P.o.V. Kuroko
Dicen que el amor nace de una mirada, pero creo que nadie se enamorara de mí, porque nadie puede verme. Mi presencia con un poco de suerte se nota, lo que a mi parecer es increíble, ya que tengo un color d cabello muy llamativo, y pesar de eso, aun así, nadie logra mirarme. Es un poco triste saber que nadie se enamorara de mí. Yo si puedo enamorarme, de hecho estoy enamorado, de alguien que seguramente ni siquiera sabe que existo, pero eso ya lo venia venir, es por esa razón que lloro cada noche. Para mi desgracia soy una persona que ama el basket, aunque no puedo practicarlo pues sufro de asma, además de eso soy muy observador, es por eso que me enamore de él. Me enamore, porque cada día desde que entre a esta preparatoria observo las practicas del club de basket, e incluso he ido a ver sus partidos, primero era solo por estar presente en la práctica de mi deporte favorito, pero después era solo por verlo a él, al chico que va al mismo salón que yo, el chico del que me enamore perdidamente, de Kagami Taiga. Un chico que ni siquiera puede verme.
Lo más probable es que algún día termine envejeciendo solo, o quizás ni llegue a viejo, quizás un auto me atropelle simplemente porque el conductor no puedo verme, y lo más triste es que nadie – además de mi familia– me va a amar y a recordar. Creo que debería empezar a acostumbrarme y a hacerme a la idea del dolor que mi invisibilidad puede causarme.
Otro día escolar había terminado, hoy no habría práctica, así que me fui directo al Maji Burguer. Compre una malteada de vainilla y una hamburguesa, ya que mi madre llegaría tarde y no quería cenar solo en casa. Me senté en el lugar de siempre, junto a la ventana. Estaba comiendo tranquilamente cuando alguien se sentó frente a mí en la misma mesa, era Kagami-kun, seguramente no me había notado y pensó que la mesa estaba vacía… eso me entristeció, pero debía aceptarlo. Tome mi bandeja en silencio y me levante antes de que me viera y se incomodara, no quería molestarlo. Termine de comer, tome mi malteada y me fui. Camine con lentitud en dirección a mi hogar, las calles de la cuidad estaban repletas, pero mi mente estaba ida, tanto así que no me di cuenta cuando el semáforo cambio, solo escuche el claxon de un auto. En ese momento sentí como si el tiempo se hubiera detenido, supongo que ahora moriría, eso seguro, moriría sin haber sido amado y sin haber sido feliz. De pronto el tiempo se acelero y sentí que alguien me tiraba y me alejaba de la calle.
- Kuroko, ¿estás bien?- me dijo la persona que me salvo, pero… un momento, dijo mi nombre, como me conoce si nadie sabe que existo además de mis padres. Levante la mirada y vi a la persona más hermosa que he conocido, era Kagami-kun- oye, ¿me escuchas?- solo me limite a asentir, estaba en shock, el… el pudo verme- ven te llevare a mi casa no queda lejos, cuando te sientas bien te puedes ir- bajo hasta mi altura y me puso en su espalda. Aun no me lo creía, la persona de la que me enamore pudo verme, hasta me salvo, creo que es lo mejor que me ha pasado en toda mi vida. Cuando volví a la realidad estaba sentado en el sofá del departamento de Kagami-kun, y el estaba parado frente a mi ofreciéndome un vaso de agua que recibí inmediatamente- no te lastimaste ¿verdad?- me pregunto un poco preocupado
- no, estoy bien, pero… ¿Cómo es que pudiste verme?, y… ¿Cómo sabes mi nombre?- a pesar de que me sentía feliz, aun tenia curiosidad
- siempre he podido verte, vas al mismo salón que yo y por eso se tu nombre, además tienes un nombre muy lindo, no hay forma de que pudiese olvidarlo- dijo sonriendo, mientras que yo me sonroje completamente
- pero eso es imposible, nadie puede verme- dije aun sin creerme lo que me decía
- sí, es verdad. Me he dado cuenta de que nadie logra notarte, se que almuerzas en la azotea de la escuela en un espacio en donde nadie puede verte aunque pudiera, el equipo también almuerza ahí, por eso te he visto, también se que vas a ver las practicas del club, pero no te inscribiste porque tienes asma, es la misma razón de porque no haces educación física. Yo sé todo eso, porque yo si puedo verte- esto era increíble, esto no estaba pasando, la persona que amo puede verme, y sabe algunas cosas de mí, al igual que yo sé de él- pero fuera de eso, ¿Por qué te cambiaste de mesa en el Maji?- así que también había notado eso
- pues, pensé que no me habías visto y no quería molestarte- dije apenado
- Kuroko, yo… siempre he pensado que las cosas pasan por algo, y si en este momento se me dio la oportunidad de poder hablar contigo, debe tener una razón- las palabras de Kagami-kun me extrañaban un poco, pero no lo iba a interrumpir- por alguna razón siempre puedo distinguirte entre la multitud, al inicio de clases, o al termino de estas, cuando vas caminando entre las personas por las calles aglomeradas o en el tren. Mi mirada siempre te busca. Por alguna razón puedo verte cuando nadie más puede hacerlo. Y hace poco encontré las respuestas a esas razones, es porque mi corazón te eligió, de entre muchas personas, mi corazón te eligió. Yo me enamore de ti- esto ya era demasiado, el dijo, ¿que se enamoro de mi?, el pudo verme cuando nadie más pudo, el se enamoro cuando nadie más lo ha hecho. De la nada sentí que mis mejillas se humedecían, estaba llorando
- ¿esto es en serio?- pregunte incrédulo de sus palabras, mientras que intentaba secar mis lagrimas en vano
- claro que es en serio, yo no podría jugar con alguien así- sus palabras hicieron que más lágrimas se derramaran, pero por primera vez en mucho tiempo eran lágrimas de felicidad- más importante que eso, ¿Por qué lloras?-
- es que… es solo que… estoy muy feliz. Yo pensé que estaba condenado a observarte en silencio, que moriría sin haber sido amado y que sufriría toda mi vida sin poder confesar mis sentimientos, porque yo también estoy enamorado de ti, te amo Kagami-kun- confesé para ser abrazado inmediatamente por la persona que amo, abrazo que gustosamente correspondi
- también te amo, pero no es Kagami-kun, es Taiga-
- esta bien, Taiga- dije con una sonrisa. De pronto sentí una ligera presión en mis labios, me estaba besando, era un beso suave y tierno, cargado de sentimientos. Cuando el aire comenzó a hacer falta nos separamos
- Kuroko, ¿quieres ser mi novio?- su pregunta me sorprendió un poco, pero yo ya sabia la respuesta
- sí, pero no es Kuroko, es Tetsuya- dije repitiendo sus palabras
- claro Tetsuya- dijo par volverme a besar. Cuando nos dimos cuenta ya era tarde, por lo que ya debía irme. Taiga me acompaño hasta la estación y al despedirse me dio un pequeño beso sin importarle que alguien nos viera, me dijo que nos veriamos mañana y que me cuidara de camino a casa.
Una vez ya en casa y en mi cama, me puse a pensar en todo lo que había sucedido. Y aun no podía creerlo.
Al final resulto ser verdad lo que dicen. Ambos siempre nos mirábamos sin que el otro se diera cuenta…
Y el amor nace de una mirada.