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Enamorado de Minato Namikaze por Fullbuster

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Sasuke Uchiha POV


 


- ¿Na...ruto? - murmuré incrédulo.


Frente a mí estaba mi hermano, la persona de la que me había enamorado pero... no parecía él. Su rostro estaba cambiado... sus colmillos habían crecido y ahora eran mucho más visibles, las marcas de su cara se acentuaban con gran intensidad, su pelo estaba erizado y sus ojos... sus pupilas estaban alargadas como las de un gato y su natural color azul había desaparecido por completo siendo sustituido por un color rojizo que reflejaba su furia. Estaba apoyado sobre sus manos, como si fuese un animal a cuatro patas y las uñas de sus manos habían crecido mucho y eran afiladas como unas garras. Todo su cuerpo estaba rodeado por un fuerte e intimidante chakra rojo.


Sabía que el que estaba delante de mí era Naruto pero al mismo tiempo algo me decía que no era él... ¡No podía serlo! El Naruto que estaba delante de mí me inquietaba, desprendía odio por cada poro de su piel y... ¿para qué negarlo? Me daba un poco de miedo. Era la primera vez en mi vida que experimentaba ese sentimiento, jamás había sentido algo así y era provocado por la última persona que pude imaginar que me haría sentir de esta manera. No sabía por qué Naruto estaba así, no sabía qué le había pasado, tan sólo unos momentos antes estaba como siempre... dolido y avergonzado pero como siempre y no ese ser que estaba frente a mí. ¿Qué le había pasado en los minutos en los que le habíamos perdido la pista? ¿Estaba bajo la influencia de algún jutsu enemigo? No lo sabía pero ése no era el Naruto que yo conocía, el que a mí me gustaba.


No pude pensar mucho tiempo más porque había desaparecido de mi vista en el instante en que había pestañeado. ¡Era demasiado rápido! Antes de que pudiese darme cuenta, estaba atacándonos a Sakura y a mí desde arriba. Empujé a Sakura que se había quedado inmóvil mirando hacia el frente y no había notado que Naruto estaba en el aire sobre nosotros dándome apenas tiempo a esquivar su golpe. Caí al suelo cerca de Sakura y noté un intenso dolor en el parte del hombro y el pecho, abrí los ojos para mirar esa parte de mi cuerpo y pude ver unos profundos arañazos en mi piel, de los cuales brotaba bastante sangre. Aparté mi vista de las  heridas y la centré en la figura que estaba frente a mí. Naruto estaba en la misma posición inicial, como un animal apoyado sobre sus patas mirándome con odio. Observé que las uñas de su mano derecha estaban cubiertas de sangre... mi sangre. Naruto me había herido con sus afiladas garras.


Intenté incorporarme ayudándome con mi brazo sano que coloqué en el suelo y, con dificultad, conseguí apoyarme sobre una de mis rodillas. Miré de reojo a Sakura que estaba detrás de mí para comprobar cómo estaba pero no se movía, creo que se había golpeado en la cabeza cuando la aparté del ataque de Naruto. Necesitaba llevarla al hospital para que la atendieran, un mal golpe en la cabeza podía traer graves consecuencias pero dudaba que Naruto nos dejase ir, parecía demasiado decidido a hacernos daño. Quizás debía intentar razonar con él,  hacerle ver que nuestra compañera estaba herida y necesitaba ayuda, intentar hacerle entrar en razón.


- Naruto – le llamé - ¿Qué te ocurre? ¿Por qué nos atacas? Somos tus compañeros... soy tu familia, tu hermano...


Pero no pude continuar hablando porque ante aquella palabra, soltó una especie de rugido aterrador que me puso los pelos de punta. Observé que el chakra que le rodeaba comenzaba a acumularse en su parte trasera, parecía ir tomando forma hasta que terminó de acumularse en una cola que se movía lenta pero amenazadoramente. Frente a mí no estaba Naruto, lo que había delante de mis ojos era un monstruo, un terrible demonio. Intenté moverme pero mi cuerpo no respondía, estaba paralizado de terror y, que ese siniestro chakra se hiciese cada vez más intenso destrozando el suelo sobre el que ese ser estaba apoyado hundiendo sus extremidades en él, no ayudaba en nada.


De repente, ese demonio, porque me negaba a seguir creyendo que esa cosa era Naruto, comenzó a correr hacia mí a gran velocidad. Forcé a mi mente para que se concentrase en moverse, debía quitarme de su trayecto o me destrozaría en su ataque. Cuando estaba a pocos metros de mí, me percaté que su objetivo no era yo sino Sakura, intenté moverme con toda la fuerza de voluntad que tuve y, justo antes de que llegase hasta ella, logré moverme apartando su cuerpo.


Ese ser impactó su puño en el suelo destrozándolo justo en el momento en que había logrado coger a Sakura entre mis brazos esquivando su golpe. Si quería ayudar a mi compañera debía acabar con el enemigo que tenía frente a mí. Dejé su cuerpo escondido en un callejón pensando que ahí estaría a salvo mientras peleaba. Por fin mi cuerpo respondía e iba a hacer uso de él para enfrentarme a ese demonio.


Activé mi sharingan para poder ver mejor sus movimientos y así esquivarlos con mayor facilidad, porque las veces anteriores había tenido suerte. Aunque me costase admitirlo, ese falso Naruto era muy rápido y fuerte. Saqué un kunai porque había dejado mi katana en casa, se suponía que sólo teníamos entrenamiento por lo que decidí no llevarla conmigo y ahora me arrepentía de mi decisión. Intenté mantener la cabeza fría, analizando el enemigo frente a mí y mentalizarme que aunque el cuerpo fuese parecido al de Naruto, no era él y que no debía contenerme por ello.


De nuevo aquella bestia emitió ese sonido que parecía un rugido y su chakra volvió a acumularse junto a la que parecía una cola, formando poco a poco otra. ¿Pero qué demonios era? ¿Qué tipo de chakra era ése? Decidí lanzarme al ataque mientras estaba concentrado sacando otra de esas colas, seguramente tendría la guardia baja y podría aprovecharme de ello. Estaba a punto de llegar a él cuando desapareció de mi vista durante un instante... ¿dónde se había metido? Antes de que pudiera reaccionar, sentí una mano en mi espalda empujándome con fuerza y empotrándome contra el suelo. Otra mano se posó sobre mi cabeza, inmovilizándome e impidiéndome que me moviese, grité de dolor cuando las largas uñas se hundieron en mi espalda desgarrándome la piel.


¿Cómo era posible que esta vez no hubiese podido esquivarle? Ahora tenía mi sharingan activado, debería haber visto sus movimientos antes de que me atacase... ¿Acaso aquellas colas estaban relacionadas con su poder? ¿Cuantas más colas sacase, más fuerte era? Si era así, estaba jodido. No sabía cuántas más podría formar ni la manera de detenerlo, estaba claramente en inferioridad ante aquella bestia y mi vida y la de Sakura corrían peligro. ¡Joder! Necesitaba pensar en algo, esa bestia debía tener algún punto débil... Aún tenía mi kunai en la mano así que levanté mi brazo con la intención de lanzárselo pero antes de que pudiera hacerlo, una de esas colas se había aferrado a mi muñeca apretándola con tanta fuerza que al final acabé por soltar el arma. Ahora que lo pensaba, esa debía ser otra cola diferente porque veía la sombra de otras dos moviéndose... ¡Mierda! ¿Es que acaso iba a seguir sacando más?


Otro grito salió de mi garganta al sentir unos colmillos clavarse en mi hombro. ¡Me había mordido! Si esa bestia seguía así me iba a destrozar. De repente, la mano que sujetaba mi cabeza dejó de ejercer presión sobre ella, por lo que traté de liberarme de mi atacante pero de nuevo no pude. Ese demonio me había dado la vuelta quedando sobre mí, sus manos estaban a cada lado de mi cabeza y su rostro estaba muy cerca del mío, podía ver esos ojos rojos que daban auténtico terror mirarme con odio y también podía ver aquellos colmillos con mi sangre en ellos. Me quedé impresionado, jamás había visto el rostro de Naruto de aquella manera y de cerca asustaba aún más.


Estaba tan paralizado que tardé en reaccionar cuando una de sus manos se aferró con fuerza sobre mi cuello, estaba apretándolo impidiéndome respirar. Llevé mis manos a su brazo intentando alejarlo pero me era imposible librarme de su agarre, tenía demasiada fuerza y, poco a poco, comencé a perder la conciencia. Mis brazos cayeron al suelo sin oponer más resistencia y lo último que vi antes de que mis ojos se cerraran por completo, fue un kunai con el sello especial de Minato ir directo hacia aquella bestia.


 


Minato Namikaze POV


 


Me teleporté hasta el sello más cercano al lugar de donde sentía el chakra del Kyuubi que tenía colocado por la villa, pero aún así tenía que correr para llegar cuanto antes hasta allí porque aún había bastante distancia entre donde me hallaba y el lugar donde debía estar Naruto. Fui lo más veloz que pude, no podía arriesgarme que le pasase algo a algún habitante o a mi hijo, algún ninja podría atacarle o incluso él mismo podría hacerse daño ya que no sabía cómo controlar el chakra del Kyuubi. No entendía cómo había ocurrido todo eso, el sello estaba diseñado para que el Kyuubi no pudiera salir ni su poder se descontrolase. Lo diseñé para que en algún momento Naruto llegara a poder usarlo a su voluntad sin sufrir ningún tipo de daño, que su propio chakra pudiera detener al del zorro de nueve colas, que se mezclasen y se estabilizasen el uno al otro... ¿Qué demonios había ocurrido?


Cuando llegué vi a Naruto sobre Sasuke estrangulándolo y le lancé uno de mis kunais para que se alejase de él. Observé a Naruto que ahora estaba sacando una cuarta cola y me di cuenta de que parte del chakra que le rodeaba, estaba cambiando haciéndose como más denso y cubriéndole poco a poco. ¡Esto iba fatal! Si no hacía algo pronto mi hijo podría perder por completo el control sobre su cuerpo y no sabía lo que podría llegar a hacer. ¡Ni siquiera sabía si me reconocía ahora mismo!


- Naruto – grité su nombre cuando se separó de Sasuke evitando ser golpeado por mi kunai.


Al llamarle centró su mirada en mí aunque no estaba seguro si era porque me había reconocido o porque mi grito le había llamado la atención. Por un instante, dirigí mi vista hacia el cuerpo de Sasuke, no sabía si aún respiraba, tenía que comprobarlo cuanto antes. Lancé otro de mis kunais a mi espalda y me teleporté hacia el primero que había caído cerca de Sasuke, cogiendo su cuerpo y el kunai y me trasladé al segundo, justo cuando una de esas colas impactó en el lugar donde habíamos estado.


Sin dejar de perder de vista a Naruto, tomé el pulso a Sasuke para ver si aún seguía con vida. Por suerte así era, solamente había perdido la consciencia pero necesitaba ayuda con urgencia, estaba perdiendo mucha sangre de sus heridas y a ese ritmo no aguantaría mucho más. Esquivé usando mi extrema velocidad otra de esas colas que se había alargado varios metros hasta llegar donde estaba. Sus ataques comenzaban a ser impredecibles y no sabía por dónde iba a venir el siguiente. Necesitaba alejar a Sasuke de aquí para poder pelear sin tener que preocuparme por su bienestar, así que creé un clon de sombras ordenándole que cogiese a mi hijo y lo llevase al hospital.


Desvié la atención de Naruto para que darle tiempo a mi clon a teletransportarse hasta el sello más cercano al hospital. Logré mi cometido quedándonos solamente Naruto y yo en aquel lugar. Ahora mi problema era cómo detenerle antes de que completase la cuarta cola, necesitaba acercarme lo suficiente a él para comprobar su sello porque algo debía haber pasado con él para que Naruto se descontrolase de aquella forma.


Decidí crear varios clones más, le atacaría por distintos sitios a la vez mientras intentaba acercarme a él. Me aproximé hasta el kunai que estaba cerca de mí y lo recogí, les hice una señal a mis clones y todos desaparecimos del campo de visión de Naruto. Mientras me mantenía escondido, tres de mis clones fueron exterminados al instante por las tres colas que tenía Naruto, por suerte la cuarta no había terminado de salir. El último de mis clones le lanzó el kunai hacia el estómago rasgando su ropa dejando ver que el sello que yo le coloqué cuando era un bebé era visible ahora y que a su alrededor había otros símbolos que no pertenecían al sello. ¡Un sello de los cinco elementos! Un sello impar estaba anulando mi propio sello que era par.


Al mismo tiempo que mi clon le lanzó el kunai, también le atacó con un rasengan ganando tiempo para que pudiese teleportarme al kunai y estabilizar el sello mientras Naruto se centraba en detener el ataque de mi clon. La cuarta cola estaba a punto de formarse por completo cuando las yemas de mis dedos alcanzaron su abdomen, en los cuales había preparado la forma para contrarrestar el sello de los cinco elementos, estabilizando el sello que encerraba al zorro de nueve colas. Naruto lanzó un extraño alarido antes de caer inconsciente sobre mis brazos mientras su cuerpo volvía a la normalidad. Guardé mi kunai y observé su vientre viendo que mi sello volvía a su estado original antes de desaparecer. Cogí a mi hijo en mis brazos y estaba a punto de marcharme cuando vi a otro cuerpo escondido en un callejón, me acerqué hasta allí y vi que se trataba de Sakura, la compañera de equipo de mis hijos. Comprobé su estado y volví a crear otro clon para que cogiera su cuerpo e ir todos al hospital.


Habían pasado varias horas desde que llegué al hospital con mi hijo y con Sakura, para ese tiempo Sasuke ya estaba siendo tratado y estaban curando sus heridas. A Sakura se la llevaron para examinarla y a Naruto sólo lo mantuvieron en observación tras comprobar que no tenía ninguna herida. Ahora me encontraba en una de las habitaciones del hospital con mis dos hijos tumbados en una cama cada uno, ninguno de los dos había despertado aún, ambos seguían inconscientes y no pude evitar preocuparme a pesar de que me dijeron que Sasuke debía despertar pronto, que pese a sus heridas, su vida no corría peligro. Sobre Naruto, no tenían ni idea de cuándo despertaría, no es como si todos los días tratasen al jinchuuriki del Kyuubi que ha perdido el control sobre él liberando su chakra transformándose poco a poco en un zorro de nueve colas en miniatura y que después el sello que encerraba ese enorme chakra se estabilizase de nuevo, dejándolo inconsciente.


- ¿Crees que ha sido obra de Danzo? - oí que me preguntaba Itachi a mi lado.


En cuanto se habían llevado a Naruto para comprobar su estado, avisé a Itachi para que viniera al hospital. En el momento en que llegó, le expliqué todo lo ocurrido, desde que había sentido el chakra del Kyuubi estando en la oficina hasta que conseguí detener a Naruto. Se había preocupado mucho por él pero en cuanto vio el estado de Sasuke se derrumbó. Aunque a veces lo tratase como a su hijo, él era su único hermano, la única familia que le quedaba del clan Uchiha y verlo de aquella manera me dolió pero también me inquietó. No sabía si ahora odiaría a Naruto por ser el causante de sus terribles heridas, por haber intentado matarle... ni tampoco sabía si me odiaría a mí también por haber metido aquel demonio en el interior de mi hijo. Me aterrorizaba pensar que nuestra relación estaba a punto de terminar por esto pero todo aquel miedo desapareció cuando Itachi se giró hacia a mí y me abrazó con fuerza mientras las lágrimas caían de sus ojos. Yo sólo pude corresponderle al abrazo y llorar con él.


- Es lo que me dice mi intuición – le contesté colocando mi mano sobre la suya que descansaba sobre mi pierna – No sé cómo es posible, no debería ser capaz de usar su chakra pero de alguna forma ha llegado hasta Naruto y ha manipulado su sello.


- Ha tenido muchos años para encontrar la forma de deshacerse de las restricciones que le impedían moldear chakra y planear su venganza sobre nosotros y nuestra familia. Nos odia tanto como para atacar lo que más nos importa.


- Lo que no entiendo es cómo ha conseguido colarse en la villa, todos los ninjas están en alerta por si le veían o intentaba entrar. Para alterar el sello que encierra al Kyuubi debió de estar muy cerca de Naruto... tuvo que tocarle. ¿Cómo es que nadie lo ha visto ni ha notado su presencia? - le dije muy nervioso.


- Tranquilo, Minato. Lo encontraremos y le haremos pagar por todo esto – me prometió mirándome a los ojos con una gran determinación.


Si Itachi llegaba a dar con Danzo, éste ya podía empezar a huir porque sabía perfectamente que Itachi podía llegar a ser muy vengativo y cruel cuando se trataba de nuestra familia y con Danzo no tendría ningún tipo de piedad.


- Entonces es cierto – escuché la voz incrédula de Naruto sobresaltándome - ¿Tengo un maldito demonio dentro de mí? - gritó muy cabreado.


- Naruto... - murmuré su nombre a la vez que me ponía en pie para acercarme a su cama.


- Contéstame – me exigió furioso y agaché la mirada diciéndole que sí.


El terrible momento que siempre temí había llegado, Naruto había escuchado mi conversación con Itachi descubriendo la verdad y no había vuelta atrás.


- ¿Cómo...? ¿Por qué...? - balbuceaba Naruto muy alterado, incapaz de formular por completo sus preguntas.


- Naruto, por favor, tranquilízate – le comenté mientras extendía mi brazo para calmarle.


- No me toques – me gritó con lágrimas en sus ojos - ¿Cómo pudiste hacerme esto a mí? ¿A tu propio hijo?


- Lo hice para protegerte a ti, a tu madre y a la villa – le contesté.


- ¿Mi madre? ¿Qué tiene que ver ella en todo esto? Me dijiste que ella murió por culpa de un enemigo encapuchado – me chilló elevando aún más la voz.


- Te mentí – le susurré con culpa viendo que sus ojos se abrían por la impresión.


- ¿Cómo pudiste mentirme sobre la muerte de mi madre? - me preguntó en un murmullo totalmente devastado – No tenías ningún derecho... - dijo antes de romper a llorar.


- Escúchame, Naruto. Todo lo hice para protegerte, no quería que cargases con el peso de algo tan doloroso y por eso...


- ¿Qué pasó? Quiero saber la verdad, ¿cómo murió mi madre? - me preguntó mientras se tapaba sus ojos con sus manos ocultando sus lágrimas.


- Tu madre era la anterior jinchuuriki del zorro de nueve colas, ella lo tenía encerrado en su interior antes de que yo sellase la mitad de su chakra en tu interior – hice una pausa para tomar la silla, colocarla cerca de la cama de mi hijo y sentarme en ella – La noche que tú naciste un encapuchado apareció en la sala de parto y te cogió amenazándote. Pude rescatarte a tiempo pero eso me impidió estabilizar el sello de tu madre, ya que en el momento del parto es cuando más vulnerable estaba dándole la opción al Kyuubi para escaparse.


Me detuve para observar su reacción pero seguía con sus manos sobre sus ojos, apoyando sus codos sobre sus piernas.


- Sigue – demandó y yo suspiré antes de continuar.


- Creo que eso formaba parte del plan del desconocido porque cuando el Kyuubi escapó, él estuvo controlándolo para que atacase a la villa hasta que le detuve perdiendo su control sobre él. Por desgracia, el zorro siguió atacando a la villa guiado por su propio odio y no podíamos pararle de ninguna forma así que la única solución era volver a sellarlo. Pero tu madre estaba muy débil y no sobreviviría si lo volvía a encerrar en ella.


- Y decidiste meterlo en tu hijo recién nacido para que la gente de la villa le odiase y le tratase como a un monstruo – me dijo Naruto con tanta seriedad y mirándome a los ojos con tanta intensidad que me perturbó.


- No, esa no era mi intención. Estaba convencido de que tú llegarías a controlar ese chakra y que te verían como un héroe que salvó a Konoha del Kyuubi – le contesté sincero.


- ¿Qué pasó con mi madre? - preguntó ignorando mi explicación.


- Cuando estaba preparando todo el ritual para sellarlo en ti, el Kyuubi se dio cuenta y fue a atacarte para impedirlo pero Kushina y yo nos pusimos en medio para protegerte. A pesar de las circunstancias logré sellar la mitad del Kyuubi en mí y la otra mitad en ti pero tu madre... no sobrevivió. Había perdido demasiado sangre en el parto y la herida que recibió terminó por... - pero se me quebró la voz y no pude continuar.


- ¿Quién es Danzo? - me preguntó de repente cambiando de tema.


- ¿Qué?


- Pensáis que se quiere vengar de vosotros y por eso ha hecho algo con mi sello pero no le has mencionado mientras me explicabas todo esto. Así que, ¿quién es y por qué os guarda rencor?


- Es un antiguo consejero de la villa al que exilié – le respondí sin profundizar en las razones de su exilio, no era algo que me tocase contar a mí.


- Entiendo que por eso pueda odiarte pero, ¿por qué a Itachi también? ¿Qué tiene que ver él en todo esto?


Me quedé callado sin saber qué responder y dirigí mi mirada hacia Sasuke que seguía inconsciente. Él no sabía nada sobre lo que le ocurrió a su clan, no sabía si contaba la verdad y nos escuchaba, a pesar de estar inconsciente de alguna forma se le quedaría grabado en su memoria y al despertar, lo recordaría.


- Fui la razón principal de que le exiliaran – le contestó Itachi que se había mantenido al margen hasta ahora – Él estuvo involucrado con algo que ocurrió con mi clan y mi testimonio fue lo que le condenó al destierro.


Naruto nos observó con seriedad durante largos minutos en los que tanto Itachi como yo nos quedamos en completo silencio esperando alguna reacción de su parte. Pero lo único que mi hijo hizo fue volver a tumbarse en la cama dándonos la espalda y me preocupé porque esperaba que gritara y se enfureciera, no que nos aplicara la ley del silencio. ¡Eso no era típico de él!


- Naruto... -comencé a hablar pero Itachi me interrumpió.


- Minato, será mejor que le dejemos descansar. Ha sido  un día difícil y duro para él, necesita asimilar lo que le hemos contado – me dijo con suavidad cogiendo mi mano – Vayamos a por un café.


Itachi me sacó de la habitación casi a rastras pero en ningún momento dejé de mirar hacia atrás observando a Naruto que seguía en la misma posición ignorándonos por completo.


 


Naruto Uzumaki POV


 


¿Cómo mi padre había podido ocultarme algo tan importante durante todos esos años? ¿Cómo se atrevió a mentirme sobre la muerte de mi madre? Lloré de rabia e impotencia en cuanto se marcharon de la habitación. Tenía un maldito monstruo en mi interior, un monstruo que atacó a la villa y que se llevó varias vidas por delante, incluyendo la de mi madre. Tenía al asesino de mi madre dentro de mí y había sido mi propio padre quien lo había encerrado ahí. ¿Cómo pudo hacerme esto? Aunque... yo también era un asesino, mi madre había muerto por mi culpa. Si yo no hubiese nacido, su sello no se hubiese debilitado y el Kyuubi no se hubiese escapado, ni ella hubiese tenido que bloquear su ataque para protegerme... no hubiese tenido que morir por mí.


Ahora comprendía las miradas de miedo y odio que me habían dedicado muchos habitantes durante todos esos años, ellos me habían llamado monstruo en algunas ocasiones y por fin veía que tenían razón. Era un monstruo que había asesinado a su propia madre. Más lágrimas se escaparon de mis ojos y no hice nada por detenerlas, me sentía culpable por la muerte de mi madre, por la muerte de aquellos aldeanos que murieron el día que nací y me sentía traicionado y engañado por mi padre.


Miré hacia la cama de al lado viendo a Sasuke tumbado en ella y sentí un intenso dolor en mi pecho. También me sentía traicionado por él, recordaba cómo abrazaba a Sakura. Tras salir del Ichiraku Ramen para buscar a mi padre y que me diera explicaciones, me topé con ellos en el camino sintiendo que el alma se me iba a los pies y que mi corazón se rompía en mil pedazos hasta quedar reducido a cenizas al ver a Sasuke aferrando a Sakura entre sus brazos. Recordé el momento en que me dijo que le iba a regalar aquel estúpido anillo y cómo me había echado furioso de su cuarto comprendiendo que para Sasuke no sería nada más que el incordio de su hermano pequeño, que nunca tendría un lugar especial en su corazón... que nunca me amaría.


Entonces sentí cómo mi cuello y mi estómago empezaban a arder y un intenso dolor me invadió sustituyendo la tristeza que sentía en aquel momento por rencor e ira... por puro odio. Mi cuerpo comenzó a cambiar, mis colmillos y mis uñas crecieron y un chakra muy diferente al mío se escapaba de mi cuerpo rodeándolo. El odio me cegaba tanto que sin proponérmelo ataqué a Sasuke y a Sakura. No sé cuántos golpes o arañazos les di, no podía recordarlo con claridad, esas imágenes estaban algo difusas pero lo que sí recordaba perfectamente era el sabor de la sangre de Sasuke. ¡Había intentado matar a la persona que amaba! Si Sasuke no quería saber nada de mí antes de aquello, mucho menos iba a quererlo ahora, dudaba que siquiera quisiera seguir siendo mi hermano después de haber intentado quitarle la vida.


Seguí llorando amargamente ahogando mis sollozos contra la almohada, no quería despertar a Sasuke pero realmente necesitaba desahogarme gritando y llorando con todas mis fuerzas sin molestar a nadie, necesitaba sacar todo ese dolor y pesar, toda esa culpa que se acumulaba en mi interior. Sin aguantarlo más, me levanté de la cama poniéndome mi ropa y me acerqué con rapidez hasta la ventana abriéndola de golpe, coloqué mi pie sobre el alféizar y salté al exterior. Me alejé lo más rápido que pude del hospital, no quería estar allí ni que descubriesen que no estaba en mi cama, necesitaba estar solo.


No sé cuánto tiempo estuve corriendo y saltando por diferentes tejados, pero creo que bastante porque me hallaba casi a las afueras de la villa. Me adentré aún más en el bosque en el que estaba y cuando creí que estaba lo suficientemente lejos, me permití el lujo de parar a recuperar mi aliento aunque fue tarea casi imposible porque mis sollozos y gemidos me lo impedían. Me apoyé sobre el tronco de un árbol dejándome resbalar hacia el suelo y escondiendo mi rostro entre mis piernas.


Grité tan fuerte que sentí que mi garganta se desgarraba por dentro. ¿Qué iba a hacer ahora? No tenía lugar en aquella villa, ya no era mi hogar. Todos los habitantes me odiaban, mi padre me había mentido y me había destrozado la vida metiendo ese demonio en mi interior y Sasuke... Sasuke amaba a Sakura, no tenía ojos para mí y después de lo que le había hecho, estaba seguro que también me odiaría... ¡Cuánta razón tenían todos! Era un maldito monstruo... mi madre nunca debió interponerse en el ataque del Kyuubi, debió dejarle que me matase... debió dejarme morir. Así mi existencia no hubiese traído tanto dolor a tantas personas ni yo hubiese sufrido tantas humillaciones e insultos, tampoco me hubiese enamorado de Sasuke trayéndonos tanta desgracia. Si yo hubiese muerto hace casi diecisiete años, todos hubiesen sido más felices.


Estaba centrado en mis lamentos cuando sentí que alguien se paraba frente a mí pero no quise comprobar de quién se trataba. Seguramente sería alguien que me odiaba y querría pegarme o insultarme pero si eso era lo que quería, no iba a oponer ningún tipo de resistencia... me merecía eso y mucho más.


- ¿Qué haces tan lejos de la villa, chico? – me preguntó aquella sombra frente a mí y abrí los ojos ante la sorpresa, conocía esa voz, el hombre del restaurante, el que me invitó a ramen.


- Yo… - dije levantando la cabeza para observarle aún con esa capa que cubría su rostro – yo sólo quería alejarme de la villa.


- ¿Qué te ha hecho Konoha esta vez? – preguntó


- No ha sido la villa… o puede que si, puede que sea un cúmulo de cosas las que se han juntado. La gente de la villa me odia, mi padre me mintió durante todos estos años, casi mato a mi hermano… - le dije llorando desconsoladamente – amo a mi hermano pero le he hecho daño, él no querrá volver a verme y… yo no quiero volver a esa casa, no quiero enfrentarme a mi padre y a mi hermano.


- Es algo normal, uno te mintió y el otro no te perdonará si has llegado tan lejos como para casi matarle – me dijo el hombre y lloré.


- Yo… no sé qué hacer.


- Aquí no puedes quedarte, es peligroso. Ven conmigo, yo puedo llevarte a un lugar seguro y puedes contarme por el camino todo lo que ha ocurrido.


- ¿En serio? – le pregunté algo más animado.


- Sí, comeremos ramen, sé que te gusta. Hay una aldea no muy lejos de aquí, allí me espera un amigo, puedes venir si quieres y emprender un viaje con nosotros. Te ayudaré a hacerte fuerte, entrenaré contigo y serás capaz de volver a esta villa siendo el ninja más fuerte que jamás hayan visto.


- ¿No te asusto? – le pregunté.


- ¿Por qué deberías asustarme?


- Porque… yo soy el contenedor del Kyuubi, del demonio de nueve colas.


- Eso no me importa, chico. Además… yo sé cómo sacarte a ese demonio si es eso lo que deseas.


- Si me deshago de él… ¿podré volver a casa con Sasuke? ¿No habrá riesgo de que le haga daño nunca más?


- No, no volverás a hacerle daño, te lo aseguro – me comentó y por fin salió una medio sonrisa.


- Quiero que me lo quites, quiero deshacerme de esta pesada carga, no quiero tenerlo en mi interior, yo… sólo quiero la oportunidad de estar cerca de Sasuke sin tener miedo de hacerle daño.


- Entonces acompáñame y ese demonio será historia, no volverá a tu cuerpo – me dijo y me puse en pie siguiéndole.


Caminaba tras él y miré una última vez hacia mi espalda, comprobando a la lejanía lo que serían las luces de Konoha, ni siquiera podía ver la ciudad entre tantos árboles, pero sabía que estaba allí, en aquel claro del bosque, las luces de las antorchas, las luces de las torres de vigilancia no mentían.


Echaría de menos mi villa, quizá más que ese lugar en el que nací y me crié… más que ese lugar donde todos me habían odiado… echaría de menos a mi familia porque ellos siempre me quisieron. Sé que mi padre me había mentido y me dolía, pero también sabía que yo era su hijo, que a su manera me quería, supongo que Itachi y Sasuke también me querían a su manera… aunque yo hubiera deseado un amor completamente diferente al que me brindaba Sasuke, un amor fraternal, yo deseé ser suyo, deseé un amor carnal, un amor de pareja no lo que él me dio. Aún así agradecía haberlos tenido, porque siempre fueron mi gran apoyo, pero a partir de ahora… las cosas iban a cambiar, yo no volvería a ser ese chico al que podían humillar e insultar, yo me haría fuerte, eliminaría a este demonio de mi interior y volvería aquí proclamándome como Hokage, porque ese fue siempre mi sueño, suceder a mi padre cuando llegase el momento, aunque todos pensaban que sería Sasuke quien llegaría a Hokage por su fuerza y astucia.


Me giré limpiándome las lágrimas con el dorso de la mano y me fui tras aquel desconocido hombre. Seguramente la gente diría que era un idiota por irme con un desconocido pero… nadie podía entender mi sufrimiento, él podía quitarme a este bicho de mi cuerpo, yo sólo quería ser normal y la desesperación por conseguir algo tan simple hacía que en este momento todo me diera igual, sólo quería ser un chico como cualquier otro de la villa.


Aquel hombre era sin duda alguna el del Ichiraku Ramen, el que me había invitado a un tazón de ramen a cambio de charlar un rato conmigo. Creo que era algún viajero solitario pero él había dicho que viajaba con un amigo que le esperaba en una aldea cercana. ¿Podía ser ese hombre el tan Danzo del que mi padre había hablado? Decidí salir de dudas y preguntar antes de seguir caminando tras él.


- ¿Cómo te llamas?


El hombre se detuvo en seco, se giró a mirarme y apartó su capucha con lentitud dejándome ver una máscara algo siniestra en la que sólo había una apertura en uno de sus ojos.


- Me llamo Obito – dijo de golpe – aunque puedes llamarme Tobi si lo prefieres.


Desde luego no era ese tal Danzo del que mi padre había hablado. No creo ni siquiera que este hombre tuviera algo contra Konoha y si hubiera sido peligroso… los ninjas de la entrada no le habrían permitido el paso, tenían las listas de los exiliados, de los criminales y la seguridad de las puertas velaban por la integridad de todos los habitantes de la villa. Si su nombre o su imagen hubiera estado en el libro Bingo no le habrían permitido el acceso, pero lo habían hecho el día que nos conocimos, estaba dentro comiendo ramen tranquilamente.


- Soy Naruto Uzumaki – le comenté pero él dijo que debíamos continuar y al final… sólo pude seguirle por el bosque alejándome cada vez más del que una vez fue mi hogar.


La aldea quizá podría estar cerca pero yo estaba muy cansado, había estado resfriado, con fiebre y en el hospital hasta ese mismo día y luego había sido dominado por el Kyuubi, mi cuerpo apenas podía mantenerse en pie y es cuando me detuve frente a un árbol sudando, miré las estrellas un segundo entre la copa de los árboles y toqué mi frente sintiendo su alta temperatura, seguramente la fiebre estaba volviendo a subirme.


- ¿Estás bien? – me preguntó Obito.


- Sí – le dije – creo que sí. He estado algo resfriado estos días.


- Déjame ver – dijo tocándome la frente – Aún tienes fiebre, deberías descansar aunque es un riesgo hacerlo. Si paramos aquí y lo que de verdad deseas es que no te encuentren los de la villa deberíamos seguir caminando. Tu padre pondrá toda la villa patas arriba en cuanto descubra que no estás en casa y cuando haya registrado la aldea sacará a los mejores ANBU a buscarte fuera de ella.


- ¿Cómo sabes tanto de mi padre?


- Es el Hokage y supongo que cualquier padre se preocuparía de esa forma por sus hijos, ¿no crees? – me preguntó – sigamos, ya no queda mucho para llegar.


Seguí caminado a duras penas, mis pies tropezaban entre sí y a veces tenía que apoyarme en algún árbol cuando empezaba a ver borroso hasta que aquel hombre se acercó a mí y me cogió llevándome consigo. No quería ser un obstáculo pero no podía moverme más, aún no me había recuperado y cuando miraba mis manos aún llenas de quemaduras cuando el Kyuubi trató de apoderarse de mi cuerpo, no podía evitar sentir miedo y a la vez odio porque hubieran encerrado a esa cosa en mí. Yo era un peligro para todos, incluso para mí mismo, estas quemaduras lo decían todo.


Me quedé dormido el resto del camino y cuando me desperté estaba tumbado en el césped a oscuras. Obito estaba despierto con la espalda contra un árbol haciendo la guardia. No sé si de verdad mi padre ya se habría dado cuenta de que me había escapado de la villa, pero si lo sabía estaría buscándome, todos los ninjas de Konoha estarían en ello.


- ¿Tienes frío? – me preguntó aquel hombre.


- Un poco – le dije cerrando más mi chaqueta.


- Lo lamento, no puedo encender un fuego, podrían descubrirnos los ninjas de Konoha, es más seguro así.


- ¿Por qué me ayudas? – le pregunté.


- Porque parecías muy solo y perdido. Oye, Naruto, ¿cómo acabaste teniendo esos sentimientos por tu hermano? – preguntó y yo me sonrojé al momento.


- No lo sé – le dije – yo sólo… sé que le amo, desde que éramos pequeños siempre hacíamos todo juntos, hasta nos bañábamos juntos y… un día creo que simplemente me puse celoso al ver cómo las chicas intentaban robarme a Sasuke. Empecé a cuestionarme por qué me dolía tanto hasta que descubrí… que le amaba, no pude evitarlo, cuando más me acercaba a él más le amaba. Supongo que él no siente nada por mí, sólo soy su hermano pequeño, ese estorbo que quiere quitarse del medio. Ahora creo que está enamorado de una chica, le iba a entregar el anillo.


- ¿El anillo? – me preguntó dudando.


- Sí, una chorrada de cuando éramos más jóvenes, pero creo que para mí fue importante, sus palabras… siempre las recordaré, él dijo que le daría ese anillo a la persona más importante de su vida y al final quiere dárselo a Sakura. Supongo que nunca perdí la esperanza de que pudiera haber sido para mí, pero me equivoqué, ya no me queda esperanza, sé que me tiene miedo, ahora no querrá volver a verme después de lo que le hice. Alejarme de él es lo mejor que puedo hacer.


- No te preocupes, seguro que tu hermano te perdona cuando sepa que ya no tienes al Kyuubi dentro de ti.


- No es mi hermano – le dije muy serio.


- Pero tú has dicho…


- Vive conmigo y todos dicen que es mi hermano, pero no lo es, no para mí. Él es hijo de Fugaku y Mikoto Uchiha, yo soy hijo de Minato Namikaze y Kushina Uzumaki – le dije claramente – yo no tengo su sangre en mis venas, él sólo es un falso hermano, alguien que vive conmigo porque su hermano mayor está enamorado de mi padre, pero no es mi hermano – comenté enfadado apretando los puños – pero el muy idiota no lo ve.


- ¿Has dicho que es un Uchiha? – preguntó alarmado y me sorprendí.


- Sí – le dije.


- Entonces hay que moverse de nuevo, sus ojos aún pueden encontrar nuestros rastros. Levántate – dijo apresurándose en coger las cosas y tratar de tapar huellas, yo no entendía muy bien por qué lo hacía – vamos, date prisa, nos largamos de aquí.


Le hice caso y recogí lo poco que llevaba, armas sobre todo y le seguí de nuevo por el bosque caminando tras él. Estaba muy cansado pero ese hombre no me dejaba parar a descansar ni un segundo y ahora la otra mitad del camino la hicimos aún más rápido que la primera parte, ni siquiera paramos para beber y esto me empezaba a cansar. Creo que tenía miedo de los ojos de los Uchiha y es que en parte tenía razón, ellos aún podían encontrarnos.


Llegamos a la aldea por la mañana y Obito pidió una habitación para poder descansar, por fin podría descansar un rato, sólo pensaba en eso cuando al subir las escaleras y abrir la puerta de la habitación para entrar, sentí un fuerte golpe en la cabeza que me hizo caer inconsciente contra el suelo. ¿Me había golpeado? ¿Por qué? No entendí nada.


Cuando desperté, ya no estaba en el hostal, ni siquiera estaba en la aldea, estaba en una cueva oscura y solitaria, tumbado en el centro de una gran sala donde había una estatua muy extraña y había gente muy rara, una persona en cada dedo de aquella estatua que me miraban fijamente. Reconocí entonces a la banda criminal que Konoha llevaba tiempo buscando, “Akatsuki”. ¿Por qué estaba yo aquí? ¿Qué hacían ellos aquí?


- No te preocupes, Naruto – escuché a Obito hablando frente a mí – enseguida tendrás a ese demonio lejos de ti.


- ¿Por qué están ellos aquí? – le pregunté asustado.


- La extracción no puede hacerse con una persona, necesito a todos ellos para sacar a ese demonio, pero tranquilo… cuando acabemos ya no tendrás que volver a preocuparte.


- ¿Por qué me golpeaste? Iba a venir voluntariamente.


- No podía arriesgarme a que descubrieras o dejaras pistas de dónde te llevábamos, además… no habrías querido venir si te decía el verdadero motivo por el que queríamos que me acompañases.


Intenté moverme para irme, me incorporé pero cuando quise levantarme me di cuenta de que unas cadenas tiraban de mis muñecas. Me habían sujetado contra el suelo y no había forma de soltarme de ellas.


- Suéltame – le grité tirando de las cadenas, pero no había forma de soltarlas y no conseguía levantarme con ellas agarrándome.


Lo máximo que conseguí levantarme fue para intentar tirar de ellas y soltarme, pero no había forma, ni siquiera podía poner la espalda recta y acabé mirándoles fijamente a todos aquellos individuos que me miraban con sonrisas en sus rostros, a la mitad ni siquiera podía verles bien, eran sombras ocultas entre sus capas. Estaba enfadado, sentía que me estaban utilizando, si al principio confié y quería que me sacaran a este demonio, ahora creía que había algo más que no me estaban contando. ¿Era tan sencillo quitarme al demonio? Creo que no y empecé a dudar el doble cuando vi al último hombre entrar por allí.


- Llegas justo a tiempo, ya vamos a empezar la extracción, Danzo – comentó Obito hacia él quitándose la máscara.


- Perfecto, cuando tengas al Kyuubi bajo control ya sabes lo que hay que hacer.


- Destruir la villa – dijo sonriendo mientras Danzo sonreía también.


- Si quieres destruir la villa genial, pero no te olvides del trato, Minato Namikaze debe morir.


- No te atrevas a tocar a mi padre – le grité enfadado y llorando – si le haces algo os mataré yo mismo.


- ¿Cómo vas a hacerlo, pequeño jinchuuriki? – me preguntó Danzo acercándose hacia mí – tu padre pagará por lo que me hizo.


- Te exilió por lo que tú hiciste.


- Ni siquiera sabes la verdad de lo que ocurrió aquel día… los Uchiha iban a matar a todo el que se pusiera en su camino en un golpe de Estado, hice lo que tuve que hacer y habría salido perfecto si el maldito de tu padre no se hubiera enamorado de ese Uchiha y le hubiera salvado del exilio. Fue él quien mató a todo su clan, debió ser exiliado por traidor pero en su lugar me expulsaron a mí y me condenaron a esta miserable vida borrándome los secretos de la villa, dejándome prácticamente sin poder y vagando en un mundo Ninja cruel y despiadado, tú no sabes nada, chiquillo. Pero te aseguro una cosa… hoy será el último día para Minato Namikaze y tú eres quien me ayudará a matarlo.


- Yo no haré eso – le grité.


- No nos haces falta, Naruto – dijo Obito – estás encadenado, sacaremos al Kyuubi de tu interior, lo controlaré con mi sharingan como años atrás lo hice luchando contra tu padre y esta vez… venceré, destruiré la villa y mataré al Hokage.


- Fuiste tú – dije llorando – el encapuchado con el que luchó mi padre hace años… el que liberó al Kyuubi de mi madre, tú la mataste, por tu culpa está muerta, sacaste a ese demonio y murió para protegerme por tu maldita culpa, si no lo hubieras sacado ella estaría viva y yo no tendría a este demonio dentro de mí.


- Eres muy hábil, ahora quédate quietecito, esto va a doler - me dijo Obito.


Fui a reclamarle pero no pude, de mis labios sólo salió un grito de intenso dolor mientras sentía cómo el sello que mi padre colocó se deshacía y empezaban a extraerme el chakra del Kyuubi, un chakra rojo que jamás había visto, mi chakra siempre fue azul igual que el de Sasuke, igual que el del resto de ninjas, pero ahora… sólo sentía dolor y cómo arrancaban una parte de mí. Entendí por qué me habían bloqueado para que no me moviera. Tenían miedo de que pudiera escaparme, hacer algo en contra de ellos pero sobre todo… por lo débil que me sentía, por el dolor que tenía cuando extraían el chakra de mi cuerpo… creo que me estaban matando, iba a morir para darles la oportunidad a ellos de matar a mi padre, de controlar a este demonio y no podía hacer nada para impedirlo.


Intenté desatarme de esas cadenas como pude aunque estaba tan débil, tenía tanta fiebre que no podía apenas ni sostenerme en pie, al final… caí de rodillas al suelo notando cómo la energía abandonaba mi cuerpo y al final, me desplomé, ni siquiera podía gritar ya como había hecho al principio por el dolor, ahora sólo sentía cansancio, dolor… Tenía mi mejilla contra el suelo, de mis ojos salían lágrimas pero los mantenía abiertos viendo cómo el chakra desaparecía hacia aquellos tipos, viendo mis muñecas llenas de sangre por las ataduras, ya todo daba igual, moría a manos del mismo hombre que provocó la muerte de mi madre.


 


Sasuke Uchiha POV


 


Aún no podía creerme lo que habían contado. Minato había venido junto a mi hermano al hospital, a mí me dolía todo el cuerpo y me alegré de que estuvieran allí, pero cuando fui a girarme les escuché hablar sobre el demonio que tenía en su interior Naruto y ya no quise moverme, permanecí allí tumbado con los ojos cerrados, quería enterarme de lo que ocurría. La historia me desgarró el corazón pero a la vez… después de haber visto a Naruto en esa forma también admitía que sentía miedo, miedo de Naruto, de lo que era, de lo que podía llegar a ser, de en lo que podía transformarse y es que mi hombro estaba destrozado tras su mordisco, me había desgarrado con sus dientes y sus afiladas uñas, había tratado de matarme.


Escuché la voz de Naruto y un temblor cruzó toda mi columna vertebral, tenía miedo, aquello había sido un escalofrío del terror que había pasado en sus manos. Jamás esperé ver a mi hermanito de esa forma, yo siempre había cuidado de él, Naruto siempre había estado jugando conmigo, intentando pervertirme con sus jueguecitos eróticos y ahora… ahora le tenía miedo, yo que siempre me había dejado tocar por él, que le había dejado pasar sus manos y su miembro por cada centímetro de mi piel excitándome, yo que me había llegado a correr en su boca aunque de forma involuntaria… le tenía pánico ahora. No podía creérmelo.


Lo peor de todo no fue darme cuenta de aquello o de que la familia nos había ocultado ese gran secreto sino que mi propio hermano me había ocultado un secreto mucho mayor… algo había hecho para que Danzo jurase vengarse de él y eso… eso tendría que contármelo tarde o temprano, porque yo no pensaba quedarme con esa duda. Pese al esfuerzo que hice por mantenerme despierto, el sedante que me habían dado para evitar que me doliera tanto el brazo me había hecho efecto, porque sentía que mi mente desconectaba hasta que volví a mi profundo sueño, cuando conseguí despertar de nuevo miré hacia la cama de al lado, pero Naruto no estaba.


Me sorprendió no verle allí, iba dispuesto a disculparme con él, había sentido miedo por unos segundos de su presencia pero era mi hermano al fin y al cabo… ¡no! No era mi hermano… era el amor de mi vida, le amaba y aquel día tan largo lleno de problemas nos había dificultado poder darnos las explicaciones. Naruto pensaba que estaba saliendo o que amaba a Sakura, pero era mentira, le amaba a él, Sakura sólo era una buena compañera que había tratado de apoyarnos, quería que lo supiera, quería que entendiese que mi corazón, mi cuerpo y mi alma sólo podían ser de ese maldito y terco rubio que tenía un demonio en su interior, pero a mí me daba igual mientras él pudiera estar conmigo.


Intenté incorporarme pero el brazo me dolía demasiado, no pude evitar quejarme aunque al final, forzando un poco pese al dolor, conseguí recostarme en la camilla. Me bajé un poco la bata de hospital que me habían colocado viendo mi hombro vendado con una mancha de sangre, parece que no habían conseguido cerrar del todo la herida antes de poder vendármelo pero estaba seguro de que vendrían a cambiarme el vendaje. No tardaron en llegar para curarme.


Quise mirar cuando quitaron el vendaje, mi hombro estaba destrozado, el bestia de Naruto había hecho un destrozo terrible y no sé si mi brazo se movería con soltura en un tiempo. Me curaron la herida y volvieron a vendarlo, al menos comprobé que había dejado de sangrar.


Esperé allí horas, era de noche y sólo tenía como diversión mirar al cielo estrellado, contemplar la luna y mirar hacia la cama del dobe esperando que volviera a ella, pero no, al final harto de esperar, me levanté ahora que en el turno de noche había menos enfermeros y caminé hasta el armario abriendo con mi brazo sano el armario. La ropa de Naruto no estaba allí y la mía tampoco pero claro… la mía la había destrozado Naruto, la había roto en tiras en su maldita transformación así que decidí salir del cuarto y caminar por el pasillo intentando buscar algo que ponerme.


- ¿Dónde vas con el culo al aire, Sasuke? – preguntó mi hermano divertido al verme con esa bata que dejaba toda mi espalda al aire y claro… yo iba desnudo bajo la bata esta.


- A buscar a Naruto – le dije.


- ¿No está en la habitación?


- No y su ropa tampoco, el muy idiota se habrá escondido para no verme, se sentirá culpable por lo que hizo, tengo que hablar con él y urgentemente.


- Entonces necesitarás esto – dijo enseñándome ropa limpia mía – venga entra a tu cuarto y cámbiate, luego si me prometes no forzar ese brazo te dejaré ir a buscar a Naruto, seguramente estará en el Ichiraku Ramen o en su habitual columpio frente a la academia.


- Lo sé, lo buscaré.


Entré en la habitación cambiándome esta dichosa bata por mi ropa aunque meter la camiseta corta negra con el emblema del clan Uchiha a mi espalda fue toda una Odisea, Itachi tuvo que ayudarme a mover el brazo y aún así el dolor era inmenso. Se iba a enterar ese dobe de lo que sería un buen mordisco la próxima vez que le viera. Vi la cara de preocupación de mi hermano, seguramente por ver las cicatrices de los profundos arañazos que Naruto había dejado en mi espalda, pecho y brazos, pero no podía hacer nada por esconderlos salvo ponerme la camiseta encima y disimularlos un poco, intentar caminar fingiendo no sentir dolor cuando mi cuerpo entero se resentía de aquel enfrentamiento.


- Ten cuidado, Sasuke – me dijo Itachi pero yo me detuve en la puerta.


- ¿Qué hiciste, Itachi? ¿Por qué Danzo va tras de ti? Sé que Minato te protegió aquella vez, lo exilió para cubrirte a ti. ¿Qué hiciste? – pregunté serio.


- Será mejor que te sientes – me dijo y me asusté.


- No quiero sentarme, quiero la verdad – le dije serio como era yo, estaba enfadado por los secretos que nos ocultaban.


- De acuerdo, como prefieras. Yo maté al clan, Sasuke, todo el clan Uchiha, yo maté a nuestros padres, a mi prometida, a la familia de mi prometida… a todos Sasuke, era una misión.


- ¿Qué? – pregunté al verle tan tranquilo soltando algo así - ¿Qué narices estás diciendo? ¿Cómo pudiste matar a nuestros padres? – le dije enfadado cogiéndolo de la camiseta para enfrentarle, pero me quejé al forzar el brazo y mi hermano me soltó de golpe las manos.


- Te he dicho que no fuerces el brazo – me riñó.


- No te atrevas a hacerte el hermano protector ahora conmigo Itachi, no después de esta confesión. ¿Cómo pudiste matar a tu familia? ¿Por qué me dejaste vivir a mí?


- Ya te he dicho que fue una misión, sólo pude hacer un trato para salvarte a ti, tú eras el que más me interesaba salvar Sasuke, eres mi hermanito, siempre lo serás y te protegeré de cualquier cosa o de cualquier persona que quiera o intente hacerte daño.


- No me sueltes ese rollo, los mataste, sólo eres un asesino. Aléjate de mí, Itachi –le dije marchándome con lágrimas en los ojos.


Eran mis padres, nuestros padres los que habían muerto a manos de Itachi. ¿Cómo pudo ocultarme algo así? Danzo quería vengarse de mi hermano pero no entendía por qué. Tampoco pensé en quedarme a escuchar más palabras de un asesino como mi hermano, sólo quería salir de aquí y tratar de arreglar las cosas con Naruto. Hoy sólo había sido un día horrible lleno de problemas, de esos días que era mejor no levantarse de la cama.


Fui hasta el columpio donde siempre estaba Naruto pero no lo encontré. Era muy tarde, pasaba de la media noche y me senté unos segundos en aquel columpio imaginándome lo que Naruto debió sentir todos esos años de soledad donde los niños jugaban y le ignoraban por ese demonio en su interior. Aproveché a llorar por la noticia de Itachi hasta que Minato apareció a mi lado y se sentó con la espalda recostada en un árbol.


- Tu hermano era ANBU en aquel momento, el genio del clan Uchiha – me dijo.


- Lo sé. Me ha mentido, tú le mentiste a Naruto.


- A veces los padres y los hermanos… hacemos cosas que creemos mejor para vosotros, muchas veces nos equivocamos, queremos ver niños y no nos damos cuenta de cuánto habéis crecido y de que podéis afrontar las realidades. Somos ninjas, Sasuke, tú mejor que nadie lo sabes, nos enfrentamos a la muerte día sí y día también, es un asco pero es lo que somos, tomamos decisiones en cuestión de segundos sin saber si serán las correctas, tu hermano tomó una importante decisión aquella noche. Él quiso salvarte a toda costa, pero el levantamiento Uchiha no se podía detener, así que sólo podía ocurrir dos cosas, o que mandasen a otros ninjas a morir frente al clan más poderoso de la villa o que Itachi, el genio Uchiha se ocupase de esa rebelión. Puede que no lo parezca, pero tu hermano lleva una gran carga a sus hombros, siempre se ha sentido culpable y evita el tema refugiándose en esa coraza de frialdad, el orgullo y la fortaleza Uchiha son dignos de admiración y deberías sentirte orgulloso de pertenecer a ese clan. Tu hermano nunca quiso que vieras al clan Uchiha como unos rebeldes, sólo quería protegerte de la verdad, quería que te sintieras orgulloso de ser un Uchiha.


- Debería hablar con él – le dije de golpe – sé que… aún estoy molesto pero puedo entender un poco su postura. Creo que tardaré en asimilar esto pero… en el fondo es mi hermano y sé que el amor que me ha dado estos años no se puede poner en duda.


- Te ama con locura, Sasuke – me dijo sonriendo – sé que es difícil de entender todo esto o mejor dicho… es difícil de asimilar, pero tu hermano necesita apoyo, se siente muy culpable por todo aquello aunque fuera una misión, una orden que recibió y a la que no podía negarse. La orden la dio Danzo, por eso quiere vengarse de tu hermano, intentó exiliarle aprovechando que yo estaba en el hospital acusándolo de asesino y traidor, quería ocupar mi puesto, Itachi salvó a la villa, Sasuke, es un héroe aunque quizá ahora cueste verlo de esa forma. Una revuelta habría acabado muy mal para ambos bandos. Fue una decisión difícil lo que tu hermano tomó.


- Gracias – le dije.


- ¿Has visto a Naruto? – me preguntó de golpe.


- No y lo he estado buscando.


- Creo que no está en la villa, voy a mandar un equipo ANBU a buscarle, ya estoy demasiado preocupado. Creía que necesitaba tiempo para pensar las cosas pero… ya me está preocupando, ha pasado demasiado tiempo.


- Quiero ir con ese equipo – le dije.


- No puedes, Sasuke, tu brazo está herido y tu cuerpo convaleciente.


- Quiero ir – le dije – por favor.


- Está bien, pero te mantendrás seguro y no participarás en una pelea, no estás en condiciones.


- Gracias, Minato – le dije limpiándome las lágrimas y marchándome a buscar a los ANBU que iban a salir en busca de Naruto.


Sakura me sorprendió cuando me esperaba en la puerta con el equipo ANBU, se había enterado de la misión de búsqueda y quiso participar, algo que agradecí, un médico siempre sería de ayuda. Su rastro lo perdimos rápido al salir de la villa pero al menos sabíamos que estaba fuera de ella. Menos mal que había decidido venir, puede que estuviera siendo algo más lento y que mi cuerpo no se moviera como siempre, que mi brazo doliera demasiado pero al menos… mi sharingan funcionaba perfectamente y encontré rápido el rastro guiando al resto del escuadrón hacia la localización de Naruto. Cuando llegamos a aquella cueva y entramos, lo único en lo que mis ojos se fijaron era en la extracción de chakra que estaban haciéndole a Naruto y en cómo ese chico rubio de gran energía estaba en el suelo tumbado sin moverse, agarrado con cadenas y con los ojos llorosos mirando hacia la puerta, ni siquiera sé si podía vernos, estaba débil.


- Naruto – grité viéndole tan débil.


 


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