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¡Estúpido Emperador! por luky_luze

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Notas del fanfic:

 

Bueeeno, segun yo con esto compenso lo que no hice todo el mes anterior en honor a estos dos, pero no lo creo xD

NO ME CULPEN!! La escuela es una bruja que chupa mi tiempo.

 

Notas del capitulo:

Jejeje Hi! Mina-san n3n

Bueeeno, este shot salio de una tirita AkaFuri que la pagina de Facebook "Por los que amamos el AkaFuri" compartio hace unos dias si no me equivoco.

Asi que me dije a mi misma, mi misma, escribe un shot de ellos y he aqui el porque el nacimiento de este fic xD!

Ame esa tirita, me parecio tierna y muy linda.

Sin mas por el momento,

Lean hijos mios que es por eso que estan aqui nwn

Nos vemos abajito n.n

 

Él era absoluto.

No solo lo decía su apellido y su persona, lo decía el mismo porque era cierto. Ningún mortal podía negarse a obedecer al pie de la letra cada una de sus órdenes.

Por algo es el emperador y el capitán de Rakuzan.

Por algo era el heredero universal del monopolio internacional Akashi.

Por algo era temido y respetado por todos y cada uno de los plebeyos que osaban a siquiera a levantar la mirada ante su presencia.

Entonces… ¿Por qué?

-¡Eso no le daba ningún derecho de intimidarle y amenazarle, Akashi-san!- aquel reproche de su pareja le sorprendió un poco. Kouki no era de los que solían darle problemas, mucho menos de los que se atrevían a alzarle la voz, menos reclamarle.

Bueno… quizá una vez en todo el tiempo que llevaban de relación lo hizo y eso porque “según” el castaño fue necesario.

-Se lo merecía- fue lo único que salió de sus labios. Y era la verdad, nadie, absolutamente NADIE tenía porque dirigirle la palabra a SU chihuahua. Estaba PROHIBIDO que alguien se atreviera a siquiera a dirigirle su nefasta mirada a su ángel. Y el que lo hiciera, pagaría las consecuencias.

Como aquel pobre diablo que en los últimos días mantenía demasiada cercanía con su castaño. Sino hacia algo pronto Kouki se volvería contra él, tal es el momento de ahora.

-No se lo merecía, era un amigo de mi clase, no iba a hacerme nada- siguió el castaño, un poco decepcionado por la actitud del peli rojo.

-No necesitas de más amigos Kouki. Me tienes a mí, a Tetsuya, Taiga y a los demás de la Generación de los Milagros. NADIE ajenos a ellos tienen porque hablarte- contesto el emperador, cruzándose de brazos aun con su mirada seria sobre el castaño.

-El que Akashi-san sea mi pareja, no le da derecho a decidir con quién debo hablar y con quien no, tampoco quienes son mis amigos- objeto Furi –me hace sentir como si fuera un trofeo, algo que no soy- agrego, con voz apagada.

-Nadie puede ser tu amigo a no ser que yo lo autorice primero. Podrían lastimarte o traicionarte y eso es algo que voy a impedir a toda costa, Kouki- dijo autoritario y sereno. Obligando al castaño a verle a los ojos, asegurándose de que el mensaje llegara al chihuahua.

Kouki suspiro resignado. Su novio nunca iba a cambiar, de eso estaba completamente seguro.

Alejo las manos del emperador de su rostro, obligándole que las bajara. Después movió la cabeza negando ante las palabras dichas por el peli rojo.

-Hasta que Akashi-san cambie su actitud, lo mejor será distanciarnos un poco- comento cabizbajo Furi, soltando las muñecas del emperador para después tomar sus cosas, dar la vuelta e irse del parque donde hasta ese momento estaban los dos hablando, dejando a Akashi solo.

Aquella situación no solo molesto al peli rojo. Hizo que su orgullo como heredero de la familia Akashi se viera perjudicado.

Kouki se había atrevido a cuestionar sus órdenes. SUS ÓRDENES.

No solo eso, sino que también le había pedido distanciarse. Aquello no podía ser cierto ¿verdad? Su fiel y siempre obediente chihuahua no podía simplemente distanciarse de él así como así.

“Estoy seguro de que solo es una etapa, ya se le pasara. Sera el quien me hable pidiendo perdón y aceptando que mis palabras son ciertas” pensó para sí mismo, convencido de que aquella actitud se debía a la repentina –enfermiza- atención que tenia de su parte “No pienso llamarle hasta que admita que tengo razón” firme como siempre no sería el primero en dar su brazo a torcer, no era propio del emperador admitir sus errores.

Sin más que seguir pensando, salió de aquel parque con paso firme y elegante, como siempre ha sido. Faltaban unos cuantos días para que su estadía en Tokio terminara y estaba seguro de que en ese tiempo el castaño le llamaría aceptando sus palabras.

Día uno.

El silencio del penhouse se vio roto por la taza que fue arrogada con furia a la puerta de la cocina.

Se paseaba de un lado al otro por la cocina, como si se tratara de un león enjaulado.

No podía ser cierto.

Se negaba a creerlo.

Su chihuahua no le ha llamado en esas malditas 24 horas. ¿No lo extrañaba? Se suponía que iban a provechar la visita de su padre a Tokio por motivos de las empresas Akashi para pasar todo el tiempo posible juntos ¿lo había olvidado? ¿No le importa? Casi, repito –CASI- se puso de rodillas ante su padre para que le llevara con él, jurando por el apellido Akashi que compensaría sus días de ausencia en Rakuzan ¿no podía ver todo lo que estaba sacrificando en esos momentos por él?

Eso solo podía significar una sola cosa.

El castaño se estaba empeñando en ignorarle.

Bien… este juego lo pueden jugar dos y como siempre –bueno, no tanto- él iba a ganar, saldría victorioso de nuevo.

Nadie ignoraba a Akashi Seijuuro y vivía para contarlo.

No era como si fuera a hacer una locura pero… si lo que Kouki era jugar a ignorarle, él le haría pagar con el precio de su indiferencia… de eso se trataba, entonces él lo haría mucho mejor.

“Kouki, Kouki… aun no entiendes que en estos juegos YO siempre gano, prepárate para venir aquí a pedir un poco de mi atención” suspiro y se fue a encerrar a su despacho. Poniendo en su escritorio su celular esperando la llamada de su ángel, aquella que por más que odiara admitirlo, se estaba tardando en llegar.

Día dos.

El segundo día llego y la situación estaba igual o peor.

Estaba entrando en pánico, algo demasiado impropio en su persona. Ningún mensaje ni llamada estaba en su buzón de entrada. Analizando la situación, llego a la conclusión de que esta no era una discusión como las anteriores que habían tenido. Por lo general solo dudaban distanciados un día pero… dos, no podía ser verdad.

Quizá, solo quizá se debía a que él tenía la culpa. Estaba un 1% seguro de que había cometido un error. Pero… es que debía comprenderlo, nadie podía ha cercase a él a no ser de que fuera estrictamente necesario que debía ser nunca.

No le estaba gustando esta distancia entre él y su chihuahua.

Ahora que lo recordaba, el castaño estaba un tanto decepcionado de él. No mentía cuando decía que parecía que quería soltar unas cuantas lágrimas por su comportamiento. Con aquel recuerdo, su corazón sintió un vuelco de 360°. Se suponía que él no debía darle aquellos problemas, se lo prometió el momento en que iniciaron su relación.

Posiblemente, este podría ser el error más grande que haya cometido.

Día tres.

La desesperación y la preocupación de no saber nada de su castaño estaban acabando con su cordura.

No hacia otra cosa más que pensar en él.

¿Estará bien?

¿Ya habrá comido correctamente?

¿Estará en estos momentos en su entrenamiento?

¿Lo extrañará?

Esas y más preguntas bombardeaban su cabeza en todas esas horas de no saber nada de su novio.

Con el corazón en la mano y sabiendo de la única persona capaz de ayudarle en esos momentos, busco de entre sus contactos y marco aquel número que en momentos como estos agradecía aun conservar.

-Tetsuya…- hablo, notablemente desesperado. Aquello no pasó desapercibido el peli celeste.

-¿Akashi-kun? ¿Estás bien?- pregunto, no era normal que su amigo le llamara a esas horas y que estuviera tan desesperado, algo completamente loco si se está hablando de Akashi Seijuuro, el emperador de Rakuzan.

-Si… lo estoy, pásame a Kouki- ordeno/pidió el peli rojo, sabiendo que posiblemente su pareja aun no salía del entrenamiento de Seirin.

-¿Furihata-kun? ¿Paso algo?-

-Haz lo que te digo Tetsuya- al otro lado de la línea se escuchó un corto silencio, posiblemente era porque el peli celeste estaba buscando a su pareja. Escucho una voz que fácilmente pudo reconocer como la de Taiga que estaba sorprendido de la repentina llamada al peli celeste, en especial si se trataba de la búsqueda del castaño. Los segundos posteriores se hicieron eternos para el emperador al no escuchar nada.

-Akashi-kun…- llamo el peli celeste y después escucho un “Se lo merece por maniático y loco” sabiendo que era Taiga el que estaba hablando con el hombre fantasma. Después se las pagaría.

-¿Dónde está Kouki, Tetsuya?-

-Furihata-kun… el no, él no quiere hablar contigo Akashi-kun- okey, era formal la había regado. Sabía que ese ya no era un juego sino algo serio.

Colgó después de jurar que iba a asesinar a Kagami por su indiscreción pero lo importante era hablar con el castaño y disculparse con él.

Día cuatro.

Estaba en la tranquilidad de su habitación leyendo el nuevo libro que Kuroko le había recomendado. Demasiado bueno en su opinión, pero por más que trataba de concentrarse en su lectura no podía.

Van varios días desde su discusión con el emperador y hasta ahora no le ha llamado para nada, ni siquiera para disculparse por su actitud.

Estaba triste y un poquito decepcionado de su novio.

Él tenía el derecho de tener los amigos que quisiera y de hablarle a quien se le diera la gana. No fue correcto del peli rojo imponerle aquello, era como si desconfiara de él. Aquello le dolió demasiado.

Con un reciente enojo naciendo de él, fue como decidió continuar con su lectura. Él no tenía por qué disculparse con el emperador, era el otro el que debía hacerlo y admitir el error que cometió. Si lo que Seijuuro esperaba era una llamada de él, pues podía esperar sentado porque nunca lo iba a hacer. No tenía la culpa de nada.

Salió de su trance por la llamada entrante de su celular, casi pega el grito al cielo al ver de quien era.

“E-es Akashi-san ¿Qué hago?” pensó con temor el castaño. Tenía dos opciones: contestar y escuchar lo que el emperador quería decirle y la otra era apagar el celular y hacer de cuenta que nunca supo de aquella llamada.

Tomo la decisión más adecuada para la situación en la que estaba.

“Lo sentimos, pero el número que está marcado se encuentra apagado o fuera de servicio. Por favor, deje su mensaje después…”

Chasqueo la lengua de enojo.

Kouki había pagado el celular.

Muy bien, era el momento de tomar medidas drásticas.

Si no quería escucharlo, lo obligaría a que lo hiciera

Ahora se encontraba hecho bolita en su cama, con su rostro hundido en sus rodillas. Le parecía estúpido todo eso, parecía adolescente enamorada y confundida. Suspiro mientras cerraba los ojos.

Solo pasaron unos segundos para que el sonido de algo tocando las ventanas se escuchara ¿Qué estaba pasando?

Cuando decidió ver de qué se trataba, bajo su ventana estaba…

“A-Akashi-san está en frente de mi casa ¡oh dios!” se alarmo el castaño y en un intento de escapar de la mirada del otro se ocultó bajando la cabeza, en un movimiento en vano dado que el dueño del ojo del emperador lo pudo ver perfectamente y ante la negativa del castaño decidió idear un nuevo plan.

Para su conveniencia, había un árbol cerca de la habitación del castaño. Una idea alocada pero necesaria.

“Siempre quise saber lo que era subir a un árbol. Todo sea por hablar con Kouki” decidido comenzó a trepar por el árbol, importándole poco el traje caro que vestía, después se compraría otro. Con un poco de esfuerzo llego hasta la ventana, la abrió de golpe espantando al castaño que ni en sus sueños más locos hubiera imaginado a Akashi Seijuuro trepando un árbol mucho menos en su casa.

-Kouki, tenemos que hablar- demando el emperador, el castaño no sabía a qué temerle si al peli rojo o a la seguridad del mismo.

-Sei… po-podemos hablar, pe-pero baja del árbol por favor- pidió a armado el castaño, sabía que las ramas de aquel viejo árbol no iban a resistir mucho peso.

-No lo hare hasta que hable con Kouki primero- negó el emperador, con el ceño levemente fruncido.

-Pero puedes caer, por favor baja y en unos momentos estoy…-

Crack.

La rama donde estaba el emperador se estaba rompiendo alarmando al castaño.

-Kouki yo…- la rama perdía estabilidad, de eso se dio cuanta el peli rojo –es el árbol ¿cierto?- la rama termino por romperse, llevándose consigo al emperador que se mantenía con su semblante serio.

-Mierda…- exclamo, antes de caer de lleno al suelo con la imagen de un temeroso y alarmado castaño en su cabeza.

-…-san, Aka…, Akashi-san… ¡Akashi-san! Despierte por favor- la voz de su chihuahua le trajo a la realidad. Sonrió para sus adentros al ver la preocupación en los ojos ajenos, un poco cruel en su opinión.

-Kouki- murmuro, enfocando su vista en el castaño, percatándose de los rasguños que tenía en las manos y el rostro.

-Akashi-san… ¡eso fue estúpido e imprudente! Has caso a lo que te dicen por una vez en la vida- reprendió el castaño, soltando un par de lágrimas, pensó que el peli rojo estaba… estaba…

-Estoy bien Kouki- mintió, le estaba matando la cabeza pero no quería que el castaño siguiera triste o llorando por su culpa –creo que valió la pena caer de un árbol- llamo la atención de un confundido castaño –logre llamar la atención de Kouki, logre que dejara de ignorarme. Lo siento, por favor, no me dejes solo de nuevo- se disculpó, poniendo una de sus manos sobre la mejilla del castaño, acariciándole con cariño.

-Estúpido- murmuro con lágrimas en los ojos el otro, normalmente no solía decir eso, mucho menos a alguien como Akashi, pero se lo merecía -…yo nunca te dejaría. No tenías que hacer esto para disculparte conmigo- agrego, tomando la mano del otro.

-Si es por ti, lo haría todas las veces necesarias Kouki- agrego el emperador, sonriendo tenuemente al otro.

-Sigo creyendo que eso fue estúpido de tu parte Sei- siguió, ayudando al otro a levantarse, le curaría sus heridas una vez entrara a su casa.

-Ya sé cómo me compensarás- llamo la atención del castaño –necesito que alguien cuide de mi-

-¿Cómo hare eso yo?- quiso saber Furi.

-Compensándome estos días con besos, te necesito Kouki- contesto el emperador, viendo al castaño que se sonrojo un poco por sus palabras.

-¡Estúpido emperador! No hare eso- se quejó el castaño aun con el peli rojo apoyado en sus hombros.

-Lo harás Kouki, mis palabras son absolutas- siguió el emperador, dándole una sonrisa al castaño que no sabía cómo interpretar.

Había cosas que nunca iban a cambiar, entre esas la personalidad del peli rojo.

Pero… sin ella, jamás se hubieran enamorado.

Pero tenía que hacer algo con esos celos enfermizos del otro antes de que corriera sangre de gente inocente.

Notas finales:

Gracias por leer!!

Cuando lei ese mini comic, me la pase riendome como foca XD

Es que ver caer al emperador de esa menera fue tan graciosa que me mato nwn!

Bueno, eso seria todo por ahora.

Si me apuro, mañana tienen su dosis semanal de pollitos Kawaii n3n

Nos estamos viendo mina!

Luky se va

Fuera. 

 


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