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El regalo perfecto. por Naruke

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Notas del fanfic:

¡Muy buenas tardes belleza de personas!

¿Cómo están? Espero que estupendamente bien. El día de hoy les he traído otro pequeño pero lindo one-shot

Espero que les guste mucho y que lo disfruten. Ríanse, sientan ternura o digan "que feo está". No se limiten, ja ja ja.

Sin más que decir les invito a leer.

Notas del capitulo:

 

Los personajes no son de mi propiedad, pertencen a Masashi Kishimoto.

Título: El regalo perecto.

Categoría: Romántico, humor

 

 

Capítulo Único.

 

Para sus amigos y familiares no era un secreto que la paciencia no era uno de sus fuertes y que varias de sus acciones eran movidas por su gran curiosidad e impulsividad, ocasionando que más de una vez se metiera en problemas ganando grandes reprimendas por parte de sus papás, amigos y ¿por qué no?, también de sus profesores.

Entonces, ¿por qué sabiendo esto su papi, su dulce y angelical papi, le hacía aquello? Pensaba con frustración y resignación mientras jugueteaba con el lápiz que tenía en la mano, llevándolo a veces hasta su boca para darle pequeños mordiscos y descargar aquellas ansias que le estaban consumiendo desde hacía unas horas.

Sus radiantes ojos de un enigmático azul no se podían apartar de aquel atrayente objeto que era envuelto en un agraciado papel blanco con lunares de diferentes y llamativos colores, teniendo en la parte central, dándole el toque mágico, un gran moño dorado que invitaba a ser despojado de su lugar y darle la libertad de ver que es lo que protegía tan celosamente.

Un bufido salió de sus labios, soltando el lápiz que estaba en su mano dejándolo en la mesa, la curiosidad le estaba matando. Sentía que con cada segundo que pasaba caía en una locura absoluta y que en un arranque, iría y despedazaría ese pintoresco papel para saber de una vez que había dentro, pero… Debía ser paciente o con siquiera intentarlo.

-¡No aguantare un minuto más!- se dijo con total sinceridad levantándose con gran rapidez de su asiento dirigiéndose directo al regalo que estaba sobre la mesa donde más obsequios se encontraban acomodados. Después de todo, ¿qué tenía de malo adelantarse unas horas?

Además la culpa la tenía su rubio padre, ¿quién le mandaba a decirle con tanta emoción que ese pequeño obsequio era perfecto para ella porque era algo que quería desde hace tiempo?, ¡pues nadie!

Ya estaba enfrente de la mesa de regalos, estirando sus bracitos para alcanzar el objeto misterioso que estaba envuelto en tan llamativo papel, pero antes de poder tocarlo unas manos la sujetaron por debajo de las axilas y la elevaron en el aire, provocando que diera un gritito de sorpresa y frustración al verse descubierta.

-¡Papá, no! Bájame-dijo caprichosamente aun en brazos de su padre de cabellos brunos, haciéndola fruncir graciosamente su ceño.

-Es malo hacer trampa, Saori-decía viéndola seriamente pero contrario a su expresión su voz reflejaba diversión y burla al sorprender a su hija in fraganti- ¿qué diría Naruto si te hubiera visto?

-¡Es culpa de mi papi, papá!-decía desafiante a Sasuke, viéndolo con sus ojos azules sin dejarse intimidar y haciendo un puchero con sus labios para mostrar su inconformidad ante la situación.

-¿En serio?-preguntó Sasuke, dejando a la niña en el suelo que aún le sostenía la mirada de forma reprochante, para asentir con su cabecita, haciendo que traviesos mechones de cabello rubio cayeran sobre su cara.

-Si papá, además es mi cumpleaños, ese mi regalo-hablaba con seriedad infantil, atropellando en ocasiones algunas palabras, mientras señalaba con su dedo índice el obsequio de envoltura colorida- y lo quiero ver.

Sasuke sonrió divertido ante la obstinada actitud de su niña, más ignoró su pedido y tomándola de la mano empezó a caminar, haciendo que ella caminará junto con él-Vamos al patio, cumpleañera, los invitados están esperando.

-Es mi día-dijo en un susurro, viendo con ojitos tristes a su papá, para volver su mirada al regalo que cada vez quedaba más lejos de ella. Un suspiro escapó de sus labios, más su “tristeza” duró unos pocos segundos porque la emoción recorrió cada parte de su cuerpo al ver como sus amiguitos, familia y desconocidos estaban reunidos en el patio de su casa; reían, jugaban, comían y platicaban, divirtiéndose cada uno a su manera. Aquel fue un escenario suficiente para dejar su “enojo” de lado y unirse a la fiesta que celebraba su cumpleaños número seis.

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Dos adultos observaban con amor y diversión a la pequeña cumpleañera que corría, saltaba y escalaba alegremente los juegos inflables que ahí se encontraban.

-Saori se parece mucho a ti, dobe- habló el hombre de cabellos oscuros a su pareja, sin dejar de mirar a su pequeña revoltosa.

-Lo sé, Uchiha-dijo socarronamente un rubio, esposo de Sasuke y papi de la infante, sintiéndose orgulloso de las palabras del otro. Segundos después, de forma burlona, agregó unas palabras, sonriendo abiertamente -creo que los genes Uchiha no son tan efectivos, ¿eh, teme? Te gané.

Sasuke apartó su mirada del cuerpo de su hija, para ver con el ceño fruncido a su esposo- Esto no es una competencia, dobe- dijo tajantemente, cruzando sus brazos, volviendo su mirada a la niña de rubios cabellos que en ese momento correteaba junto a uno de sus primos. Permanecieron en silencio durante unos segundos, hasta que el pelinegro con expresión seria agregó:-Nuestros próximos hijos se parecerán a mí.

Aquello provocó una carcajada en el rubio, que se reía ante la actitud de su marido.

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Las horas habían pasado y la noche había caído en el hogar de la singular familia Uchiha-Uzumaki; la pequeña cumpleañera había jugado todo el día ensuciando su bonito y esponjoso vestido, llenado su estómago de deliciosa comida y dulces, había sido abrazada de forma empalagosa por sus abuelos y tíos y muchas más actividades divertidas.

Pero en ninguno de esos momentos, Saori Uchiha, había borrado de su mente el enigmático regalo que la esperaba en la mesa de obsequios y que muy pronto descubriría que es lo que guardaba tan celosamente pues en ese mismo instante iba a empezar a abrir sus obsequios.

-Empezaré con este-dijo con su vocecita llena de emoción, corriendo a la mesa para agarrar el regalo, más las manos canelas de su papi le ganaron.

-Lo siento pequeña pero este irá al final-indicó el rubio con diversión pero sin dar oportunidad a reclamos.

La niña con un puchero en su rostro y sin perder tiempo empezó a abrir cada uno de sus regalos, emocionándose por los diversos obsequios que le habían dado, recibiendo aplausos cuando sacaba los objetos de sus envolturas. Cuando llegó al último de los regalos y sacar un librito con texturas afelpadas en su interior una gran y emocionada sonrisa adornó su rostro, levantando su mirada azul hacia sus padres exigiendo en silencio, pero con una emoción que hablaba por sí sola, el regalo que su papi aún tenía en sus manos.

-Ten, Saori, feliz cumpleaños-dijo el ojiazul acercándose a su niña, agachándose para darle un abrazo a la pequeña que también le rodeó su cuello con sus bracitos, para después quitarle rápidamente el regalo de sus manos para empezar a abrirlo.

La niña sentía que sus manitas le temblaban de la emoción mientras rompía desesperadamente la colorida envoltura, su corazón palpitaba nerviosamente en su pechito y ahogó un pequeño gritito de emoción cuando empezó a abrir la sencilla cajita de cartón.

Una expresión desconcertada se formó en su infantil rostro al ver en esa caja una medalla de color oro, con una cinta rosa para colocarla en su cuello.

-¿Qué es esto?-preguntó viendo a sus papis con sus grandes ojos azules, no comprendiendo la situación, extrayendo de la caja la medalla.

-Lee lo que dice, Saori-indicó su padre, ganando un asentimiento por parte de la niña.

La pequeña rubia con torpeza empezó a leer las palabras grabadas en la medalla, siendo escuchada por sus padres y algunos invitados que se habían quedado-Primer lu…lugar, para la mejo…jor herma…na mayor del mundo.

Una expresión aún más confusa se formó en su rostro, volteó a ver a sus papás y dijo simplemente, intentando regresarles la medalla que le habían dado-No tengo hermanos.

Su papi le sonrió abiertamente y en ese momento la pequeña entendió. No necesitaba más palabras para comprender, la sonrisa amorosa de su papi y la mirada tranquila de su papá le revelaron todo.

-¡Tendré una hermana!-gritó emocionada la niña, abrazando contra su pecho la medalla. Escuchando a su alrededor varios aplausos emocionados por la noticia y por la acción de la niña. Sus papás se iban acercar a abrazarla cuando la aguda voz de su hija se volvió a escuchar:-¡Hará todo lo que yo diga, será mi esclavita como lo fue mi papá con tío Itachi!


 

Notas finales:

Como último detalle debo de decir que le dedico este one-shot a mi Naru. Mi gran amiga Naru, a quien amo con todo mi ser.

Espero que les haya gustado, y si desean dejarme un comentario lo recibiré con mucho gusto. Y si desean leer algún otro Fic mío los recibiré con los brazos abiertos.

Les desero un día excelente y un inicio de semana extraordinario.

Gracias por leer. Nos leeremos pronto.


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