Capítulo 1: Anónimo
Había salido de su clase apresurado. Lo más probable era que Iwa-chan pasó de cuidarlo y terminó abandonándolo, siendo inmediatamente abordado por un grupo de chicas las cuales lo retrasaron aún más. Llegó corriendo al gimnasio, inmediatamente fue recibido con un balonazo en el rostro, cortesía de su querido amigo habiendo hecho un remate con una puntería impresionante. El amor de su amigo, ya que era así como quería llamarlo lo habían salvado en varias oportunidades, él era su eje con la realidad y la única persona en todo el mundo que lo entendía. Después de todo, ni sus padres conocían los sucios secretos más recónditos de sí mismo, pero allí estaba Iwa-chan quien se había quedado a su lado aun conociendo su verdadera naturaleza. Iwa-chan era genial pero su amor dolía y a veces era muy intenso, como la vez en que su nariz no dejó de sangrar por reverendo cabezazo. Daba igual, se sentía agradecido con él.
Se incorporó a las prácticas de manera animada como siempre, o eso era lo que el aparentaba siempre, sus demás compañeros se habían acostumbrado a esta fachada pero conocían parte de la superficie de su verdadero ser, tal vez por eso evitaban relacionarse demasiado con él porque pensaban que podría ver a través de ellos y encontrar sus debilidades, ese era su trabajo efectivamente, encontrar debilidades.
Kunimi y Kindaichi como había sucedido otras veces, se quedaron después de la práctica para poder entrenar aparte. Oikawa les había dado permiso, sobretodo porque había visto el desempeño favorable de los chicos y sus ansias de perfección, no pudo decirles que no. Siendo el encargado de la llave del gimnasio tenía que quedarse si o si hasta que lo desocupen, para tales fines estaba solo, Iwa-chan ya se había retirado a casa. Hubiese querido seguir practicando sus remates pero le había prometido a su mejor amigo dejar de sobre esforzarse, casi le había costado un problema en la rodilla y lo último que quería era lesionarse.
Aburrido sin qué hacer sacó su celular, no sería uno de último modelo pero tenía algunos jueguitos que lo distraerían hasta que sus kohais se cansen. Cuando prendió la pantalla de su celular, apareció una carita feliz dentro de un cuadro verde, era el ícono de mensaje nuevo. Le pareció extraño haber recibido un mensaje en hora de práctica además, su número de su celular casi nadie lo conocía, se había asegurado que las personas que lo tenían agregado no lo compartiesen con cualquiera, ya que era muy probable que admiradoras desquiciadas empiecen a acosarlo. Así que abrió los mensajes pensando que seguro eran de Iwa-chan, bastante fue la sorpresa al ver un número desconocido.
"Hola Oikawa, me gustaría conversar contigo" un mensaje corto y conciso sin ningún remitente aparente, pero por la forma de escribir pueda tratarse de un chico, si fuese alguna admiradora le hubiese escrito un testamento como los que normalmente encuentra en su casillero, con emoticones y corazones. Este en cambio era un mensaje completamente simple y directo al punto.
"Hola desconocido-san ¿quién es usted? ¿Y para que quiere conversar conmigo? O.o"
Como siempre un mensaje tan él. Suponiendo de tratarse de un chico lo más seguro es que fuese una declaración de reto, de esas que también llegaban a su casillero pero escritas por chicos cabreados, los cuales lo acusaban de robar novias. Se sentía ofendido con tales acusaciones, él no robaba nada a nadie, tan sólo aquellas chicas decidían que preferían seguirle como fangirls.
"No importa quién soy, solo soy tu fan"
"Oh, eso es muy halagador, pero debo de preguntar como obtuviste mi número"
"Gracias a un conocido, quiero hablar contigo de esta manera si estás de acuerdo"
"En serio me halagas, pero no soy lo que estás buscando, lo sé, soy muy atractivo pero estoy enfocado completamente al vóley"
La insistencia de la persona del otro lado lo estaba molestando, pero nunca era irrespetuoso menos con una fan.
"Entiendo eso, yo también amo el vóley. Y en cuanto a tu personalidad, no quiero conversar con aquel que muestra una sonrisa en frente de un montón de chicas, a mí me gusta el verdadero Oikawa Tooru"
La situación se le había salido de las manos, quien se creía esa persona para hablar de su verdadero yo, cuando sólo uno sabia de sus demonios en su máxima expresión. Presuroso respondió que no estaba interesado y era mejor que buscase un nuevo pasatiempo, pero la persona al otro lado seguía insistiendo.
"Conóceme primero, luego júzgame. Apuesto que estas muy tentado de mandarme al diablo, pero no lo haces porque dije que soy fan tuyo y aunque no es mentira quiero que seas completamente sincero. Quiero conocer al Oikawa Tooru que maldice, el que está a punto de golpear a alguien, el que encuentra los puntos débiles de cada rival"
Ok, esto se había pasado de la raya, era muy ingenuo si pensaba que entre tantas admiradoras no iba a conseguir a una psicópata, pero esto era mucho. Él tenía una imagen que cuidar así que era muy cuidadoso, y nunca de los nunca había mostrado esa fase de el mismo hacia las damas y muy pocos chicos lo habían sacado tanto de quicio, el primero que se le vino a la cabeza fue Tobio-chan pero habiendo visto su evolución en Karasuno y su forma de ser con él, aún pese a todos los problemas y resentimientos le aseguraban que no era del tipo de hacer algo tan estúpido como para mandarle mensajes de texto de esta índole.
"No sé quién eres pero déjame en paz"
Fue lo último que tecleo en su teléfono. Le había dado escalofríos imaginar siendo acosado a lo lejos, le hacían recordar cierta experiencia desagradable vivida hace tiempo. Sintió su celular vibrar de nuevo casi inmediatamente.
"No me tengas miedo, solo quiero conversar"
Esa fue la última conversación que tuvo con su fan. No pensaba devolverle el mensaje, ya mucha cuerda le había dado a esa persona. Un sonido lo sacó de trance y al ver a los dos de primero devolver las pelotas, lo alegraron internamente, ya que podía volver a casa inmediatamente.
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Los siguientes semanas muchos habían notado que algo le pasaba a su capitán, obviamente los que quisieron preguntarle hábilmente eran evadidos con un "no es nada" y una sonrisa falsa. Iwaizumi no le quiso tomar atención al principio, ya que no había notado cambios en su condición física y no sabía de ninguna chica nueva en la vida del casanova. Pero al final terminó por preocuparse, obviamente nunca se lo diría directamente a Oikawa, porque cada vez que era sincero recibía alguna respuesta tonta que solo lo enfurecía.
-Oikawa – llamó su atención, cuando quedaron solos en los vestidores - Has estado raro últimamente, ¿qué cosa te pasa?
-Uggh – Oikawa estuvo tentado a mentirle, pero que Iwa-chan le estuviese preguntando directamente ya era para recapacitar acerca de su actitud. ¿En serio tan extraño estaba comportándose? – Veras tengo una acosadora. No me mires así Iwa-chan, que no es bonito sentirse observado ¿sabes?
-¿Sabes si es de Aoba Johsai?
-No, pero creo que es alguien de otro instituto.
-¿Entonces no se ha acercado a ti?
-No para nada, solo me envía mensajes de texto.
-Entonces no veo porque estás haciendo tanto drama, de vez en cuando encuentras una loca.
-Pero es que es súper raro, sabe cosas que solo el equipo sabe o en todo caso tu...
-Tal vez se metió a tu casa
-¡Iwa-chan! Se supone que me tienes que ayudar, no asustarme más
Probablemente su amigo tenía razón y estaba siendo paranoico, no había pasado nada en las últimas semanas, solo aquellos mensajes cortos que lo saludaban, a veces le deseaban un buen día y otros solo le comunicaban que le entendía, que no estaba solo para poder hablar.
Pronto fue acostumbrándose, tomándose el consejo de Iwa-chan, dejando de preocuparse, a la expectativa de saber qué cosa le diría ese día y respondiendo de vez en cuando.
A veces aquella persona al otro lado de la línea le caía bien, otras simplemente lo sacaban de quicio, era difícil lidiar con alguien que soltaba al parecer lo que pensaba sin ningún tipo de filtro, hasta el punto de ser insultante consigo misma, esta actitud le hacían recordar a alguien pero no estaba seguro a quien. Aun así era divertido conversar con esta persona misteriosa, termino contándole algunas cosas banales pero parecía entenderle mejor que sus compañeros. Por eso empezó a desfogar sus frustraciones con aquella persona, también de vez en cuando le decía lo malo que había sido Iwa-chan con él, el día de hoy.
"Y qué tal va tu rodilla"
"Va bien, ya no me molesta, gracias por avisarme la hora, a veces no me doy cuenta"
"Yo soy igual, puedo quedarme practicando por horas, si no fuese por el entrenador que cuida de nosotros"
"En mi caso es diferente, el entrenador no se molesta en avisarnos"
"Tú eres el capitán después de todo, pero tu mejor amigo es quien se encarga de ti ¿no?"
"Si, Iwa-chan es como mi mamá XD"
"Tengo celos, quiero ser yo quien te apoye y ayude"
"Oh, ¿Eso es una declaración de amor?"
Escribió sonriendo con sorna. El tiempo que había hablado con aquella persona misteriosa había demostrado ser más una fan por el vóley que por su físico, no era la primera vez que compartían rutinas de entrenamiento o hablaban de comida comparando dietas estrictas para un atleta, sobretodo había externalizado su gusto pos sus ‘saques’. Así que pensó que la respuesta sería una risa que en mensajes se traduciría como ‘jajajaja’ y por supuesto un rotundo NO. Por eso cuando llegó la respuesta no pudo estar más conmocionado.
"Si, me gustas, desde hace 2 años"
Casi se le cae el celular de las manos, su rostro se empezó a deformar en una mueca y una risa brotó de sus labios, una verdadera.
"Eso me ha sorprendido bastante, si te gusto por tanto tiempo, ¿porque recién me hablas?"
A diferencia de otros mensajes este demoro en ser contestado. Oikawa pensó que estaría escribiendo un sinfín de excusas o razones más o menos creibles que en verdad justificaran un gusto hace tanto tiempo y recién el atrevimiento para poder mandarle un mensaje, sobretodo de la manera tan extraña en que había comenzado. Pero no fue así, en serio esta persona lo sacaba de su zona de confort, no pudo evitar sorprenderse por la respuesta, más aún porque era significativamente corta.
"No lo sé"
No hubo más mensajes ese día, Oikawa esperó pacientemente por otro mensaje como siempre ocurría pero esta vez no llego nada.
Después de eso se reanudaron las comunicaciones, evitando hablar del tema, todo recaía en único punto el vóley y vaya que lo disfrutaba, conversar un fan de algo que tanto amaba realmente lo ponían de buen humor, sobretodo porque esta persona en verdad comprendía como se sentía, no era de aquellas chicas que se acercaban porque según ellas, se veía genial jugando pero no conocían ni las reglas básicas.
La persona misteriosa realmente creía en sus capacidades y era serio al respecto, a diferencia de sus kohais, que a veces incitados por Iwaizumi le hacían burla. A veces le brindaba algunos consejos que ponía en práctica primero por sí mismo, que en su gran mayoría mejoraba el juego, a diferencia de su entrenador que limitaba las soluciones diferentes. Tampoco negaba lo obvio, aceptaba que su atractivo físico tenían que ver, pero por sobre todo esta persona amaba su verdadero yo con todo y demonios. Sabe que está haciendo mal, porque terminaba comparando a su fan con Iwa-chan y veces como ésta, cuando sus inseguridades junto con sus emociones tóxicas salían a relucir, prefería dejar de escuchar a su mejor amigo, porque siempre terminaba condenando esta parte de su persona, al igual que él mismo.