- ¿Qué es un pato? - pregunté
Todos los presentes rieron, inclusive alcancé a oír unas carcajadas.
Yo no le vi gracia.
- ¿Qué es un pato? - repetí
La gente parecía perder el aliento a medida que reían.
No podía evitar sentirme mal.
Baje con delicadeza los lentes negros, dejando a la vista mis ojos desenfocados, que veían al vacío, pero a la vez mi única realidad.
Todos se quedaron callados.
- ¿Qué es un pato? - cuestioné por tercera vez
Hubo un silencio sepulcral.
- Es... Un animal... Con plumas-------
- ¿Qué son plumas? - interrogué
Podía sentir la incomodidad en el ambiente.
Volví a colocarme las gafas, levantándome del sillón y caminando entre los objetos desconocidos.
Unos murmullos se hicieron presentes.
Me acerqué a la puerta, buscando torpemente el picaporte con mis manos.
- Yixing, está a la-------
- No importa - localicé la manija
Salí del departamento.
"Vamos a la fiesta, será divertido" - dijo Luhan semanas antes
Nunca apareció en la susodicha reunión.
Permanecí junto a lo que parecía una mesa durante un largo tiempo hasta que una chica me llevó al sofá, incluyéndome en el grupo de personas.
Comenzó una conversación ajena a mi llena de chistes sin sentido alguno, al menos para mí.
Solo hice una pregunta y no recibí respuesta.
Caminé sin rumbo por la acera, tocando con la yema de mis dedos cada edificio, para estar seguro de no estar en la autopista.
No pude más con mi dolor.
Caí al suelo, rendido por el mundo, por lo cruel que era.
Comencé a soltar lágrimas, la única cosa para la que servían mis ojos.
Desde que nací carecía de una única habilidad: ver.
Nunca pude observar el mundo.
No sé qué es un pato.
No sé qué es un sol.
No sé qué es un árbol.
No lo sé porque nunca los he visto.
He vivido 22 largos años sin saber cómo son las cosas realmente, y aún no lo sé.
Mi tacto y oído me ayudan a sobrevivir día a día, pero no se compara con la supuesta belleza del mundo.
Cubrí mi rostro con mis manos, intentando cesar el llanto.
Solo logre llorar más.
No podía aguantarlo.
Esta más que entendido que nunca pude ir a una escuela normal y el corto periodo en el que lo hice no fue hermoso.
No era agradable la manera en que los niños se escondían de mí y esperaban que los encontrara.
No era agradable cuando mi mama remodelada la casa y se olvidaba del pequeño detalle que yo representaba.
No era agradable solo escuchar por años las películas mientras que otros las veían.
Nunca fue agradable.
Me quité los lentes negros con las manos temblorosas.
Acomode mi cabello, sin embargo al hacerlo el objeto que sostenía de escapo de mi agarre.
Intente alcanzarlo, pero a medida que parecía acercarme al objetivo, este parecía alejarse.
El sonido del plástico siendo aplastado por una llanta interrumpió mi búsqueda, alertándome.
Retrocedí asustado.
De no ser por esa pista habría muerto.
Jamás me había gustado aparentar ser ciego.
Jamás acepte usar un bastón o un perro guía.
Jamás acepte llevar códigos de sonidos en mi casa.
Jamás acepte clases de lectura con las manos.
Jamás acepte todo eso.
¿Por qué? Porque no quería admitir cuan perdido estaba.
Lloré aún más fuerte.
- Disculpe, ¿está bien? - la voz de lo que parecía ser un hombre
- S-si - limpie la humedad de mi rostro
- ¿Seguro? - su voz se acercó
- No, no lo estoy - llore con más intensidad
- No llore, por favor - sentí una mano en mi mejilla
Pero sus palabras solo me entristecieron más.
- Levántese - tomó mi mano - no tiene por qué llorar, ¿lo puedo ayudar en algo?
Sentí miedo. La última vez que me preguntaron eso termine siendo asaltado por una pandilla.
- Tranquilo, no soy un violador - su tono era apacible - me llamo Kim Junmyeon, ¿tu?
- Zhang Yixing - respondí aun desconfiado
- Entonces, Yixing, ¿te puedo ayudar en algo?
- No sé cómo volver a mi casa - mascullé avergonzado
- ¿Dónde es? te puedo llevar
Mi labio inferior comenzó a temblar.
- No tienes por qué sentir compasión de mi
- ¿Compasión? ¿A qué te refieres?
- No finjas que no lo has notado
- ¿Notar qué?
- ¡Que soy ciego! - comencé a llorar de nuevo
Ahora viene el mismo silencio de siempre.
- No estaba sintiendo compasión - me sorprendí al no oír vacíos - no importa si eres ciego, vine porque vi a un lindo chico llorar y no pude evitar acercarme para ayudarlo
- Lo siento... Junmyeon - dije recordando su nombre
- No importa - su tono volvió al de antes - ¿aún me permitirás acompañarte a tu casa?
- Si, a menos que seas un delincuente, en ese caso puedo ir solo
Pude oír su risa.
- ¿En dónde es tú...?
- Departamento
- Ese mismo
- En la calle Jongpo 143, frente a un parque - expliqué - me dijeron que hay unos matorrales a cada costado del edificio
- Muy bien - tomo mi mano - vamos
Su tacto me tomo de improviso.
Avanzamos unos cuantos pasos.
- ¿Por qué las molestias en ayudarme? No tengo muchas cosas de valor en mi departamento
- Primero: no soy un ratero ni otro sinónimo - reí - segundo: eres lindo y te encontré a mitad de la calle solo, así que sólo espero que seas soltero
- Lo soy - sonreí
- Entonces tengo mucha suerte
Sentí vergüenza.
- Y, ¿cuántos años tienes?
- 23 desde hace unos meses - explicó - aunque no parezco
- Entonces, ¿cómo eres?
La pregunta de escapo de mis labios sin siquiera pensarlo.
Normalmente siempre pasa lo mismo.
“Soy de tez blanca, ojos marrones----"
“¿Cómo es el marrón?"
O lo que era aún más cruel.
“Siéntelo por ti mismo"
“No voy a tocar tu rostro"
- Eso no importa - comentó - las personas nunca son juzgadas por su imagen, solo el ignorante lo hace
Sentí una extraña dulzura en sus palabras.
- Buena respuesta
- Buena pregunta
Seguimos caminando.
- Me gustaría ver el mundo - solté sin mas
- Pero sería una perdida
- ¿Por qué?
- Porque nuestro mundo está contaminado de crueldades, tu puedes percibir lo único bueno de él, no como otras personas que carecen de ese don
- No es un don, es una discapacidad
- Créeme, tienes un don, yo soy el discapacitado
Sus explicaciones de me hacían tan amargamente dulces.
No podía sentirme mal con este chico que apenas conocía.
- Aun así me gustaría saber que es un pato
Aquí vienen las risas. Prepárate.
- Te puedo ayudar con eso
- ¿Cómo?
- Mañana te puedo explicar que es un pato
Sonreí.
- Llegamos - anunció - hora de robar tu casa
Reí.
- ¿Me dejarás explicarte que es un pato?
- Sí, te dejaré
Y lo hizo.