Capítulo No. 12
La habitación estaba oscura, tranquila.
Yukihiro despertó un poco desorientado. Intentó incorporarse pero un ligero dolor punzaba desde la zona baja hasta la espina dorsal.
Tardó un par de minutos en notar la presencia a su lado, más otro par en darse cuenta de dónde estaba. Casi cae de la cama al notar que se trataba de Ken. Cerró los ojos un momento intentando recordar qué rayos había pasado la noche anterior.
Las imágenes llegaron como lluvia.
Recordaba el bar, y luego…
Él y Ken sentados el sofá, besándose. Se tocó los labios lentamente, ahora recordaba el sabor de Ken. Aún podía escuchar sus gemidos. Recordó a Ken acariciándolo, penetrándolo, meciéndose. Y él disfrutándolo…
El rostro se le enrojeció intensamente, tanto que las mejillas ardían. ¿Cómo rayos habían llegado a la cama? Según recordaba, toda la acción había sido en el sofá, ¿o no?
Comenzó a sentirse mal. ¡¿Qué había hecho?!
Se levantó y comenzó a vestirse lo más silencioso y rápido que pudo, de espaldas a la cama. Entonces lo escuchó…
-Oye, ¿a dónde vas?
-Ken… yo… yo…
-¿Pensabas huir, Yuki?
-No es eso, pero, tengo que irme, Ken.- dijo mientras avanzaba hacía la puerta principal. Ken entonces se levantó, se colocó los pantalones a medio abrochar y caminó tras él.
-Vamos, Yuki. Deberíamos hablar de lo que pasó anoche, ¿no crees?
-No, Ken. Haremos de cuenta que esto jamás pasó… porque esto jamás se repetirá…
-¿Por qué no?- Yukihiro se detuvo en seco al escucharlo. ¿Acaso estaba bromeando? -Después de todo, somos amigos, ¿no?
-S-sí, pero… Ken, los amigos no se acuestan.
-¿Por qué no? Lo disfrutaste, ¿no es cierto?
Yukihiro miró a Ken, no podía estar hablando en serio. Pero Ken tenía una sonrisa satisfecha. Una sonrisa de autosuficiencia. La que lo hizo estremecerse. La misma sonrisa de la noche anterior…
-S-sí, pero…
-Esto es lo que necesitabas, Yuki. Una buena noche de pasión. Porque fue buena, ¿verdad?- Yukiro asintió sin darse cuenta. -¿Sabes cuál es tu problema, Yuki?, te involucras demasiado en tus relaciones.- Una sonrisa más. –una relación sin compromisos… eso es lo que tú necesitas, Yuki.- le dijo confiado. Con voz sabia.
-¿Qué…?- se quedó pasmado. ¿De qué estaba hablando Ken?
-A mí no me molestaría “ayúdate”.
-¿Qué…?- repitió el baterista, incrédulo y sorprendido por partes iguales.
-La verdad es que lo de anoche, yo también lo disfruté. Eres genial en la cama, Yuki.- Yukihiro se sonrojó aún más, si es que eso es posible. -Y si tú quieres, cuando necesites… “desahogarte” sólo tienes que llamarme y yo te “ayudaré”.
-Hablaremos luego, Ken. Ahora tengo que irme…
Yukihiro literalmente huyó de ahí.
*******
Los días, las semanas pasaron.
Yukihiro había estado evitando por todos los medios, a Ken. Se sentía avergonzado por lo que había pasado aquella noche. Pero, si debía ser sincero, tenía muchas ganas de estar otra vez con él.
Sin embargo, era Ken, y no podía permitirse tener sentimientos por él; entonces llegaron a su mente las palabras del guitarrista, “¿Sabes cuál es tu problema, Yuki?, te involucras demasiado en tus relaciones” tal vez, Ken tenía razón…
*******
Luego de un tiempo, los chicos de L’arc en Ciel fueron invitados a un evento llamado “Echoes’ Sound”.
A este evento asistían un sinfín de bandas, pero ninguna tocaba junta, era una extraña mezcla de músicos. Era bastante divertido, de hecho. Ver al vocalista de Luna Sea al lado del guitarrista de SID, el baterista de Dir en Grey y el bajista de L’arc en Ciel, era muy interesante.
Obviamente los chicos habían aceptado gustosos. No obstante, Yukihiro tenía una sensación extraña, ver a Ken otra vez, luego de lo que había pasado entre ellos era… raro.
Pero Yukihiro no tuvo mucho tiempo para sentirse ansioso por eso… Esa mañana, como era normal en el baterista, había llegado muy temprano al campamento donde se había montado el escenario. Allí ya lo esperaban Hyde y Tetsuya. Y como también era normal, el guitarrista aún no llegaba.
De camino a los escenarios, donde debía recoger el programa del evento, a escasos metros de su remolque lo vio; justo tres lugares adelante, estaba el remolque de Mo’some Tonebender. Tal vez de haber sabido que ellos asistirían, no habrían estado tan ansiosos por asistir…
Siguió caminando un poco más, un par de figuras arrinconadas habían llamado su atención.
En la parte trasera, estaba Momo besándose con alguien… se tensó.
Yukihiro se acercó un poco más y entonces la vio… “Kana Nishino…” sonrió irónico, entristecido.
Kana Nishino era una cantante de veintitantos años. Una cantante que Kazuhiro le había presentado un año atrás como una “gran amiga”. No pudo evitar sentirse mal. Ahora comprendía que tan “gran amiga” la consideraba el guitarrista, y se preguntaba desde cuándo…
Se dio la vuelta y comenzó a caminar de regreso, con la cabeza gacha, tan distraído que no se dio cuenta que alguien venía en sentido contrario y chocó con él.
-Oye, Yuki, ¿te encuentras bien?
-Ken… lo siento, venía un poco distraído.
-¿Un poco…?- ironizó Ken. Lo había visto venir y se había detenido a medio camino, pero el baterista siguió sin percatarse de su presencia.
Yukihiro lo miró atento, en silencio. Por un momento, Ken se sintió incómodo, pero Yukihiro no le dio tiempo a reaccionar; lo tomó de la mano y tiró de él. Lo llevó hasta el interior de una de las tiendas montadas, de las que utilizaban como almacén, de esas a donde llevaban todos los instrumentos, o donde guardaban las cosas que habían desocupado o que utilizarían más tarde.
Para cuando Ken se dio cuenta Yukihiro ya lo estaba besando. Lo tenía arrinconado contra una de las estanterías.
-Hey… ¿estás bien?- lo apartó un poco para poder mirarlo y le preguntó extrañado.
-Dijiste que si te necesitaba para desahogarme, podía utilizarte, ¿no?
-Sí, pero…
-Si te arrepentiste de…
-Nunca dije que no, Yuki. Es sólo que… que yo creí que no te agradaba la idea.
Yukihiro le dedicó una sonrisa maliciosa y comenzó a sacarle la ropa. -¿Esto responde a tu pregunta?- le dijo en un susurro ronco, cerca del oído. Ken sintió un estremecimiento recorrerle todo el cuerpo.
Tomó a Yuki por el talle y lo acercó para besarlo de nuevo.
Al poco rato ya lo tenía desnudo, recargado en una de las mesas, boca abajo, gimiendo y jadeando, pidiéndole que comenzara con el principio del final… necesitaba sentirlo...
Ken se separó un poco del cuerpo del baterista, justo antes de iniciar la invasión para mirarlo, o mejor dicho, para admirarlo. Había algo extraño en la mirada del baterista.
-No me gusta que me hagan esperar tanto, Ken…- jadeó Yukihiro al notar que Ken no continuaba.
- Lo siento…- se disculpó al tiempo que comenzaba a penetrarlo, pegando su pecho con la espalda del baterista y comenzando a besar su nuca, haciendo un camino por su espalda y hombros.
-Ahh… Ken…- gemía el baterista. Y Ken se complacía al escucharlo…
Cuando todo terminó, mientras ambos descansaban, desnudos, abrazados y tirados en el suelo; Ken quiso decir algo, lo que fuera, pero no pudo. Yukihiro se veía extraño y él quiso preguntar qué le pasaba, pero no lo hizo.
Yukihiro, luego de normalizar su respiración, se separó del abrazo, en silencio, un tanto distante de hecho y comenzó a vestirse, sin prisas.
-Será mejor que te vistas, Ken.- le dijo al notar que éste se había quedado en el mismo lugar, observándole.
-Ya voy…- respondió al momento que comenzaba a buscar sus pantalones para sacar un cigarrillo.
Lo encendió con parsimonia, le ofreció uno a Yuki pero este negó. Al mirarlo a los ojos y notar la inusual cuota de tristeza en ellos, un nombre asaltó su mente, “Kazuhiro Momo… la razón del comportamiento de Yuki… siempre él…”. Lo maldijo.
Se sorprendió de este pensamiento. O mejor dicho, de esta sensación.
“No Ken… ni se te ocurra enamorarte de Yukihiro. Entendido.”
*******
Así comenzó la extraña relación entre Yukihiro y Ken, la que, hasta el día de hoy, llevaba más de dos años.
Desde entonces, se veían al menos, una vez por semana. A excepción de cuando alguno estaba de gira. Aunque las noches que pasaban juntos antes de la partida, o las noches luego del regreso de alguno, eran realmente excitantes.
Extrañamente, en todo este tiempo, había sido el baterista quien siempre llamaba al guitarrista. E increíblemente, Ken jamás faltó a ninguna de esas… citas.”