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DOUBLE EDGE. (JK) por AMC

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Notas del fanfic:

Están cordialmente invitados a leer mi historia. 

Me doy la libertad de expresarme, y dejarme llevar por la escritura, porque yo así me desahogo. Me doy la libertad de liberarme con la escritura. Me doy la libertad de hacerme creer mediante la escritura y Me doy la libertad de crearme sueños e ilusiones mediante la escritura.

 

 

Notas del capitulo:

-¿Hablas sobre JongHyun? Oh, vamos aún no sabemos si se quedara, pues tu condición no es la mejor. KiBum, no confíes tu vida en los demás, confía la en mí, yo que te quiero hasta los huesos, eso también es en literal...yo te estoy ayudando. Yo te quiero.

 

 

 

-Él no se ira.

 

"LA BASE DE TU FELICIDAD ESTA EN TU FORMA DE PENSAR."

 

"SI TU SUEÑO NACE DE UNA OBSESIÓN, PODRÁ LLEGAR A SER TU MISMA DESTRUCCIÓN"

 

 

 

Vive y crece con esa forma de pensar, KiBum.

 

---------------------------------------------------------------------------------------

 

-Por favor, no me dejes caer, JongHyun.

 

-No te dejare caer, KiBum, jamás.

 

^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^*^Fragmentos de una historia, únicamente JONGKEY.

 

 

 

 

 

 

 

 

Nueve con cincuenta y cinco minutos de la noche, nada corre por mi mente más la promesa de mi madre de comprarme una bonita lapida si llego a morir, porque ella no piensa hacer más, que comprensiva pero, tiene razón en no hacer nada... porque yo no hago nada para mejorar y sinceramente, no quiero hacer nada.

 

Mis brazos blanquecinos se movían perezosos a mis costados, mi cabello húmedo por la resiente ducha se encargaba de humedecer la almohada y mis pensamientos seguían divagando por la sala de psicología, esa que lleva un cartel con dos palabras que pronto llegare a aborrecer, "Salud Mental", ladee la cabeza para poder ver el reloj sobre la cajonera, solo han pasado cinco minutos y no puedo centrarme aun, el sueño me tiene abandonado y si acaso duermo, termino despertando dos horas después por el frío o simplemente porque me siento incómodo con la posición que tengo.

 

Me levante despacio del colchón y rebusque en los cajones, mi madre las ha sacado todas, joder.

 

Me recosté nuevamente exasperado. Me removí una y otra vez hasta que al fin pude conciliar sueño, a las dos de la madrugada.

 

-¡No, no, no! ¡No, KiBum! ¿No hablamos de esto? ¿No me prometiste que mejorarías? ¿Cuándo pararas con esto? ¿Cuándo, eh?

 

No hay mejor manera de despertar, hasta en mis sueños me persigue la mujer de apariencia joven, mi psicóloga, mi loquera.

 

Me levante y me estire, mis huesos crujieron por el estirón lento hacia arriba. Era temprano aun, demasiado para ir al instituto. Camine hacia la puerta, la abrí tratando de no hacer el mayor ruido posible y me dispuse a ir a la cocina para tomar uno de los litros diarios de agua al día.

 

Me gustaba salir a estas horas pues así no me encontraba con mi "madre", me ahorraba y le ahorraba molestias.

 

Subí nuevamente para iniciar a cambiarme para ir al instituto, mi uniforme que me queda a la perfección, saque un suéter un poco grande y una bufanda, el invierno venía más potente que el año pasado, sin duda no saldré sano con este frío.

 

Me aliste, revise mi apariencia en el espejo de mi cuarto y acomode mi cabello. Era hora. Un día nuevo comenzaba. Tome mi mochila y la colgué de mi hombro, mi hombro se sacudió por el repentino peso y me tambalee un poco. Reí por esto y salí de la casa.

 

El camino hacia el instituto lo disfrutaba, tranquilo y siempre al ritmo por el listado de música que me encargaba de reproducir en mi celular.

 

Camine cuatro cuadras y doble la esquina, ya podía visualizar el instituto, no era que estuviera muy lejos de la casa pero siempre me gustaba llegar a primeras y escoger uno de los asientos enseguida de la ventana, el ultimo siendo más especifico.

 

Cuando llegue al instituto justo a las Seis en punto de la mañana, pase por el jardín de la escuela admirando los arbustos con pocas hojas por la llegada del invierno, pase de ellos. Entre al edificio y subí al segundo piso, la ultima aula a la derecha, ese era mi salón de clases pero, creo que alguien ya ha ocupado mi mesa banco.

 

Un chico de piel morena está sentado con sus auriculares puestos eran de un bonito azul. Camine hacia el mesa banco que estaba enseguida de este, el chico parecía muy concentrado pues no parecía percatarse de que tenía compañía. Coloque mi mochila sobre la mesa e imite la acción del chico de tez morena.

 

El tiempo pasaba lento y seguía solo con ese chico.

 

Pare el reproductor de música y me quite los auriculares. Conforme los minutos pasaban, llegaban más alumnos y el chico seguía centrado en...cualquier cosa que estuviera observando con tanta determinación, así pasaron los minutos hasta que se llenó el salón de 28 lugares, unos platicaban con los ánimos hasta el cielo, otros se burlaban, uno que otro copiaba el deber del día viernes y bueno, unos estaban excluidos y serios, como el chico de al lado y yo.

 

El profesor entro con su maletín sobre el hombro y un proyector en manos, hoy toca química, algo complicada pero interesante.

 

El tema ya lo sabía, en un arrebato de aburrimiento me encargue de leerlo una y otra vez en mi habitación, me concentre en los garabatos que hacía en la esquina de la hoja de mi cuaderno, no será tan buen día como pensé.

 

Las horas pasaban lentas, todo pasaba en cámara lenta para mí una vez que me aburría, algo a lo que debo o debería estar acostumbrado.

 

-Anti-social.

 

Reí por la pequeña y tonta voz dentro de mi cabeza, apareció hace dos años y aún no se digna a desparecer frente a mis globos oculares. El timbre sonó hace cinco minutos, tome mi mochila y salí del salón, ya solo por cierto. Es la cuarta hora por lo que el último timbre que sonó indico que era la hora de descanso. No lo escuche una vez más, lo normal. Camine por los largos pasillos para dirigirme hacia el patio, esquivando de manera olímpica la cafetería, el día se nublo cosa que me pareció extraña, hace unas horas podría haber jurado que el sol no desaparecería por nada del mundo, tacha para mis suposiciones. Aún así seguía haciendo frío.

 

La cancha estaba sola, el patio trasero siempre estaba, por alguna extraña razón, solo. No sé porque a nadie le gustaba, era bonito y tranquilo, solo necesitaba gente que lo animara, yo no el soy indicado. Camine hacia el gran árbol cerca de unas bancas de madera pintadas de un color rojo, me senté recargándome en él, acaricie el césped y cerré despacio los ojos, dejándome llevar por la tranquilidad. No conseguía esta paz, en las tiendas de ropa, ni en el comedor, ni en mi "hogar". Por esto me gustaba venir todos los días de la semana al instituto, no importa si soy el excluido de la clase, si no soy alumno por excelencia o nadie me escuche, me gusta la tranquilidad del patio, específicamente el patio trasero del instituto, este instituto.

 

El viento se encargaba de acariciar mis rubios y ondulados cabellos, eso me agradaba. El silencio me agradaba. Mis manos entrelazadas sobre mi regazo mostraban mi presente paciencia, parecía que nada me perturbara, un chico fuera de problemas, un chico común.

 

Escuche un ruido y todos mis sentidos se agudizaron, pisadas, alguien viene. Abrí los ojos y vi al chico de tez morena, ese que se sentó a mí lado en el salón de clases y estaba absorto en sus pensamientos, de igual manera como en el salón se ha sentado a mi lado, lo ha hecho, se recargo sobre el árbol y se acarició la nuca. Al final todos no parecen ignorar este lugar.

 

*

 

-"Nos vemos, Jonghyun"

 

Eso fue lo último que dijo mi padre al dejarme en un nuevo instituto, espero que esta vez sea la última vez que me cambien bueno, en eso yo supuestamente tengo el control. Estaba cansado y apenas podía caminar, era claro que el sueño estaba más que presente.

 

Llegue al segundo piso del edificio y camine hacia el último salón a la derecha, no había nadie... ¿quién estaría aquí a esta hora? Camine hacia el último mesa banco, ese que estaba enseguida de las ventanas, sin más a que prestarle la atención centre mi vista en el bonito cielo sin nubes, que parecía despejarse de manera lenta y pausada. La música sobre mis oídos parecían dominar mis cinco sentidos pues no sentí más, perdí la conexión con todo exterior, eso, eso dio paso a mi sueño.

 

Las cuatro horas más largas de mi vida, química, historia, literatura y álgebra, nunca había esperado tanto la hora de descanso, colgué mi mochila sobre mi hombro izquierdo y fije mi vista en ese chico que parecía tan interesado en lo que... parecían ser garabatos, ser nada. Ni siquiera noto mi mirada o tan siquiera que todos ya se habían marchado a la cafetería. Me marche en silencio a conseguir algo para comer, podría ser algo de las máquinas expendedoras. Llegue a una de colores neón, busque un poco de pan y una pequeña lata de café helado.

 

Decidí que lo mejor sería salir de la cafetería e irme a comer a una parte con menos personas, una rubia cabellera me llamo la atención, una distante y sigilosa persona, a la cual seguí.

 

Salió a lo que parecía ser un patio trasero, era feo, horrible. Parece un escenario de la serie de "The Walking dead", en cualquier momento aparecerán los zombies que querrán devorarse al rubio. Dure unos minutos viendo a ese chico que admiraba con ojos brillosos el patio, ese el que ahora parecía entregarse a las frías corrientes de aire del mes de diciembre. Frote mis manos en busca de calor pues estás se encontraban tiesas casi congeladas, sabía que debía traer guantes. Respire profundo y me acerque, espere que me notara y me saludara pero no sucedió nada.

 

Hasta que mis pisadas se escucharon más cerca debido a unas cuantas hojas secas de colores marrones y amarillos mostaza, finalmente pudimos chocar miradas, sus ojos son bonitos. Me senté junto a él y pase saliva, su expresión parecía confundida y eso sinceramente me ponía nervioso, coloque mi mano sobre la nuca, error, están frías casi congeladas el posicionar la ahí solo hizo que una corriente fría recorriera mi cuerpo entero.

 

-Hola.-Me anime a hablar.- ¿No tienes frío?

 

-Hola.-Dijo de manera pausada y tranquila.-No, no lo tengo. Este suéter es muy calentito.

 

Fije mi mirada en sus ropas, una bufanda café y un suéter azul marino de cortes rectos y finos, le queda grande, muy grande.

 

-Ya veo.-Frote mis manos nuevamente y sorbí los fluidos de mi nariz. No soy muy resistente al frío.- ¿No te queda un poco grande?

 

-¿Uh? No, no, si me queda perfecto.- Se levantó y elevo sus brazos. -¿Vez?

 

¿Qué quería mostrarme? El suéter parecía que se le caería de lo grande que le quedaba.

 

-Vale, vale. -No serviría mucho el decirle lo contrario, parece empeñado en decirme lo contrario.

 

-Pareces congelado.-Rio de manera suave y entrelazo sus manos.

 

-Estoy congelado. -Lo vi parpadear de manera lenta, formulando y pensando en algo.

 

-Espera. -El chico del cual aún no sabía el nombre, se quitó la bufanda y me la coloco, el toque de sus manos heladas puso mi piel erizada, pero esta (al menos la parte del cuello) fue escondida por una tela suave y caliente.- ¿Mejor?

 

-Sí, gracias. -Mis dedos acariciaron la tela sobre mi cuello y me prepare para seguir hablando.- ¿Cuál es tu nombre?

 

-Kim KiBum, ¿y el tuyo?

 

-Kim JongHyun, creo tenemos el mismo apellido.-Acomode alrededor de mi rostro ocultando mi boca y parte de mi nariz.

 

-Sí, me he dado cuenta.

 

Eso fue lo último dicho, el silencio se adueñó del momento, el tiempo corrió nuevamente de manera lenta y yo lo tome como un punto a mi favor, así podría visualizar bien al chico de mi lado, KiBum. Es blanco, casi como una hoja de papel, ojos color caramelo, afilados con unas bonitas y largas pestañas, su cabello ondulado rubio ocultaba un poco sus cejas pero aún era visible el corte de su ceja izquierda, es flaco, sus dedos eran largos y delgados, el en sí era alto y flaco, de apariencia débil/frágil. Su personalidad evade, no es muy social por lo que veo y no es un chico al que muchos suelen ver, en pocas palabras le gusta ser indiferente con los demás.

 

-¿Qué tanto piensas?-Se relamió los labios y se froto el ojo derecho.- Te has quedado muy serio, me gusta el silencio pero si es repentino pensare que estás cotilleando en tu mente sobre mí.

 

Es directo.

 

-No, nada. ¿No ha durado ya mucho la hora de descanso?

 

-Posiblemente debe haber una junta en la sala directiva, es lo más posible pues es inicio de nuevo curso.

 

-Oh, bien.-Mire nuevamente el patio y tome mochila, de esta saque el pan y la lata de café.

 

-Oh, ¿no has comido aun?

 

-No me apetecía toma una bandeja y hacer fila, aparte hay mucha gente ocupando las mesas.- Saque el pan de su envoltorio y lo mire por poco tiempo, lo extendí hacia KiBum.- ¿Quieres?

 

-No, no me gusta mucho comer en el instituto.-Señalo una botella de litro, llena de agua.- Prefiero esperar a llegar a casa.

 

-¿Uh? Debes de desayunar bien.-Asentí a mis pensamientos pero el negó.

 

-Sinceramente no desayuno, no tengo mucho tiempo.-Jugaba con sus pulgares.-Prefiero usar ese tiempo en salir a caminar o hacer algún deber, aunque, a esas horas no se puedan hacer muchos deberes.

 

-Vaya, yo podría morir de hambre con esos horarios.-Pase saliva y lo mire repetidas veces de reojo. No sabía que más decir.

 

KiBum se levantó y pasó sus manos sus piernas y parte de su trasero, sacudiendo las ropas para quitar un poco de tierra.

 

-Quiero caminar un poco, ¿vienes? -Ladeo la cabeza y me vio a los ojos esperando mi respuesta.- ¿Entonces?

 

-Sí, está bien.-El me tendió su mano para que me ayudara a pararme pero al parecer no es demasiado fuerte pues tuve que poner aún más fuerza yo.

 

Después de sacudirme la ropa me puse al lado de KiBum e iniciamos a dar vueltas a esa gran cancha. Estábamos en silencio no era incomodo, para nada. Los pasos de KiBum eran cortos y algo torpes, yo tenía que cortar más el espacio entre mis pies para no adelantármele.

 

-¿No te parece bonito el lugar?

 

-¿El patio de la escuela?

 

-No lo digas de esa manera, se escucha mal...tan in especial.

 

-Está bien, está bien, a decir verdad no me gusta mucho el silencio y este lugar es mucho para mí.

 

-Entonces, ¿es perfecto para mí?

 

-Tal vez, podría ser, digamos que sí.

 

Se escuchó el sonido del timbre para entrar a la quinta hora.

 

-Bueno, toca administración. Odio esa clase. -Arrugo su nariz y se dio la vuelta para regresar al edificio. Imite su acción y me limite a asentir. Llegamos y paro en seco. -Sígueme de lejos, supongo que no sabes dónde está el salón, ¿no?

 

-Sí, está bien, gracias. -Empecé a seguirlo pero KiBum paro y me volteo a ver.

 

-Desde...lejos, por favor.- Dijo en un susurro, con voz dura y mirada fría. Después de haber dicho continuo caminando y yo siguiéndolo.

 

Caminamos y dimos vuelta en una pasillo, llegamos y KiBum abrió la puerta, entre a segundas pero el ruido del salón se debilito al momento que KiBum paso, un grupo de chicos murmuraban y reían y otros solo hablaban con un tono de pena arrastrada.

 

Me senté al lado de KiBum, él estaba situado enseguida de la ventana. Lo miré durante un corto momento, tenía la quijada tensa y sus dedos acariciaban sus cabellos, arreglando lo impecable.

 

Puse mi mochila y recosté mi cabeza con la vista puesta en KiBum. Ya no tenía puesto su suéter debido a que encendieron la calefacción en el instituto, podía apreciar el uniforme del instituto, no era tan diferente a verlo con su suéter, su uniforme parece ser que es dos tallas más grandes que el que debería usar. Su clavícula resaltaba de una manera notoria, casi grotesca, al igual que sus muñecas, no pude apreciar bien sus brazos pues estos eran cubiertos con una camiseta de manga larga térmica, esta de color negro.

 

Baje la mirada a sus pies, estos lucían unos converse negros desgastados tenía las agujetas mal abrochadas, me reí en mis adentros y parpadee un par de veces.

 

Se escuchó la puerta corrediza siendo abierta de manera brusca, entro el profesor de deporte con un balón de basquetbol y mascando un chicle.

 

-Chicos, su pueden tomar la hora, el profesor no vendrá, al parecer enfermo y se tomó unos días.

 

Todos se levantaron de manera efusiva de sus asientos y un mundo de gritos se formó en esa habitación de cuatro paredes, las voces resonaban, creo que a KiBum no le agrada esto. Voltee a verlo y lo confirme al verlo con la cabeza acostada sobre la mesa banco y una mano cubriendo con fastidio su oído izquierdo. Al final todo el alumnado de la clase B, salió corriendo por esa puerta corrediza, todos empujándose unos con otros y uno que otro protegiendo a sus novias de los problemas que eran sus compañeros, ahora también los míos.

 

Me quede nuevamente a solas con KiBum.

 

-Si hubiera sabido que tendríamos pocas clases no me hubiera dignado a venir.-Dijo de manera molesta KiBum, su voz resonó en el salón.

 

-Él hubiera no existe.

 

-Para mí, sí.-Lo mire con la ceja alzada y solté una corta carcajada.-Es broma.

 

-¿El qué? ¿Para mí, sí?

 

-No, el que no me habría dignado a venir. Es divertido estar aquí.

 

-No te preocupes por eso.

 

 

 

-Solo pensé que debería haber hablado con sinceridad.

 

 

 

-¿Te apetece salir a caminar?

 

 

 

-Claro.-Dijo con voz cantarina.

Notas finales:

Espero que les guste y puedan demostrármelo con sus comentarios, las vere y revisare si les ha gustado la historia. Gracias por leer.

 

No insultar la historia, no dar criticas a las parejas homosexuales y no criticar mi forma de expresarme o escribir, pueden hacerlo mientras las criticas sean constructivas.


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