desayuno, por su bienestar.
No sólo él lo cuida. Es un cuidado y protección mutua, que se disfruta.
Los ligeros y tenues rayos del sol empiezan a colarse por las cortinas de la ventana, y van directo hacia el centro de la cama, donde yacen ellos dos.
Y SiWon piensa que HanGeng no podría verse más hermoso.
Su rostro siendo iluminado por los rayos del sol, mientras crea enternecedoras muecas a su criterio como molestia a la luz.
Poco a poco se va despertando, y apenas abre los ojos, teniendo postradas ambas manos en su pecho; el chino le dedica una sonrisa tan linda, que acompañada de un "Buenos días, ShiYuán" en mandarín, lo enamoran.
Sin tí no habría encontrado esta paz, jamás.
Dame la calma y acaricia mi alma
que no me faltes jamás. »
SiWon dudó por mucho tiempo el confesarle sus sentimientos a HanGeng; y es que era tan cariñoso con muchos de los integrantes del grupo, que no sabía si con alguno de ellos había mantenido una relación, una rápida relación; porque él quería que si ellos llegaran a ser pareja, fuera duradera, eterna.
Pero fue cuando por fin tuvo el valor de confesarle su amor, que su corazón estuvo en paz, más no obstante, tembló de alegría cuando lo aceptó con los brazos abiertos, con esa sonrisa que él tanto ama.
Y ahora que está sentado en la mesa de la cocina, admira desde allí con una taza de café en manos, a HanGeng, quien se encuentra frente a él, de espaldas, preparandole algún delicioso desayuno; él se siente completo, en tranquilidad, pues eso es lo que los cuidados, la ternura, pero sobre todo el amor que HanGeng le tiene le causan.
lo digo con orgullo, tuyo nada más.
Jamás, jamás mis manos han sentido
más piel que tu piel;
porque hasta en sueños he sido fiel.
»
SiWon recuerda como hace unos días ellos tuvieron una discusión. Discusión que hasta ahora sigue despreciando.
Los celos de HanGeng ciertamente también le dan ternura; pero es cuando lo ve llorar a causa de ello, que le dan ganas de gritar al mundo cuanto lo ama.
Y eso quizo hacer cuando el pasado martes, HanGeng estaba frente suyo, haciendole algo parecido a un berrinche, reclamandole de su fanservice con HeeChul, de su cercanía con el mayor.
Pero SiWon no pensaría que HanGeng fuera el más indicado para ello, ya que ellos dos son aún más unidos; pero SiWon no es celoso, sólo es posesivo, y aunque suene parecido, no lo es.
Pero HanGeng se deja llevar por sus celos, por su enojo, haciendole rabietas, y SiWon jamás se cansará de repetirle cuan suyo es, de repetirle que su corazón sólo le pertenece a él, inclusive hasta sus sueños y anhelos, son completamente suyos.
De que inclusive antes de HanGeng, aunque hubieron una que otra chica; su cuerpo fue el primero que SiWon tocó, que hizo suyo.
Y principalmente... Con amor.
.
Un amor sin cadenas, ni edad que no me faltes jamás. »
Ahora que dicha discusión fue olvidada, SiWon se empeña diariamente, a cada minuto del día en demostrarle a HanGeng cuanto lo ama, pero principalmente, que él lo sienta, que lo sienta tal y como él; porque para SiWon, su amor es único, sincero y leal, que apesar de no poder mencionarle su relación al mundo, son felices de ese modo, ellos dos, juntos, amandose, por siempre.
Tus risas ni tus silencios jamás.
Que no me falten tus besos jamás, jamás. »
Después de un sorbo a su bebida, HanGeng se acerca a él con dos platos en mano, entregandole uno, y cuando el chino se iba a sentar en su lugar, a su lado, SiWon niega, a lo que el de mayor edad no comprende.
SiWon le hace una seña con el índice, y es cuando Geng comprende, sonriendo de inmediato, acercandose a él para sentarse en sus piernas y tomar el plato de SiWon entre ambas manos.
El pelinegro coloca la diestra alrededor de su cintura, acariciando suavemente; como siempre amando su cuerpo.
HanGeng acerca un trocito de jamón a los labios de SiWon, y ríe ante las ya conocidas expresiones que el caballero hace; tan extrañas, pero graciosas.
SiWon ama escucharlo reír, ama estar así, acariciando su cuerpo, estando con él, ambos juntos.
Y sus besos, justo como el que le acaba de otorgar.
Suave, lindo.
Ama estar con él de ese modo.
Amandose, porque su amor, jamás terminará.