Enamorado de mí maestro
Me mantenía de pie mientras que refregaba los platos con total devoción, quería impresionar a mi maestro, si lo conocieran se maravillarían por como es, su valentía, su fuerza, su heroísmo, su gentileza, si hasta me dejo vivir en su casa, ¡y además se ofreció a ser mi maestro!
-¿Genos lavaste ya los platos?- preguntó mi maestro mientras que se hurgaba la nariz, mi maestro es tan adorable haciendo ese gesto tan típico de los niños.
-Aun no maestro, pero estoy a punto- sonreí para él, entonces él se dirigió a seguir leyendo su manga, si lo vieran cuando lee, es increíble como sus gestos cambian ante lo que lee, a veces ríe, a veces llora, a veces se rasca el oído, a veces hace esa expresión tan típica de él, cuando lee se ve hermoso… ¿dios que acabo de pensar?, ¡ignoren eso por favor!, ¡se supone que no debo pensar en mi maestro de esa manera!... aunque ya en varias veces he pensado de manera excesiva que es lindo… y es porque me gusta, en el mismo instante que vi cuando abofeteó a aquella mujer mosca pude observar como todo a su alrededor brillaba.
Cuando él me salvó de aquella mujer supe en el instante que para mí no habría nadie más que él, pero me da vergüenza confesarle aquellos sentimientos a mi maestro, además… ¿Cómo funcionaria un romance entre alguien tan hermoso como él con un cyborg como yo?, dudo mucho que llegara a resultar, aunque me da miedo, hay personas detrás de mi maestro, como ese tal Sonic, ¡nunca pierde la oportunidad para querer acercársele!, aunque mi maestro siempre le da una paliza, pero me pregunto, ¿a mi maestro le gustaran los hombres?, por el rabillo del ojo lo observo, oh dios… ¡que adorable!, se quedo dormido, sonreí inconscientemente y me sequé las manos.
Mis pies se acercaron a él con total sigilo, me inclino y lo levanto entre mis manos, siento la calidez de su cuerpo, no tiene comparación al mío, yo soy tan frio, esto de ser un cyborg no es muy beneficioso a veces, me gustaría entregarle calor al maestro, me encantaría mantenerlo entre mis brazos para siempre, me encantaría poder besarlo a cada segundo… ¡Vamos Genos no pienses en eso!, tenía que parar aquellos pensamientos, siempre me terminan haciendo daño.
Con cuidado levante a mi maestro como si fuera la más frágil princesa, camine lentamente, me daba miedo interrumpir su tan calmo sueño, se veía tan tranquilo, su respiración era tan acompasada que parecía una melodía, pero cuando llegué a la habitación me maldije por no haber ido más lento, me hubiera gustado mantener mas tiempo e mis brazos a mi maestro, pero que se le iba a hacer, con cuidado aparte las sabanas para luego depositar a mi maestro ahí, lo acobijé como a un pequeño niño.
Debía marcharme de la habitación para dejarlo dormir tranquilo, pero fue imposible para mí el alejarme de él, entonces me arrodille y me quedé observándolo, su nariz sin duda eran de aquellas hermosas, como de modelos, sus labios justo en el tono, ni tan pálidos, ni tan rosados, su piel tan impenetrable pero a la vez tan suave, sus ojos afilados que siempre me enamoran más, je… me acuerdo cuando ordenando el departamento me encontré una foto del maestro de hace tres años atrás, cuando tenía su cabello, sin duda se veía perfecto, pero tampoco es como que me gustaría cambiarlo por el de antes, para mi el maestro es hermoso de cualquiera manera.
-Ofertas…- mis ojos observaron divertidos la palabra que recién había susurrado el maestro entre sueños, ah… siempre pensando en las ofertas, estoy seguro que él sería un buen padre, sabría mantener la casa económicamente para su familia, me preguntó si al maestro le gustaría ser la madre de mis hijos, ¿pero que pienso?, eso es imposible, mejor dejo esos sueños absurdos.
Dispuesto ya a irme me acerco lentamente a mi maestro y beso sus labios, entonces me alejo sintiéndome como un niño que acaba de romper el plato favorito de su madre, y me marcho de la habitación, ah maestro, si supieras cuanto te amo.
FIN.