Aprendes a amar, no cuando encuentras a la persona perfecta, Sino cuando aprendes a creer en la perfección de una persona imperfecta.
El atardecer llegaba, pintando los pasillos de aquella escuela de un tono anaranjado que bien merecía ser retratado en algún dibujo o pintura, sin embargo para él, Kim Jaejoong, no había tiempo de estarse distrayendo con cosas tan triviales e inútiles a su parecer. Era la tercera vez en la semana que lo mandaban a detención por estar distraído en clases además de causar una pelea en la cafetería de la escuela; todo esto había traído como resultado un reporte para que sus padres se presentaran la próxima semana con el director.
-Maldita sea…-exclama soltando un suspiro de cansancio, tenía buenas calificaciones pero con su comportamiento todo se iba a la basura, estaba ya en la cuerda floja para ser expulsado. Tan inmerso iba pensando en una posible escapatoria para tal junta que termino chocando con otra persona, tal vez un profesor que revisaba que todos se hubieran marchado a sus casas, levanto la vista un poco enojado cuando vio a un joven tirado en el piso debido al choque – Lo siento mucho… - se disculpa parándose de inmediato y ayudando a recoger las cosas del chico que apenado se pone de pie- ¿Cómo te llamas?, debiste irte a casa desde hace un buen rato… -comenta pero no recibe ninguna contestación por parte del otro así que toma su mano-¿te comió la lengua el ratón? – se dedica a mirarlo detenidamente, cada centímetro de su rostro hasta llegar a sus ojos almendrados que tenían un brillo que lo maravillo, su cabello castaño caía sobre su frente dándole un aspecto relajado, ¿acaso ya lo había visto? ¿Por qué sentía esa tonta sensación en su pecho? Nunca había sentido nada como eso desde…
El contrario se separa bruscamente de él sacándolo de sus pensamientos, aparta la mirada sonrojado y notablemente incomodo, hace una leve reverencia y se va corriendo del lugar. – Extraño… - murmura antes de continuar su camino despreocupado.
-Mamá, papá ya llegue –anuncia al entrar a aquella gran casa en la cual vivía, un hombre con un traje lo mira mientras se dirige a la puerta sin decirle nada, algo común en su padre, se dirige a la sala donde ve a su mamá revisando los expedientes de sus pacientes sin siquiera notar su presencia; la mira molesto antes de subir a su recamara, así era día con día desde que tenía memoria, sus padres nunca lo llevaron a la escuela, él siempre se había ido ya a trabajar cuando el despertaba y llegaba hasta que estaba ya dormido, mientras tanto su mamá la pasaba encerrada en su cuarto o de compras con sus amigas hasta que volvió a trabajar. Su madre doctora, su padre abogado, había nacido en el seno de una familia con una muy buena posición económica y sin embargo él se consideraba tan desdichado… tal vez por eso buscaba llamar su atención a cualquier costo, intentando que sus padres mostraran tan siquiera el mínimo afecto hacia el... pensando en todo eso se quedó profundamente dormido.
-Joven Kim, despierte por favor, llegará tarde a clases…- entreabre los ojos mirando a la sirvienta de la familia tratando de despertarlo, se levanta confundido pues estaba soñando lo mismo que muchas noches, siempre se repetía, una silueta de un niño mirándolo triste como si nunca fuera a volver a verlo, desde hace años lo soñaba pero nunca sabía bien de que se trataba. Dirige su vista hacia el reloj notando que son ya las 7:50 cuando su horario de entrada es a las 8:00, maldiciendo arroja las cobijas saltando de la cama y cambia su camisa por una planchada, sale corriendo en dirección al colegio dejando a la pobre mucama casi cayéndose por lo brusco de sus movimientos.
-¿¡Por qué la vida me odia tanto!? –grita ya cansado después de correr diez cuadras dándose por vencido, no llegaría a la primera clase, que más daba, así que decide ir caminando. A lo lejos ve al mismo chico de ayer también caminando lentamente como si no le importara llegar tarde; sonríe de medio lado antes de acercarse rápidamente a él –hola, ¿me recuerdas? Ayer choque contigo, solo quería saber si estabas bien – el joven lo mira adquiriendo un leve rubor en sus mejillas desviando rápidamente la mirada y asintiendo como respuesta –Mi nombre es Kim Jaejoong, un gusto, ¿Cuál es tu nombre?
-No puedo decírtelo… me es imposible… lo siento. – piensa en su mente mientras lo mira, vuelve a hacer una reverencia leve y se va de nuevo corriendo, como siempre lo hace ante una situación así.
-¿Qué demonios le pasa? Sin duda debe estar loco…
-Eh, Jae, ¿por qué no llegaste a matemáticas?
-Lo siento Junsu, se me hizo demasiado tarde, no había forma de que llegara a tiempo. – contesta a su mejor amigo desde hace algunos años, un chico de apariencia y carácter en especial tierno, cabello castaño y ojos de un lindo color e inocente color café o eso es siempre lo que decían sus compañeras al verlo pasar.
-Bueno de todas formas, estoy seguro de que pasaras como siempre lo haces, eres todo un genio para ello… -Asiente, era bien sabido por toda la escuela que para cualquier asignatura el número uno era Kim Jaejoong.
-Ja, claro… -Junsu le sonríe y continua parloteando, pero al cabo de un rato deja de prestarle atención y recuerda a aquel chico que parecía huir de él, y un extraño sentimiento lo invade, se sentía como si lo conociera aunque era poco probable y tal vez solo se estaba confundiendo, aunque no podía quedarse así como así tenía que averiguar porque parecía tenerle tanto miedo – Junsu tengo que ir a buscar a alguien, si los profesores preguntan diles que no me sentía bien y que me fui a casa, nos vemos luego –sale corriendo del salón sin darle la oportunidad a su amigo de detenerlo, baja los tres pisos y finalmente llega al patio. Bien ahora, ¿Dónde comenzaría a buscar? El chico se veía casi de su misma edad así que era probable que se encontrara en el mismo edificio de preparatoria, comenzó su búsqueda por todos los salones sin embargo ni un rastro de él, ¿estaría en secundaria? No, definitivamente no. No parecía tan pequeño; la escuela era enorme al tener todos los niveles escolares sin embargo era ya casi un hecho que el joven debía ir también en su mismo nivel, así que lo único que faltaba revisar era la biblioteca. Más calmado se dirige al lujoso edificio, al entrar saluda amablemente a la anciana bibliotecaria y de inmediato lo encuentra leyendo unos cuantos libros – ¡Ey!…- atrae su atención, el chico al mirarlo se exalta un poco pero por primera vez no huye – Oye, sabes algo me gustaría saber muchísimo porque huyes como niña asustada cada vez que intento platicar contigo, te pregunte tu nombre y no me lo dijiste, ¿por qué te comportas así? ¿Acaso te hice algo malo? si es así, dímelo, aunque yo no recuerdo nada. ¿Eres un rarito o que pasa contigo?, ¿¡tan difícil es presentarte con alguien!? – suelta todo de un solo jalón tenía muchas más cosas que decir pero se detiene de golpe al notar que el muchacho comienza a verlo asustado
-Joven, le pido que no le hable así, no es su culpa que no pueda hablar con usted– la anciana le mira molesta como si hubiera hecho la cosa más abominable de la vida, ok, tal vez se había pasado un poco pero ¿Por qué el chico no se defendía?
-¿De qué habla señora?
-El chico es mudo, sea un poco más respetuoso por favor –oh… ahora en verdad se sentía una basura, la bibliotecaria lo mira molesta antes de regresar a su escritorio.
-Lo siento – se disculpa con él haciendo una reverencia, el chico levanta la vista y le dedica una leve sonrisa, señala una silla a su lado y le indica que se siente, abre un cuaderno y escribe algo en el antes de mostrárselo
“Me llamo Park Yoochun, lo siento por no haber podido decírtelo antes Jaejoong :)”
-¿Puedes escuchar lo que digo cierto?
“Sí, pero no puedo responderte… lo siento. :( ¡Es un placer conocerte!” :) - los emoticones que ponía en la hoja le sacaron una sonrisa boba, sin duda era un chico lindo
-Un placer para mí también, ¿Qué haces en la biblioteca? ¿Acaso no estudias con todos los demás?
“No, mis padres pagan a un tutor privado para que me enseñe, pero hoy no vino así que estoy aquí leyendo libros para distraerme hasta mi madre venga por mí.”
-¿Tienes hambre? Vamos a comer algo es hora del receso y muero de hambre –Yoochun asiente levemente, lo toma de la mano mientras se dirigen al atestado comedor donde Junsu los mira llegar, se acercan a la mesa donde están otros dos chicos–Yoochun, ellos son mis amigos, este niño tierno de aquí es Junsu ¿no es una lindura? –el joven asiente moviendo su mano como un saludo – Y esos chicos que se están casi tragando a besos son Yunho y Changmin, quienes al parecer no tienen dinero para un hotel y piensan hacerlo aquí en el comedor
-Jaejoong Hyung deja de ser tan malo –reprocha uno de los chicos limpiando los rastros de saliva de sus labios con la mano – Hola yo soy Changmin es un placer conocerte
-Me llamo Yunho – se presenta secamente comenzando a comer una manzana
-Uh, no te enojes Yunho, lamento haber interrumpido su sesión de besuqueo– y así comienza una pelea entre Yunho y Jaejoong. Al principio los tres jóvenes restantes solo los observan pero al cabo de un rato también Junsu y Changmin comienzan a meterse en ella, siguen así hasta que notan que el nuevo amigo de Jaejoong mira hacia la entrada de la cafetería nervioso. Junsu preocupado iba a preguntarle qué le sucedía pero antes de hacerlo llega un tipo, conocido en el instituto por ser el bravucón, comienza a molestar a Yoochun quien se mantiene mirando su comida.
-Umm, ¿Qué tenemos aquí?, la ratita muda salió de su escondite, pensé que todo lo que te había hecho era suficiente para que no te atrevieras a salir cosa deforme– murmura dándole pequeñas cachetadas, Jaejoong lo mira furioso, Yoochun al sentir la mirada de todos sobre él y sus lágrimas cayendo por su rostro se levanta y se va corriendo.
-¡Eres un hijo de puta!-la sangre le hervía, ese maldito había hecho llorar a Yoochun y eso lo había puesto fúrico. Sin pensar en nada, se arroja sobre él sorprendiéndolo, con el factor sorpresa pudo darle un buen número de puñetazos antes de que sus amigos lo separaran del bravucón.
-¿¡Qué demonios estás pensando Jaejoong!? ¿¡Quieres que te echen de la escuela!?
-No… pero, ¡fue culpa de ese bastardo Yunho!
-¡Pues tu nuevo amiguito podría haberse quedado y defenderse él solo en lugar de salir corriendo!
-¡Él no puede hablar maldita sea! ¡¿Cómo querías que se defendiera?!–le grita cansado zafándose de su agarre para salir rápidamente buscando a Yoochun.
-Yoochun, ¡Yoochun espera! – va corriendo y gritando tras de él sin embargo parece totalmente decidido a ignorarlo, camina lentamente como si estuviera esperando a que él otro lo alcanzara; logra llegar a él en el estacionamiento de la institución – Yoochun, ¿estás bien? ¿Qué fue lo que ese estúpido te hizo antes? –el chico lo mira antes de acercar su mano temblorosa a su labio y tocarlo gentilmente para quitar el hilito de sangre que no había notado estaba ahí. Saca una pequeña pizarra y comienza a escribir en ella
“Eres un estúpido por golpearlo, pero gracias por defenderme… Mi madre me está esperando en el estacionamiento, debo irme”
-¡No! Por favor Yoochun, en verdad no quiero que te vayas, acabamos de conocernos y… -no sabía que más decir- déjame acompañarte por favor.
“Está bien”- responde en la pizarra; ambos se dirigen a la calle donde una mujer espera en un lindo auto.
-¡Yoochun! – La delgada y bella mujer se acerca a ellos, comienza a mover las manos, su hijo la mira y hace lo mismo, Jaejoong no entiende nada pero sabe que ese es el lenguaje de los sordomudos así que supone que estará explicándole lo que paso – Tu debes ser Jaejoong, un gusto soy la madre de Yoochun, gracias por cuidar de mi hijo… ese jovencito lo molestaba mucho hace algún tiempo, por favor acepta comer con nosotros por favor.
-oh, claro… -responde mirando a su amigo. En el camino la pasan jugueteando con sus manos para distraerse hasta que llegan a un calmando vecindario. Se estacionan delante de una casa pintada de un color azul claro, un sentimiento se remueve en Jaejoong, era como si él hubiera estado ahí antes… no, era imposible, seguro se estaba volviendo loco. –Linda casa señora Park
-Oh, gracias Jaejoong, pasa por favor, la comida estará dentro de una hora. Yoochun lleva a tu cuarto a Jaejoong para que se distraigan un rato – el chico sonríe y asiente, suben a la segunda planta. La habitación de Yoochun es amplia llena de posters de distintas películas y bandas de música.
“¿Qué quieres hacer?”
-No lo sé… -contesta después de leer la pregunta, su mirada es atraída por un instrumento colocado estratégicamente en una esquina del cuarto- ¡oh! ¿Tocas la guitarra?
“No, esa guitarra es de mi papá, yo no sé tocarla y me da flojera intentar aprender, solo se tocar piano”
-Mmm, te entiendo, yo intente aprender pero me aburrí después de unas clases, prefiero componer canciones o algo así en mis tiempos libres.
“¿Qué quieres estudiar?”
-Mi padre intenta obligarme o como él dice guiarme para que estudie derecho, pero eso no es para nada lo que quiero, me gustaría ser médico pero no uno tan obsesionado por el trabajo como mi madre…
“¿Tu madre es médico? ¡Wow! Que genial J
-Lo es, pero… sabes, ellos –se detiene a media frase sin saber si continuar o no, nunca le había hablado a nadie sobre aquella platica que escucho cuando tenía nueve años, mira a Yoochun quien lo observa un poco curioso pero también preocupado, lanza un suspiro y decide continuar – Mis padres no querían tener hijos… lo descubrí cuando tenía nueve años; estaban en el estudio de mi padre peleando como usualmente lo hacen…
*******************************************************************************************-Ah cállate de una vez Ha-Neul, no te soporto cuando empiezas a gritar así
-¡No me digas que me calle!, necesito volver a trabajar, no me la pienso pasar aquí encerrada todo el día como una maldita mujer mantenida, te lo dije bien cuando nuestros padres acordaron la boda que yo no sería ninguna maldita ama de casa
-¿Y quién va a cuidar al niño?
-La sirvienta o que se yo, es tu maldita culpa eso también, te dije que no quería tener ningún hijo pero tu como siempre queriéndome llevar la contraria me embarazaste, ya lo cuide los últimos nueve años de mi vida, es hora de que me dejes volver a trabajar, ¡él ya está grandecito y no puedo soportarlo más!
-Échame a mí la culpa, te dije que si no querías al bebé lo abortaras ¿o no? ¡Así que deja de cargarme toda la culpa que si tuvimos al niño es por tu cobardía!
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-Y así sucedió, en fin desde ese momento no puedo verlos a los ojos. Saber que tus propios padres querían matarte es algo que… no se ni siquiera como describirlo.- comienza a sollozar; siente unos brazos rodeándolo junto con un sentimiento de tranquilidad
“No llores… no quiero verte así.” –piensa aunque por más que quiera no puede decírselo, solo puede abrazarlo tratando de que con esa manera pueda tranquilizarse y sentirse mejor.
-¡Hijo, Jaejoong bajen a comer!
-No te preocupes Yoochun estoy bien – con una tímida sonrisa trata de calmarlo aunque no siente más que unas intensas ganas de llorar hasta caer en la inconciencia, Yoochun lo suelta a regañadientes y bajan al comedor donde la madre del chico los mira sonriente. La comida corre tranquilamente hasta que tocan la puerta. La señora Park se levanta para abrir, “Oh buenas tardes maestro, si claro en un momento viene pase al estudio por favor”
-Hijo es tu tutor viene a dejarte unos ejercicios para el lunes – Yoochun asiente y se dirige hacia el estudio con su profesor dejando a Jaejoong solo con su madre, aunque sabe que tal vez podría ser incomodo desea conocer porque la discapacidad de su amigo así que tomando valor lo pregunta.
-Señora Park, ¿por qué Yoochun no puede hablar? ¿Siempre fue así o tuvo algún accidente?
-oh, desde pequeño él fue incapaz de hablar Jaejoong… cuando nació no escuche su llanto así que me aterré, pero podía verlo respirar y contraer su carita como si estuviera llorando, no entendía que pasaba hasta que el doctor nos dijo que nuestro bebé había nacido mudo. Fue un pequeño shock pero con el tiempo aprendimos a vivir con ello
-Oh, vaya
- Sabes, hoy en verdad me sorprendí mucho al verte con él, pues siempre se ha mantenido alejado de los demás, nunca ha tenido un amigo desde que era pequeño… así que por favor, te pido que no te alejes de su lado, puede sonar egoísta pero mi hijo en verdad te necesita.
-No me alejare de él, puede estar tranquila, además en verdad me agrada –
-Mi hijo está muy feliz de haber podido volver a encontrarte
-¿eh?
-Ah, nada no me hagas caso –la mujer se sonroja violentamente al darse cuenta de su descuido, así que comienza recoger los platos tratando de evitar más preguntas por parte del chico.
-¿volver a encontrarme?– susurra confundido pero antes de preguntar de nuevo que significa eso Yoochun vuelve al comedor, lo toma de la mano indicándole que vayan a su cuarto de nuevo, hace lo que le pide volviendo a su habitación. – Yoochun ¿Tú me conocías?
“A veces te veía por los pasillos, peleándote o cuando te sacaban de clases”
-¿Por qué nunca te acercaste a mí?
“No tenía sentido tratar de acercarme si tu no me recordabas” – escribe, al ver la cara de su compañero sonríe un poco, era obvio que no lo recordaría había pasado mucho tiempo desde que se vieron por última vez y sin embargo sus sentimientos hacia él seguían ahí – “espera un segundo” – abre su computadora y selecciona un disco de su escritorio lo introduce en la máquina. Escribe algo rápidamente en un papel que dobla cuidadosamente y se lo da sonrojado entonces sale de la habitación dejando a Jaejoong solo.
Se queda estático jugueteando con el papelito antes de decidirse a abrirlo encontrándose con un pequeño mensaje – Espero que con esto sea más fácil que recuerdes.”
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El video comienza, al parecer es una grabación de una fiesta de cumpleaños infantil, se escuchan varios chiquillos gritando, es entonces cuando la cámara enfoca a dos niños jugando por separado en la arena, quien graba se acerca a ellos
-Jaejoong, debería estar jugando con los otros niños, ¿por qué están aquí solos?
-Es que no quiero jugar con nadie más que con Yoochun – sonríe tiernamente a su amigo. – Es mucho más divertido jugar con él
-¿Ah sí? ¿Qué están jugando?
-Al papá y la mamá, estamos practicando porque cuando sea grande yo me casaré con él. También le di un anillo – responde sonriendo mientras toma la mano del niño que se sonroja completamente mientras muestra orgulloso su anillo de juguete en la mano del menor
- Ustedes son dos niños, los niños se casan con niñas, no se pueden casar dos niños Jaejoong
-¿¡Por qué no!? Yo quiero mucho a Yoochun y él me quiere a mí, y si dos personas se quieren deben de estar juntas. Yo seré el papá y el la mamá – comenta pero recibe un golpe de parte de su amigo que lo mira molesto, le dice algo con señas que el mayor contesta de inmediato
-No hablen con señas que no entiendo
-Ah perdón nana, él me reclamo porque dijo que él no quiere ser la mamá así que estamos peleando por eso… Yoochun, ¿quieres ser el papi mami de nuestros hijos? – pregunta esperanzado el pequeño, el contrario lo mira sonrojado haciendo un puchero pero finalmente asiente, la toma termina pero se puede distinguir que el mayor le da un beso en la boca a su amigo.
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-Ya nos conocíamos…- susurra mientras los recuerdos enterrados en su mente regresan. Después de eso su madre grito como si estuviera viendo lo más horrible del mundo y casi a rastras lo llevo a casa donde recibió un fuerte regaño y justo después de aquel día viajaron a Japón y nunca volvió a ver a aquel pequeño al que le prometió casarse con él – Por eso sentía que ya te conocía… -
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-Chunnie, ¿siempre serás mi amigo? – Se encontraban en un pequeño parque cercano a la casa de ambos, era de noche y la luna iluminaba el lugar, Jaejoong miraba a su amigo columpiarse cuando le hizo esa pregunta, la cual sorprendió al otro.
“Sí, siempre seré tu amigo Jaejoong” – responde con señas sonriéndole
-Y si alguna vez nos alejamos y ya no sé dónde vives ni cuál es tu escuela, ¿Serías siendo mi amigo?
“Sí, nunca te olvidaría”
-Yo tampoco te olvidare nunca, nunca. Te lo prometo – grito feliz abrazando a su amigo provocando que ambos cayeran a la tierra.
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-Le prometí no olvidarlo… pero… lo hice… me alejaron de él… - susurra comenzando a sollozar recordando aquel trágico día.
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-¡No quiero irme! ¡Quiero quedarme con Yoochun! ¡Es mi amigo! ¡Me casaré con él! – Estaba haciendo el berrinche de su vida, sus padres lo miraban hartos mientras esperaban a que su vuelo fuera anunciado – ¡Déjenme aquí! – sollozaba tratando de que su padre lo soltara, sin embargo fue inútil, al poco rato su vuelo era anunciado.
Se negaba a caminar así que su padre lo arrastro por todo el aeropuerto sin importarle las malas miradas de la gente. Antes de ingresar al pasillo que lo llevaba al avión volteo y fue que lo vio, parado ahí, con su mirada brillosa por las lágrimas…
-Chunnie… - susurro antes de perderlo de vista sintiendo su corazón romperse.
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El menor entra y se sienta a su lado sonrojado, sin mirarlo. El corazón de ambos late rápidamente mientras el silencio se presenta, Jaejoong lo mira y sin pensar en nada más lo abraza -¿Por qué no simplemente me lo dijiste? Ya lo había olvidado…a pesar de que prometí no hacerlo
“Sabía que no tenía sentido, ¿para qué molestarte con esas cosas?… no es tu culpa haberlo olvidado, fueron solo juegos de niños…”
-No… lo había olvidado pero… mi mente no lo dejo ir del todo, tenía extraños sueños muchas noches, siempre repetía lo mismo en ellos te veía como aquel día en el aeropuerto y cuando, cuando volví a verte sentía que ya te conocía… siento no haberme dado cuenta
“Todo estará bien… seremos amigos a partir de ahora… -¿Amigos había leído bien? Después de tantos años aún sentía en su pecho aquellos sentimientos que iban más allá de la amistad. No… él no quería ser su amigo, deseaba ser algo más.
-Yo… no puedo ser tu amigo Yoochun –contesta bajando la mirada, siente que su amigo se levanta y lo mira, sus ojos están inundados de lágrimas y de inmediato sabe que no dijo las cosas apropiadamente –No quise decirlo así, no puedo ser tu amigo porque, si solo somos amigos llegara un momento en el que tendremos que alejarnos, no podremos reclamarnos nada, no podré hacer todo lo que quiero hacer contigo… porque si somos solo amigos no tendría yo ningún derecho a nada… Te quiero Yoochun.
“No entiendes, yo nunca podré decirte te amo, nunca podré decirte todo lo que siento, no quiero que vivas algo así, no quiero que al final termines alejándote de mí porque yo no puedo decirte lo que siento con palabras como alguien normal puede hacerlo así que si tan solo eres mi amigo sería más que feliz… no quiero causarte problemas”
-Si no quieres causarme problemas, entonces quédate a mi lado, y cumplamos esa promesa de la niñez… Tal vez sea tonto o inocente pensar que todos estos años estuve soñando contigo sin darme cuenta, deseando volver a ver a aquel niño al que quise, será difícil y a veces vamos a creer que no hicimos lo correcto pero si tú y yo queremos estar juntos que se vaya al carajo todo, te quiero a mi lado, por favor quédate a mi lado –suplica y colocándose frente a él comienza a mover sus manos con un poco de dificultad, tratando de recordar los movimientos de manos correctos pero Yoochun sabe lo que trata de decir, al fin y al cabo no son más que dos palabras “te amo” -¿Aún quieres ser el papi mami de mis hijos?
No hubo más respuesta que un delicado beso, no eran necesarias las palabras, el amor que sentían, aquel que sobrevivió todos esos años era más que suficiente, sabían que si estaban juntos nada más importaba, ni los obstáculos, ni que probablemente la familia del mayor fuera a tratar de impedir su amor, podrían salir adelante, pues un amor como el suyo no moriría fácilmente.
**************Seis años después**************
-¡Young-Jae te he dicho mil veces que no salgas corriendo así!
-¡Pero papi! Dae-Hyun fue quien me jalo para ir a comprar helado
-Si quieres helado hija, pídenos permiso a nosotros primero, algún día les pasará algo si siguen corriendo así
-Lo siento papi. – mira a su pequeña de cabello castaño oscuro y ojos de un hermoso color café iguales a los de su hermano, bien podrían las personas pensar que los pequeños son sus hijos biológicos por el gran parecido que tenían con ellos.
-Está bien, ve a comprar el helado – suspira mientras su esposo se acerca a él
“No te preocupes Jaejoong, mi madre irá con ellos, a veces eres muy sobreprotector”
“¡Yo no soy sobreprotector! Solo hago mi trabajo como padre preocupándome por ellos”
“Al final tú terminaste siendo la mamá” – se burla Yoochun haciendo sonrojar a su pareja que aunque no lo admite sabe que dice la verdad, termino siendo la mamá de la familia.
“Alguien debe poner límites y tú siempre los consientes” -
-¡Mami! Young-Jae tiro su helado – el niño corre hacia ellos gritando haciendo que todas las personas cerca de ellos volteen a ver a la pareja
-Dae-Hyun te he dicho muchas veces que no me digas mamá, soy tu papá, si quieres dime papá Jae pero no me digas mamá – suplica por décima vez en el día a su pequeño hijo
-Pero, mi papi es mi papi y tu mi mami eres mi mami–sin poder evitarlo sonríen ante tal coherencia del niño
“Papá vamos a jugar en los columpios” – pide la niña con señas a su Yoochun quien le sonríe y se lleva a ambos pequeños junto con su madre a jugar mientras Jaejoong los observa sonriendo.
Mantuvieron una hermosa relación durante tres años, claro con algunos altibajos típicos de cualquier pareja, sin embargo siempre lograban solucionar cualquier problema que se les presentara.
Se casaron poco después de que ambos se graduaran de la universidad. Aún podía recordar la cara de felicidad de los padres de Yoochun pues estuvieron más que felices por la decisión. Por otro lado los padres de Jaejoong se opusieron rotundamente, incluso le quitaron su herencia, aun así ellos decidieron casarse aunque no les agradara.
Jaejoong con honores logro convertirse en médico mientras que Yoochun decidió la profesión de maestro para personas con distintos impedimentos físicos.
Fue después de un tiempo que decidieron agrandar la familia. Comenzaron los trámites para adoptar a unos mellizos que habían sido abandonados por su madre al no poder cuidarlos. El proceso fue largo y tedioso pero al fin tuvo su recompensa.
Aunque sentía aún la mirada de todas las personas al caminar tomado de la mano de su esposo y sus hijos no prestaban mucha atención, después de todo, su felicidad no depende de lo que diga la gente sino de ellos mismos, y eso es algo que ambos saben muy bien.
Ambos habían vuelto a encontrarse y con ese encuentro habían logrado encontrar aquel rayo de esperanza que sin darse cuenta estaban buscando.
No existe nada más interesante que la conversación de dos amantes que permanecen callados.