Las personas los veían como amigos, como “Tom y Jerry”. A veces se trataban bien, otras se trataban mal, a veces se querían, otras no se soportaban. La relación que mantenían definitivamente era extraña para todos, inclusive para ellos. Pero siempre vemos sólo lo que nuestros ojos quieren ver.
YoonGi no era afectivo…
Estaban todos juntos sentados alrededor de una mesa en el departamento que compartían. BTS tenía una actividad grupal todos los meses, la cual consistía en que cada miembro debía decir algún cumplido a los restantes. El propósito era generar una mejor convivencia y autoestima en los integrantes.
-JungKook, eres realmente asombroso –dijo YoonGi mirando al menor del grupo–.
YoonGi siempre era el último en hablar. No era muy bueno expresando sus sentimientos por lo que avanzó muy rápido dando pequeños cumplidos a los chicos. Estos no decían nada, sólo reían ya que conocían el carácter del rubio. Sólo le faltaba Jimin…
Tomó la mano del chico que ocupaba sus pensamientos y lo miró fijamente- Jimin… eres feo. Aun más con el cabello rojo –soltó sonriendo ligeramente causando la risa de todos, incluyendo al nombrado, dando fin a la odiosa actividad mensual–.
YoonGi era bipolar…
YoonGi y Jimin grababan dentro de una van camino a casa luego de haber cumplido con sus respectivos horarios.
-No creo que realmente le agrade a Jimin –mencionó Suga a la cámara–. Eso me hace sentir algo triste ya que él me agrada –finalizó de forma dramática–.
El menor se sentó cerca del contrario pasando la mano por el respaldo del asiento, acercándose a él lentamente mientras lo miraba de forma seductora –Suga hyung, me gustas… hyung.
-Aléjate, me estas asustando –comentó YoonGi, alejando a Jimin con sus manos–.
Se molestaban la mayor parte del tiempo…
-¡Yoon Gi hyung! Estoy grabando un especial de feos –dijo apuntando al mayor con una cámara- Lideras con el segundo lugar. Nadie le gana a NamJoonie hyung.
Suga, quien se encontraba en el piso, miró a Jimin divertido– Entonces igual debes grabarte –dijo reclamando a la vez que sonreía–.
-Hyung, fui la primera persona en salir –contestó el menor, apagando de paso la cámara–.
Sin embargo no todas las cosas eran así… y ellos lo sabían mejor que nadie…
Ambos chicos se encontraban sentados en uno de los sillones de aquella sala perteneciente a la empresa. YoonGi jugaba en su celular y Jimin esperaba su turno para concluir una sesión de fotos. Pasaban los minutos y aún no le llamaban, por lo que lentamente se fue quedando dormido. Suga, quien lo vio de reojo sonrió.
-Jimin… –murmuró el rubio–.
-Mmm… –respondió el otro aún algo consciente–.
-Recuéstate en mis piernas si quieres dormir –habló de forma suave–.
El menor al escuchar esas palabras, rápidamente se acostó como si el sillón fuera una cama y las piernas de su hyung una almohada. YoonGi dejó su celular a un lado y se dedicó a observar al de ojos pequeños dormir, repartiendo leves caricias en el cabello del chico sin dejar de sonreír.
Les gustaba mirarse…
Jimin entró a la habitación que Suga compartía junto a NamJoon, incluso cuando el último le mencionó que el rubio estaba componiendo música. Todos sabían que YoonGi odiaba que interrumpieran su trabajo. Pero nada podía detenerlo, sin duda amaba mirar al contrario cuando componía, le encantaba la concentración que adoptaba, los gestos que hacía cuando algo le agradaba y sus muecas cuando las cosas no le gustaban.
-Hyung, estoy aburrido –dijo el chico tirándose en la cama de NamJoon– .¿Puedo quedarme contigo? Prometo no distraerte ni hacer ruido –continuó hablando de forma rápida antes que el mayor se negara–.
YoonGi disfrutaba mirar al pelirrojo, siempre lo hacía, a veces fijamente y otras de reojo, como en ese momento. Deleitaba su vista con todo lo que era parte de Jimin, desde su cuerpo y su sonrisa, hasta la forma de bailar que este poseía. Por lo cual no se le hizo nada difícil responder a su pregunta.
-Está bien, pero tienes prohibido hablar –respondió luego de unos segundos–. No quiero que me distraigas.
-Okay –Sonrió acomodándose mejor en su puesto–.
Les gustaba tomarse de las manos…
Jin le pidió a Jimin que fuera a despertar a Suga de su siesta, ya que debían ir a la empresa a ensayar para el próximo concierto. Este no planeaba levantarse, estaba agotado y no le gustaba la idea de tener que bailar en ese estado.
-YoonGi, llegaremos tarde por tu culpa. Levántate ya –reclamaba tratando de sacar al chico de su cama mientras entrelazaba sus manos y tiraba de ellas con la intención de levantarlo. Aunque sólo tomaba sus manos por gusto–.
-No quiero, cinco minutos más –murmuró Suga con los ojos cerrados correspondiendo al agarre. Estaba despierto, sólo quería cinco minutos más tocando las manos de Jimin. Cuando las manos del menor hacían contacto con las suyas un cosquilleo recorría su cuerpo… y le resultaba agradable–.
Les gustaba dormir juntos…
Suga sintió el peso de un cuerpo acostándose a su lado, debían ser alrededor de las 3 de la madrugada. Sonrió inconscientemente al notar que su cintura fue rodeada por unos brazos .Daba las gracias mentalmente el estar de espaldas, así su estúpida sonrisa en el rostro no era notoria. No tenía que ser un genio para adivinar quién era, el perfume de aquella persona lo resumía todo… Jimin.
-¿Otra pesadilla? –preguntó el rubio en voz baja acariciando los brazos ajenos–.
-Sí, una muy fea –susurró el chico sintiendo la piel de gallina ante los toques proporcionados–.
Jimin iba dos noches por semana a dormir con YoonGi, diciendo que tenía pesadillas y le daba miedo dormir solo. Era su excusa para romper el espacio personal entre ambos. Y Suga pedía que esas pesadillas no pararan nunca.
La relación que compartían no era normal. Pero no les importaba que fuera así mientras pudieran seguir durmiendo juntos, mientras pudieran seguir mirándose, mientras pudieran mantenerse cerca. Sobre todo no les importaba mientras pudieran seguir robándose pequeños besos cuando creían que el otro dormía.
Quizás la forma de demostrar su amor era extraña, pero así eran felices.
No importaba si el resto entendía o no, sólo necesitaban entender ellos.