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De enemigos a algo más HIATUS por Princesa de los Saiyajin

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Deseo vs Actitud

 

—"¿Por qué lo besé?" —se preguntaba mentalmente mientras se dirigía a la salida de la escuela.

Decidió olvidarse del asunto e ir a la casa de su novia. Tenía una gran idea en mente de qué es lo que podían hacer sobre su cama, el sillón, o en la mesa del comedor. Pasó al lado de un local; ese pequeño establecimiento tenía una ventana con un vidrio unidireccional. Se vio en el espejo, para ver qué tal lucía, quería verse bien, aunque suponía que después de estar en la casa de Raquel terminaría algo "desarreglado". Abrió los ojos lo más que pudo al ver una marca en su cuello, resultado de lo que le hizo Max.

—"¡Estúpido McGrath! Imbécil, por tu maldita culpa no podré ir con mi novia"—pensaba muy molesto. Idiotamurmuró y caminó hacia su hogar.

No. No era nada fácil. Se perdió de una gran oportunidad que no se le presentaría en quién sabe cuánto más tiempo. ¿Y todo por qué? ¿Por un simple 'juego'? Aunque, si lo pensaba bien, él fue quien lo comenzó. Él fue quien lo buscó y lo besó.

Y eso era lo mejor; no iba a dejar que un chico nuevo se burlara e intentara pisotear su orgullo. No. Eso jamás. Nunca se rebajaría ante una persona 'insignificante'. Su padre una vez le dejó muy en claro que no debía dejar que alguien pasara por encima de él. Debía darse a respetar en cualquier cosa y ante cualquier persona.

Llegó a su casa, esa gran mansión. Entró por la puerta principal. Había dos grandes escaleras de madera color chocolate, una a cada lado. Había un candelabro colgando del techo, con varios cristales colgando. A los costados, había dos grandes puertas, que daban a distintas partes de la casa; tenían una puerta corrediza color chocolate (del mismo tono que la escalera), y la chambrana era color blanco. Las paredes tenían papel tapiz de color ámbar con rayas verticales de color blanco. Y en el suelo, había un gran tapete guindo con estampado blanco.

Subió por la escalera de la derecha, para doblar y continuar con otras escaleras. Caminó por ese pasillo, y giró de nuevo a la derecha. Entró a una habitación que estaba hasta el fondo de ese corredor. Era su habitación.

Entró, y se dirigió al gran baño para tomar una larga ducha. Cuando salió, le pidió a su mayordomo algo de comer y luego se recostó en su cama, estaba muy agotado por el arduo entrenamiento. Su teléfono celular timbró, tenía una llamada.

Diga.

*Bombon, ¿no piensas venir a mi casa?

No... es que estoy un poco cansado y tengo que hacer cosas para mañanaintentó excusarse, no le diría lo que en verdad pasó.

*Oh...dijo decepcionada. Bueno, te veo mañana.

Sin siquiera contestar, colgó. Apagó el dispositivo y se puso a ver al techo. Estaba aún pensando en ese encuentro que tuvo en la biblioteca.

Tímidamente tocó su cuello, en ese lugar en el que tenía la marca. Sintió un calor en su cara, principalmente en las mejillas. Se sentía tan bien cuando lo hizo, que le gustaría repetirlo.

 

Claro que someterlo no estaría nada mal. No, no era gay; sólo quería un poco de placer.

 

***

 

Al día siguiente, se fue temprano a la escuela. Mientras guardaba sus cosas en su casillero, Max guardaba las suyas. Sólo tres casilleros los distanciaban. Raquel llegó a un lado de su novio, quien la recibió con una media sonrisa. Ella iba a besarlo, pero se percató de algo.

—¿De qué es esta marca aquí en tu cuello?preguntó mientras la tocaba.

Un poco nervioso, le tomó la mano para alejarla. En sólo unos segundos ideó qué decirle y que pareciera convincente.

Ayer intentaron asaltarme. Intentaron estrangularme, pero fui mejor y los golpeó. Salieron corriendodijo en un tono heroico.

Wowdijo asombrada la chica, creyendo esas palabras. —¿Por eso te quedó esta marca?

Sí, es por esodijo un poco aliviado por su ingenuidad.

Un grupo de jovencitas vestidas con su uniforme de porristas caminaron por el pasillo.

Debo irme, hablamos luegodijo, le dio un casto beso, y se fue a reunir con sus compañeras y amigas.

Es increíble que se lo haya creído—dijo Alejandro, quien había escuchado toda la conversación.

Cierra la bocadijo molesto mientras volteaba a verlo.

—¿Qué? Si sólo te digo la verdad. Se tiene que ser demasiado estúpido como para creer semejantes tonterías—dijo y empezó a reír un poco. Creí que saldrías con el viejo truco de las sanguijuelas, al menos sería más creíble.

—¡Cállate! Que por tu culpa tuve que mentirle dijo en voz baja, a pesar de que ganas no le faltaban de reclamarle a gritos.

—¿Mi culpa?dijo en tono inocente, para después hablar provocadoramente. Yo no fui quien buscó a alguien más para besarlo.

Pues yo no le estuve correspondiendo a un hombre sus besos.

—¿Ah, sí? Pues yo no me dejé llevar por un simple besoremató.

Pues yo no le agarró la nalga a alguien con un simple besodijo.

Pues yo no estuve casi gimiendo por un simple chupetónremató para finalizar la conversación. Iré a tu casa hoy para hacer la tarea, pasivóndijo en susurro la última palabra.

Oye, ¿qué fue eso?dijo molesto y ofendido.

Ya te lo dije ayer. Separas tanto las piernas que parece que te la han metido tantas vecesdijo y se fue sin esperar respuesta.

Matt se quedó ahí, parado. Tenía ciertas ganas de usar a ese muchacho para buscar su propio placer, someterlo y ser un dominante. Pero su actitud, era de lo peor, y no ayudaría en nada.

"Me servirás..."pensaba con una sonrisa maliciosa. "Pero tu manera de ser..." —reflexionó con duda.

El deseo por sentir un placer distinto, siendo dominante, era algo que le causó curiosidad. Pero sabía que el otro era muy orgulloso y de carácter fuerte, que sería frustrante pasar mucho tiempo con él. Además de que su orgullo no lo dejaría ser pasivo.


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