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EL REY DE LOS ASESINOS 4 "SED DE SANGRE" por desire nemesis

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Entonces Subaru dijo a Renji--¡Lámeme la herida, rápido!—y el casi desfalleciente pelirrojo le miró como si le hubiera salido otra cabeza igual que lo hicieron los otros.

 

¿Te olvidaste de mí?—le preguntó al Sumeragi una voz desde atrás de pronto que el otro reconoció, se trataba de “Araña” que estaba a punto de atacarlo. Estaba tan preocupado por los otros que había olvidado revisar que su otro enemigo, que creía inconsciente, estuviera despierto y ese era el resultado, se auto-regañó mientras se volvía a ver a aquél que se preparaba para atacarlo con un kunai en la frente.

 

De rodillas como el muchacho estaba, y de espaldas hacia su rival no podía defenderse a tiempo. Renji no podía moverse casi y vio con furia, intentando esforzarse, al otro ser prácticamente atacado a mansalva.

 

El kunai bajaba a su frente cuando al menos cuatro sombras negras pasaron ligeras por al lado de la cabeza del shaolín que vio al otro mirarle con cara sorprendida mientras caía víctima de las saetas pájaro negro de Seichiro. Su volteó hacia él y se miraron por un momento antes de que el mayor de los dos dijera--¡Idiota, hazlo!--Abarai lo miró mal, entonces agregó—Su sangre contaminada es ahora un antídoto—le explicó el de lentes y entonces todos entendieron.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Joseph se limpió la comisura de los labios mientras se levantaba.

 

Tranquilo Wheeler san. Esto no es tan rápido—le dijo el pelinegro pero al otro le preocupaban cosas más importantes que las consecuencias del veneno.

 

Lo siento pero debo saber donde está Seto, esto quizás no ha terminado—le contestó el rubio y todos se dieron cuenta al fin de lo que les estaba faltando y es que como el millonario se había aislado tanto últimamente y además era tan huraño pues no se habían dado cuenta de su falta.

 

Yo voy con usted—dijo Sumeragi pues tal vez el otro estaba herido y necesitaba antídoto.

 

 

 

 

 

 

 

Cuando entró a su habitación y lo vio recostadito en la cama sintió algo de alivio y algo de enojo como el que siente una madre que ve aparecer a un hijo que había desaparecido horas sin dejar mensaje.

 

¡Maldita sea Seto! ¿Cómo puedes seguir durmiendo con este lío? ¿Tienes idea de lo que está pasando?—dijo rodeando la cama el melado y al terminar la última pregunta haló el brazo sobre la manta del castaño que dormía de costado y la soltó creyendo que con eso era suficiente para despertarlo pero se sorprendió un poco cuando la mano cayó inerte sobre el cubrecama de vuelta.

 

Subaru que había entrado con él por si se ofrecía su ayuda también vio algo raro en todo eso. ¿Cómo alguien podía dormir profundamente en medio de una campal batalla? Las sombras del atardecer dificultaban la visión y más por la falta de ventanas. Encendió rápido la luz alimentada por generador.

 

El instinto de médico fue más fuerte y corrió hacia Kaiba presintiendo el mal. Cuando estuvo de frente a él vio las huellas inequívocas de la fiebre. Cara roja, sudor copioso, el pelo empapado enmarcaba la faz.

 

Infección—murmuró el casi médico mientras agarraba la muñeca del otro para leer sus signos vitales, mientras el ojos mieles comprendía de pronto lo que el otro trataba de ocultar de él todo ese tiempo y que él tomó por una incomodidad de millonario—Debe tener por lo menos 40 grados—añadió Sumeragi.

 

¿Por qué…?—esa pregunta invadía la mente del rey. ¿Por qué no dijo nada?

 

Debe haber pensado en nosotros. Aunque  Kaiba sama parece muy egoísta en realidad es una buena persona solo que no le gusta que lo sepan—dijo el pelinegro pensando en la habitación oculta para su hermano y haciendo que Joey recuerde aquella escena en la isla de “Ilusiones”—Él sabía que era importante que nadie nos detectara. Debe haber pensado que si sabíamos lo que le pasaba iríamos por antibióticos a la ciudad—explicó el joven mientras el aturdido asesino caía en la cuenta de ello—Con los apuros es posible que se olvidara los antibióticos en casa al salir o que se le acabaran aquí—añadió Subaru.

 

¡Idiota!—le dijo Joey al inconsciente Seto—¡Iré a por unos antibióticos!—

 

¡Momento Wheeler san! Yo…--dijo el otro.

 

Tú tienes que cerrarte esa herida que tienes que tu sangre sea antídoto no significa que seas superhumano—dijo el rey de los asesinos señalando la mano que Sumeragi apoyaba en su estómago para mantener el sangrado controlado—Además créeme que no hay nadie mejor que yo para este trabajo—dijo mirando al castaño, luego volteó a ver al muchacho—Traeré unos para ti también—sonrió antes de partir el ojos mieles.

 

 


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