Un pequeño niño de cabellos plateados desordenados corría por la cocina de una enorme mansión, su madre iba tras él mientras que este aceleraba y reía escandalosamente porque su madre no lo atrapaba. Finalmente fue atrapado y llevado a la cocina de nuevo.
-Squalo, te he dicho que no debes correr por los otros pasillos de la mansión. Ellos pueden atraparte.
-Voiii mamá ¿quiénes son ellos?
-Los dueños de todo esto, mi pequeño Squalo –decía la mujer mientras preparaba la comida que sus amos fingían comer ya que ella sabía que su verdadera comida era muy diferente-
-Entonces ¿por qué trabajas para ellos?
-Porque necesitamos el dinero –contestó ella secamente-
Squalo no entendía mucho sobre esas cosas a sus cortos ocho años, lo único que le gustaba era explorar aquella enorme mansión a escondidas de su madre. Dicho y hecho en ese momento las otras criadas habían distraído a su progenitora así que silenciosamente salió de la cocina y empezó a subir las escaleras ya que toda la planta inferior la conocía de memoria.
Estaba caminando observando curioso los cuadros que estaban colgados en las paredes, los diferentes tallados de madera que habían junto con los costosos muebles que adornaban cada pasillo con esas enormes habitaciones. Siguió caminando hasta que escuchó unos tacones a lo lejos por lo que de inmediato se metió a la habitación en el fondo del pasillo, estaba temblando de miedo ya que si le descubrían su madre lo iba a matar.
Pronto aquellos pasos se alejaron y pudo respirar aliviado, entonces se puso a caminar por esa habitación con una enorme cama y muchos juguetes. ¿Sería esa acaso la habitación del hijo de los señores? Squalo seguía con la duda y se detuvo por lo que no vio que trepado en el techo estaba un niño de mechones negros como la noche y ojos de color rojo como el fuego que arde en el infierno que lo miraba curiosamente y claro como su presa, nadie sabría sobre el inútil hijo de una de las sirvientas que misteriosamente había desaparecido o seguramente debía asesinarla a ella también.
El niño de cabellos plateados sentía una presencia aparte de la suya en esa habitación pero no sabía de donde venía, hasta que se dio la vuelta y lo vio…oculto entre las cortinas con todas las luces apagadas, aquellos ojos brillaban con intensidad y le hicieron temblar ligeramente, todo empeoró cuando aquel niño visiblemente más alto que él y de unos diez o doce años le sonrió, a él al hijo de la sirvienta. Se quedó inmóvil y con la boca abierta, el más alto salió de su escondite y avanzó hacia él con porte elegante y expresión fiera en sus ojos.
-Oi basura –le dijo con desprecio y con una superioridad inigualable-
-¡VOOOI no soy una basura! –gritó mientras pataleaba el más pequeño-
-Ruidoso y ordinario-dijo alzando una ceja mientras seguía mirándole-
-¡Quién te crees que eres! –dijo Squalo casi tentando a su suerte-
-Soy quien será dueño de todo esto algún día basura
-Voii no puede ser, tú el dueño de todo…
-Sí y puede que hasta de tu miserable existencia aunque…-se acercó al de cabellos plateados y le dio una rápida olfateada- Hueles bien para ser una basura
-OI, déjame de llamarme basura VOIIII
El niño de cabellos negros tomó del cuello de la camisa al más bajo y lo levantó mientras miraba como esas venas resaltaban más y le daban ganas de morderlo.
-Deja de ser ruidoso y hablo en serio-le expresó con tono lúgubre-
-Voii de acuerdo- rápidamente el más alto lo soltó y el niño de cabellos plateados salió corriendo con el corazón a mil-
Aquel día vio como por primera vez el Joven Amo se sentaba a comer junto a sus padres en el enorme comedor, ya que usualmente se le llevaba la comida a su habitación. El niño miraba indiferente a casi todo lo que le rodeaba e intercambiaba pocas palabras con sus padres, quienes solo sonreían al ver a su hijo.
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Había sido un pequeño muy travieso cuando era un ser normal y cuando tenía a sus padres biológicos a su lado, los amaba y ellos a él pero su amor no duraría tanto.
Cuando el pequeño tenía sólo cinco años sus padres le fueron arrebatados de la forma más cruel que puede haber, le obligaron a observar todo. Eran un grupo de delincuentes ebrios que quisieron pasarla bien por lo que entraron a la humilde casa de la familia y rápidamente atacaron a su padre, lo acuchillaron repetidas veces y luego le cortaron el cuello delante de su esposa que gritaba horrorizada mientras que el niño solo lloraba. La mujer solo atinó a correr hacia el patio trasero con su pequeño hijo en brazos pero uno de ellos la siguió y la atrapó, tomó al niño y lo arrojo hacia una pared dejándolo inconsciente.
Él recuperó la conciencia mientras sus ojos divisaban borrosamente como aquellos hombres estaban encima de su madre, toqueteándola y abusando de ella mientras que ella gritaba, entonces uno para callarla le enterró el cuchillo en la boca y solo para asegurarse también en la frente. Siguieron abusando de ella hasta que se saciaron y vaciaron sus fluidos por todo su cuerpo, lo vio todo y no pudo hacer nada por lo que más amaba.
Se burlaron de él y lo golpearon hasta dejarlo casi al borde de la muerte desangrándose y huyeron del lugar dejándolo ahí tirado junto a los cuerpos de lo que habían sido sus padres. Entonces esas personas lo encontraron allí muriendo y él Timoteo le ofreció el don de la eternidad, podía vivir pero renunciaría a su humanidad. No lo dudó y aceptó, lo mordieron y el dolor fue agonizante pero nada comparado con lo que ya había pasado entonces su último destello de humanidad se fue y la preciada sangre era ahora el más exquisito manjar de todos pero su venganza también.
Timoteo y su esposa lo adoptaron como si fuera suyo, siempre estuvo agradecido con ellos pero no pudieron evitar que él matara a cada uno de los infelices que asesinaron a sus padres. Después de eso pudo tener tranquilidad y decidió hacer su vida junto con la pareja que le obsequio otra vida, viajó con ellos por todo el mundo acumulando más años de los que aparentaba hasta que finalmente decidieron establecerse en Italia en esa enorme mansión y lentamente aprendió a no querer matar a cualquier humano y saciar su sed de sangre con cosas alternativas a los humanos como animales salvajes. Así también se le enseñó todo sobre aquel mundo en el que ahora debía desenvolverse por lo que se convirtió en aquel niño elegante, educado y con un ego altísimo.
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La cena transcurrió tranquila y pronto los señores se retiraron a su habitación junto con su primogénito. Squalo por primera vez en su vida se quedó tranquilo en la cocina mientras su madre terminaba con sus quehaceres hasta que finalmente toda la servidumbre debía retirarse a sus respectivos hogares. El niño de cabellos plateados caminaba tomado de la mano de su madre, seguía pensativo sobre aquel demonio de ojos rojos que lo llamaba basura, volteó con la esperanza de que pudiera verlo por la ventana de su habitación y sí ahí estaba su demonio observándolo con sus ojos color fuego y su expresión seria. Sin saber el porqué deseaba conocer a ese niño más a fondo, muy a su pesar tuvo que dejar de verlo y seguir con su camino mientras su madre le regañaba. Fue la última vez que lo vio ya que el incidente sucedió….
Pocas semanas después, en una noche estrellada después de que la servidumbre se había marchado…La poderosa mansión estaba en llamas, toda ella ardía. Fue una enorme tragedia ya que la familia que la habitaba murió dentro de ella o eso se creía. Los religiosos del pueblo habían descubierto lo que ellos eran así que prendieron fuego a toda la mansión para terminar con los monstruos, Timoteo y su esposa protegieron a su pequeño pero no pudieron evitar ser asesinados por aquellas personas, se sacrificaron para que él pudiese vivir
-Xanxus…hijo mío ¡Vive porfavor por mí por tu madre por todos aquellos que te amamos!
Fue lo último que le dijo mientras le sonreía así como su madre también lo hacía, luego vio como les arrancaban la cabeza y los quemaban. Escapó de aquel lugar y nunca más se supo de él.
Tal y como le habían dicho sus padres adoptivos en caso de que algo pasara, huyó a Sicilia donde se hallaba la base de la Famiglia Vongola a la que el pertenecía y en ella existían seres como él que le ayudarían. Como era de esperarse llegó hasta el lugar y Vongola lo recibió con los brazos abiertos, cuidaron de él pero jamás pudieron sanar el dolor y la ira que existían dentro del pelinegro.
12 años después
Sorrento nunca había recibido a alguien tan rico y poderoso desde la familia de Timoteo pero ahora se mudaba hacia el pueblo un hombre joven cuyo nombre era todo un misterio pero se sabía que era dueño de una millonaria empresa: Varia.
Se había construido para él una mansión similar a la que fue alguna vez la del fallecido Timoteo, solo entraban la servidumbre y algunos de sus socios pero aparte de eso nadie más. El joven vivía consumido en su soledad aunque muchos rumoraban que era un monstruo que se ocultaba en los muros de su enorme mansión. Todo se decía sobre aquel hombre misterioso al que nadie le había visto el rostro ya que hasta la servidumbre tenía terminantemente prohibido mirar directamente a su jefe, sus socios los únicos que le habían visto jamás daban detalles de la apariencia del hombre.
Por otro lado Squalo estaba cansado de los estúpidos rumores que solo un hombre podía crear, él a sus 20 años era un espadachín profesional y participaba en diferentes torneos mundiales para demostrar su poderoso estilo que aplastaba a cualquier oponente que se le pusiera en frente. Había dejado crecer su cabello plateado y poseía un cuerpo envidiable, estaba de vuelta en Sorrento por su madre que le rogó que supliera al hijo de una de sus amigas en la mansión del misterioso hombre ya que el chico que trabajaba como mayordomo en aquel lugar había enfermado, acababa de volver de un combate en Japón así que luego de mil suplicas de su madre aceptó ir a cubrir al muchacho. Lo suyo no era sujetar bandejas ni nada de esas porquerías pero su madre sí que jodía cuando quería, si no aceptaba fijo que no lo dejaría descansar ni estar en paz con su cantaleta.
Llegó a la dichosa mansión y se asombró al ver la similaridad que tenía con la del señor Timoteo. Un equipo de criadas denominado Cervello le guió por el lugar, le dieron un uniforme y le advirtieron
“El Joven Amo no tolera el ruido y sobretodo jamás debe verlo directamente a los ojos”
Squalo asintió a todo lo que le habían dicho aunque le parecía ridículo. Llegó la hora de la cena y se dirigió a la gigantesca habitación del hombre, tocó antes de entrar al no recibir respuesta se dispuso a entrar, se quedó asombrado al ver la decoración, la enorme cama que había, los muebles, esculturas, las diferentes armas y espadas que estaban en una pared, así como también las exquisitas pinturas. Con dificultad dejó la bandeja en una cómoda que descansaba cerca de la cama, estaba tan absorto con las espadas que aquel sujeto poseía que no se percató del enorme sillón que estaba frente a la ventana con las cortinas abiertas que dejaban entrar la luz de la luna. Squalo pronto se distrajo con una pintura en la que se veía a unos jóvenes de unos 16 años enfundados en trajes formales, quiso tocar pero una voz masculina y firme le detuvo
-No te atrevas, basura. Tus manos no son dignas de tocar eso –dijo-
-¡VOOOOI No soy ninguna basura!-arremetió Squalo por fin percatándose de que el misterioso hombre del que todos hablaban estaba sentado de espaldas en un enorme sillón sosteniendo lo que parecía ser una copa de vino-
-No grites o juro que te mataré aquí mismo –dijo sin siquiera levantarse-
-¿Quién eres?-preguntó sintiendo un extraño escalofrío por todo el cuerpo-
-¡Ja! Yo…-dijo y se levantó para darle la cara- Soy Xanxus di Vongola –sus ojos rojos centelleaban mientras que su sonrisa se ensanchaba-
-Tú….tu eres el niño…Del que no se sabe nada –dijo nervioso el peliplata-
-¿Lo soy? –susurró el pelinegro quien rápidamente se había colocado detrás de Squalo-
-Carajo, tu no eres normal. ¡Eres un monstruo! –dijo casi sin voz el peliplata pero rápidamente tomó una espada y se dispuso a atacar al pelinegro-
-Es inútil, pedazo de basura. No eres rival para alguien como yo –dicho eso sujetó la espada que sostenía Squalo y la hizo añicos con sus manos ante la atónita mirada del de pelo largo- Oi…me pareces un poco familiar…-Xanxus olfateó a Squalo y pudo sentir ese dulce aroma embriagante que poseía y lo recordó, era el niño al que había asustado hace ya tantos años- Tú eres el de hace unos años –dijo sonriente-
-Sí…pero tú cómo. Deberías estar muerto-susurró-
Xanxus rió escandalosamente ante la ocurrencia de esa pequeña basura mortal que había osado atacarlo. De inmediato trepó hacia el techo de su habitación poniendo más nervioso al peliplateado que solo le miraba estupefacto. Se quedó así y decidió enseñarle sus afilados colmillos y rápidamente bajó volviendo a estar de frente con el chico.
-Eres…un…un –Squalo temblaba de miedo-
-Sí…Un vampiro –dijo Xanxus volviendo a mostrar sus colmillos y pasando su lengua por sus labios sensualmente- Y como ya te lo dije…pues tendré que matarte –sonrió extasiado-
-Espera…no puedes hacer eso.
-Claro que puedo pequeña basura…¿Quieres ponerme a prueba? –dijo acercándose más al chico-
- VOOOII Aléjate-gritó Squalo y empujó a Xanxus entonces intentó correr hacia la puerta-
-Malo, malo –murmuró el pelinegro poniéndose justamente en la puerta- Vamos…hace mucho que no pruebo sangre humana
Squalo corrió hacia las espadas y tomó una, intentó luchar contra él pero fue inútil. Xanxus terminó por aburrirse y le dejó escapar.
-Es una basura interesante…Pero ahora no es tiempo para eso –dijo con su semblante serio de nuevo-
El peliplata corría por las calles de Sorrento y terminó cerca de la iglesia ya que había escapado sin un rumbo. Se detuvo a descansar pero algo llamó su atención la luz que iluminaba el lugar de pronto fue apagada. Por un momento pensó que era porque ya era tarde pero escuchó ¿gritos? Se acercó a observar lo que ocurría, entró y se ocultó.
Xanxus estaba con una sonrisa tétrica torturando a aquellos que habían vuelto a arrebatarle a su familia y peor al hombre que le había obsequiado la vida de nuevo.
-Sufran…así como yo sufrí. –murmuraba lleno de ira e ignoraba los gritos que suplicaban piedad de aquellos hombres que ahora estaban mutilados, sin brazos y algunos sin piernas. Él los había desmembrado con sus propias manos sin ninguna pizca de piedad. Ahora los tenía tendidos a sus pies. Squalo observaba la escena atónito pero no podía moverse-
-Esto es por ti Timoteo, me diste todo y me regalaste la vida…Y por ti madre que me brindaste amor luego que esos bastardos se llevaron a mis padres biológicos…!MUERAN BASURAS!¡MUERAN! –Xanxus se carcajeaba mientras le arrancaba la cabeza a cada uno de esos hombres tal y como ellos lo habían hecho con su familia, estaba loco de ira y de satisfacción por haberse vengado- ¡Nunca les hicimos mal! ¡Jamás lastimamos a ninguno de este lugar!...Pero me los arrebataron…¡Me los quitaron!¡MUERAN! –gritaba Xanxus ya cubierto de sangre ajena y pronto notó la presencia de Squalo que le miraba con lágrimas en los ojos-
El espadachín salió de su escondite y corrió a abrazar al de ojos fuego que estaba sorprendido, el peliplata abrazaba con fuerza al vampiro que pronto correspondió al abrazo y se tranquilizó, en definitiva aquel chico tenía algo especial que parecía sanarlo de todas sus heridas, de su pasado de todo lo que quiso y se le quitó.
-Voii Sufriste tanto…Ahora puedes estar en paz Xanxus –dijo mientras tomaba el rostro del mayor-
-Estúpida basura, ¿Qué haces?¿Porqué sientes compasión por alguien como yo? –también pasó su mano por el delicado rostro del chico-
-Déjame estar a tu lado, déjame sanar todo el mal que te han hecho. No me importa que seas…Yo solo quiero estar contigo, desde que éramos niños supe que no eras normal pero siempre te vi con admiración. Después del incidente…quise buscarte pero pensé que estabas muerto.
-Firmas tu propia sentencia de muerte…¿lo sabes verdad? –dijo acariciando el cabello de Squalo y este asintió-
-No me importa nada más...Soy tuyo para siempre…-murmuró el espadachín-
Xanxus lo tomó en brazos y lo llevó a su habitación, bajo la luz de la luna lo mordió en el cuello, ese cuello tan apetecible y disfrutó su sabor dulce, le quitó su vida mortal para siempre y le transformó…
Squalo despertó y supo que ya no era el mismo, en ese instante se encontraba bebiendo la sangre de Xanxus que le apartó cuando consideró que ya era suficiente.
-Quiero más…-susurró el peliplata-
-No…mi pequeño es suficiente-dijo dulcemente Xanxus mientras besaba la frente de Squalo-
Esa noche ambos se devoraron el uno al otro, recorriendo cada pequeño rincón cada pequeño detalle, disfrutando de la piel, del sabor de cada uno. Se entregaron al placer de hacerse uno y sellar para siempre ese lazo que los uniría para toda la eternidad.
-Mnhnn Xan..Xus –dijo retorciéndose de placer bajo el cuerpo del moreno-
-Squalo…Ah...Eres mío…siempre mío
-Sí…Sólo tuyo…Te amo…-susurró y le besó ferozmente-
-Te amo…
-¿Para toda la eternidad?-dijo mirándole fijamente-
-Sí…Eternamente juntos