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De Policía a Profesor por Tetsuya Chihiro

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Notas del fanfic:

AoKuro

 

 

Estudio para profesor en Kínder, ya tenía su título para ello. Lleva dos años trabajando como profesor preescolar, se graduó con honores y una gran bendición de sus padres. Después de la graduación, se mudó a Osaka, casi cerca de la central de Tokio donde trabaja, un departamento no tan grande ni tan pequeño para él y su fiel mascota Nigou de ya 6 años, un Wiski. A decir verdad tuvo problemas con el dueño del edificio, donde ahora vivía, para que tuviera el permiso de tener a su ‘amigo’ en el departamento. El dueño se negó a eso. Pero él no se rindió, dejar a su fiel mascota en la calle o dejarlo con sus padres, eso sería injusto. Por lo que le propuso que si causaría algún problema en particular lo llevaría con sus padres. El dueño lo pensó y accedió a eso, si a la primera queja de algún vecino se aparecía, correría al perro o él.

Recibirían niños nuevos, nuevo ciclo escolar. Se ducho, se vistió con unos simples jeans azules oscuros con una camisa cuadrada azul celeste con unos tenis grises; y desayuno algo ligero, y se despidió de su cachorro llamado Nigou. Se retiró de su hogar para ir directo a su trabajo. No traía prisa, despertó temprano para no andar en apuros por las mañanas. El día hacía calor, el cielo despejado, dejando ver el cielo azul. A pesar de trabajar como profesor, su estatura era un poco baja, como una persona normal solo que unos centímetros menos, y su presencia nula; no le importaba esas cosas, con tal de que lo trataran por igual.

Reviso la hora de su celular; aun le quedaba dos horas para su trabajo, así que ¿Por qué no ir por un libro a la biblioteca para distraerse en el camino? Y así fue a la biblioteca a pie, después iría en el tren para ir a su destino.

Subió por los pequeños escalones para ingresar a la biblioteca de la ciudad de Osaka. Fijo su vista en el pequeño cartel blanco, se acercó para ver lo escrito en ello.

 

Si ya estás los recién graduado de preparatoria pueden obtener un trabajo en una biblioteca, aunque la posición no será la de un bibliotecario. Trabajo medio tiempo de 3 pm a 8 pm. También puedes requerir un horario fijo. Pago mínimo, depende de cómo estés en servicio, será aumentado.

¡Gracias por tu atención!

 

No vendría mal un trabajo de medio tiempo. Adora los libros, puede recomendar algunos, venir a la biblioteca diario seria genial. Con la paga que le darían, podría comprar una que otra cosa para él y para su pequeño cachorro. No es que le alcanzara con su trabajo. Pero necesitaba distraerse un poco. Por las tardes, lo único que hace es sacar a pasear a Nigou, ir al supermercado para las cosas del hogar y comida. Ya no se veía con su mejor amigo de la infancia, Ogiwara Shigehiro. Cuando se reencontró con él en preparatoria, salían a todas partes, a comer, al parque con Nigou, ver películas, a dar un paseo por la central de Tokio ellos dos. Tiempo después, Ogiwara tuvo que viajar a Washington por una beca Universitaria. Prometió en regresar de nuevo., después de la graduación. Y aun así ya han pasado casi dos años desde aquella vez, no lo ha vuelto a ver.

Ladeo la cabeza para entrar a la biblioteca, la entrada era espaciosa, muy lujosa, un poco más a fondo se encontraba la Bibliotecaria tecleando enfrente del computador. El pelo color avellana de tamaño corto, su pelo se mantiene a su lado izquierdo con dos pasadores, permitiendo que sujetar el flequillo. Unos lentes con marco color rosa; vestía una camisa blanca, las mangas arremangadas hasta los codos, unos jeans negros combinados con unos vans negros con blanco, media máximo 1,56 m. , aunque no tuviera un buen busto, era linda.

Se acercó a ella sin ningún problema.

-Disculpe. Venia por un libro, pero de casualidad vi el pequeño letrero que está pegado en la puerta- dijo el chico de presencia nula. Poniéndose enfrente del escritorio de donde ella estaba.

-Claro- fijo su vista al peli celeste para dar un pequeño brinco de susto-Lo siento no lo vi antes….- se disculpó avergonzada.

-No hay problema- contesto el otro.

-En fin, ¿me podría dar su nombre, dirección y  edad?- pregunto la castaña a lo suyo tecleando en el computador.

-Kuroko Tetsuya, trabajo como profesor de preescolar, 24 años de edad y vivo en Osaka edificio XXXX, numero de departamento 72- respondió sin ningún problema.

La chica dejo de teclear entregándole una hojas al peli celeste- ten, tienes que traer algunos documentos qué te piden en esta hoja. ¿Mañana podrías traerlos?

-Si, gracias….

-Aida Riko, mucho gusto, Kuroko-kun- dedico una gran sonrisa al chico mientras este se retiraba de la biblioteca.

Camino hacia la estación de tren bala. No tenía libro para distraerse un momento, pero consiguió un empleo de medio tiempo. Valió la pena entrar el empleo. La gente venía de un lado a otro. ¿Y por qué no? Es lunes, todo mundo tiene que ir a su respectivo empleo, escuela o día que en que tienes que empezar de nuevo. Día tras día y tras día. Subió al tren lo más pronto posible antes de ser aplastado por varios empleados y estudiantes un poco o más alto que él. Se sentó en el único asiento libre, lejos de toda esa gente que se empujaba para tener un espacio fijo.

A lado de él, había una pequeña niña de cabellos azabaches, ojos violetas, piel medio bronceada,  máximo como unos 8 o 9 años de edad; comía un helado de frambuesa. Tarareaba con el fin de distraerse un poco. La pequeña se sintió observada, por lo que volteo viendo a Kuroko con una sonrisa, ella hizo el mismo gesto. La operadora informaba la siguiente estación, Kioto; cerca de la central de Tokio y Osaka. La niña rápidamente saco de su bolsillo escolar, una paleta de fresa entregándosela a Kuroko.

Tetsuya con respeto la acepto. El tren bala se detuvo en la estación. Una mujer aproximadamente 32 años de edad, piel blanquecina, cabello avellana amarrada de una coleta y ojos ámbar; llamaba a la pequeña, que luego ella fue a la mujer agarrándola de la mano, despidiéndose de Tetsuya.

……..

Faltaba unos siete minutos para llegar a su trabajo. La paleta que le dio la azabache, la tenía guardada en su mochila. A unos metros de donde él estaba lejos de la entrada del Kínder, vio a sus compañeros de trabajo recibiendo a los primeros niños que venían justo a sus madres. Los de primer año, algunos, lloraban con tal de no dejarlos. Todo ese tiempo en que trabajo Kuroko, era lo mismo. Pero, poco a poco se tranquilizaban cuando llegaban sus padres.

-Buenos días- salido Kuroko, a sus compañeros.

-Buenos días, Kuroko-kun- saludo un castaño y ojos ámbar, piel medio bronceada, y unos pocos centímetros bajo de la altura de Kuroko.

-Iré a dejar mi mochila y ponerme el mandil- sin más, se retiró yendo hacia uno de ‘sus’ salones en donde enseñaba junto con su compañero, Furihata Kouki. Vive cerca de la central de Tokio. Un departamento pequeño, pero cómodo.

Salió de su salón para dirigirse hacia la entrada recibiendo a sus alumnos y a los nuevos integrantes. Cada niño saludaba a su nuevo profesor de clase.

Kuroko ponía en una sola fila a los niños de primer grado, sus nuevos alumnos, para poderlos infiltrarlos al salón de clases. Minutos después, el portero empezaba a cerrar la entrada, Kuroko agarro la mano de uno de sus alumnos que se encontraba en primera fila, para guiarlos al salón. Dos voces, de un adulto y un niño, gritaban al portero para que no cerrara la entrada. Tetsuya y sus alumnos voltearon a la vez para ver el alboroto que se formaba detrás de ellos.

Un niño de cuatro años, cabello rosado, ojos gríseos y piel blanquecina gritaba junto con su acompañante, el adulto, oficial de policía para ser exactos. Cabello azulado oscuro y ojos ámbar, piel morena y demasiado alto. A decir verdad, Kuroko nunca había visto a una persona que midiera máximo 1.92. Con toda amabilidad el portero dejo pasar al adulto y el niño. Ambos jadeaban y sudaban, no tanto, por lo que pensó Tetsuya venían corriendo.

-Disculpa la tardanza- se disculpaba el peli azul ya recobrando el aliento.

-Fue tu culpa, Aomine- se quejó el menor aun jadeando.

-¡¿La mía?! Fue la tuya por no comer tu desayuno que hizo tu madre- aclaro.

-¡Sabes que mamá aún no sabe cocinar!

-Oiga…em…oficial- interrumpió Tetsuya.

-Lo siento. Vine a dejar a mi sobrino- decía el oficial- Mi nombre en Aomine, Aomine Daiki. Mucho gusto- sonrió lo más que pudo.

-Sí, mucho gusto Aomine-kun. Pero le pediría que se retirara, está retrasando mi clase- contesto Kuroko.

-¡Ah, lo siento!

-¡Vez, aun no empiezo mi primer día de clase y ya empiezas con problemas!- decía el pequeño interviniendo entre la conversación de los adultos.

-¡Tú…!- suspiro- bien, me retiro. Pórtate bien Yuuki- revolvía los cabellos rosados del nombrado.

-¡Si, tío Aomine!

-Ya que todo se arregló. Yuuki, te acompañare a tu salón de clase. Solo que, ¿Cuál era el nombre de tu profesor?- se hincaba Kuroko para estar a la altura de Yuuki.

-Me voy, nos vemos campeón- se retiraba Daiki.

-¡Adiós!- se despedía el menor.

 

Los susurros no se hicieron de esperar. Los niños decían lo asombroso seria ser un policía, su traje y la gran altura del hombre. Más alto que su profesor.

Notas finales:

Gracias por leer.


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