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Hypothermia por MirageUchiha

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Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Hiro Mashima. Yo los utilizo por mero entretenimiento.

Advertencias: algo de LokexGray y LyonxJuvia.

Parte I: “Consolation”

Loke entró tranquilo al departamento, por primera vez ignorando a la bella muchacha que lo observaba entre maravillada y asustada. No todos los días veías a un chico guapo entrar en la casa de tu vecino forzando la cerradura de la puerta, mientras sostenía sobre su cabeza una botella de vodka.

Ese día, o más bien, esa noche, no estaba para coquetear con ninguna mujer. Durante esa noche dejaría de lado su faceta de casanovas, y sería un amigo. El mejor amigo de Gray.

-¡Graycie! ¡Estoy en casa! ¡Sal de tu cueva y ven al sofá, que he traído vodka y helado!-

Esperó unos segundos, para verle entrar completamente vestido – mal presagio – al living-room, trayendo consigo dos grandes vasos.

-Olvídate del helado, he comido bastante. Necesito alcohol-

El espíritu celestial sonrió, comprensivo, y dejó el galón de helado sobre la mesa, para destapar la botella y llenar los vasos hasta el borde. Gray se dejó caer al suelo, ignorando su cómodo sillón, para apoyar su cabeza sobre la fría superficie de madera barnizada. Tenía unas pintas horribles, y Loke supo que había estado en lo correcto al venir a verle en cuanto Lucy le comentó que Juvia Loxar y Lyon Vastia habían empezado una relación sentimental.

Ya eran unos cuantos años de amistad con Gray, y sabía perfectamente lo mucho que le afectaba ver a su amor no correspondido en los brazos de su ex acosadora.

-Vamos a emborracharnos y a cantar canciones como en los viejos tiempos, ¿vale?-

La propuesta fue lanzada al aire, aunque ya había sido aceptada desde antes de ser dicha.

-No quiero basura empalagosa, Loke. Si me voy a emborrachar en nombre del amor, quiero cantar algo en el nombre de mis desgracias. Nada de cursilerías.-

-Dalo por hecho-

OoOoOoOo Consolation oOoOoOoO

Lyon suspiró mientras observaba a Juvia alejarse con ese chico, ¿Bora, era su nombre? Solo recordaba que era el ex novio de la encantadora peliazul, que había regresado para “reconquistar a su princesa” – después de fugarse de la cárcel – y que no había parado de acosarla – de una manera muy semejante a la que Juvia había perseguido a Gray – llevándola a tomar medidas extremas. Como Gray nunca aceptaría una propuesta así, Lyon acabó siendo el elegido para representar el papel de novio de Juvia, actuando como carnada para que ese idiota de Bora mostrara su despreciable rostro y pudieran atraparle, regresándolo a prisión. ¿Qué mejor que un mago de hielo para combatir a uno de fuego?

El plan había salido brillante. Incluso mejor de lo que Lyon esperaba.

Después de que el sujeto fuera congelado y esposado, Juvia decidió entregarlo ella misma a la justicia, prometiéndose a sí misma nunca volver a acosar a su Gray-sama de esa manera. La experiencia recientemente vivida le había abierto los ojos, como una iluminación divina, enseñándole por qué Gray escapaba siempre de ella. El acoso no era para nada lindo.

Ahora, el problema residía en cómo explicarles a todos que el noviazgo había sido falso, cuando unos cuantos se habían mostrado contentos e ilusionados con la pareja, incluyendo ese fotógrafo idiota de la revista semanal del brujo.

Al primero que debían rendirle cuentas era a Gray, por supuesto.

Un escalofrío surcó su espalda, mientras recordaba con amargura la mirada de odio que su joven rival le había lanzado cuando él y Juvia se besaron para contentar al público. Con una sonrisa seca y sin alegría alguna, deseó que esa mirada de celos hubiera estado dirigida a Juvia, no a él. Maldito Gray. ¿Por qué amaba a la muchacha peli azul – no es que negara que fuera guapa, pero no era de su tipo ni del de Gray – y no a él, a quien conocía desde niño? ¿Por qué no podía gustarle Lyon? ¿Por qué no podía sentir celos de ver a Lyon con otra?

Siguió caminando por las calles vacías, iluminadas por las farolas y la luna que se erigía en lo alto del cielo, única emperatriz de las noches oscuras. ¿Qué hora sería? ¿Las dos de la mañana, quizá? No podía importarle menos. Regresaría a su hotel, le pediría al servicio de habitación un par de botellas de sake o algo más fuerte, y se las bebería enteras, ahogándose en su odio, su amor, sus recuerdos, sus pecados y su culpa. Bebería en nombre de Gray, y cuando estuviera lo suficientemente borracho, soñaría con esa mirada cerúlea que lo volvió su esclavo la primera vez que la contempló.

Gray. Gray. Gray. Siempre Gray. Desde el principio hasta el final. En el odio y en el amor. En la culpa y en el consuelo. Siempre estaba Gray. Lo único constante en su vida.

A unos metros suyo, casi en la esquina, una muchacha hablaba con uno de los agentes de seguridad del pueblo.

-Sí, señor. El chico rompió la cerradura y entró en la casa de mi vecino, Gray Fullbuster. No sé si el dueño se encontraba en casa o no, pero quería venir a hacer la denuncia… quizá me tardé demasiado… el incidente fue hace unas horas…-

-No se preocupe, señorita. Fullbuster es miembro de Fairy Tail. Podrá lidiar bien con un ladrón.-

Antes de darse cuenta, estaba preguntando dónde era el lugar, presentándose como un mago de Lamia Scale y amigo de Gray. La muchacha, sonrojada, murmuró la dirección y el número de departamento.

Lyon agradeció la información, y se fue, intentando mantener la calma.

Gray era fuerte. Gray era listo, aunque no lo aparentaba. Gray podría lidiar tranquilamente con un ladronzuelo. Pero… ¿y si no era un ladrón? ¿Y si era un antiguo miembro de algún gremio oscuro en busca de venganza? Sabía que hacia bastante tiempo, Fairy Tail se había metido con Eisenwald, y que varios de sus antiguos integrantes habían escapado de la justicia. Alguno de ellos podría estar buscando venganza.

No perdía nada si iba a revisar.

OoOoOoOo Consolation oOoOoOoO

Gray supo que estaba borracho cuando sintió los labios de Loke deslizarse húmedos y calientes por su espalda, y en lugar de detenerlo, solo supiró.

Eran amigos, por sobre todas las cosas. Gray siempre había impuesto límites en su relación para evitar enamorarse como un idiota, porque sabía que solo el sufrimiento le esperaba a quien se enamorara de Loke. Una relación tenía bases en el amor, la confianza y la fidelidad, entre otras. Aunque en algunos casos, la fidelidad no era algo importante, Gray nunca soportaría que lo engañaran. Y de Loke no podía esperar nada. Podía haber amor, podía haber confianza, pero nunca fidelidad.

Loke lo sabía, y era por eso que jamás alentó ningún tipo de avance amoroso entre él y Gray. Nunca le haría daño al alquimista. Sobre su cadáver. Después de la muerte de Karen Lilica, había sido Gray quien le condujo a Fairy Tail, y quien le sacó, en parte, de ese agujero negro en el que se había hundido. Le debía mucho a Gray. Por eso había prometido convertirlo en un Mago de Clase S. Por eso había prometido estar allí cuando se quisiera morir, en esos días nublados cuando Deliora, Ur y Lyon pesaban demasiado. Por eso había prometido nunca hacerle daño.

Así que se detuvo, no sin antes dejar una pequeña mordida sobre el hombro de Gray, y enredar sus brazos sobre la cintura del alquimista, acomodándolo mejor en su regazo, mientras este sollozaba y murmuraba por lo bajo. Ambos tenían la garganta seca después de cantar las canciones de los siempre despechados “LoveSlayers”, una de las bandas más reconocidas de Fiore.

Finalmente, Gray se había quebrado.

Y ahora estaba allí, con el rostro escondido en su cuello, llorando sin voz. Gray debía estar tan cansado de llorar…

Loke solo podía susurrarle que todo estaría bien, que el tiempo repararía las heridas y que pronto olvidaría ese amor y encontraría a alguien que lo hiciera feliz. Si existiera un hechizo para curar y hacer desaparecer el amor, Loke removería cielo y tierra por él, solo para aliviar a Gray en su dolor. Si hubiera una poción para que Lyon dejara de amar a Juvia y se enamorara enteramente de Gray, Loke la prepararía y la utilizaría de manera inmediata.

-Duerme, Gray. Duerme…- murmuró al aire, aunque ya sabía que el mago de hielo estaba perdido en sueños y pesadillas. La respiración lenta y constante lo delataba.

Pronto, el mismo se quedó dormido, sin molestarse en cambiar de posición. Apretó a Gray un poco más sobre su pecho, cayendo en la inconsciencia mientras sentía el suave aroma a menta y alcohol que el cabello de su amigo destilaba.

OoOoOoOo Consolation oOoOoOoO

Lyon temblaba de rabia.

Claro, el preocupándose por el maldito exhibicionista de Fairy Tail, temiendo que algo malo pudiera ocurrirle, listo para romper algunos cráneos al ver la puerta forzada… solo para encontrar a la bonita pareja descansando en el sofá, con las piernas enredadas y sus ropas desarregladas – Gray ni siquiera llevaba camisa –, rodeados de botellas de diferentes colores. No había que ser un genio para entender lo ocurrido. Se veían asquerosamente tiernos, como si todo se tratara de un comercial o algo así. Lyon quería vomitar.

De todas las personas… ¿por qué ese estúpido Espíritu Celestial casanovas y mujeriego? ¿Por qué no Lyon?

El golpe hubiera sido igual de duro, sea quien sea. Natsu, Lucy, Erza, Gajeel… Lyon los hubiese odiado por igual. No importaba quién fuera. Lyon querría derribar a quien estuviera en los brazos de Gray, a quien recibiera sus besos, a quien le dirigiera palabras de cariño. Lyon se moriría de celos si veía a otro disfrutando del amor que Gray le negaba.

Se dio la vuelta, alejándose del departamento, apretando los dientes mientras murmuraba que era mejor dejar a los amantes tener su descanso después de las exhaustivas actividades que seguramente habían realizado.

Otra vez, el círculo vicioso se repetía. Amaba a Gray, y lo odiaba. Lo amaba y lo odiaba. Lo volvía a amar y lo volvía a odiar.

Parecía que nada iba a cambiar.

Soltó una carcajada, que se perdió en la noche. Necesitaba algo para beber. Algo para ahogarse. Necesitaba algo de alivio.

Cómo odiaba a ese maldito Espíritu Celestial. ¿Un león? ¿Un león? Era gracioso. Su nombre, Lyon, significaba león. Si a Gray le gustaban los leones, podría haber ido con él en primer lugar, en vez de acostarse con ese imbécil mujeriego que ni siquiera vivía entre los humanos. ¿Qué le veía Gray a esa basura infiel? Lyon nunca posaría sus ojos en otra persona que no fuera Gray, ni besaría más labios que los de su novio. Mientras que ese infeliz coqueteaba con cuanta chica se le pusiera en frente, y que para peor, le gustaba fanfarronear sobre sus conquistas. ¿Quieres eso, Gray? ¿Quieres ser un trofeo, un objeto, un poco de sexo casual y ya?

Lyon volvió a reírse mientras abría la primera botella, y tras beber un largo trago, se miró en el espejo.

¿Por qué Gray no lo amaba? ¿Por lo que sucedió en Isla Galuna? ¿Por los siete años que Lyon cargaba a sus espaldas, envejeciéndole? ¿Por su cabello, sus ojos, su voz? ¿Por Lamia Scale? ¿Por qué?

Escupió con odio su reflejo.

Necesitaba alivio, consuelo. Y eso era algo que nunca tendría.

OoOoOoOo Consolation oOoOoOoO

Gray despertó cuando las primeras luces del alba alumbraron su rostro. Sentía su cabeza palpitar y quejarse de todo el alcohol ingerido. Pero al menos ya había tomado su resolución.

Tenía que agradecerle a Loke mas tarde. Dudaba que fuera lo que el león quisiera para él, pero no había nada más que hacer. No importaba lo que Loke le dijera. La resignación se había apoderado de todo, iluminando a Gray con una luz oscura y fría, pero luz al fin y al cabo.

Se rendiría. Bajaría los brazos y agacharía la cabeza, renunciando a una batalla que ya estaba perdida desde antes de existir, siquiera. ¿Quién era él para enamorarse de Lyon y sentirse celoso cuando había sido él en primer lugar el que más daño le había hecho? ¿Quién se creía que era, para desear besar al mejor mago de hielo de todos, cuando en sus manos brillaba fresca la sangre de Ur, el sacrificio de su maestra por una causa perdida? ¿Cómo se atrevía a mirarle a los ojos, cuando era culpable de todo lo que había pasado entre ellos?

No iba a luchar. Solo se retiraría a un costado, y los observaría ser felices. Se conformaría con eso. Después de todo, Lyon merecía ser feliz, y nunca lo sería con Gray, el recuerdo viviente de que Ur estaba muerta.

Así que Gray se aliviaría con la idea de que Lyon era feliz. Eso bastaría. Tenía que bastar.

Se obligaría a conformarse con ello. No podía aspirar a más. No mientras viviera.

La felicidad de Lyon sería su consuelo.


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