Nana Sawada era la mujer más feliz de todo el mundo al tener a su pequeño Tsu-kun junto a ella y a su romántico marido Iemitsu. Era una tarde calurosa de verano, la mujer estaba en el parque vigilando a su niño de solo 8 años que correteaba alegremente con sus alborotados cabellos castaños que desafiaban a la gravedad, allí también se encontraba su atractivo esposo que le robaba uno que otro beso.
Todo parecía tan normal y tranquilo hasta que Iemitsu se puso intranquilo de la nada y le dijo a Nana que sujetara a Tsuna y que se quedaran quietos. Nana pronto acunó protectoramente al niño entre sus brazos mirando a su alrededor en un intento de notar el porqué su esposo estaba tan tenso, ella no era idiota sabía que el trabajo de su marido tenía algo que ver con la preocupante situación.
Hace tres meses Iemitsu Sawada el mejor abogado de Japón, defensor de todas las leyes y derechos civiles había mandado a la cárcel a una red completa de traficantes y proxenetas de menores. Fue la cumbre de su carrera pero él sólo había destapado la superficie de ese peligroso mundo y había puesto en un enorme riesgo a su familia. A pesar de que estaban protegidos por la policía Iemitsu tenía una fuerte corazonada de que algo realmente malo se avecinaba.
Fue cuestión de segundos, de dos vehículos negro bajaron alrededor de 15 sujetos enmascarados armados hasta los dientes y en ese instante Iemitsu sólo pudo gritar
¡¡¡NANA CORRE!!!
La castaña se disponía a obedecer a su esposo cuando vio como le disparaban a su amado esposo a quemarropa y este caía al suelo abruptamente. Estaba en shock por todo lo ocurrido, en ese momento la patrulla encargada de cuidarlos empezó el contraataque mientras llevaban a Nana a un lugar seguro junto con el pequeño Tsuna y este solo lloraba gritando por su Oto-san. Cinco sujetos les interceptaron y derribaron a los policías que protegían a la mujer y al niño, Nana sumamente aterrada intentó correr pero uno de ellas la sujetó mientras que otro le quitó al pequeño que sollozaba y pataleaba buscando estar en los brazos de su madre de nuevo pero pronto vio como uno de ellos apuntaba hacia la cabeza de su madre y posteriormente sin ningún miramiento jaló el gatillo matando a la preciosa mujer que cayó al suelo junto al cuerpo de su esposo y varios policías.
-¡¡OKA-SAN!! –gritó el niño con todas sus fuerzas-
Sólo se podía visualizar a un sujeto con máscara dentro de uno de los vehículos…que debajo de su máscara sonreía abiertamente
Sawada Iemitsu estabas tan ofendido y en contra del tráfico de menores y de su prostitución. Ahora convertiré en una putita profesional a tu preciado hijo- mumuró Checker Face e hizo una seña para que durmieran al menor y se fueran de ese lugar.
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Tsuna despertó en un cuarto con cinco camas que difícilmente cabían en el reducido espacio de ese lugar, recordó todo lo que había sucedido y se largó al llore sin darse cuenta que otros chicos acababan de ingresar al cuarto.
-Oi ¿te encuentras bien? –le preguntó un chico mucho más alto que el con cabello color índigo y ojos heterocromáticos-
-Quiero a mi oka-san –murmuraba entre lágrimas el pequeño-
-Lamento decirte que ellos no vendrán pequeño…Pero nos tienes a nosotros y porfavor deja de llorar, a la gente de aquí les disgusta mucho. Ven, te presentaré-le tomó de la mano llevándolo junto con los otros chicos-
-Él es Gokudera Hayato, ese de cabello negro y ojos verdes es Lambo y ese pelirrojo que debe ser de tu edad es Kozato Enma
Tsuna miró a cada uno de ellos que intentaron brindarle una sonrisa cálida pero les salió una sonrisa de lástima por el triste destino que cada uno de ellos tenía.
-Nii-chan ¿cuál es tu nombre?
-Oya…Soy Rokudo Mukuro
-¿Qué hago aquí?-preguntó el castañito-
-Pues temo que vas a sufrir pequeño y mucho…pero al menos nos tendrás a nosotros. ¿Cuál es tu nombre?
-Sawada Tsunayoshi, tengo ocho años –le dijo con miedo por lo que el mayor acababa de decirle-
-Dios, eres tan pequeño –dijo Mukuro derramando algunas lágrimas por el destino de aquel niño, acto seguido todos los niños se le pegaron y empezaron a sollozar ya que veían al mayor como su único consuelo-
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Las primeras semanas en su estancia en ese horrible lugar Tsuna fue aprendiendo las reglas según Mukuro como por ejemplo: Jamás intentar escapar, bajo ninguna razón, bajar la cabeza y acatar las órdenes aún si estas no le gustaban, comer lo que le ofrecían porque no había más que eso, ayudar a mantener limpio el local sin protestar, si el señor Cheker Face pasa cerca de ellos deben hacer una reverencia hasta que él se vaya. Por las noches él y sus compañeros deben esperar a Mukuro callados y en sus camas ya que este tiene que “trabajar”.
Tsuna odiaba tanto aquel lugar, odiaba ver como Mukuro-nii a veces llegaba con golpes y marcas por todo su cuerpo y nadie hacía nada pero odio más aquel día en que Checker Face apareció en la habitación que todos compartían junto con dos de sus matones y se llevaron a Lambo y a Enma.
-¡No te los lleves! –gritó Mukuro entre lágrimas como si fuera una madre protegiendo a sus cachorros- ¡Son muy pequeños aún! ¡Por favor! ¡Trabajaré más pero no les hagas eso! –decía con desesperación pero el jefe de todos modos se llevó a los niños e hizo que los encerraran con llave para Mukuro no cometiera ninguna estupidez-
Tsuna junto con Gokudera también lloraban por sus amigos, por el pequeño Lambo que tan solo tenía 5 años. Ya muy tarde en la noche los matones llevaban a los dos niños como si fueran costales y los arrojaron sin cuidado a sus camas. Mukuro lloró como jamás lo había hecho en su vida al ver como Lambo estaba cubierto de sangre y semen así también lo estaba el pequeño Enma que tenía la mirada perdida, parecía muerto en vida. El de cabellos índigo los aseo e hizo todo lo que pudo para curar sus heridas pero ya estaban marcados y jamás volverían a ser los mismos. Tsuna y Gokudera estaban furiosos pero a la vez temían al día en el que se los llevarían.
Dos años después
El terrorífico día había llegado, se llevaron a Tsuna y a Gokudera para que el jefe probara el estado de la mercancía. El hombre fue rápido con el peliplata, lo penetró sin preparación alguna y se vino dentro de él, incluso se dio el lujo de hacerle tragar su asqueroso semen y lo abofeteó cuando el niño le insultó pero pidió a sus matones que se lo llevaran ya que tenía algo sumamente especial para Tsuna. Los tipos se llevaron a Gokudera que contenía sus lágrimas y miraba el suelo temiendo por la suerte de su amigo.
Tsuna fue llevado a una sala especial donde nadie escucharía nada ni se enteraría de lo que allí ocurría. Checker Face le ató a una mesa de metal aún con la ropa puesta, el castaño temblaba de miedo pero intentaba darse fuerzas internas al pensar que pronto todo aquello pasaría.
-Muy bien hijo de Iemitsu. Te voy a coger bien duro para que tu papi se sienta orgulloso –le dijo burlonamente-
-No menciones a mi padre –dijo Tsuna con odio en la mirada y al estar cerca del sujeto le escupió en la cara-
Checker Face sonrió de lado y pronto abofeteó a Tsuna repetidas veces en su delicado rostro pero el pequeño aún con el dolor se mantenía firme ante el hombre que le quitó su vida. Face sonrió al ver la tenacidad de ese pequeñajo- Igual que Iemitsu, pensó- pero nada que no se pudiese manejar. De inmediato le arrancó la ropa violentamente dejándolo a su merced, de veras que el mocoso tenía un cuerpo buenísimo y ese culito ni que decir daban ganas de metérsela infinitas veces. Pero primero lo primero se dispuso a manosear cada centímetro de esa piel tan exquisita, Tsuna solo estaba asqueado y buscaba contener sus lágrimas al tener a aquel sujeto pasando su rasposa lengua por su cuello y mordiéndole, luego bajó hasta sus pezones y los mordió tan fuerte que no pudo evitar chillar de dolor haciendo que el hombre ensanchara una sonrisa de la más pura pervertidez. Sawada sí que tembló de miedo cuando Checker Face se acercó a su rostro e intentó besarle pero en el momento en que iba a meter su lengua lo mordió tan fuerte que le hizo sangrar.
Fue todo lo que el mayor necesitó para golpearlo esta vez con más dureza, formando un moratón en la mejilla del menor. Se acercó a la otra pequeña mesa donde guardaba los “juguetes” pero ese mocoso le había cabreado así que en vez de ser gentil como lo había planeado en un principio, tomó el palo de una escoba que descansaba en una de las paredes del repugnante lugar y puso boca abajo al niño entonces procedió a azotarle con el palo en sus rosados glúteos que por los golpes se tornaban rojos.
-¡AH! ¡DUELE! –gritaba el niño-
-¡GRITA PUTA!- decía en tono demencial Checker Face- Ahora sí que vas a gritar –le susurró al oído y lo lamió-
Dejó de azotarlo y con absoluta brutalidad le enterró el palo de escoba a la virginal entrada del muchacho cuyo grito desgarrador inundó la habitación y ensanchó más la sonrisa del hombre que empezó a empujar aquel objeto lo más profundo que podía y luego se lo quitó violentamente. Se posicionó arriba del muchacho desató sus piernas y las levantó para que quedara en cuatro mientras gozaba al ver como la sangre escurría de ese culito tan apetecible. No se resistió más y lo penetró embistiéndolo rápidamente…
-¡PARA! –suplicaba Tsuna sintiendo el dolor por todo su cuerpo-
Checker Face siguió en lo suyo ignorando los gritos del pequeño, se vino dentro de él y Tsuna fugazmente pensó que todo había acabado pero el mayor lo volteó y le obligó a tragarse su asqueroso miembro sin importarle que el castaño estaba casi ahogándose con el acto, nuevamente se corrió abundantemente en la boca del muchacho
-Trágatelo todo perra infeliz –le ordenó y Tsuna no pudo hacerlo y escupió-
El mayor lo lanzó de la mesa contra la pared, fue tras él y lo pateó en la espalda así como en su estómago repetidas veces hasta saciarse. Posteriormente lo tomó en el piso casi 6 veces más o eso le había parecido a Tsuna que pronto cayó inconsciente.
Mukuro caminaba preocupado por la habitación ya que era de madrugada y Tsuna no llegaba, estaba preocupadísimo apenas si había podido curar a Gokudera que también rogaba a Dios que si les tenía algo de piedad que les devolviera a su amigo. De la nada la puerta se abrió y el mismísimo Checker Face traía a un desnudo Tsuna ensangrentado, con moratones y heridas por todo su cuerpo, con semen escurriendo de su entrada junto con sangre. Lo arrojó hacia sus amigos como si fuera un perro callejero o un objeto que ya no servía para nada.
El heterocromático se desplomó ante la vista del cuerpo tan maltratado del muchacho, todos lloraron de ira aquella noche por lo que le habían hecho a ese niño. Mukuro lo aseó cuidadosamente ya que parecía que ese chico se rompería en cualquier momento. Despertó al día siguiente y todo su cuerpo dolia a horrores, sus amigos estuvieron junto a él y le cuidaron. Después de los tres días que le habían concedido para que se recuperara aunque era una locura que el chico se recompusiera tan pronto, aun cojeando logró levantarse y sus ojos chocolate que alguna vez reflejaron inocencia y felicidad se esfumaron. Aquel día se juró a sí mismo que jamás lloraría de nuevo y que jamás suplicaría…Afrontaría su destino pero no dejaría que ninguno de esos cerdos volviese a quebrarle por dentro así como lo había hecho Checker Face
10 años después
Se podía ver como un heterocromático ahora de 25 años bailaba sensualmente en un tubo mientras que una horda de hombres pervertidos le aplaudían pero entre ellos resaltaba un peliblanco con un extraño tatuaje de corona invertida en una de sus mejillas que miraba atentamente al chico que hacía movimientos provocativos para los espectadores pero dedicaba una coqueta sonrisa al peliblanco y este le correspondía.
Al final de la noche ambos estaban fundiéndose y dándose placer en uno de los cuartos de aquel lugar. Su nombre era Byakuran Gesso, era un famoso político que estaba enamorado del de cabellos índigo desde el primer día que por iniciativa de sus amigos terminó en ese lugar y vio a la preciosura que era Mukuro, se podía decir que el sentimiento era compartido ya que el joven heterocromático se sentía muy a gusto con el peliblanco, él era el único hombre con el que no sentía asco al tener sexo o bueno con él hacía el amor, además Byakuran le llenaba de regalos e incluso había comprado su exclusividad. Pronto se iría con el peliblanco ya que casi todos sus niños habían encontrado a alguien que los tratara como personas y no objetos.
Así había ocurrido con Gokudera que pese a su mal carácter traía loco a un famoso beisbolista llamado Yamamoto Takeshi y aunque el peliplata lo trataba mal en el fondo estaba igual de enamorado del moreno así como este lo estaba de él. Con ellos estaba casi todo listo ya que dentro de una semana Takeshi compraría su libertad y lo llevaría junto a él.
Kozato Enma con su timidez extrema y con sus miedos desarrolló un amor muy puro y dulce hacia Dino Cavallone, un famoso empresario dueño de Corporaciones Cavallone. Dino jamás había tocado a Enma, tan solo conversaban y conocía el oscuro pasado del pelirrojo por lo que nunca le obligó a tener sexo, le robaba algunos besos que el chico también disfrutaba. Así fue creciendo lo suyo y Dino se lo llevó, lejos de ese lugar donde había sufrido tanto.
Lambo fue un caso especial porque Reborn Arcobaleno llegó a aquel lugar y pagó una millonada para llevarse al niño. Mukuro no lo iba a permitir pero nada pudo hacer cuando Lambo se largó a los brazos de ese hombre, estaba llorando y no paraba de llamarlo Reborn aquí y Reborn allá. Resulta que el tipo era su prometido y con sus 20 años ya era super millonario, siempre estuvo buscando a Lambo hasta que al fin dio con él. Prometió a Mukuro cuidarlo y que a su lado nada le faltaría e incluso el reuniría con su familia de nuevo. Aquel día fue el más emotivo en ese asqueroso lugar, todos se despidieron de la vaquita entre lágrimas y le desearon buena suerte.
Entonces solo quedaba el pequeño Tsuna que si bien conservaba su contextura frágil, él era una persona completamente diferente, totalmente arisco con cualquier hombre que se le acercara, tenía varios clientes pero jamás dejaba que lo tocaran más de la cuenta y mucho menos que lo besaran. Más de uno salió de la habitación con la cara rasguñada o con moratones, el castaño era insufrible, golpeaba al cliente que fuera si este quería tener más cercanía con él. El estaba ahí para que tuvieran sexo y eso se hacía nada de esas mamadas de besos y caricias mucho menos de esos viejos repugnantes e incluso si eran jóvenes de su edad.
Repetidas veces era castigado por atacar a los clientes y se lo llevaban a la jaula de castigo dejándolo sin comer y de vez en cuando le dejaban beber algo de agua. Desde los 12 que conocía esa jaula mejor que cualquiera en el establecimiento. Mukuro intentó persuadirlo de que fuera más sumiso y calmado pero fue inútil, ahora el castaño era como un animal salvaje al que nadie podía domar incluso Checker Face se sorprendió por la conducta de ese chico que debió haberse quebrado y jamás haberse recuperado.
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-Tsuna me iré ahora –dijo en tono maternal Mukuro-
-Te vendiste al malvavisco –dijo burlón el castaño y recibió un golpe en la cabeza-
-Oya no cambias pequeña bestia…Pero te extrañaré demasiado –susurró y lloró mientras abrazaba a más pequeño que también soltó algunas lágrimas-
-No nos pongamos tan sentimentales…Vete ya-le dijo con una sonrisa-
-¿Estarás bien sin mí?-dijo acariciando su rostro-
-Lo estaré, puedes irte tranquilo
Mukuro avanzó hacia la puerta donde lo esperaba su malvavisco andante con una sonrisa, el chico de ojos amatistas solo compartió una mirada cómplice con el castaño pero a través de ella se transmitían los pensamientos del castaño de que Byakuran cuidase a Mukuro y le diera la vida que merecía.
-¡Espera!-dijo Tsuna y Mukuro se detuvo- ¡Adiós Oka-san! –dijo sonriendo-
Mukuro volvió a llorar y asintió con la cabeza mientras agitaba su mano en señal de adiós. Tsuna le vio perderse entre los pasillos de aquella prisión en la que él todavía permanecería ya que él no podía amar como sus amigos, para él eso era imposible pero se alegraba por cada uno de ellos que a pesar de sus heridas encontraron quien los amara y cuidara.
Tal vez nunca salga de aquí-fue su último pensamiento sin saber que la vida le deparaba algo que pondría su mundo de cabeza