Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

EL REY DE LOS ASESINOS 4 "SED DE SANGRE" por desire nemesis

[Reviews - 187]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Seto no podía dejar de mirarlo. Era casi algo hipnótico y Renji preguntó--¿Qué le pasa a este tío?—un segundo antes que el atacante dejara al grupo y se saliera por la puerta abierta tras el castaño aprovechando la confusión reinante.

 

Pero Kaiba reaccionó mas rápido de lo que imaginó y en el segundo en que el ascensor cerraba sus puertas este pasó dentro con él.

 

El puño alzado en pos de su cara indicó las intenciones del ojos azules al melado a mitad de la frase--¿Qué crees que ha…?—pero nada hizo por detenerlo porque comprendió perfectamente las motivaciones del CEO para tal acto.

 

Joey se limpió la boca muy calmo después del puñetazo--¿Qué miércoles te pasa por la cabeza desgraciado hijo de tu madre? ¿Es que te ha contratado la CIA de nuevo y por ello me han mentido?—preguntó el ojos azules.

 

¡Vaya! Tú nunca dejas de tratarme bien. ¿Cierto?—preguntó el pelinegro de ojos negros, todo falso y superficial. Mirando esos ojos azul profundo de nuevo de reojo pudo ver cuan lastimado estaba.

 

Jamás imaginé que te empeñarías tanto en…--dijo el rey Wheeler.

 

¿…en matar al hombre que te matara?—terminó para su sorpresa Seto.

 

Joey se sentía del todo culpable de que el otro hubiera llegado a tales extremos para vengarle.

 

¿Tú que hubieras hecho?—preguntó el CEO.

 

Pues seguir con mi vida, claro—anunció el otro como si nada.

 

Es difícil de creerlo del hombre que se enfrentó a casi cien hombres para sacarme de Korea—dijo el millonario.

 

¿Cien hombres? Exageras—dijo el ojos negros. Y entonces sintió en su boca sus labios, las manos de él en su cara y el calor de su cuerpo junto al suyo. Supo entonces que estaba siendo besado por la persona que ansiaba tanto y que lo ansiaba.

 

Pudiste haberme matado—dijo luego de deshacer el beso.

 

Yo jamás haría eso—le respondió el pelinegro—Recuerda cuanto esfuerzo me ha tomado mantenerte vivo—sonreía.

 

Dime la verdad—le exigió el otro en ese extraño momento de intimidad. La puerta del ascensor se abrió y ambos salieron a una planta en reparación.

 

La verdad es que no se hubiera defendido de no saber que el otro jamás se hubiera perdonado si le asesinaba aunque fuera sin saber.

 

Los ojos de ambos hablaron en ese momento y el genio supo la respuesta tras los irises falsos.

 

Eres un idiota—dijo el ojos azules.

 

Te dije que encontraría la manera—dijo el asesino--¿Por qué tuviste que arruinarlo?—

 

¿El qué? ¿Tu maravilloso plan para hacer creer que estabas muerto?—preguntó el ojos azules.

 

Pues si—respondió tornándose algo molesto el asesino.

 

¡Ay pues disculpa por arruinar tu hermoso plan! ¿No me habías dicho que si llegabas a matar a otro rey habría como una guerra, que todos intentarían matarte o algo así?—preguntó el molesto CEO. Al no recibir contestación el castaño cayó en la cuenta de lo que realmente decía y añadió--¿Tú…? ¿Estás diciendo que no te importó que tus iguales te cazaran con tal…?—era como darse cuenta de lo que realmente estaba sacrificando Wheeler por él.

 

Yo no dije nada. Tú eres el que está diciendo puras sandeces—dijo el otro mirando hacia afuera por el espacio vacío que dejara un ventanal sin colocar aún.

 

Kaiba estaba pasmado primero y enojado después al darse cuenta por todo lo que el otro había aceptado pasar para ponerlo a salvo y decidió que debía mirarlo a los ojos por lo que puso la mano en su hombro y lo obligó a voltear.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El joven francotirador en la azotea del edificio de apartamentos que cruzaba la calle se puso en posición de disparo.

 

¡Hey! ¿Qué haces?—le preguntó el otro de pronto alerta por su actitud.

 

¡Es él!—dijo asesino.

 

Habían estado vigilando a la pareja que discutía en el piso en obras pero el rubio los descartó como simples transeúntes, aquél que esperaban de seguro vendría solo.

 

¿Cómo puedes saberlo? No se parece en nada a…--dijo el de ojos azules.

 

Es un presentimiento—le contestó el otro sin apartar el ojo de la mira. Veía su cara a través de ella, confundida y dolida y la cara del castaño apareció detrás de pronto confirmando sus sospechas.

 

Seto Kaiba era el talón de Aquiles del objetivo. Por lo que el otro era Joseph Wheeler.

 

El disparo no resonó solo la maquinaria sensible al apretar el gatillo y el escupido que siempre se sentía.

 

 

 

 

 

 

 

 

Joseph volteó llevado por la acción del otro enardecido pronto para contestar y entonces un chorro de sangre manó de su garganta y sus ojos sorprendidos se enfocaron en los suyos mientras lo soltaba y caía hacia atrás.

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).