Eso no va a servirte—dijo el peliverde antes de tirar de la cadena.
Lo menos que Shun esperaba es que su rival utilizara su propia fuerza como empuje y que aún con su pierna dañada lograra correr directamente hacia él.
Intentó protegerse con una de sus cadenas pero el esfuerzo llegaría demasiado tarde. Joey embolsó esta alrededor de su brazo yendo al combate directo cuerpo a cuerpo donde contaba con más habilidades que Hades. Primero le dio un golpe con el pie en la ingle y luego barrió con sus expectativas de ganar el encuentro con un rodillazo a la cara para terminar con otra patada en la sien izquierda del ojiverde que vio volar su máscara por el aire antes de dar de lleno con el duro suelo.
Joseph se sentó en su espalda antes de que se diera cuenta y cruzó los brazos de Sakurazukamori por detrás.
Lo has hecho bien—le dijo el rey a su oponente dado que su victoria era inevitable—Pero debes recordar quién es el rey—luego miró en derredor--¿Alguien puede decir que no he ganado justamente?—preguntó.
El silencio era la respuesta así que dejó a su enemigo tendido y caminó hacia la audiencia.
Los ojos verdes se achicaron mientras fruncía el ceño—¡La justicia no tiene nada que ver en esto!—dijo Shun preparado para atacarlo con su cadena por la espalda desde el suelo, se sentía humillado y dejado de lado. Ya le demostraría a ese rey cuanto valía.
Joseph Wheeler sonrió como el que sabe un secreto mientras seguía caminando y halló su recompensa con el grito del otro.
Y es que al estar en su espalda había habilidosamente digitado un punto de acupresión que imposibilita a uno de los músculos del brazo derecho, el de la paleta, por lo que al tratar de moverlo como el otro había intentado, este se resistía, paralizado como estaba, propagando un intenso dolor.
Volteó entonces y miró al que en el suelo se frotaba el hombro—Antes no te conocía, pero ahora te has vuelto predecible Hades. No soy el Rey por ser una cara bonita. ¿Sabes? Igualmente deberías saber que en el fondo me agradas. Tal vez porque somos demasiado parecidos—le dijo.
¿Cómo dices eso ahora? Pensé que me odiabas por lo que le hice a Seto Kaiba—dijo el joven sin entender mientras a unos metros su hermano mayor pensaba lo mismo.
Eso era fruto de mi furia y estuvo mal descontrolarme de esa manera. En el fondo supe siempre que era mi culpa—dijo el ojos mieles.
¿Tu culpa? Pero si yo dis…--dijo el ojos verdes.
Sí. Tú has disparado pero yo me moví y te dejé el blanco perfecto. Además todo este lío comenzó por involucrarme con alguien. Ese no es un buen negocio para nosotros después de todo. Yo puse en peligro a Kaiba—fue la aseveración del rubio.
Estamos admirados de su desempeño frente a Hades, señor Wheeler—le dijo el miembro mayor del consejo del Yamitori.
Gracias—fue la escueta respuesta de este.
Es por eso que hemos considerado el pedirle que se una al clan—dijo el viejo.
Me halaga pero yo soy un contratista independiente y me agrada elegir mis propios trabajos—dijo el rubio algo receloso.
Lo sabemos pero consideramos que para usted sería también fructífero que el secreto de su verdadera identidad se mantuviera a salvo, después de todo el esfuerzo que puso en ello—contestó el mayor.
“No les costó tanto sacar las garras”, se dijo el melado achicando sus ojos. Habían descubierto habilidades interesantes en él y planeaban un intercambio o más bien un chantaje.
Además nos encargaríamos por supuesto no solo de su protección sino de la del señor Kaiba. He oído que le interesa mucho que él no sufra daño a raíz de su modo de vida—añadió el viejo de poco pelo.
Joseph entendió. Era una amenaza velada. Sus palabras no solo implicaban la protección de Seto sino la presunción que de negarse algo malo podría ocurrirle. Le tenían cercado y él lo aceptó.
Será una nueva experiencia que tal vez me agrade—respondió.
Estoy seguro que todos compartiremos una mutuamente benéfica relación—aseveró el mayor con una sonrisa de ganador.
Solo quisiera, como miembro del clan y por mi tranquilidad, saber porqué se me quería muerto o más bien a Michaels. Como saben ese contrato no puede hacerse efectivo y yo no me sentiré a salvo a menos que sepa quien me quería muerto—dijo el melado—Para celebrar una buena relación quiero esa prueba de buena fe de ustedes. Espero que lo entiendan—dijo el asesino y los otros se consultaron con la mirada mientras su jefe lo estudiaba a él.
No veo motivos reales para que se inquiete. Nosotros nos encargaremos de avisar al contratante que murió y nada va a afectarle, le ruego que no insista con el asunto. Por más que sea miembro de nuestro clan, hay cosas a los que no tiene acceso—dijo el pelado.