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EL REY DE LOS ASESINOS 4 "SED DE SANGRE" por desire nemesis

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Mañana tendré una reunión con el consejo de este lugar. Después te garantizo que podremos irnos—dijo el muy confiado castaño mientras fumaba un cigarrillo y miraba por la ventana cercana el cielo renegrido.

 

No me iré—dijo el rubio volteando en la cama y sacando el cigarrillo de sus labios para ponerlo en los propios.

 

¿De qué carajos estás hablando?—preguntó Seto sorprendido y alarmado, poniéndose cara a cara con él.

 

He decidido quedarme aquí por un tiempo. Me han ofrecido una alianza demasiado beneficiosa que no voy a rechazar. Hay buen dinero y ellos hacen la inteligencia por mí. Antes él hacía la inteligencia, a mí no me agrada mucho hacerlo y su centro de operaciones es el mejor en muchos modos—dijo Joey disfrutando del cigarrillo mientras apoyaba su cabeza en un brazo acomodado entre el cabezal y esta, estaba sentado como Kaiba. Al referirse a él se refería a su antiguo compañero y mentor, el anterior rey de los asesinos de Asia.

 

No digas idioteces—dijo el ojos azules lleno de repentina furia—Tú y yo…--

 

Tú y yo nada. ¡Aquí se acaba el paseo valor! Como siempre es un gusto encontrarte pero causas más dolores de cabeza que soluciones. Siento decirte esto pero es necesario que mañana desaparezcas. Para el mundo estoy muerto así que no debieras tener más problemas—dijo fríamente Wheeler dejando estupefacto al otro que le miró primero así y después lleno de furia.

 

¿Cómo te atreves? Después de todo lo que he pasado para…--dijo el castaño pero fue cortado.

 

¿Qué? ¿Para rescatarme? No recuerdo habértelo pedido y en todo caso son mucho menos las ocasiones en que me has rescatado de las que yo lo he hecho y es por eso que me estoy cansando de esta relación. Créeme fresita que es un gusto estar contigo pero esto de que siempre estés entrometiéndote en mis asuntos ya me toca “las joyas de la familia”—le dijo con voz hastiada y fría el rubio. Tanto que por un momento obró cierto desconcierto en el CEO que rato antes disfrutaba de su amor teniéndolo en sus brazos. Con el cuidado con el que el otro lo había tratado por sus heridas.

 

Se sentía confundido y traicionado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al día siguiente la despedida fue fría y hablar con el consejo no sirvió de nada. Wheeler se quedaría y ellos solo dejaron ver que en el futuro si deseaba acudir a ellos por ayuda sería bien recibido.

 

Para su sorpresa Seichiro se ofreció a acompañar al grupo una parte del camino pues él también había terminado con lo que tenía que hacer ahí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Miró por un rato a Seto, observándolo con cuidado mientras recorrían las calles que los apartaban del campamento y los acercaban al muelle por donde saldrían y que era de uso exclusivo del Yamitori.

 

Una vez embarcados, con la isla en la distancia, Sei dijo al castaño—Se ve contrariado pero más tranquilo de lo que creí—

 

¿Que se pudra!—fue la sincera exclamación de Kaiba que se sentía frustrado, molesto y traicionado por alguien en quien había llegado a confiar mucho. Pensó en su hermano. Era la misma clase de dolor e ira.

 

¡Tantas molestias para nada!—exclamó ahora Renji—Al cabo que ese maldito Wheeler no ha querido volver con nosotros—

 

“Conque eso ha sido” se dijo Sakurazukamori, adivinando la mentira.

 

¡El “perro” es un fastidio como siempre! Siempre a su aire—dijo con frustración el ojos azules con la mirada perdida en sus pensamientos.

 

Ustedes se conocen desde el secundario, según sé—dijo el pelinegro mayor mientras los otros se sorprendían.

 

¿Y eso a que viene?—preguntó de pronto Seto.

 

Sólo estaba pensando en lo mucho que se conocen—respondió Seichiro—Según supe lo salvó de un contrato que pesaba sobre su cabeza.

 

Eso no tiene nada que ver con esto—dijo el castaño pensando en que no quería revelar lo de Mokuba.

 

Sé que también se odiaban en la secundaria, los vi alguna vez en un duelo y francamente no pensé que ustedes dos fueran a congeniar nunca—dijo el de lentes mirando el mar apoyado en la baranda mientras Seto sentado en la cubierta trataba de no mirarlo directo pero la curiosidad de a donde iba todo eso lo tenía inmerso. Seichiro Sakurazukamori no era la clase de persona que habla para pasar el tiempo. Los demás también estaban interesados en las palabras del asesino.


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