-Vamos Junsu, tienes 18 años y no has salido ninguna vez a ningún antro. ¿Es que acaso no te atrae?-me preguntó un muy curioso YooHwan. Él llevaba yendo a antros desde los 16 años y eso era porque JunHo, su novio y mi hermano mayor, hacía posible el que entrase aun siendo menor de edad.
-Sí me atrae, pero sabes que soy menor de edad y que no me permitirán entrar. ¿Así que para qué intentarlo siquiera? Puedo esperar un año más y entonces podré ir con ustedes o con mis amigos.
Oí el suspiro que JunHo hyung me dio. Sabía que no lo entendería, y ciertamente no tenía muchas intenciones de tentar a la suerte y menos siendo aún menor de edad. Y yo no entendía por qué tanto empeño en que fuese, porque ya sabía cómo acabaría todo finalmente. Mi hermano y mi cuñado estarían al principio al pendiente de mí hasta que algún chico mirase a mi cuñado y ya entonces empezarían su escena melosa de siempre para evitar que cualquiera ser acercase y al final acabaría solo.
Lo que no entendía era porque mi hermano me espantaba a los pocos chicos que se acercaban a mí, y aunque un día le llegué a preguntar, la única respuesta que obtuve fue que no eran buenos para mí. ¡Si ni siquiera los conocía! No me daba tiempo a llegar a conocer más allá del nombre cuando él los espantaba y acababa con cualquier posibilidad de otro acercamiento.
-¿Para qué esperar un año cuando puedes hacerlo ahora?-rodé los ojos por la pregunta de mi cuñado.-Sabes que tu hermano puede colarte y además, allí estará YooChun.
Ahora lo entendía todo. Mi hermano y YooHwan llevaban desde que empezaron a salir intentando emparejarme con YooChun hyung, y eso llevaba siendo desde hacía unos tres años. El problema era que yo no quería estar cerca de Park YooChun. Desde el primer momento en que lo vi había sentido ese pequeño revoleteo del que la gente habla cuando te enamoras profundamente, y aunque si bien es cierto que al principio me gustaba estar cerca de él, a los pocos meses de conocerlo también conocí el sentimiento de los celos. YooChun hyung era un chico por demás atractivo, y aunque si bien es cierto que mi cuñado no tenía nada que envidiarle, eran como el día y la noche. Mientras YooHwan era alguien tímido por naturaleza, YooChun era totalmente abierto a conocer gente nueva y de eso me di cuenta a los seis meses de haberlo conocido. Claro que hasta ese momento no había ido con ellos a ningún lado y aquel día me habían convencido para salir a una pequeña cafetería dónde no pedían identificación alguna puesto que allí el alcohol estaba prohibido, y allí había sentido por primera vez los celos cuando vi que chicos mayores a mí se acercaban en busca de conversación y de algo más.
Desde ese día pocas veces más lo he visto, aunque por mi hermano he sabido que en estos tres años no ha tenido pareja ninguna, y pronto me arrepentí de haberle dicho a mi cuñado de mi enamoramiento por su hermano. A YooHwan le gustaba hacer de celestino y desde entonces había intentado emparejarme con su hermano mayor, contando con la ayuda de mi hermano.
Tanto mi hermano como mi cuñado lograban lo que querían cuando algo se les metía en la cabeza y sabía por propia experiencia que si ahora se les había metido en la cabeza el que saliera con ellos y con el motivo de mi desvelo desde hacía tres años, no iban a parar hasta que aceptase salir.
-Está bien, YooHwan, saldré esta noche-respondí cansado. Odiaba perder contra ellos en momentos como este.-Pero desde ya te digo que no estaré mucho rato.
-Eres un aguafiestas, hyung-vi venir el puchero de mi cuñado desde antes que éste lo pusiera.-Pero está bien, aunque igual le pido ayuda a YooChun para que te convenza de quedarte cuando planees irte.
Y justo en ese momento me imaginé unos pequeños cuernecitos de demonio saliendo de la cabeza del novio de mi hermano, justo por debajo de la aureola de angelito. A veces llegaba a pensar que mi cuñado era un demonio disfrazado de ángel, y que precisamente eso era una de las razones que atrajo a mi hermano de él. El que metiera a su hermano de por medio para evitar mi huida solo me hacía darme cuenta de que esta noche sería larga. Muy larga.
-Estate listo a las nueve, Junsu. Primero iremos a cenar algo y después nos iremos a un antro, a disfrutar de la noche y de que somos jóvenes.
Un suspiro fue lo único que podía contestarle, ya que, ahora que había aceptado, no tenía mucho más que decirle. YooHwan estuvo conmigo cerca de dos horas más, yéndose después ya que según él, había quedado con mi hermano, según yo, estaba planeando mi noche. Me tumbé en la cama luego de que se fue, pensando que hacía cuatro meses que no veía a YooChun, y aunque me reprendiera una y otra vez, no podía evitar las mariposas en mi estómago cada vez que pensaba en él y en si había cambiado cualquier mínimo detalle.
Qué hice desde que mi cuñado se fue hasta la hora en la que quedamos no recuerdo, ya que en un momento estaba tirado en mi cama y al momento siguiente estaba bajo la ducha. Para cuando quise darme cuenta, ya me estaba encaminando hacia el lujoso restaurante donde íbamos a cenar una, seguramente, riquísima cena, acompañado por mi hermano, mi cuñado y mi mayor tormento desde hacía tres años.