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What am i doing? por luky_luze

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Notas del fanfic:

 

Me toca cerrar este hermoso mes de lagrimas y sonrisas, gracias por tanto chicas :'D

>33<

Notas del capitulo:

 

Bueeno no tengo mucho que decir, solo que a mi me corresponde cerrar este hermoso mes de Octubre :'D queria escribir algo respecto al dia 8 dado que ese dia es mi cumpleaños, pero por cuestiones de tiempo no pude uwu

Hubiera sido un regalo hecho por mi para mi u.u

No importa, quiza el otro año se de la ocacion :D

Disfruten este fic, lo hice con mucho cariño para ustedes, cerremos con broche de oro tantos feels jaja XD

Nos vemos abajito

El sonido estridente de la estación de trenes le molestaba un poco. Si tan solo aquel taxista no hubiera chocado con ese auto no estaría en esta situación, corrió como si su vida dependiera de eso, a pesar de que estaba a pocos años de ser un hombre de mediana edad aún conservaba la condición física de un estudiante de preparatoria. Miro por enésima vez su reloj de pulsera, sino se apresuraba perdería el tren.

“Maldición, esto no me puede estar pasando” pensó, evadiendo a varias personas que entraban y salían de diversos trenes, faltaban pocos segundos para que partiera el tren que le llevaría a su destino, saco fuerzas de quien sabe dónde y entro a un segundo de que las puertas se cerraran. Suspiro una vez estaba dentro del tren, miro su reloj y eran exactamente las once treinta en punto, mostro su boleto al boletero y después se dirigió a buscar algún asiento disponible, guardo su equipaje y solo así tomo asiento, si sus cálculos no le fallaban, estaría en Nagano en máximo tres horas.

Se recargo en el respaldo del asiento, mientras apoyaba su cabeza en su mano izquierda y veía el panorama que el tren andando le ofrecía, nunca se había puesto a pensar en lo rápido que pasaba el tiempo, muchos de los edificios que conoció durante su estancia en la preparatoria estaban siendo remodelados o siendo demolidos para hacer unos más modernos. Cerro los ojos, dejándose llevar por la sensación de nostalgia al recordar aquellos momentos que embarcaban su corazón, cuán rápido pasaban las cosas.

El pitido del silbato se escuchó por todo el lugar, todos los chicos jadeaban de cansancio, buscando recuperar el aliento y la vida que les fue arrebatada en esas dos horas sin descanso de duro entrenamiento. Todos menos un chico que no destaca de entre sus compañeros y amigos pero, que para ellos era muy importante.

-Kuroko- llamo el as del equipo a su compañero, viéndolo seriamente. Desde hace días al finalizar el entrenamiento, el chico se encontraba siempre perdido en sus pensamientos.

-Kagami-kun…- exclamo sin emoción alguna el peli celeste, viendo desde abajo a su compañero y amigo. Vio como el peli rojo se sentaba a un lado suyo en el suelo del gimnasio, siendo ellos los únicos en el lugar, los demás del equipo habían ido a los vestidores y la entrenadora a hablar por teléfono.

-Desde hace días que te noto distante ¿ocurre algo?- pregunto, ofreciéndole agua a su sombra.

-No lo había notado…- murmuro, tomando el embace que el peli rojo le ofrecía, lo destapo y después tomo un trago del agua que había –tengo un problema- agrego, viendo un punto específico del gimnasio, sin ver a su luz en ningún momento.

-¿Por qué no me lo habías dicho antes? Te hubiera ayudado si me lo hubieras pedido- exclamo Taiga, viendo con interés al de ojos celestes, aquella actitud no le gustaba para nada.

-No es… sencillo de explicar, Kagami-kun, se trata de algo serio- titubeó, viendo a su luz para después bajar la mirada, no sabía si era correcto contarle esto al peli rojo.

-¿Tan malo es?-

-Me enamore- fue la corta respuesta del peli celeste. Aquello sorprendió a Taiga, mas no dejo de ver preocupado a su amigo ¿Por qué alguien tan serio y decidido como Kuroko temía a algo tan lindo como aquel sentimiento? –se trata de un amor prohibido- explico, al ver el interés del peli rojo respecto al tema.

-No existen amores prohibidos Kuroko- explico Kagami –solo… solo se trata de ese sentimiento, no es nada malo- siguió, buscando apoyar a su amigo.

-Me enamore de un hombre Kagami-kun- soltó Kuroko, sin emoción alguna pero con un particular brillo en los ojos, casi como si quisiera llorar -¿aun piensas que no hay amores prohibidos?- pregunto, viendo como el peli rojo se impresionaba por aquello, sabía que no era un tema sencillo, mas estando con el peli rojo, la confianza que le brindaba lograba abrir sus barreras, hablaba de cosas de las que no hablaba con nadie más.

-Idiota- exclamo enojado el peli rojo, revolviendo con saña los cabellos celestes –amor es amor, no estas cometiendo un pecado, ni mataste a alguien. Solo estás enamorado de otro chico ¿y que si la sociedad lo ve como un tabú? Al demonio con ellos, lo único que debería de importarte es tu propia felicidad ¿no crees?- agrego, viendo al chico que tenía frente suyo, ni el mismo supo de donde saco todo eso, simplemente fue… un impulso… admitía que fue un shock saber de las preferencias sexuales de Kuroko pero como amigo y compañero no criticaría, ni haría menos al chico sombra.

Lo apoyaría en lo que pudiera, como él lo hizo alguna vez en ese tiempo de conocerse.

-¿Y si ese hombre, eres tu Kagami-kun?- le pregunto, viéndolo directo a los ojos, tomando desprevenido al peli rojo, para cuando se dio cuenta tenía la mente en blanco, no sabía que decir a aquello, mas no dudo en sus palabras.

-Seguramente comenzaría a amarte Kuroko- contesto, percatándose del tenue sonrojo que el peli celeste tenía en esos momentos sobre sus mejillas, un detalle lindo y hermoso viniendo del más bajo en su opinión.

-Me hubiera gustado haberte conocido antes, Kagami-kun- aseguro el peli celeste con una pequeña sonrisa en su rostro, mientras dos silenciosas lágrimas rodaban por sus mejillas.

“¿Por qué… dijo eso? ¿Qué… significa?” pensó el peli rojo, aun sin apartar la mirada de su compañero de equipo, sin saber que esa era una confesión no directa por parte del más bajo.

“¿Debería preocuparme? Es decir… estamos hablando de Kuroko, él es mi… ¿amigo? ¿Compañero?” ¿Por qué estaba dudando? Por supuesto que era su amigo…

“Entonces… ¿Por qué veo aquel sonrojo en sus mejillas como algo adorable?”

Admitía que su amigo tenía ciertas cualidades que lo hacían ver lindo para ojos de otras personas, tal como su pequeña obsesión por las malteadas de vainilla, su terquedad… su seguridad al hacer lo que quisiera. Ese par de ojos celestes limpios y brillantes.

En definitiva un buen partido. Un buen novio y compañero de vida.

Para alguien que no fuera él.

-Entonces… dices que Kuroko se te declaro y que no sabes que hacer al respecto ¿es eso Taiga?- escupió el trago de soda que tenia en la boca por las palabras de su hermano.

¿Pero qué demonios?

-¿Qui-quien dijo declaración, Tatsuya?- alego, tosiendo tratando de recuperar el aliento –Kuroko no se me declaro- aclaro, viendo la pantalla apagada de su departamento.

-Eres tan inocente tiger, creo que es por eso que Tetsuya se fijo en ti- se burlo el de ojos grises, retirando algunos mechones de cabello del rostro de aquel titán come dulces que dormitaba a un lado suyo.

-¡Yo no soy homo Bro!- grito, con un pequeño sonrojo de vergüenza en sus mejillas.

-¿Enserio? Creí que lo eras Taiga- se sorprendió un poco, sonriendo levemente –entonces te sugiero que le aclares ese detalle a ese chico antes de que continúe haciéndose ilusiones contigo hermanito. Lo que menos queremos es un corazón roto ¿cierto?-

-…- el peli rojo no contesto, solo sujeto con mayor fuerza su móvil, apretándolo. Lo que menos deseaba era perder su amistad por un detalle como ese, el que pensara que lo rechazaba por sus preferencias sexuales le abrumaba –tienes razón-

-Muy bien… entonces llámame si se te ofrece algo más, Taiga- se despido Himuro, sonriendo con dulzura al ver los pucheros que aquel chico a un lado suyo hacía, era como un niño consentido “solo espero que no te tome mucho tiempo, tiger” pensó, deseando a la luna que su hermano se diera cuenta de lo que estaba haciendo.

Kagami tenía le mente en blanco ¿Qué significo todo eso? ¿Qué debía hacer? Es decir… habían pasado ya dos semanas desde que supo algo tan íntimo de su amigo peli celeste, y hasta ahora no habían tocado el tema. Respetaban mutuamente el acuerdo que habían hecho esa misma tarde.

¿Era correcto guardar aquella inquietud en su corazón? ¿O debía pasar por alto todo y gritar lo que le molestaba? Como siempre lo ha hecho.

“¿Qué se supone que debo hacer?”

Abrió los ojos de golpe por el movimiento brusco del tren. Enfoco mejor su vista una vez se había acostumbrado a la luz de la tarde, se encontraban un campo repleto de nieve blanca, cubriendo completamente todo el panorama que sus ojos podían ver ¿Dónde estaban?

“Pasajeros con destino a Nagano, la línea Takaido pide disculpas por su repentino freno, pero las vías del tren actualmente se encuentran congeladas por las recientes nevadas en Kyoto. Por favor pedimos comprensión y tolerancia, en cuanto las vías del tren sean de uso favorable, retomaremos nuestro camino. La estación de Kioto agradece su paciencia”

-Lo que faltaba- bufo, recargándose de nuevo en su asiento mientras suspiraba resignado y se cruzaba de brazos, con este imprevisto perdería tiempo valioso –solo espero no llegar tarde- el sonido de su celular le saco de sus pensamientos, busco enojado aquel aparato, exhalando para intentar calmarse un poco. Deslizo el símbolo de contestar en la pantalla, sin mirar siquiera el remitente de la llamada.

-¡Papi!- todo enojo que tenía desapareció al escuchar esa voz, una sonrisa se dibujó en su rostro -¿Por qué no contestabas? Me tenías preocupada- reprocho una vocecita infantil de niña, estaba seguro de que su hija estaba haciendo un pequeño puchero.

-Lo siento cariño- se disculpó, sin intención alguna de ocultar su sonrisa –pero con el ruido del tren apenas y pude contestarte ahora- se excusó, recargándose en el respaldo de su asiento, viendo la nieve caer por los campos donde se encontraba –llegare un poco tarde, pero ten por seguro que estaré ahí en cuanto menos lo creas-

-¿Me lo prometes?-

-Por supuesto- aseguro.

-¡Yupi!- grito con euforia la menor, logrando dejar sordo por unos segundos a su papi –quiero estar contigo papi, te extraño- agrego con la voz terciopelada, aguantando las ganas de llorar.

-Lo sé pequeña, lo sé pero te prometo que en cuanto llegue nadie nos separara de ahora en adelante- prometió, tranquilizando con esas palabras a su hija -¿tus tíos están contigo? ¿Puedes decirles que quiero hablar con ellos?- pregunto, tenía asuntos que arreglar.

-Okey- contesto la niña alegremente –te quiero papi, ven pronto- exclamo, despidiéndose de su papi del otro lado de la línea telefónica.

-También te quiero pequeña- contesto, anhelando ver a su pequeña. Suspiro… aún tenía un largo camino por recorrer para llegar a ella.

-¿Dónde estás? El que Haruka este de vacaciones de invierno no justifica que duerma tan tarde, es muy pequeña para desvelarse- aquel regaño le saco de sus pensamientos.

-Estoy en el tren, tuvimos un contratiempo, supongo que en una hora y media llego a Nagano- respondió con seriedad –no me digas lo que mi hija puede o no puede hacer- reclamo, frunciendo levemente el ceño.

-He criado a esa niña como si fuera parte de mí en los últimos cuatro años, la cuido como si una de mis hijas se tratara, tengo derecho a decir lo que yo quiero respecto a Haruka- recalco la otra voz masculina, notando enojo pero un tanto de pena al mencionar algo intimo para el otro.

-…y no te lo he reprochado- contesto, dejando pasar unos segundos de silencio entre ambos hombres –haz… haz hecho con ella un buen trabajo en cuanto su cuidado, en cambio yo…-

-Oye…- le interrumpió la otra voz –en lo que a mi concierne, mantienes a tu hija y te haces responsable de ella, ese merito nadie te lo quita-

-Gracias… supongo-

-Diles a esos idiotas que tienes cosas importantes que hacer, y que si no se mueven los mandas a despedir. Eres bueno con eso-

-Lo que digas. Llegare antes de que Haru vaya a dormir-prometió, colgando la llamada.

¿Era posible sentirse miserable en una época tan bonita como el invierno? Al parecer sí.

Se sentía inquieto, pero no sabía con exactitud a que se debía aquel sentimiento. La tranquilidad de su departamento no lo dejaba estar en paz, era algo que le molestaba.

Todo había empezado hace dos semanas, cuando Kuroko le dijo que tendría una cita con alguien.

Mentiría si dijera que aquello no le había tomado por sorpresa, y para que mentir. Se sentía enojado por eso.

Gruño al recordar lo que el peli celeste había dicho aquella tarde de viernes: “Mayuzumi-san me invito a una feria de libros cerca de aquí, será en dos semanas… yo le dije que podríamos vernos en el departamento de Kagami-kun, es más sencillo y práctico para los dos. Espero y no te moleste”

Claro que le había molestado, pero le molestaba más que su mejor amigo saliera con una imitación barata de sus habilidades. Lo que menos quería era que Kuroko saliera lastimado.

“¿Por qué es eso, verdad?”

Kuroko era libre de hacer lo que quisiera con quien quisiera, y el, como su mejor amigo tenía que apoyarlo y ayudarlo en lo que pudiera. Lo que sea con tal de que el peli celeste dejara de temerle al amor.

“No tengo porque preocuparme, Kuroko sabe cuidarse y estoy seguro de que nada malo va a pasarle” unos leves golpes a la puerta de su departamento cortaron su monologo.

-Hola, Kagami-kun- frente suyo estaba el peli celeste con una playera blanca y encima una camisa azul claro abierta, junto con unos jeans cafés claros y unos vans, además de su inconfundible muñequera. Su amigo había arreglado un poco su cabello, se veía atractivo… guapo.

-Kuroko…- no sabía que decir al respecto –te ves… bien- comento, sin apartar la mirada de su amigo.

-Yo creí que me veía anticuado- comento, entrando al departamento del peli rojo, sentados en uno de los sillones de la sala –puede que no lo parezca pero… me siento nervioso-

-¿Por qué estarías nervioso? No es como si apenas conocieras a Mayuzumi- pregunto el peli rojo, viendo confundido al peli celeste.

-Cuando estaba hablando con el anoche, yo…- cerro los labios por un momento, sin apartar la mirada del peli rojo –la conversación tomo otro rumbo… no sabría cómo describir lo que sentí- explico, viendo directo a los ojos de su amigo, necesitaba sacar aquello que le molestaba –creo que Mayuzumi-san me pedida que salga con él, como pareja- Aquello fue como un balde de agua helada cayendo sobre el peli rojo.

-¿Por qué piensas eso, Kuroko?- pregunto, saliendo del shock inicial –hasta donde recuerdo, el tipo no era de tu agrado, y el piensa lo mismo o peores cosas de ti-

-No lo sé- fue la sincera respuesta que salió de los labios ajenos –supongo que… al ser nuestro último año de preparatoria, veo de manera diferente a las personas que conocí hace dos- agrego, viendo seriamente a su amigo –me siento confundido, Kagami-kun-

-¿Confundido? ¿Por qué lo estarías?-

-¿Recuerdas cuando te dije que me había enamorado de un hombre hace unos años?- el peli rojo asintió, aun sin entender a donde quería llegar su amigo –me le confesé sin que se diera cuenta de ello pero, me rechazo aun sin siquiera darme una oportunidad para acercarme más ha el lejos de una amistad- siguió, suspirando pero manteniendo su persona relajada –comienzo a dudar de mis sentimientos que tengo por aquella persona y mi atracción por Mayuzumi-san-

-Soy de la idea de que si la persona no corresponde tus sentimientos, tendrías que dejarlo ir y seguir adelante buscando tu propia felicidad, no es sano seguir con esperanzado a que la otra persona te corresponda- y por algún motivo, sintió un pinchazo en el pecho cuando termino por decir eso.

-Ese es el problema Kagami-kun- respondió Kuroko, viendo asustado al más alto –yo no quiero cambiar mis sentimientos por mi primer amor, estoy seguro de que tarde o temprano me corresponderá- continuo –no quiero remplazarle con otra persona, no soy de ese tipo de persona. Esperare el tiempo que sea necesario, aun si muero, continuare amándole- agrego seguro y firme de sus palabras, sin apartar la mirada del peli rojo.

-Eres demasiado terco cuando te lo propones- confirmo el peli rojo.

El peli celeste alzo los hombros –creo que es uno de mis defectos- contesto, sonriendo tenuemente al peli rojo, este respondiéndole de la misma manera.

Después de unos segundos un pequeño silencio se instaló entre ambos, mas no era incomodo, al contrario, disfrutaban de esos momentos juntos. Eso fue hasta que la cita del peli celeste toco la puerta del departamento de Kagami.

-Ya tengo que irme Kagami-kun, gracias por escuchar- murmuro el peli celeste, poniéndose de pie, haciendo una pequeña reverencia al peli rojo.

-¿Qué vas a hacer entonces?- pregunto Taiga, viendo fijamente al de menor estatura.

-Supongo que esperar… de todas maneras, no veo de otra forma a Mayuzumi-san que como amigo. Espero no tarde mucho esa persona en darse cuenta de mis sentimientos- agrego, acomodándose los zapatos y tomaba el pomo de la puerta con intenciones de ver al peli gris.

-Oye…- lo detuvo la voz ronca del peli rojo –si aquel idiota se atreve a hacerte algo, me llamas. No tengo otra cosa buena que hacer hoy- dijo con intenciones de golpear al universitario si es que hacia algo raro a su amigo –y… espero que aquel hombre que quieres no tarde en corresponderte- siguió, bajando un poco el tono de voz, pero viendo con entusiasmo al peli celeste.

-Lo mismo espero, Kagami-kun… pero creo que ya se ha dado cuenta de que existo- anhelo el peli celeste, saliendo al final del hogar del peli rojo, saludando al peli gris que esperaba por él.

-Adiós…- exclamo al aire el tigre, viendo como el peli celeste salía de su departamento “no puedo creer que yo… que yo haya dicho eso” se sonrojo al recordar las palabras que dijo al peli celeste “bueno… no es como si lo que dije fuera mentira” sonrió con satisfacción, poniendo su mano en su barbilla pensando en otras cosas.

Lo que sea con tal de no recordar la cita de Kuroko con Mayuzumi.

-Pero…- murmuro, echándose sobre el sofá de su sala, viendo el techo blanco del departamento -¿Por qué no estoy feliz? Kuroko dijo que aún no era correspondido… ¿Quién sería tan tonto para dejarlo ir?- pensó en voz alta, viendo un punto indefinido del techo –what am i doing?- suspiro, no podía ser cierto lo que estaba pensando.

Salió por unos segundos de sus pensamientos al escuchar unos toques a su puerta, se levantó del sofá gruñendo y maldiciendo por lo bajo, quien fuera estaba agradecido con él y a la vez estaba molesto de eso.

-¿Quién…? Ahomine- se sorprendió un poco al ver al moreno en el umbral de su departamento, en especial cuando este tenía un six pack de refrescos y unas películas –de dudoso género- en una bolsa blanca -¿Qué te trae por aquí? ¿Qué quieres?- pregunto, recargándose en la entrada de su departamento.

-Necesito desahogarme con alguien- contesto cansado el moreno, haciendo a un lado al peli rojo quitándose los tenis para meterse al departamento del peli rojo, como si se tratase de su propia casa -¿vas a quedarte ahí o vas a ayudarme?- reclamo, sentándose pesadamente en el sofá principal de aquella sala.

-Tu, bastardo- grito el peli rojo, cerrando la puerta de su departamento -¿a ti que demonios te pa-?- se quedó callado al ver que el moreno tenía la mirada baja, ambas manos revolviendo su cabello, se le notaba ansioso y con miedo, de eso estaba seguro Taiga -¿Qué te pasa?- pregunto esta vez más calmado, los problemas que tuviera y los del moreno eran cosas diferentes.

-Tengo un problema- comento el moreno con voz apacible, raro en el –voy a ser padre- después de que soltó eso, una risa nerviosa se escapó de sus labios, y unos segundos después unas carcajadas más sonoras –Bakagami, seré padre en seis meses ¿puedes creerlo?- el peli rojo veía con ojos extraños al moreno ¿se había vuelto loco?

-Sakurai esta…-

-Ryo espera un hijo mío- contesto el peli azul, abriendo una de las latas de refresco que trajo –sentencié su vida. Tenemos 18 años, aun no terminamos la preparatoria y lo embarace- dejo que hablara hasta que se terminara de desahogar –dios… no tengo idea de que hacer, le dije que me haría responsable pero ni yo mismo sé que voy a hacer- aquella era una nueva faceta que veía del moreno.

-¿Lo quieres?- se atrevió a preguntar.

-Sino lo amara no estaría aquí contándote esto, baka- alego el moreno -¿y tú? ¿Cómo van las cosas con Tetsu?- pregunto, dejando de lado sus problemas.

-Normal… supongo ¿Qué se supone que debe cambiar?- pregunto, viendo confundido al moreno, unos segundos hablaban de él y al otro del peli rojo.

-No te hagas el inocente conmigo, si es más que obvio que entre ustedes hay algo más que una simple amistad- indago, señalando acusadoramente al otro.

-Para tu información, Kuroko y yo no tenemos ninguna relación si es lo que insinuabas- alego molesto el peli rojo.

-¿Enserio?- exclamo incrédulo el peli azul –se conocen desde hace tres años y aun así no le has dicho nada… eres lento Bakagami-

-¡Cállate Ahomine!- grito molesto el peli rojo -¿Por qué tendría que decirle algo? Somos amigos solamente- agrego –eres igual que Tatsuya, dicen cosas de algo que obviamente no existe-

-El único que no ve lo que pasa a su alrededor, eres tu idiota- alego molesto el peli azul –pero… a mí no me corresponde hacer eso, haya tú y Tetsu- agrego, poniéndose de pie mientras arrojaba la lata vacía que tenía en la mano a la cabeza del peli rojo –me voy, solo vine a hablar con alguien sobre mis problemas, gracias por escuchar- se despidió dirigiéndose a la salida.

-¿Qué vas a hacer con Sakurai?-

-¿No es obvio? Me casare con él y tendremos a nuestro hijo- respondió como si fuera lo más obvio del mundo, viendo al peli rojo y después algún punto de la sala –cuando se está enamorado, se hacen locuras por la otra persona… solo espero que mi suegro no me deje estéril antes de la noche de bodas por desflorar a su hijo- murmuro, poniéndose los zapatos despidiéndose con la mano alzada del peli rojo saliendo del departamento.

“¿Qué se supone que debes hacer cuando estás enamorado?”

Esa pregunta se ha hecho en los últimos años, y hasta hora no ha obtenido una respuesta clara.

-¿Cómo esta, Kagami-san?- le saludo un radiante y llamativo castaño, recibiéndole en la entrada principal de su hogar, con un bebé en brazos, con una sonrisa de lado en su rostro –¿el viaje fue pesado?- pregunto, permitiendo pasar al más alto al hogar.

-Tedioso y aburrido pero… llegue a tiempo- expreso cansado el peli rojo, siguiendo al castaño, cerrando la puerta tras de si -¿Cómo están ustedes, Sakurai?- pregunto, viendo el “desastre” que había en la sala, y en las paredes y muebles de aquella casa.

-Estamos bien- agrego con calma el castaño, aun con el pequeño bebé de cabello azul en sus brazos –Daiki-san está en su despacho y las niñas están en el la habitación de Mizuki, le diré a Haruka que baje- agrego, caminando a las escaleras, invitando al más alto a sentarse en la sala –las niñas extrañaran a Haruka-chan cuando se vayan a Tokio- exclamo, con un deje de melancolía en su voz.

-Creo que no serán las únicas en extrañarle, Sakurai- contesto, viendo al chico con su pequeña pancita de cuatro meses y su tercer hijo en brazos.

-Tiene razón Kagami-san- limpio con sus dedos aquella lagrima que escapo de sus ojos –iré a decirle a Daiki que ya está aquí. Póngase cómodo- agrego, subiendo con calma por las escaleras, arrullando a su hijo que comenzaba a despertar.

“Este par no pierden el tiempo” pensó, pues la pareja ya iba por el cuarto hijo “parecen conejos” rio un poco ante aquel pensamiento, pero nada lejos de la realidad.

Se pesió por la sala de aquella casa como si se tratara de la suya, vio en la chimenea muchas fotografías entre las que destacaban las de la boda del moreno con el castaño, sus días en Too… cuando las gemelas nacieron… una fotografía de él besando a Kuroko en su primer beso.

-¿Qué?... ¿Por qué ellos…?- tomo aquel retrato, viendo con detalle cada parte de la fotografía, acaricio con melancolía el rostro sonrojado de su novio, sintió un pinchazo en el corazón con solo recordar ese momento tan especial para ambos.

-¡Papi! ¡Llegaste!- dejo la fotografía donde estaba, se giró y recibió a la pequeña que se aferraba a sus piernas, por instinto se agacho para estrechar entre sus brazos a su pequeña hija.

-Ya estoy aquí… Haruka- le susurró al oído a la pequeña peli celeste, aferrándose a su menuda figura, ignorando el escozor alrededor de sus ojos –nadie nos va a separar, te lo juro-

Aomine y Ryo se quedaron en silencio admirando la escena de padre e hija, el moreno viendo con seriedad al peli rojo, el castaño limpiando las lágrimas que se filtraban por sus ojos. Ambos darían lo que fuera porque el viera lo que ellos en ese momento.

-Kuroko…- llamo al peli celeste que caminaba a su lado, ambos regresaban al departamento que compartían como compañeros de arrendamiento de la universidad, este le vio extrañado, pues no era normal que el peli rojo hablara tan seriamente -¿quieres ir a jugar baloncesto mañana? Quede de verme con Aomine y Sakurai pero no quiero ir solo- agrego, esperando a que su sombra dijera que sí.

-Mañana no tengo exámenes en la universidad así que… me gustaría mucho acompañarte mañana Kagami-kun- contesto el peli celeste, viendo fijamente al más alto -¿hay otra cosa que quieras decirme?- pregunto.

-Te lo diré mañana- respondió serio el peli rojo, desviando un poco la mirada de su sombra.

-Está bien…- acepto el más bajo, reanudando su andar con el de ojos rubí, dirigiéndose a comprar lo de la cena de ese día.

Esa noche fue, la más pesada y ansiosa de ambos ex miembros de Seirin.

El fantasma como estudiante de maestro de preescolar, el tigre estudiando administración de empresas para en un futuro hacerse cargo de la empresa de la familia, ambos con becas deportivas por sus años en preparatoria. Si… la vida les dio esa oportunidad de permanecer juntos. Decidieron vivir juntos dado que era lo más accesible para ambos, además de que era una manera de ayudar al peli celeste con los gastos de vida independiente que ahora tenían ambos. Casi no había tiempo para ver a las viejas amistades, pero… siempre trataban de hacer un espacio en sus actividades del día para pasar la tarde con los de Generación Milagrosa o solo ellos dos, como en los viejos tiempos.

Más rápido de lo que quisieran aceptar, a la mañana siguiente ambos ya caminaban rumbo a las canchas donde quedaron Aomine y Kagami de verse, uno se sentía extraño por aquella atmosfera que les rodeaba, el otro se sentía demasiado nervioso, solo esperaba que no se enojara con él por ser tan lento.

Era invierno, por lo cual las calles a esas horas de la mañana se encontraban semi vacías, podían verse una gran variedad de adornos navideños, y muñecos de nieve, a pesar de que aún faltaba un par de semanas para navidad, el ambiente era cálido… perfecto en palabras más exactas.

-Kagami-kun… ¿esto qué significa?- pregunto impactado el peli celeste, al ver a todos sus amigos ahí reunidos, Momoi y Riko sosteniendo un gran cartel con ayuda de Ryo –de dudoso contenido- y los demás de la generación milagrosa con diversos aperitivos ¿Qué estaba pasando ahí?

-Bueno- tocio el peli rojo, acercándose unos cuantos pasos al peli celeste que estaba un poco sonrojado –ellos están aquí porque voy a hacer un anuncio muy importante para mí, eso te incluye a ti- explico, desviando un poco la mirada, se sentía avergonzado por hacer todo eso enfrente de sus amigos, pero estaba más avergonzado de sí mismo por no darse cuenta antes de lo que sentía su corazón.

-¿Yo que tengo que ver con esto, Kagami-kun?- pregunto el más bajo, viendo extrañado al más alto.

-¿Recuerdas que hace cinco años me confesaste tus preferencias sexuales?- el de ojos azules asintió, mas no dejaba de ver enfadado al peli rojo ¿eso que tenía que ver con esto? –lo que sucede es que cuando me lo contaste me tomaste con la guardia baja. No podía asimilarlo, pero te apoye como el amigo que eres para mí, y guarde tu secreto todo este tiempo- siguió, viendo con seriedad al más bajo –cuando me dijiste que saldrías con Mayuzumi, no te miento cuando digo que sentí una inmensas ganas de golpearlo. Aun sin saber que era lo que sentía en esos momentos, pensé que se trataba de celos y sobreprotección de mi parte a ti por ser mi mejor amigo, no quería que salieras lastimado- continuo, tomando por los hombros al peli celeste –pero fue gracias a Ahomine que me di cuenta de una cosa- obligo al más bajo a darle la mirada, percatándose del par de lágrimas que rodaban por sus mejillas –no eran celos por sentirme desplazado por otra persona lo que sentí aquella vez, mucho menos sobreprotección, era amor: yo me enamore de ti, Kuroko- murmuro, limpiando las grimas que aun caían de los ojos contrarios con los dedos, logrando un gran alboroto con las chicas que había en el lugar, y un gran revuelo entre donceles.

Fue un detalle tierno del tigre.

-Ka-Kagami-kun- exclamo cohibido el peli celeste, desviando un poco la mirada de aquellos ojos rojos ardientes tal infierno se tratara.

-¿Podrías olvidar aquellos sentimientos por esa persona, para entregarme tu corazón solo a mí?- pregunto con seguridad el peli rojo, manteniendo la mirada en el más bajo.

-I-idiota- exclamo avergonzado el peli celeste, abrazando por sorpresa al más alto.

Fue poco decir que todo el mundo se quedó callado con aquella declaración del peli celeste.

-¿Eh?- pregunto confundido el peli rojo.

-Eres un idiota y distraído Bakagami-kun- explico el peli celeste, aferrándose a la figura del más alto. Ocultando su rostro sonrojado y lagrimoso en el pecho de Kagami –la persona que he amado en estos años, eres tu Taiga-kun… tardaste cinco años en darte cuenta de eso. Jamás podría olvidar mis sentimientos por esa persona, porque se trata de ti- siguió, viendo con añoranza aquellos ojos rojos, tan vivaces como la primera vez que lo vio. Lloro como niño desamparado, siendo acobijado por los brazos del más alto, sintiéndose indefenso y frágil.

-Entonces… déjame tomar la responsabilidad de mis actos- contesto el tigre, tomando de manera posesiva la cintura del peli celeste, acercando sus labios a los contrarios, hasta que… luego de cinco años sus sentimientos eran correspondidos con un primer y hermoso beso. Eso claro, seguidos de los buenos deseos de todos los amigos de la oficial pareja.

¿Qué podría pasar ahora?

Abrió los ojos de golpe, sentándose en la cama viendo el reloj que había en su habitación. Eran las dos y media de la madrugada. Odiaba despertar abruptamente por un recuerdo de unos años atrás. Revolvió su cabello con cansancio, no podía seguir así. Lo que menos quería era preocupar a su hija.

“Ella no tiene por qué estar pasando por esto” pensó, quitando las cobijas de su cuerpo para después sentarse en la orilla de la cama, caminando hasta la puerta de su habitación “se merece ser feliz” siguió, saliendo de su habitación, intentando conciliar de nuevo el sueño, y que mejor que con un partido de básquet.

Lo hubiera hecho a no ser por la pequeña sombra que se lograba distinguir entre la oscuridad.

-Haruka… ¿Qué pasa cariño? ¿Una pesadilla?- pregunto preocupado a la menor que estaba sentada en el pasillo de aquella parte de la casa, con sus rodillas flexionadas y abrazándose a sí misma.

-No puedo dormir papi- respondió quedamente la menor, viendo a su padre y después algún punto de aquella pared –no creo que sea la emoción de que estaremos juntos, como familia- siguió –ya no quiero estar sin papi-

-Y ya no lo estaremos más mí amor- respondió el peli rojo, sentándose a un lado de su hija, abrazándola –ya no estarás más sola, te lo juro-

-Papi- llamo la pequeña Haruka a su padre -¿Cómo era mami?- pregunto, con sus ojos celestes viendo con entusiasmo al más alto, esperando una respuesta.

-¿Por qué el repentino interés, Haru?-

-Tío Ahomine dice que mami amaba mucho a papi, y que igual me quería a mí. No tengo ninguna fotografía de ella, además de que mis tíos no quieren hablar de mami, yo quiero saber cómo era- contesto, abrazando con fuerza a su padre.

-Kuroko…- hablo al aire, suspirando con melancolía –Tetsuya era… terco, no se rendía con facilidad, además tenía un sentido del humor demasiado loco para alguien de su tipo- agrego con una sonrisa en su rostro al recordar a su pareja –él era… el mejor chico que podría haber conocido. Era demasiado lindo… parecido a un conejito… solía tener un particular brillo en sus ojos- siguió, tratando de ignorar las lágrimas que desbordaban sus ojos en esos momentos –tu madre era la persona que más amaba en este mundo, Haruka. Y lo seguirá siendo toda la eternidad- aseguro, dejando que sus lágrimas por fin brotaran con libertad, viendo a su pequeña que de alguna manera trataba de aguantar también su llanto.

-Papi- sollozo la pequeña peli celeste, abrazando con mayor fervor a su padre –debo ser fuerte por ambos pero ya no quiero, no quiero…- lloro, siendo abrazada con cariño por su padre –papi… quiero a mi mami- grito al final, llorando en el pecho de su padre –ya no quiero estar más sola-

-Yo también quiero a Tetsuya con nosotros, Haruka- exclamo el peli rojo, escondiendo su rostro en el sedoso y suave cabello de su hija, dejando que los corazones de ambos se desahogaran –ya no lo estarás mas, me tienes a mi… siempre voy a cuidarte. Perdóname Haruka-

Sentía los parpados pesados… el sueño y el cansancio mental le estaban agobiando. Sentía que en cualquier momento terminaría por desmayarse en esa silla. Se enderezó de su lugar mientras se frotaba los ojos, en un intento de que el cansancio se desvaneciera. Vio a su alrededor, la habitación blanca y el olor a hospital jamás terminaría por acostumbrarse a ese lugar. Escucho los leves quejidos de su hija que estaba en el cunero del cuarto, una sonrisa ladina se dibujó en su rostro. Con cuidado se fue acercando a la recién nacida, la vio dormitar, tratando de quitarse la cobija que cubría su pequeño cuerpecito.

-No hagas eso cariño, te lastimaras- regaño con dulzura a la bebita, cargándola y regalándole un beso en una de sus mejillas rosadas, abrazándole con fuerza.

-E-es igual de inquieta que tú, Taiga…- dio un brinquito al escuchar aquella voz cansada, se aferró más a su pequeña, tenía miedo… mucho miedo.

-Es igual que su madre, Tetsuya- contesto, acercándose al peli celeste que estaba acostado en la cama, su semblante cansado y sus ojos entre abiertos le daban pavor, nunca había visto así al chico –no te muevas mucho, acabas de dar a luz-

-Lo que quiero es cerrar los ojos- exclamo el peli celeste, viendo con dolor al peli rojo.

-No vayas a hacerlo, te lo suplico- pidió el peli rojo, arrodillándose donde estaba el peli celeste, poniendo a la bebita en un espacio de la cama del hospital -¿en algún momento ibas a decirme lo de…?-

-Tenía la intención de decírtelo en cuanto me entere- murmuro el peli celeste, poniendo su mano sobre las del peli rojo -¿recuerdas cuando aún estábamos en Seirin y me preguntaste que era lo que pasaba conmigo?- el peli rojo asintió, besando la mano del peli celeste –tres días antes supe que tenía leucemia. Fue un duro golpe para mi esa mañana, toda mi vida o al menos lo que quedaba de ella estaba marcada. Tenía miedo, no sabía a quién decirle. Por eso opte por decir uno de mis más valiosos secretos, a la única persona que no iba a juzgarme. Sentía que debía decirle a alguien lo que pasaba-

-Ahora entiendo porque bajabas tu rendimiento en el equipo…- murmuro el peli rojo.

-Viví con medicamentos estos cinco años, pero hace uno que deje de tomarlo. Sigo pensando que dios me quiere tanto que me deja vivir más de lo que esperaba. Pude conocer a mi hija, pude disfrutar de todo este tiempo estando con Taiga-kun… mi vida valió la pena- expreso el más bajo, con la respiración irregular –no quiero que me odies, lo único que quiero es que cuides de Haruka. Serás el único que vera por ella-

-Yo jamás podría odiarte. Eres el amor de mi vida- exclamo con lágrimas en los ojos el más alto. Una leve sonrisa se dibujó en las facciones del más pálido, sus ojos lentamente se iban cerrando. Lo último que quería ver era el rostro de Kagami.

Una última sonrisa antes de decir adiós.

-Me hubiera gustado conocerte antes, Taiga- habló quedito –te amo…- las últimas palabras dichas y después… nada.

-Tetsuya…- murmuro el más alto, el sonido que indicaban los latidos del corazón de Kuroko dejo de parpadear, tomo a su bebé que comenzaba a llorar, no podía ser verdad. Se negaba a creerlo –yo también te amo, Kuroko. No puedes dejarme, no así, no cuando apenas planeábamos nuestra vida juntos con Haru-chan- la bebita comenzó a llorar con mayor intensidad –no tienes corazón, hiciste que la bebé comenzara a llorar- más lagrimas caían de sus ojos, se aferró a su pequeña pero sin intención de dejar a su pareja –te necesito- su mundo se derrumbó en cuanto enfermeros y médicos llegaron a llenar la habitación donde hace unos segundos el peli celeste se debatía entre la vida y la muerte.

¿Era posible odiar tanto un día? Parece ser que sí.

En esos momentos se sentía tan vacío que no sabía que hacer ahora con su vida.

“¿Estás seguro de lo que quieres hacer?”- preguntaron del otro lado de la línea. No del todo seguro de lo que escuchaba.

-Nunca he estado más seguro en mi vida, Aomine- respondió, viendo a le bebé que ahora dormía en su cuna, mientras el sostenía con fuerza e impotencia su celular –ella necesita estar en un ambiente puro, limpio. Libre de tristezas y amarguras. Mi hija no tiene que pasar por mi dolor, no quiero hacer una locura. Sin Tetsuya yo…- se aguantó las ganas de llorar, lo que menos quería era romperse ahí mismo.

-Iremos por Haruka en dos días- exclamo el moreno, resentido con el peli rojo –solo han pasado dos semanas desde la muerte de Tetsu, no es justo que les hagas esto- reclamo, importándole poco el otro –seguirá siendo su hija, no importa cuánto te esfuerces en hacerte cambiar de opinión. No la odies solo porque se parece a el-

-Jamás odiaría al regalo más grande que me dio en mi vida. Es por ella que seguiré luchando, tengo que hacerlo. Solo… solo te pido que la cuides, hazlo hasta que haya asimilado la ausencia de Tetsuya- pidió, dejándose caer al suelo, abrazando sus rodillas en un intento de dejar de llorar –me tomara tiempo, pero cuando lo haga… juro que compensare todo el daño que le hice- sollozo, mordiéndose los labios.

-Tetsu alguna vez dijo que hubiera deseado haberte conocido cuando estábamos en Teiko, dijo que si su vida terminaría tan corta, al menos quería que el tiempo que pasara contigo hubiera sido más largo. Idiota, no hables como si lo hubieras perdido para siempre, se fuerte como él lo fue durante todo este tiempo y valora el sacrificio de su vida por la de su hija. Ella y tú eran lo más preciado para Tetsu, y si tendría que dar su vida a cambio de alguno de los dos de nuevo, no iba a dudarlo. Estas cosas siempre pasan Bakagami-

-Papi, cántame una canción… tengo sueño…- murmuro cansada y con sus ojitos hinchados la pequeña peli celeste, lanzando un gran bostezo, logrando sacarle una pequeña sonrisa a su padre.

-Todas las que quieras mi princesa- contesto Taiga, levantándose y cargando a su hija entre sus brazos. Ya no había más pantallas de computadora, ni llamadas, ni internet. Ahora podía arrullar a su pequeña fantasmita sin que la distancia los separada.

“Tú me enseñaste el valor de las estrellas antes de irte”

Comenzó a cantar, arropando entre sus brazos a su pequeña, cuidando no despertarla.

“Como la luz continua sin fin, incluso después de la muerte”

-Kagami-kun, esa fórmula no es la correcta-

-Ese kanji es el incorrecto, pon atención por favor-

-Me gustaría una malteada de vainilla antes de la cena-

-Tengo miedo de mi ingreso a la universidad-

“Con falta de aliento, me explicaste el universo”

-Gracias por dejar que sea tu amigo, Kuroko-

-¡Idiota! ¿Qué te he dicho de desmayarte aquí en el gimnasio? Cogerás un resfriado.

-Tatsuya, creo que me enamore de Kuroko-

“Que tan raro y hermoso es simplemente existir”

-Taiga… estoy esperando un hijo tuyo-

-Taiga… tengo miedo-

-Te amo, Taiga abrázame-

“No pude evitar y pedirte que lo dijeras todo otra vez”

-No vas a dejarme ¿verdad Tetsuya? Te quedaras conmigo para siempre-

-Tetsuya… Ahomine y Sakurai tuvieron un varón ¿puedes creerlo? Sus hijas son igual de locas que su padre-

-Haru-chan tuvo su primera experiencia de gripa, pero se pondrá bien ¿cierto?-

-Hoy una chica se acercó a mí para pedirme una cita, la rechace. En mi corazón solo hay espacio para ti y Haru-chan, no te pongas celoso-

“Daria cualquier cosa para escucharte decirlo una vez más”

-Que hermosa es selene, verdad Taiga. Tan luminosa y deslumbrante. Se parece mucho a ti. Alumbraste mi oscuridad con tu luz, y ahora soy más que una sombra, soy la persona que más te ama y agradece en este mundo. Tú siempre serás mi luz de esperanza y guía. Siempre serás la persona que más ame en la tierra. Te amo y no me cansare de decirlo siempre que me lo pregunten-

“Que el universo fue solo hecho solo para ser visto por mis ojos”

-Alguna vez le dije a Tatsuya que tus ojos parecen reflejar más que una emoción o sentimiento… cuando me confesaste que esperabas a Haruka un particular brillo nació en tus pupilas. Es… difícil explicarlo, parecían una constelación entera, una explosión de estrellas. Supongo que era porque en ellos reflejaban el sentimiento que por tanto tiempo ignore pero que tú, desde hace mucho tiempo sentías por mí: amor. Me amabas y aun así tarde mucho en darme cuenta de eso. Lo sé, soy un idiota por tardarme tanto tiempo en corresponderte. Si me hubiera dado cuenta de estos sentimientos por ti, estoy seguro de que abríamos estado mucho más tiempo juntos, incluso Haru-chan tendría un hermanito. Pero bien dicen que él hubiera no existe, para mi desgracia y pena. Por eso solo lo diré ahora, y todas las veces que nuestra hija quiera escucharlo:

“Con falta de aliento, voy a explicar el infinito…

…Que tan raro y hermoso es realmente que nosotros existamos”

-Fue un placer haber coincidido en esta vida, Kuroko Tetsuya… te veré en la próxima hasta que nuestros destinos vuelvan a cruzarse-

Hasta que vuelva a caer enamorado bajo la luz de tus ojos. Y esta vez, hare todo bien.

Como tuvo que haber sido desde el principio.

Notas finales:

Y se acabo uwu.

De ante mano una disculpa por sacarles la lagrimita si es que hubo, sinceramente no planaba terminarlo asi pero... ya ven.

Mi pequeña venganza por el sentimiento que me hicieron pasar el dia 20 y 27 de este mes ÓwwÓ

La frase con que terminamos este magnifico mes es: "¿Qué se supone que debo hacer cuando estoy enamorado?"

Una frase con palabras sencillas pero con un gran valor.

Estuve todo el mes preguntando a amigos y amigas que era lo que pensaban respecto a esta frase, y la mayoria respondieron: miedo, inseguridad, temor a salir lastimado. Eso fue lo que trate de reflejar en este Shot. Pero uno de mis amigos mas cercanos me contesto: Es obvio que debo luchar por esa persona, por sus sentimientos, y debo ser feliz a su lado. Dejar el pasado y las inseguridades atras, estar con las otra persona me ayudara a salir adelante.

Me conmovio y saco la lagrimita cuando me lo dijo :'D

La cancion de esta ocasion se llamo "Saturn y es de Sleeping at last"

Escuchenla, es muy bonita y me destrozo cuando la escuche la primera vez.

Espero les haya gustado este fic, cualquier cosa me avisan nwn

Se despide

Luky

 


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