Seúl, Corea del sur. Principios de Enero.
La navidad había finalizado al igual que el festejo de año nuevo. Por lo que ahora sólo quedaba regresar a las ocupaciones cotidianas como el trabajo, la escuela o los quehaceres del hogar y, por supuesto, se cumplirían los nuevos propósitos del año. Claro, todo era realmente sencillo los primeros meses gracias a la mercadotecnia, la cual se encargaba de lavarle el cerebro a la tercera parte de la población con mensajes de "amor y dar". Esto parecía, ha ojos de cualquier persona, ridículamente perfecto.
Taehyung no lo creía.
Si bien en las calles sur coreanas reinaba la paz y armonía , en la casa de los Kim sólo existían gritos que rebotaban de una pared a otra. Estruendosas caídas y chillidos al aire —en los que apenas era entendible un lo siento— completaban el panorama simulando un pequeño centro de la NASA de alguna película de Hollywood sobre el Armagedón.
Taehyung irrumpió en la cocina vestido con un impecable uniforme de color negro, una mochila al hombro y su desarreglada cabellera rubia. Su hermano menor, JungKook, reprimió aquello que sería una carcajada burlesca al llevarse a la boca un pedazo de comida.
—¡Es demasiado tarde! —exclamó Taehyung mientras agitaba sus manos al aire.
Corrió a sentarse junto a su hermano, le arrebató el pan tostado y se lo metió a la boca, lo que casi le provoca una muerte por asfixia. JungKook se quejó y en respuesta sus cabellos fueron despeinados con cariño, a lo que liberó un gruñido.
—Es demasiado tarde —repitió levantándose de su lugar—.
—También iré a la escuela—recriminó mientras se resignaba a beber de su jugo de extraña procedencia—.
Taehyung ignoró el comentario de su hermano menor , se acercó y depositó un beso sobre su frente para luego volver a despeinarle los cabellos de forma inmediata. Antes de que JungKook pudiera quejarse el nuevo preparatoriano ya había abandonado la casa.
A pesar de la escarcha en el pavimento y lo frío que podía resultar el viento en la cara, Taehyung era capaz de mantener su paso firme, veloz. Su rostro adquirió un tono pálido y la nariz se tiñó de rojo gracias a las bajas temperaturas pero no le importó, a pesar de querer volver a casa para tomar su bufanda — la cual olvidó por completo ante la presión del tiempo— , pues llegaba tarde a su primer día de clase.
La preparatoria Ha In Lee resultaba ser la más grande de toda Seúl, donde cada estudiante de secundaria ponía sus ojos no sólo porque el tamaño de la escuela fuera colosal sino por su rendimiento académico y eso implicaba un programa riguroso de estudio, pero al mismo tiempo contaban con docentes capacitados y flexibles con sus estudiantes en la mayoría de los casos. Taehyung no fue la excepción y probablemente JungKook tampoco cuando llegara su momento de elegir a cual preparatoria aplicar.
Cuando finalmente divisó la entrada de la escuela aumentó la velocidad hasta terminar derrapando y casi caer al suelo. Por sus piernas recorrió un fuerte dolor a una gran velocidad , pero no se quejó pues no tenía tiempo de hacerlo, sacó el celular de su pantalón y observó la hora. ¡Perfecto!, ocho minutos después de la hora y ya estaba cerrado sin que nadie pudiera abrirle. Se maldijo en su interior pero también maldijo a la escuela por no ser tan comprensiva en ese aspecto.
Sacudió sus ropas, se quitó la mochila y la lanzó del otro lado de la reja, entonces él mismo trepó por el barandal y saltó para caer dentro del instituto. Una vez que sus piernas se recuperaron del impacto, levantó su mochila y se la puso para disponerse entonces a seguir corriendo. Taehyung atravesó todo el campus hasta llegar al pasillo que conducía al mural de la escuela, donde se habían publicado el nombre de los alumnos de nuevo ingreso y el grupo donde se ubicarían ; sin embargo, antes de que pudiera ver algo, Taehyung terminó por caer al suelo.
Había chocado con alguien.
—¡Fíjate por donde vas!—exclamó Taehyung al fijar sus orbes oscuras sobre los del chico con el que había chocado.
El joven frunció el entrecejo en clara señal de enojo, sus labios formaron una perfecta línea recta curvándose hacia abajo y sus puños se cerraron con fuerza. No había duda alguna, aquel joven de cabellos alborotados de color castaño claro estaba furioso. Todavía de que Taehyung lo había chocado, haciéndolo caer al suelo, el chico de cabellos rubios se atrevía a regañarlo.
—Eso mismo te digo yo—espetó molesto, con ácido en el tono de su voz—.
Taehyung se puso de pie , re-acomodó sus ropas y mochila. Observó por un par de segundos la forma en que el castaño se reincorporaba pero sin darle demasiada importancia, entonces pasó junto a él, notando la gran diferencia de estaturas, para revisar el aula donde había sido asignado. Con su dedo índice, Taehyung, buscaba su nombre en la lista de aceptados para dar con su número de matrícula. Cuando la encontró , fue directo a la lista de compañeros de banca.
—Park Jimin —musitó—Me suena ese nombre … Park Jimin—continuó como si fuera el único en aquel lugar.
El muchacho , un poco más bajo, de cabellos castaños, se acercó a él con los brazos cruzados y su rostro un poco más suavizado.
—Ése soy yo—.
Fue entonces que Taehyung volvió a dignarse a verlo. Aquel tal Park Jimin aún se notaba molesto, pero no parecía tan intimidante con ese cabello castaño alborotado y mejillas regordetas. No es que Jimin estuviera pasado de peso, simplemente esa era su complexión.
—Salón 3B, banca diez—le informó sin tomarle demasiada importancia al hecho de que serían compañeros—¿Vamos?.
El aludido suspiró con pesadez , quizás a él no le agradaba tanto la idea de compartir banca con el rubio ni mucho el salón de clase ; sin embargo, en el rostro de Jimin se dibujó una sonrisa (un tanto forzada) y asintió la cabeza sin decir algo extra.
Ambos caminaron en silencio, uno junto a el otro, pensando en nada y en todo a la vez. Una vez que llegaron al aula, Taehyung y Jimin buscaron la banca diez con la mirada, entonces , cuando la encontraron (junto a la segunda ventana del lado izquierdo) ambos tomaron asiento. El silencio era bastante incómodo y pesado. Ninguno de los dos había planeado llegar tarde pero por azares del destino las cosas surgieron de esa manera. Supusieron que la ceremonia de bienvenida aún tardaría bastante , por lo que decidieron comenzar de nuevo ; las cosas eran aburridas cuando no tenías a alguien con quien entablar una conversación.
Dentro de aquel inicio incómodo intentando limar asperezas , Taehyung y Jimin se dieron cuenta de que tenían gustos en común, hábitos similares , entre otras cosas. Fue en ese momento en que comenzaron una plática mucho más amena, tanto así que les resultó molesto cuando el resto del alumnado entraba en el aula para encontrar su lugar.
Al final de todo, no había sido tan malo.
Taehyung y Jimin iban entablando una amistad más sólida con forme los días pasaban e iban conociéndose mutuamente, por lo que el primer año de preparatoria resultó ser uno de los mejores años que Taehyung hubiera tenido desde hacía bastante tiempo.
Taehyung abrió los ojos de golpe cuando sintió que su cabeza casi se desprendía de su cuello. Una vez más se había quedado dormido en clase, aunque gracias a las grandes habilidades de Jimin el maestro de biología no se había percatado de aquel mínimo detalle por parte de uno de sus alumnos más perezosos.
Jimin sonrió al ver la mueca de dolor en su mejor amigo para luego volver su vista al frente, pero sin dejar de sonreír, a lo que el rubio realizó un puchero.
—Que injusto eres, pude haber perdido la cabeza—.
—Shhh , está explicando lo que es un genotipo y un fenotipo—.
Taehyung rodó los ojos , se estiró y luego se dispuso a poner atención. No era de sorprenderse que Taehyung se quedara dormido en la mayoría de las clases, cada uno de los estudiantes dentro de aquella aula también batallaban para mantener los párpados abiertos sin bostezar en el intento. Sin embargo, a diferencia del resto de sus compañeros , Taehyung mantenía un promedio bastante envidiable, a pesar de que parecía estar siempre embobado pensando en la nada y sus funciones vitales.
Cuando la clase finalmente terminó, Taehyung y Jimin fueron los primeros en salir corriendo antes de que el resto del alumnado de todos los salones y grados invadieran los pasillo obstruyendo su camino a la cafetería ; no se perdonaba al viernes de comida tailandesa.
Una vez que ambos arribaron al lugar, Taehyung dejó a su amigo para dirigirse a una de las tantas mesas de la cafetería.
—¿A dónde crees que vas?— cuestionó al rubio con una mueca de disgusto—.
—Es tu turno—respondió sin darle mucha importancia y lo dejó solo—.
Jimin frunció ligeramente el entrecejo y se cruzó de brazos al momento de ver a su "mejor amigo" irse a la dirección contraria de la barra de comidas. Ese hombre no era más que un barril sin fondo, extrañamente Taehyung comía más de lo que su complexión delgada podía representar y, él que mantenía una dieta balanceada y una buena rutina de ejercicios no podía despreocuparse de las calorías que consumía. Sin embargo, el verdadero problema no radicaba en el peso de Taehyung ni su maravilloso metabolismo sino en la cantidad de comida que el rubio consumía pues dos charolas rebosantes de comida eran sólo para el rubio , lo que significaba tener que volver a formarse y entonces servirse su propia charola.
Al momento de llegar su turno, Jimin puso ambas charolas juntas e iba diciendo a la joven todo lo que debía servir.
—¿Enserio comerás eso tú solo?.
Jimin alzó la vista para localizar al dueño de aquella voz burlona. Cuando sus ojos se encontraron con los de un joven pálido y cabellos rojos sintió un escalofrío recorrerle por toda la espina dorsal —No es tu asunto.
Aquel joven fingió sentir un terrible dolor en su pecho para después girar sobre sus pies e irse a cualquier otro lugar mientras reía tan fuerte como consideraba necesario sólo para que el castaño lo escuchara.
Jimin tuvo que tragarse su orgullo apretando la quijada para ayudarse. Ya se encontraba harto de aquel individuo del cual desconocía su nombre.
Tomó las charolas con cuidado y se dirigió hacia la mesa que él y Taehyung compartían todos los días.
—Oh, eso se ve delicioso— habló con ojos radiante de la felicidad—Apresúrate en ir por lo tuyo o ya no quedará nada—estiró sus brazos hacia ambas charolas pero el castaño le dio un manotazo en uno de ellos, lo que provocó que se quejara—¿Qué pasa contigo?—cuestionó sobándose—.
—Si quieres más, ve tú mismo—dijo con ciertos aires de molestia y sentándose en la silla—.
Taehyung enarcó una ceja bastante extrañado—¿Quién te molestó?.
—No sé de que hablas—respondió sin mirarlo a los ojos y llevándose un pedazo de comida a la boca—.
Fue en ese momento que Taehyung comprendió que su amigo no le revelaría nada, por lo que se encogió de hombros y se dispuso a comer. Seguramente Jimin se lo diría después o simplemente encontraría la forma de resolver el problema por sí mismo.
Ambos adoraban cada vez que llegaban los viernes, todos lo hacían en realidad, pues no sólo significaba el inicio del fin de semana sino que era luz verde para que el alumnado de los últimos grados realizaran actividades en toda la escuela después de la hora de comida por al menos una hora o a más tardar serían dos horas.
Una vez finalizada la comida, los dos se levantaron a depositar sus charolas en el lugar indicado. Entonces regresaron a paso lerdo ha su salón de clases.
—¡Espera!—exclamó el rubio deteniendo a su amigo de golpe—Voy a tomar el libro de cálculo—.
—No puedo creer lo que estoy escuchando—Jimin comenzó a reír— Kim Taehyung va a estudiar para el examen de cálculo—.
—Que ridículo eres.
Taehyung dio un golpe ,en forma de juego, directo al abdomen de su mejor amigo para luego dirigirse a su casillero y abrirlo —Prefiero eso antes de tener que presentarlo mañana temprano.
—En ese caso creo que también lo presento hoy.
Taehyung tomó el candado con sus manos y comenzó a ingresar el código para poder abrirlo—¿Por qué no viniste ayer?.
—Emergencia—dijo sin más—.
Al momento de que el rubio quitó el candado y abrió la pequeña puerta un sobre color rosa cayó al suelo de forma lenta , como si bailara con el aire. Taehyung y Jimin se quedaron sorprendidos. Lo primero que Taehyung hizo fue checar si no se había equivocado de casillero , sin embargo, en la pequeña puerta estaba escrito su nombre y número de matrícula.
Jimin levantó el sobre en lo que Taehyung tomaba su libro y volvía a cerrar el casillero.
—¿Qué es eso?.
Jimin dio un empujón a su amigo al escuchar semejante pregunta al aire—Obviamente se trata de una carta—.
—No es eso a lo que me refería—se quejó—.
—¿Seguro que no te equivocaste de casillero?.
Ésta vez fue Taehyung quien resultó ofendido con tal pregunta, por lo que , en respuesta, empujó a su amigo con el hombro— Obviamente lo es. Abrió con la combinación … y lleva mi nombre.
Jimin ignoró la forma tan grosera en que se le había contestado y, comenzó a buscar el remitente y destinatario en el sobre pero no encontró nada.
—¿La carta?—.
—El casillero—respondió rodando los ojos como huevos fritos—.
—Tu madre.
—¿Qué?—Taehyung sacó el pecho y puso sus manos hechas puños al costado de sus caderas—La tuya.
—¿La mía?.
—No sé.
—Que idiota eres—dijo Jimin riendo levemente—Éste es de esos sobre amigables con el ambiente—explicó enseñándole el objeto—Haz visto los comerciales con esa cancioncita pegajosa—.
—Oh claro—fingió entender—Papel biodegradable para un inodoro feliz—canturreó.
Jimin rodó los ojos y lo empujó de nueva cuenta, a lo que su amigo terminó por quejarse y fruncir el entrecejo—Ese comercial ni siquiera existe.
—Me da lo mismo—respondió el rubio comenzando a retomar el camino—.
—Haz olvidado tu carta, galán—dijo con cierto tono de burla, caminando junto a Taehyung—Tómala—extendió su brazo para que la agarrara pero Taehyung hizo caso omiso— ¿Qué sucede?—.
—No voy a leerla—.
Jimin enarcó una ceja sintiéndose totalmente perdido. No era secreto que Taehyung era uno de los chicos más populares del Instituto , por lo que aquella carta podía ser de cualquier chica de toda la escuela , pero eso no le parecía un inconveniente a Park Jimin si de buscar a la chica se trataba.
—Oh Romeo—dijo dramáticamente—Romeo, Romeo, ¿dónde está tu cerebro que no lo veo?—.
El rubio decidió ignorar la forma teatral en que su mejor amigo lo había insultado prefiriendo contestarle antes de que este continuara insistiendo.
—Si alguien quiere decirme algo entonces que me lo diga en la cara—explicó simple—No es necesario esconderse—.
Taehyung y Jimin llegaron al aula , la cual se encontraba totalmente vacía, buscaron sus lugares y se sentaron. Taehyung colocó su libro sobre la mesa para comenzar a hojearlo pero sin prestar atención debidamente.
Jimin comprendió que su amigo no daría su brazo a torcer, por lo que decidió guardar el sobre en el bolcillo de su pantalón y dormir un rato en lo que Taehyung fingía repasar. Jimin estaba totalmente seguro de que Taehyung estaría pensando sobre aquella chica misteriosa pero el menor ,por un par de meses, no lo confesaría.
Las horas transcurrieron lento. El convivio que los alumnos de último año prepararon había llegado a su final y el resto del alumnado ya se encontraba en clase como era su obligación. Wu Yi Fan, maestro de cálculo, sólo aplicó el examen ha aquellos que habían asistido a su aula, lo que se simplificaba en Jimin, Taehyung y una joven tímida a la que nadie le conocía bien la cara debido a que casi todo el tiempo se la mantenía con la cabeza gacha. Para Taehyung no fue difícil pensar que aquella chica tímida hubiera sido el remitente de la carta misteriosa, prácticamente era totalmente obvio ; sin embargo, creyendo que le estaba prestando demasiada atención al tema decidió mantener a su cerebro en modo de suspensión.
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A pesar de que el sol se encontraba brillando en lo más alto con aparente gran intensidad, en realidad , ninguna persona, lograba sentir el mínimo de calor por parte del astro rey. Las mejillas de ambos chicos estaban pálidas y sus narices teñidas de un color rosa mientras que de forma inútil buscaban encontrar calor poniendo sus manos dentro de los bolsillos y escondiendo sus rostros bajo las bufandas. Apresuraron el paso y en poco tiempo ambos amigos se encontraban en la casa del rubio. Por supuesto, los viernes eran los días en que Jimin se invitaba solo, aunque en realidad no había ningún inconveniente pues el chico ya se consideraba como parte de la familia.
La señora Kim ,madre de Taehyung , se mantenía trabajando la mayor parte del día ; sin embargo, conservaba una estrecha y saludable relación con sus dos hijos —Taehyung y JungKook—por lo que el seno familiar era la base más fuerte en el comportamiento de los muchachos Kim.
De forma rápida , casi sin pensarlo demasiado y antes de que Taehyung se pudiera dar cuenta, Jimin se encontraba corriendo por los escalones para subir al segundo piso de la casa, más específicamente, justo al cuarto de JungKook. Abrió la puerta de forma sigilosa para evitar despertar al menor en dado caso de que este durmiera.
La habitación de JungKook estaba a una buena temperatura, por lo que nadie debía preocuparse si el menor llegaba a destaparse durante su momento de descanso , ya que este tenía la costumbre de moverse demasiado al momento de dormir. De la misma manera, las cobijas parecían adecuadas para el clima del cuarto.
JungKook parecía tan tierno y frágil, aunque el castaño bien sabía que era una mentira atroz.
Jimin se sentó justo a la orilla de la cama con mucho cuidado, tratando de no causar demasiado disturbio. Extendió su mano de forma lenta en dirección a los negros cabellos del menor, había algo en él que ha Jimin se le hacía imposible no amar , a pesar de que el hermano menor de su mejor amigo a veces lo tratara de forma irrespetuosa. Acarició sus cabello, entonces, de forma suave y lenta, separó un par de hebras del rostro angelical del menor y se dedicó simplemente a contemplar su sueño.
El rostro de JungKook aun se veía bastante lastimado, quizás ya no tanto como al inicio de la semana pero en definitiva se lograban notar un par de moretones a pesar del maquillaje que JungKook insistía en ponerse todos los días. Jimin frunció el entrecejo al percatarse de una mueca de dolor dibujarse en el rostro de su dongsaeng. El castaño se inclinó y beso la frente del menor , se levantó con sumo cuidado y se dirigió a la salida , donde se encontró con un Taehyung de brazos cruzados y una expresión seria con ojos gélidos que harían temblar a cualquier persona.
—¿Cómo se ve?—preguntó a su amigo sin dejar de lado aquella expresión atemorizante—.
—Mucho mejor—respondió intentando mantener la calma—Vamos a comer algo, tengo un hambre voraz—dijo e intentó dirigirse a la salida pero el rubio terminó por interponerse en el camino—.
Taehyung no dijo nada, tan sólo mantuvo sus ojos fríos y agresivos clavados en los de su mejor amigo, con sus brazos cruzados y una posición firme. Taehyung era un hermano mayor demasiado sobre protector y, aunque el que estuviera cerca de JungKook fuera Jimin, no se permitía bajar la guardia; el mayor de los Kim sabía que su amigo le ocultaba algo y aunque aun no sabía lo que era con exactitud , el simple hecho de que aquello involucrara a su hermano (porque estaba seguro de que así era) lo hacía comportarse de otra manera totalmente diferente. Sin embargo, Taehyung cambió de posición y dejó pasar a Jimin para que este continuara su camino a la planta baja de la casa mientras que , antes de irse, Taehyung echó un vistazo a la cama de su hermano.
Sin ruidos, tranquilo y en paz.
Una vez abajo, Jimin pudo respirar en paz, el joven Park detestaba cada vez que el rubio se ponía demasiado serio, parecía otra persona, en cierta forma lo asustaba pero más que nada le provocaba coraje. Sentía que Taehyung quizás no era capaz de confiar en él lo suficiente ,aunque en ese momento no iba a ponerse a pensar sobre todo eso, ya hablaría después con él.
—Oye.
Jimin intentó llamar la atención de Taehyung pero este se encontraba demasiado inmerso en cambiarle de canal al televisor, por lo que terminó por ser ignorado. Lo intentó de nuevo, dos, tres veces, pero el resultado fue exactamente el mismo—¿En verdad no leerás la carta?.
Taehyung se reacomodó en su lugar sin dejar de ver la pantalla ni mover el dedo para continuar cambiando de canal. Jimin terminó por cansarse , por lo que , haciendo uso de sus habilidades en las artes marciales, le quitó el control remoto en un movimiento rápido y apagó el aparato. Taehyung no dijo nada, tan sólo se limitó a verlo de forma seria, sin aquel toque atemorizante en sus ojos.
—No me interesa.
—La guardé para ti. Nada pierdes con saber lo que dice.
—Había dicho que la tiraras.
—No lo hiciste.
—Lo pensé— entonces su amigo revoloteó los ojos—Si realmente te interesa deberías leerla tu—terminó de decir con indiferencia y cruzándose de brazos—.
Fue en ese momento en que al castaño se le vino aquella gran idea, iba a leer la carta para su amigo en voz alta y quizás de esa manera él tendría más curiosidad todavía (porque estaba seguro de que la tenía) por encontrar a aquella chica misteriosa y tímida. Jimin sacó la carta del bolsillo de su pantalón, rompió el sobre con cuidado tan sólo dejando una pequeña abertura donde sacaría la carta, desdobló el papel, carraspeó la garganta y comenzó a leer en voz alta.
Con forme Jimin iba avanzando en su lectura el corazón de Taehyung comenzaba a acelerarse dentro de su pecho a tal grado que dolía. Aquello no era una carta, era un poema y era totalmente descabellado, perturbador, misterioso e incluso enfermo. En aquel momento, el rubio creyó que de sus lagrimales saldría toda esa agua salada acumulada durante años. ¿Qué clase de broma macabra era todo aquello?.
—Impresionante —exclamó Jimin dibujando a la par una gran sonrisa en su rostro—Esa chica es bastante romántica.
Taehyung ignoró el comentario de su amigo. No, eso no era romántico, aquello era simplemente descabellado, Kim Taehyung sabía que no era un simple poema, pues de lo contrario su reacción no sería esa.
—Es imposible—musitó por lo bajo. El rubio le arrebató la carta de inmediato sin mucho cuidado y la abrió para ver si era capaz de reconocer la letra, pero todo estaba escrito a computadora—No está bien.
Jimin enarcó una ceja, su amigo se estaba comportando más extraño de lo normal—¿De qué hablas?.
—No lo sé Jimin-ah, ¿de qué hablas tu?—dijo con cierta irritación en su voz—Ah, ya lo tengo—afiló su mirada—Mamá te lo dijo todo, ¿cierto? .
—Explícate—respondió con el ceño fruncido. No le gustaba el tinte que la situación estaba tomando—Porque no tengo la más mínima idea sobre lo que me tratas de acusar.
Taehyung decidió parar en ese momento puesto que lo único que lograría sería pelear con su mejor amigo y estaba cien por ciento seguro de que Jimin no había sido ; simplemente reaccionó de forma inmediata , por impulso e idiotez.
Suspiró y guardó la carta hecha bola en el pantalón—Lo siento.
El castaño no comprendía la situación pero tampoco planeaba forzar algún tipo de confesión inesperada pues su madre siempre le decía “todo a su tiempo” y eso era lo que iba a hacer. Fingió restarle importancia y retomó el trabajo que su amigo había estado haciendo momentos antes : cambiar de canal en el televisor.
...
...
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A la mañana siguiente Taehyung se levantó con menor ánimo que de costumbre. No había podido dormir debido a aquella carta y su contenido. ¿Quién la envió? ,¿quién la escribió?, pero sobre todo, ¿cómo sabía aquella persona sobre la existencia de aquel poema? .Nadie lo sabía más que su madre y era más que improbable, por no decir totalmente imposible, que ella hubiera dicho algo.
Se alistó para ir al instituto sin antes desayunar. No tenía tiempo ni ganas sino tenía con quien compartir la comida. JungKook se encontraba en cama todavía y no precisamente porque lo deseara. Días atrás un par de muchachos (compañeros del menor) lo habían golpeado hasta dejarlo en el suelo. Cuando se enteró, Taehyung enfureció pero a pesar de su insistencia y la de su madre porque Jungkook revelara la identidad de aquellos individuos el menor se negó rotundamente.
Sin embargo, al momento de abrir la puerta para irse, Jimin ya estaba parado bajo el umbral con los brazos cruzados, bien abrigado, esperando a que su amigo se dignara a abrirle.
—Llevo un buen rato tocando la puerta, ¿qué tanto hacías?—recriminó pasando a un lado del rubio—¿Por qué llevas puesto el uniforme?.
—Hay escuela—explicó cerrando la puerta y dirigiendo la mirada hacia el castaño—.
—Es sábado.
Taehyung se jaló los cabellos, había estado tan inmerso en sus pensamientos sobre aquella carta que olvidó incluso el día en que vivía. No era de extrañarse. Jimin liberó una risa burlona ante la forma tan despistada de ser de su amigo, a lo que Taehyung realizó un puchero.
Jimin pasó a la cocina en lo que Taehyung subía a cambiarse.
Cuando Taehyung bajó encontró el desayuno listo y servido en la mesa. Tomó asiento y acompañó a su amigo.
—¿Seguro de que esto es comestible?—.
—Por supuesto que lo es—respingó un tanto ofendido—.
—La última vez dijiste lo mismo—.
—Está bien, lo admito—dijo levantando sus manos —He puesto veneno para ratas en tu comida porque iba a disecarte.
Taehyung rio y alejó su plato—Estás mal.
Pero Jimin no estaba allí para perder el tiempo, así que carraspeó la garganta dando señal que la situación era seria , a lo que Taehyung dejó de sonreír— Vamos a hablar sobre aquel poema.
—No tengo nada que hablar sobre eso. Te dije que no me interesaba—.
—Deja de intentar engañarme, ésta vez no te daré por tu lado.
La voz de Jimin era firme y seria, no iba a dejar pasar aquel destello de dolor que alcanzó a notar cuando leía aquel poema en voz alta. Había pretendido no haberlo visto, pero cuando se trataba de su mejor amigo era imposible no estar al pendiente de lo que hacía o la forma en que reaccionaba.
Taehyung se resignó.
—Es enfermizo—comenzó a decir con un brillo indescifrable en sus ojos— Aquel poema solía recitármelo mi papá antes de dormir, cada noche, no había forma de que se olvidara.
Pausó. Taehyung parecía perdido en sus pensamientos a lo que el castaño decidió ayudarlo a volver a la realidad posando una de sus manos sobre el hombro de su amigo—¿Cuál es el verdadero problema?
—Ese poema lo escribió papá , era dedicado a mi y … Nadie sabía , más que mamá, sobre la existencia de ese poema—explicó de forma pausada—Es imposible que esta persona lo haya leído por algún lugar.
—Lo que dices es que alguien debió informarle.
Taehyung asintió con la cabeza y sus ojos tristes. Aquel brillo en sus ojos finalmente tomaban un significado, el rubio quería llorar de amargura—¿Estás seguro que no lo publicó antes de fallecer?.
Taehyung negó lentamente, sus ojos ardían y en su garganta había un nudo ácido. Pero no se permitiría llorar , al menos no todavía.
Jimin abrazó al menor olvidándose de aquella regla donde los hombres no podían llorar ni abrazarse mutuamente, no le interesó si después alguien se enteraba y comenzaban a decirle amanerado. Su amigo lo necesitaba.
Y después de tanto tiempo de conocerse, era la primera vez que Jimin veía a Taehyung llorar.
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