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R I C O C H E T por emmakris

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Notas del fanfic:

Hola de nuevo. 

Despues de una larga temporada sin publicar.

Les traigo un oneshot, en lo personal uno de los que mas me gusto de esta pareja. 

Agradezco infinitamente a la autora VoiSieteQui (de la cual podran encontrar su trabajo original en el link:https://www.fanfiction.net/s/8780700/1/ricochet ), quien muy amablemente dejo que tradujera tres de sus fics. A Nayen, mi paciente beta, quien culmino excelentemente su tesis. ¡Felicidades, Nayen!

Y a cada lector que disfrute de este fanfic.

Debo recalcar que me gustaria saber que opinan de la trama en los comentarios, para asi hacerlos llegar a la autora del fanfic.

Sin mas que decir...

A leer. 

 

Notas del capitulo:

Descargo de responsabilidad:

Kuroko no Basuke no me pertenece al igual que sus personajes, todos son obra de Fujimaki Tadatoshi.

 

 

R  I  C  O C  H  E  T

.

.

.

La habitación está oscura.

Tetsu, pásame el agua.

No sé de qué es.

Sus labios se mueven al ritmo de sus palabras.

“No”. “Sé”. “De”. “Que”. “Es”.

(Él dijo “se”, que gracioso. Nunca lo había notado antes, pero el “se” de Kuroko salió como un canto rítmico, una pregunta a medio formar)

Me importa un comino, sólo pásamela que tengo sed. Y Satsuki, para de filmarnos, de todos modos ¿Por qué lo haces?

La cámara tiembla y enfoca hacia arriba, dando una rápida toma de Momoi sacando la lengua descaradamente ante el lente antes de regresarlo a donde estaba antes, enfocando a Kuroko y Aomine. Kuroko sostenía la botella de agua por el cuello, mirándola sospechosamente mientras la giraba como si pudiera encontrar mágicamente de que estaba hecha.

Desearía que Kise-kun estuviera aquí, el podría ayudarnos.

(“Desearía”. “Que”. “Kise-kun”. “Estuviera”. “Aquí”. “El”. “Podría”. “Ayudarnos”.)

Oh si, Puede que no le guste el sabor del agua y averigüe de que es ¿o algo así?

El reclamaría.

(“El”.“Reclamaría”.)

Aterrador como el infierno.

Él ríe, y su voz produce un eco. Sus dedos pasan por encima de la cinta mientras agarra el control remoto y adelanta el video. Las bocas de Kuroko y Aomine se mueven cómicamente rápido, sus acciones se exageran por la velocidad, hasta que Kuroko se levanta y se va de la toma por una fracción de segundo antes de regresar con una nueva botella de agua y Aomine la estudia socarronamente, girando la tapa de esta manera y él…

Ah.

Presiona el play, y el video vuelve lentamente a su tiempo para mostrar a Kuroko suspirando y sacudiendo la cabeza por cómo toma la botella Aomine, dándole un hábil giro sin mirar la tapa antes de pasarla de nuevo.

Ah, gracias, Tetsu.

Rueda la mirada descaradamente.

En cualquier momento, Aomine-kun

(“En”“Cualquier”“Momento”.)

Pausa.

Silencio.

—Ao…mine…kun

El control cae contra el piso, junto a las otras cintas que sostenía. Sus manos se aprietan entorno a su cabello mientras aprieta los dientes, volviendo su cabeza hacia abajo.

—Aomine…kun.

No está bien. Todavía no.

—Aomine-kun.

No.

—Aomine-kun

No.

Se sacude y toma pequeñas respiraciones para calmarse a sí mismo. Inclinándose, da palmadas con su mano a lo ciego en la oscuridad antes de poder encontrar el control debajo del escritorio. Presiona un botón, y de pronto todo se rebobina. La tapa de la botella se vuelve a cerrar, Kuroko se va y vuelve con las manos vacías, un rápido destello rosa, Kuroko vuelve a poner la botella de Midorima de vuelta en el banco, y entonces Aomine lo apunta, nuevamente, y pregunta por algo que no puede tener.

Presiona el play.

Tetsu, pásame el agua.

Kise Ryouta se queda en la oficina de Midorima por poco más que un día, reproduciendo un único video, una y otra vez, mientras continua murmurando, por lo bajo, algo potencialmente desgarrador y decisivamente destructivo.

 

.

 

—Tetsu, ¿Cuánto tiempo he estado aquí?

—Un tiempo.

—Pero, ¿Cuánto?

—…¿Por qué lo preguntas?

—Cuando abriste la ventana no hacía más calor.

—Eso es porque es invierno.

—Eso… eso no puede estar bien.

—¿Qué?

—Ayer era verano.

 

.

 

Kise tira de las cortinas hasta juntarlas y cierra las ventanas cuando Midorima entra, con un portapapeles en la mano y garabateando algo en una ilegible letra de doctor. Kise lo mira, frunciendo las cejas hacia el llamativo collar en torno al cuello de su viejo amigo.

—¿El elemento de la suerte para hoy? —pregunta.

Midorima apenas parpadea.

—Algo azul —dice él—. Pero no se especificó de qué tono.

El collar es de plástico, y Kise debe admitir que probablemente contiene alrededor de siete tonos diferentes de azul, sin duda cumplía con los requisitos. Se hizo una nota mental de chequear a Oha-Asa la próxima vez para su amigo; Kise tenía una de sus antiguas bufandas de chamerina de sus días de modelaje, que también habría cumplido con el amuleto y probablemente se vería menos humillante. El hospital definitivamente era otra cosa, porque, lo que sea que hacía su amigo, tenía al mejor de sus doctores trabajando para ellos.

—¿Cómo ha sido tu día? —Midorima pregunta, chasqueando su pluma y metiéndola a uno de sus bolsillos. Kise miró a Aomine por el rabillo del ojo antes de encogerse.

—Bien. Normal.

—¿Algún signo que indique que su visión regresó?

—Ninguno.

Midorima suspiró y  llegó a masajearse el puente entre sus cejas.

—¿Algún signo de que recuerde lo sucedido?

Kise ríe esta vez, pero es una risa amarga y chillona al oído de ambos, y entonces se detiene.

—No. Sin embargo, ¿sabes qué?

—¿Qué?

—Me preguntó si hoy aún seguía siendo verano.

Las hojas rojas, doradas y marrones caen de los arboles ante un remolino por fuera de la ventana.

—…Aun vive en ese día.

Otra risa, menos dolorosa.

—Quizá sea lo mejor, Midorimacchi. Quien sabe que haría si se entera de lo que pasó.

La mirada de Midorima se endurece.

—No tienes derecho de ocultarle información. Necesitas dejar de venir, Kise.

Pero antes de que Midorima pueda detenerlo, Kise ya está por salir por la puerta, mirándolo por encima del hombro.

—Mañana regresaré a la hora de siempre, si despierta antes entonces dile que fui por un batido de vainilla junto a Kagami, o algo tan estúpido como eso.

 

.

 

—¿Por qué hoy llegaste tarde?

—Fui al Maji Burger junto a Kagami-kun para el almuerzo, y entonces ellos dijeron que no podían entrar por alguna razón.

—Ah…eso podría haber sido mi culpa.

—¿Qué hiciste?

—Bueno, ¿recuerdas cuando ayer te dije que seguía pensando que era verano?

—Sí.

—Estabas en lo cierto, ya es invierno.

—¿Qué tiene que ver esto con que los doctores me mantuvieran lejos de tu habitación, Aomine-kun?

—No estaba en la habitación. Salí en una silla de ruedas. Hacía mucho frío. Pero creo que estaba nevando.

—Hoy no está nevando, Aomine-kun.

—Ah, mierda, me emocione por nada, entonces.

—¿Por qué crees que estaba nevando?

—Estábamos fuera hablando de los viejos tiempos cuando sentía algo mojar mi brazo y  cuando le pregunté a Midorima si era nieve. El muy bastardo me dijo que sí.

—…Qué horrible.

 

.

 

—Buen trabajo el de hoy —Kise le dijo a Midorima en su camino a la salida, palmeando el hombro del médico y fingiendo no ver sus ojos rojos e hinchados.

 

.

 

—¿Cómo lo están haciendo todos?

—Bien.

—¿Qué es lo que hace Kagami estos días?

—Kagami-kun juega en América. Quería que nos uniéramos a sus juegos, una vez que mejores.

—Ah mierda, ese maldito se me adelantó.

—No tienes por qué verlo de esa forma, Aomine-kun.

—Sí, después de todo yo me quedé contigo.

 

. 

 

Kise se esconde detrás de la puerta cuando Midorima la abre. Esperando hasta que el doctor de unos pasos más, mientras sonríe.

—Midorima-kun

El portapapeles cae al suelo, y Midorima se gira en un salto, buscándolo con la mirada mientras jadea irregularmente, su rostro tan pálido como el de un fantasma. Kise ríe, silenciosamente para no despertar a Aomine, esquivando la pluma y huyendo por la puerta.

Evitando ver como ambos lloran después de eso.

 

.

 

—¿Cómo lo está haciendo Murasakibara?

—Murasakibara-kun fue a la escuela culinaria y ahora es un chef de repostería en un crucero.

—Oh, maldición, ¿Acaso no se mareaba con facilidad?

—Sí.

 

.

 

—¿Cómo lo haces? —Midorima le pregunta finalmente un día cuando Kise está parado mirando por la ventana hacia la habitación de Aomine, arreglándose el cabello.

El rubio luce como un cadáver cuando se gira, sombras oscuras rodean sus ojos hundidos y los pómulos sobresalen demasiado comparada con su remotamente apariencia saludable. Eso hace que Midorima se sienta disgustado y culpable, recuerda los días en los que consideraba a Kise el más atractivo entre todos ellos.

(Lo extraña)

Kise mira a Midorima y la sonrisa que le da le recuerda a un experto en la farsa.

—Repetición y dedicación, Midorimacchi —repite como un mantra, tocando un lado de su cabeza.

Midorima permanece congelado en su lugar, incluso cuando Kise agita su mano en despedida antes de salir por la puerta, silbando mientras se va por el pasillo.

Nunca pensó que ese “Midorimacchi” en la voz de Kuroko sonara tan perturbador.

 

.

 

—¿Qué hay de Akashi, como lo está haciendo?

—Sorpresivamente, Akashi-kun se convirtió en actor.

—…Me estás jodiendo, ¿verdad?

—De ningún modo.

—¿Como… un… actor real?

—Actúa en dramas que pasan por televisión.

—Es una locura.

—Bastante aterrador.

 

.

 

Se volvió hacia el espejo.

Unos ojos azules como el cielo lo miraron de vuelta, un rostro de tono pastoso rodeado por un desalineado cabello azul pálido.

Kise retrocede y tropieza con sus pasos, excava con sus uñas entre la carne de sus palmas intentando no gritar.

Parpadea, y el reflejo es de nuevo el suyo.

 

.

 

—…Oye, ¿Y qué paso con el otro idiota?

—¿Quién?

—Kise. No me contaste que es lo que hace ahora.

—…Mmm, escuché que lo está haciendo bien.

—¿Sólo bien?

—No estoy seguro, no he hablado con Kise-kun desde hace unos meses. La última vez que lo vi, modelaba en París.

—Ah.

—¿Ah?

—Nada. Sólo que siempre pensé que ese bastardo llegaría aún más lejos en la vida, y nos dejaría al resto por detrás.

—…

 

.

 

—Me preguntó qué hace Kise hoy en día.

Midorima lo mira por encima de donde está, chequeando la condición de Aomine, y ve a Kise con los brazos rodeándose a sí mismo. Está mirando el rostro durmiente de Aomine como si contuviera todas las respuestas a los secretos del mundo, y cuando habla sus labios se mueven en una fracción de tiempo.

—Qué considerado —dice Midorima finalmente. Se gira y aparta, porque tiene miedo de enloquecer si sigue mirando la expresión de Kise por más tiempo.

Hay un momento de silencio antes de que Kise suspire.

—Le dije que lo hacía bien.

—Mitómano, deberías irte a revisar.

Una risa.

—No creo que alguna vez se entere.

Midorima no responde, porque está de acuerdo y no cree que Kise se quedaría a su lado si confirmara que sus sentimientos siempre fueron unilaterales.

 

.

 

—Tetsu…

—¿Si, Aomine-kun?

—¿Ya no me amas?

—…¿Por qué dices eso?

—Nunca me tocas.

—…

—¿Tetsu?

—…¿Si?

—Bésame.

 

.

 

Midorima entra en la habitación para ver a Kise hecho un ovillo en un rincón del lugar, con los dedos hundidos en su cabello. Balanceándose y murmurando cosas por lo bajo, junto a varios gemidos silenciosos. Midorima suspira y deja sus portapapeles en el pie de la cama de Aomine para caminar hacia el blondo.

—Vamos, Kise, levántate.

Kise se deja llevar sin oponer resistencia y se sienta en una de las sillas, con un vaso de agua antes de levantar la mirada. Sus ojos están secos, marchitos, vidriosos y por romperse al tacto. Midorima sacude la cabeza.

—Sabes, ya no estás ayudando.

No hay respuesta.

—Todo lo que haces es desgarrar tu corazón lentamente, ¿Lo entiendes?

Nada.

—Kuroko está muerto. Y pronto, Aomine también lo estará.

Kise lleva el vaso hacia atrás y se moja la cabeza. Midorima puede decir que está intentando no gritar.

—¿Por qué te haces esto a ti mismo?

Sabe muy bien qué espera en respuesta esta vez.

 

.

 

—Es extraño.

—¿Qué es, Aomine-kun?

—Hace tanto frío de repente.

—…¿Cómo es eso?

—Cada vez que abres la ventana siempre hay un viento soplando, es muy frío.

—Me disculpo por no poder controlar el clima para ti.

—No es eso, Tetsu, bastardo. Sólo que no esperé que hiciera tanto frío en el verano.

 

. 

 

Kise se sienta junto a la ventana, mirando hacia afuera con los dedos tirando de su labio inferior mientras medita. Todas las hojas ya han caído de los árboles, dejando ramas desnudas como manos buscando llegar a él, del otro lado del cristal.

(Pronto comenzará a nevar. Verdadera nieve comenzará a caer, aunque probablemente el otro tipo caiga también).

Cuando se levanta, se desplaza hasta la cabecera de Aomine, empujando un mechón fuera de su rostro (su cabello ya es demasiado largo, tanto que no le sienta bien) y presiona los labios sobre su frente.

Kise sale, y cierra la puerta detrás de él.

 

.

 

—Tienes razón, ya no es verano.

—No es nada nuevo.

—Oh, cállate, Tetsu, sólo estaba preguntando. Podría haber jurado que era verano la semana pasada, pero Midorima me llevó afuera y estaba nevando. Es tan duro cuando ya no puedo ver, ¿lo entiendes?

—Claro, lo entiendo.

—…es realmente molesto.

—¿Qué lo es?

—No ser capaz de ver.

—Me lo imagino, Aomine-kun.

—Deseo tanto poder verte.

—…

—¿Cómo luces ahora?

—…

—¿Puedes acercarte un poco? Quiero sentir que tan largo está tu cabello.

—No ha cambiado en lo absoluto. Lo corté.

—Aun así.

—…

—¿Por qué no me dejas tocarte, Tetsu?

 

.

 

Kise detiene a Midorima con su mano contra su pecho cuando está saliendo de la habitación.

—Estoy enamorado de Aomine Daiki —dice, como si alguna vez hubiese sido un secreto.

Midorima manosea la amapola roja clavada en su bata de doctor y lucha por mantener su rostro serio.

—Lo sé.

—Siempre lo he estado.

—Lo sé.

(Midorima no sabe qué hacer, porque cuando ve a Kise todo lo que puede ver es a Kuroko).

Kise se aleja, y por un momento mira hacia atrás. Hay una sonrisa, una sombra de su antigua y burlona sonrisa.

—Me pregunto ¿por qué nunca nieva alrededor de mí?

Midorima le lanza una pluma cuando se está yendo.

 

.

 

—No hablas sobre los otros.

—¿No lo hago?

—Sí. ¿Cómo le va a Kagami? Esperaba que viniera a visitarme por lo menos una vez, ese bastardo.

—Lo hizo hace un par de meses, Aomine-kun. Él lo hizo, pero tú estabas durmiendo. Además, está en América ahora.

—¿América?

—Fue reclutado.

—Ah…bueno, que se joda. ¿Y que hay con el resto?

—…Todos lo están haciendo bien. También vienen a verte, pero siempre estás dormido.

—Maldita sea, ¿Cuánto he estado durmiendo?

—Algunos meses.

—¿Meses?

—Sí.

—…

—¿Aomine-kun?

—…Tetsu, ¿Qué fue lo que me paso?

 

.

 

(Kise y Midorima nunca se lo dirán)

(No le dirán sobre el suicidio doble)

(No le dirán cómo lograron salvar a Aomine)

(No le dirán cómo no lograron salvar a Kuroko)

 

.

 

—…

—¿Aomine-kun?

—…

—¿Aomine-kun? ¿Estás durmiendo?

—…Mmm…no…lo siento…es sólo que me siento un poco cansado.

—Ah…Entonces, ¿Debería regresar mañana?

—…No…quiero decir, está bien…

—Claro.

 

.

 

Midorima sacude a Kise hasta despertarlo donde sea que se había quedado dormido, apoyado en la pared. El rubio salta aturdido como si esperara un ataque, mirando a su alrededor, aun con los ojos cargados de sueño.

—Tiempo de irse —dice. Los ojos de Kise se centran en él, y parpadean legañosos.

—¿Qué?

—Es hora de irse, la hora de visita ya terminó.

—Es…es ¿Qué?

—La hora de visita. Finalizó.

—Es…ah…gracias, Midorima-kun.

Midorima no dice nada, ya está acostumbrado a oír a Kuroko en todo momento durante sus días actuales, así que espera pacientemente mientras Kise se tambalea sobre sus pies, deambulando hacia la puerta, no está del todo despierto, de hecho está medio dormido.

 

.

 

—Estás durmiendo mucho más estos días, Aomine-kun

—Sí…no sé por qué, sólo que me canso con facilidad.

—…

—Ambos sabemos lo que significa. Supongo, que después de todo, no seré capaz de volver a verte.

—No digas eso.

—No, tú no sabes lo que se siente. Sinceramente… se me hace más difícil despertar ahora.

—Aomine-kun, por fav…

—Es una sensación muy pesada. No sé cómo describirlo.

—…

—No podré volver a jugar baloncesto en este estado, ¿no es así?

—Esa… esa es ahora la menor de nuestras preocupaciones.

—Eh, supongo que tienes razón. Aun así, Tetsu, ¿te disculparías con Kagami por mí? No creo que pueda seguir jugando contra él. Estará decepcionado.

—Lo…lo haré.

—Gracias. Dios… Tetsu… yo, ya sabes, es probable que sólo por ti aun lo siga intentando.

—…

—Suena tan cursi, pero si no estuvieras vivo y a mi lado, probablemente me hubiera rendido hace mucho. Gracias por eso.

 

.

 

Y así lo hizo.

Con eso, finalmente Kise cedió a todo el desamor y la injusticia acumulada, presionando su rostro contra una de las manos de Aomine, lanzando fuertes sollozos entre temblores, estremeciéndose violentamente, maldiciendo a todos los dioses en los que alguna vez creyó y a aquellos en los que dejó de creer, por hacer de su vida un infierno al llevarse personas que no lo merecen.

—Hey, no llores, me harás llorar a mí también. —Aomine le dice en voz baja, con sus dedos curvándose débilmente alrededor de las manos de Kise.

En el exterior, comienza a nevar.

 

.

 

Aomine muere poco después de eso.

El día de su descenso fue uno de los últimos días en invierno, cuando todo el mundo estaba por darle la vuelta al calendario,  intentaron reanimarlo, intentaron volverlo a la vida. Esa noche cuando no había nadie, salvo las enfermeras de doble turno. La línea recta y continua los trajo a todos corriendo a su habitación, pero con la ausencia de Midorima, y el mejor doctor entre los otros, no pudieron salvarlo, escabulléndose hasta la mañana siguiente, antes de la salida del sol.

Las enfermeras afirmaron que lentamente cayó en la inconsciencia cuando finalmente pasó, sin sentir una pizca de dolor, y aun si fuera de otro modo, entonces Kise nunca querría saberlo.

Para su sorpresa, una de ellas viene hacia él, durante el funeral.

—¿Eres Kise Ryouta?

El rubio la mira, no con recelo, porque le hubiera tomado la energía que no tiene, pero, no obstante, afirma con la cabeza.

—Ah, Aomine-san quería que supieras que te agradece. Y lo siente.

Es suficiente para tomarlo con la guardia baja, sus ojos se ensanchan ligeramente, cuando una genuina emoción surge.

—Te equivocas de persona. Debió haber dicho Kuroko Tetsuya —responde, y es casi un milagro que su voz no tiemble cuando habla.

La enfermera niega con la cabeza.

—Él dijo específicamente Kise Ryouta. Estabas junto a él en sus últimos días, ¿no es así? Estoy segura que eras tú. Sabes, murió con una sonrisa en el rostro. Siento si es muy pronto para decirlo, pero era tan obvio que eras una persona muy importante para él.

Kise se ahoga. Es una sorpresa muy grande y fue dicha tan pronto.

Antes de que incluso su mente se ponga al día con su cuerpo, sus labios se abren y, en la voz de Kuroko, responde.

—Gracias.

.

.

.

F I N

 

 

Notas finales:

Notas del autor: 

Lo prometo.

Algun dia.

Escribire algo feliz. 

Pero esta soy yo jugando con la copia perfecta de Kise(tenemos que admitir que existe una infinidad de posibilidades de buenas historias que puedan ser escritas tomando esta habilidad como fuente, venga chicos que me decepcionare si no salen mas historias del tema), el verdadero problema vino con la parte de la practica de los dialogos. Ademas que fue escrito en casi 2 dias, y para un fic largo, es un milagro para mi. 

Aun asi, podemos tomarnos un momento y pensar en lo divertido que seria escuchar la voz de Kuroko, viniendo de la boca de Kise, quiero decir, en serio.

Por ahora, por favor no intenten patearme fuera del fandom ¡y que todo el mundo tenga un lindo dia!

 


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