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EL REY DE LOS ASESINOS 4 "SED DE SANGRE" por desire nemesis

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¿Qué sucedió?—preguntó el pelinegro al que había salido de la casa.

 

Joey estuvo silencioso unos momentos y luego contestó—Tendremos un combate.

 

¿Qué? Pero prometiste…--dijo el otro arrepintiéndose de haberlo llevado pues su lugar en el Yamitori estaba en juego al haberlo él llevado.

 

No tiene que ver con Seto. Esto es personal entre él y yo—le dijo el ojos mieles.

 

¿Entre él y tú?—preguntó sorprendido el ojos negros—Sabía que eras competitivo pero esto es absurdo—

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A Joseph le fue concedido el permiso con ciertos resquemores del consejo y para llevar a cabo el combate todos se concentraron en la plaza de prácticas del clan.

 

Ambos se miraron desde lados opuestos de la plaza, ambos alertas y en posición de ataque. La señal fue dada para que este empezara y mientras Seichiro observaba al nuevo enemigo del rey, el pelo verde de este le recordó a otra persona.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Joey saltó de inmediato hacia atrás llevado por el impulso de alejarse lo que le fue beneficioso. Al terminar de dejar de tocar la tierra con sus pies, en ese mismo instante y lugar, la punta de una de sus cadenas cayó sin miramientos.

 

Era un enemigo difícil que actuaba a distancia por lo que en un combate cuerpo a cuerpo cualquiera fuera su oponente contaba con desigualdad de condiciones.

 

Wheeler debía pensar en algo pronto, se dijo justo antes de que una de las guadañas de Hades pasaba a milímetros de su cara. Si no fuera porque con sus rápidos reflejos hizo para atrás esta una fea cicatriz cruzaría por sobre el puente de su nariz o directamente ya no poseería una.

 

Después de hacer volteretas hacia atrás buscando alejarse de un enemigo que le enviaba las municiones a sus pies el melado giró en redondo y empezó a saltar pero en pos de él. En cada salto golpeaba la punta de lanza que le era enviada desviándola porque la debilidad de una cadena como esa era el control.

 

Shun no era tan fácil de atrapar en un defecto y utilizó una contramedida que era muy efectiva. El enemigo podía esquivar uno, pero… ¿Dos a la vez?

 

Tras el primero fue el segundo tomando desprevenido al rey que vio su pierna fuertemente rasguñado en la rodilla por lo que al caer quedó mal parado y su enemigo le lanzó un nuevo ataque doble sin miramientos lastimando su hombro aún no curado pero con una de sus manos pudo atrapar la otra.

 

Eso no va a servirte—dijo el de la máscara antes de tirar de la cadena.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sei miraba a cada uno entre los presentes buscando una cara en concreto.

 

No lo encontrarás entre la audiencia—le dijo cierto rubio a unos pasos de distancia.

 

¿De qué hablas?—preguntó el desconfiado pelinegro.

 

Buscas a tu hermano menor. ¿No es cierto?—preguntó el ojos azules haciendo que sus ojos se achicaran por la desconfianza que esta aseveración le causaba.

 

¿Qué sabes tú de él? ¿Dónde está si no está aquí?—dijo Sakurazukamori temiendo por su hermano. Siempre creyó que después de un tiempo todos se darían cuenta que no serviría para ese tipo de vida y le dejarían en paz. Pensaba que tal vez lo dedicarían al servicio médico que tenían para sus genin o algo así.

 

Yo nunca dije que no estuviera aquí—acotó el Cisne mirando la pelea que se desarrollaba adelante.

 

Por un momento Sei lo miró sin entender si estaba jugando con él o qué y luego… su mirada se dirigió a la pelea. Esos cabellos verdes. No, no podía ser él y de pronto la historia que el otro contara y que solo le había parecido material de estudio cobró una nueva vida.

 

El chico escuálido y su infernal recibimiento por parte de sus compañeros y la presión de sus senseis.

 

Te dije que era de una familia con influencia—le contó Hyoga haciendo que la sangre del pelinegro se helara.

 

Los Sakurazukamori eran una de las familias creadoras del clan y como tales tenían ciertos derechos que algunos otros no tenían.

 

Pero su hermano no podía haberse convertido en ese ser tan apático y a la vez tan predador. No el dulce Shun. Si es que a todos a veces les costaba recordar su verdadera edad porque parecía mucho menor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Joseph estaba arrodillado con una sola pierna mientras de su sien también manaba sangre, con su mano izquierda sostenía el cabezal de la cadena mientras la otra la apoyaba en tierra.

 

Eso no va a servirte—dijo el peliverde antes de tirar de la cadena.

Notas finales:

Aviso: Martes y jueves no actualizo por razones de horario

gracias

Desire Nèmesis


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