Todo demonio sabía que al rebelarse contra Mefistófeles, el “Príncipe de los Avernos”, las cosas se ponían feas para ese demonio, Bill lo sabía, y ahora sufre las consecuencias de sus actos, debido a una deuda que le debía desde hace siglos.
Sus poderes eran casi nulos comparados con los del demonio mayor, apenas y pudo escapar de las crueles garras de Mefistófeles en su forma humana y algo malherido, la que antiguamente usaba para tentar a los humanos al pecado y a hacer tratos con él a cambio de sus almas.
Necesitaba que sus poderes regresaran, pero debía esconderse por un tiempo, para que estos volvieran. Y sabía perfectamente en donde podría esconderse.
Gravity Falls, prepárate.
***
Era más de medianoche, y ya se había logrado colar en la cabaña donde estaba su “presa”, en ese momento, estaba subiendo por las escaleras de camino al ático silenciosamente. Cuando llegó al final de las escaleras, divisó entre la oscuridad la puerta de madera que lo separaba de la habitación de Dipper. Abrió la puerta y se detuvo al ver como Pino dormía en una cama con un libro abierto sobre su rostro. Una leve sonrisa se escapó de los labios del demonio por tal escena.
Se acercó a la cama de Pino, ignorando el hecho de que Estrella Fugaz estaba en la cama de al lado durmiendo como un tronco, y se sentó al lado de Pino. Agarró el libro que reposaba sobre la cara de Dipper poniéndolo en la mesita de noche, junto a una lamparita que estaba encendida y le daba una tenue iluminación a la habitación.
Entonces, pudo admirar el rostro del castaño durmiendo plácidamente.
“Los humanos si crecen rápido.” Se dijo a sí mismo observándolo detalladamente. Dipper tenía la cara más perfilada que antes, acompañada de unos rasgos finos. Su cabello castaño caía sobre su frente escondiendo la marca de nacimiento. Y, su piel algo pálida que debía darle un buen contraste a sus ojos grises. Ya no veía el momento de torturarlo en sus pesadillas.
Una punzada de dolor en su cabeza interrumpió sus pensamientos, tenía que alimentarse… pero también podría “dormir” para recuperar fuerzas, eso lo podría ayudar a cicatrizar algunas heridas que todavía seguían abiertas. Podría hablar con Dipper sobre su situación mañana.
Así que, se sacó su destruida y ensangrentada camisa blanca, dejando al descubierto su pecho lleno de heridas y moretones, quedándose solo con unos pantalones negros puestos. Se acostó junto a Dipper y cerró los ojos. Luego, todo se volvió negro.
***
Abrió los ojos levemente al sentir como algo se aferraba a su cintura con fuerza. Bajo la mirada y caso saltó de la cama cuando descubrió que ese algo era un brazo y que ese brazo fuera de un chico desconocido.
Oh mierda… ¡había dormido con un chico!
Se quitó el brazo del desconocido de su cintura y se levantó de la cama silenciosamente, decidido a buscar a Mabel, que ya no estaba en su cama y seguro estaba abajo desayunando. Pero, algo se lo impidió.
El rubio desconocido se había despertado, y estaba sentado en el borde la cama.
El castaño entró en pánico al ver las múltiples marcas de cicatrices y moretones que tenía distribuidos por todo su pecho. ¿Quién era él?, ¿un homicida?, ¿un violador?, ¿vino a su habitación a matarlo o algo así? Estaba a punto de soltar un grito cuando el rubio empezó a hablar.
—No digas nada, Pino. Necesito un favor—
Dipper reconoció esa voz al instante de haberla escuchado; ¡Era Bill Cipher! Pero, una gran pregunta se originó en sus pensamientos, ¿Qué carajos hacia él ahí?
¿Por qué era un humano?
—¿Bill?
El rubio mostró una sonrisa llena de burla mientras entrecerraba los ojos.
—Sí, soy yo. — respondió con simpleza. Dipper frunció levemente el ceño y se soltó del agarre que ejercía Bill por su brazo.
—¿Qué quieres ahora?— preguntó altanero el castaño. Dipper no quería tener un verano lleno de problemas como el de hace cinco años atrás, quería disfrutar esas vacaciones al máximo antes de irse a la universidad. Pero ahora, con un Bill humano entrometido en sus asuntos, ya veía su verano hecho un desastre.
—Me voy a quedar por estos lados un par de días, así que vete desalojando de esta cama, yo voy a dormir aquí— dijo Bill señalando la cama en la que estaba sentado.
Dipper se agarró el puente de la nariz. Ya se imaginaba a Bill quemando toda la cabaña.
—Tú no te vas a quedar aquí… y tampoco tendrás mi cama. Para eso, existen los hoteles, además… —
— ¡Claro que te puedes quedar aquí, cuñado!— una tercera voz entró en la conversación interrumpiendo a Dipper. Era Mabel, quien entraba al cuarto dando ligeros saltitos, con un suéter rosa y un short amarillo.
Un sonrojo invadió el rostro de Dipper violentamente, ¡Ni en un millón de años sería el novio de ese demonio psicópata!
—¡Él no es mi novio!— exclamó, mientras Bill soltaba una leve carcajada.
—No te creo, hermanito. Que yo sepa, los conocidos no duermen abrazados en una misma cama— canturreo Mabel mientras hacía ademanes con las manos. —Y tienes buenos gustos… ¡Es tan lindo!
—Argh, ¡Mabel! ¡Fue un malentendido!— replicó Dipper, todavía con un tenue sonrojo en su rostro.
Bill miraba la escena entretenido, no le molestaría torturar a su pequeño Pino con ese temita. Así que se levantó de la cama, llamando la atención de los gemelos.
—Estrella Fugaz, ¿Podría quedarme a dormir por unos días?— dijo Bill con tristeza fingida, — Me botaron de mi hogar, y ahora estoy solito.
Dipper podría jurar que a Mabel casi le salen estrellitas en los ojos.
—¡Claro! Solo hay que preguntarle a los tíos Stan— respondió Mabel con una gran sonrisa en su rostro.
Cuando Dipper escuchó eso, estaba a punto de darle un paro cardíaco. Primero, era MUY extraño tener a Bill sin intenciones de sacarle la cabeza a alguien, y segundo; no le daba buena espina todo esto.
Iba a acabar mal esto. Dipper lo presentía.
Bill ya lo sabía.