Una sombra se presentó más o menos a las cinco de la mañana ante Renji que saltó de donde se sentaba con la mano en la empuñadura de su arma lista para desenvainar.
¡Queda tranquilo! No he venido a atacarlos. De ser así no me hubieras visto—le dijo el ninja.
¡Todos dicen lo mismo y al final no pueden!—se jactó el ojinegro.
El otro no le prestó atención—Me han encomendado darles un mensaje—anunció el recién llegado—El consejo quiere una reunión con ustedes—
¿Dónde y cuándo?—preguntó el pelirrojo y mientras el otro le respondía dos personas escondidas en las sombras tras Abarai tomaban nota mental del lugar que el otro mencionaba.
Cuando el mensajero se fue el pelirrojo gritó—No es necesario que grites. Hace rato que estamos detrás de ti—le notificó el pelinegro.
Pues que estés escondido a mis espaldas no me hace sentir muy seguro—le contestó Abarai, cuando Joey salió le dijo—Contigo la historia es diferente—
¿Qué piensas?—preguntó Seichiro ignorando a Abarai.
Como dijimos es una reunión con sorpresa—contestó el pelinegro.
¿Y que harás?—preguntó el ojinegro.
Quien sabe… tal vez termine llevando la sorpresa—dijo el rubio con sonrisa zorruna.
Es inútil que te diga que te cuides—le dijo el castaño a Wheeler después de saber lo que sucedía.
¡Está de más! Diría yo—le contestó el melado.
De seguro—dijo el castaño.
No te ves felíz. Esto está por acabar—le dijo Joseph.
Lo que me preocupa es el resultado no que termine—le confió el ojos azules.
El otro la abrazó inesperadamente y le dijo al oído—Te quiero mucho—
Era una frase algo tonta para dos amantes tan extremos pero para ellos significaba mucho. Seto incómodo se tensó y Joseph se rio de él.
Subaru tomó la mano de Seichiro cuando este pretendía seguir al melado--¡Por favor…!—trató de pedir.
Te diré una cosa—le dijo el otro—No haré nada que pueda entristecerte—
Como si alguien pudiera creer en tu palabra—dijo el pelirrojo desde un lado.
El de lentes sonrió ante esas palabras, no le preocupaba su afirmación, solo denotaba su cariño por el ojonegroazulado.
Eres un idiota pero me gusta como piensas—le dijo con una sonrisa Sei mientras delante del otro le daba un beso en la boca a Su lo que hizo que el otro desviara por pudor sus ojos.
¿Y que? ¿Tú no vas a decirme nada antes de irte?—preguntó Hyoga y el otro lo miró con una sonrisa. Habían quedado que Wheeler y los Sakurazukamori con Abarai irían. Seto, Hyoga y Subaru se quedarían en ese lugar que era el más seguro por el momento. Confiaban en las habilidades del casi doctor para tratar a Seto y para defenderlo de haber amenaza.
Hyoga era un tipo del que no conocían mucho pero era mejor que Shun fuera con ellos debido al altercado que habían tenido con Subaru del que el melado no mencionaba nada al igual que Renji pero seguían al pendiente de cualquier amenaza hacia el menor aunque lo veían algo distraído últimamente.
Torachiro Sakurazukamori estaba esperando en el lugar pactado. Debajo del cerezo de un antiguo templo Shinto. Era el vocero elegido del consejo. Los otros cuatro se presentaron a la hora acordada.
¡Muy bien! ¡Aquí estamos después de un tiempo!—le dijo el padre de los Sakurazukamori a Joey.
¡Ajá!—le dijo el rey como si no le interesara lo que decía.
¿Por qué derrumbar una sociedad tan productiva?—preguntó el mayor—Si se hubiera quedado con nosotros no habría necesidad de que se halle escapando con algunos seres queridos—
Los dos sabemos que un chantaje no es una sociedad—le contestó el melado para luego ponerse serio--¿Está seguro del paso que pretende dar?—preguntó después. Los demás pararon sus oídos sin saber bien a qué se refería el rubio.
No soy yo…--dijo el mayor como tomando distancia.
Los cobardes siempre se escudan detrás de alguien o algo—dijo molestándolo el asesino--¿A quien tiene?—
Tenemos a una amiga suya. Fue de gran utilidad, además se ve que no le tiene en gran estima desde que charlamos con ella y ha decidido entregarnos todo lo que usted tiene de nosotros—dijo con una gran sonrisa triunfal el Yamitori.
¿Es todo?—preguntó Wheeler como pasando a otra cosa pero atento a la respuesta.
Tengo esto para usted—dijo el molesto padre de los Sakurazukamori y pasó un pañuelo con iniciales al ojos mieles.
Usted no sería tan estúpido de traerme algo de mentiras—dijo el rey.
Me alegra que reconozca mi inteligencia—dijo el engreído Sakurazukamori mientras los otros trataban de entender. Por supuesto Sei se dio cuenta de inmediato de lo que estaba pasando. En el pañuelo había dos iniciales “S. W.”