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Duelo de Amor -Versión Corregida- por hatsuki_chan

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Notas del fanfic:

Este fic, ya estaba aqui, pero debido a terribles errores de ortografia, le edite lo mejor que pude, espero no tenga mas errores T.T... 

Tiene sus añitos, pero espero que les agrade a quienes aun no les conocen.

Contenido un poco explicito, alguna que otra palabra fuerte, violencia limitada.

Es una saga de historia enlazadas. no importa el orden en que se lean, pero si les interesa seria de este modo.

  1. Duelo de Amor
  2. Prélude d'un Monstre
  3. Interlude of the Darkness

 

Notas del capitulo:

Y asi comienza el laberinto de emociones...

 

Duelo de Amor

Por

Kitsune alys

 

 

Nota: Personajes nacidos de mi retorcida imaginación,  cualquier parecido con la realidad no creo… porque es fantasía y un toque de lujuria pretenciosa.

-Es una vieja historia… desde la perspectiva de uno de los personajes, disculpen si no se entiende es uno de mis primeras historias que deseaba compartir, espero alguien le guste.

Si es si, galletitas e insultos son recibidos en kitsunealysbox@hotmail.com.

 

 Capitulo 1

Le amo tanto como le odio, sin embargo se vuelve una necesidad enfermiza de volverla a ver, esto no es amor, esto no es querer, me repito una y otra vez cuando ella sonríe para mí en frente de todos esos farsantes que dicen ser de la alta aristocracia, un nombre, un apellido ante el cual tiemblan con solo pronunciarlo e inclina cobardemente la cabeza ante ella.

 -Bienvenidos sean damas y caballeros, por favor disfruten de la noche – dice con un tono amable y seductor, bajando con elegancia las escaleras alfombradas, así es siempre con esa altivez en sus ojos escarlatas, con una mirada penetrante que desnuda a cualquiera.

 Aplausos casi como si alabasen a una diosa que desciende a bendecirles cuando en realidad solo les condena, no importa como pero al pasar junto a mí su mano se desliza fugazmente en mi cintura, dejando en claro a todo aquel interesado o atrevido, que soy de su propiedad.

-¿Qué pasa… Marian?- su aliento cálido acaricia  mi oreja tras susurrarme, mi ira se refleja en la copa que cierno entre mis dedos, ella sabe que detesto ese exhibicionismo absurdo.

- Nada… todo está bien –me muerdo el labio para no contradecirle y tras una respuesta que le satisface, soy liberada en ese lapso, cambiando sus prioridades dirige su atención a su entorno.

En el lujoso salón,  su presencia es rodeada por los austeros invitados, esmerándose para atraer su atención, la mayoría eran rostros fuertes y joviales otros no tanto con ojos llenos de cautela,  ella en medio de tantos enemigos, que sonríen hipócritamente para ganar su favor.

Mandatarios y políticos, aquí es una batalla por poder, que añoraban y que ella podía proporcionarles, un favor se paga con otro, le escuchaba decir con ese refinado tono diplomático.

Yo, simplemente recorro el salón con la mirada, cuanta hipocresía y envidia en sus ojos, la lujuria hacia aquella hermosa mujer que nadie puede poseer, más que yo, es la ironía de la vida, le pertenezco y soy su juguete temporal pero nadie puede tocar lo que yo eh tocado, nadie puede sentir el placer de su cuerpo como lo he sentido,  era diferente y aun así esto no es amor.

Aquel lugar ahogado de frivolidades y ambiciones, donde el vino caro se reparte a raudales, la música suave acompaña las conversaciones más macabras, un mundo diferente al que yo vivía, uno al que fui arrastrada contra mi voluntad, como mero adorno que complementa el paisaje.

Y pensar que esas personas hablaban de quitar vidas y desaparecer almas, como si del clima se tratase, rostros desconocidos a los cuales sonreía por cortesía, respondiendo a comentarios estúpidos y saludando a personas vanas.

 

Que noche más fría, que viento más nostálgico el que acaricia mis cabellos, la música aún sigue fluyendo en el interior, aquí se respira algo de tranquilidad, aunque sea el balcón de esta enorme prisión de oro y debajo la sombra de aquella frívola mujer.

-Con que aquí estabas…- canturrio zalamera, ese tono de voz me provoco  un presagioso escalofrió. –Pensé que te divertías…-  frías manos se posaron sobre mis hombros descubiertos, tal vez aquel escalofrió era simplemente la advertencia del clima o la presencia de ella envolviéndome.

- Sabes, que ese ambiente no es para mí– exprese sin mirarle, debatiendo por qué  aun le permito hacer su voluntad en mí, tal vez porque su voz resuena constantemente en mi mente, eres mía, me perteneces,  hechizando mis sentidos, me posee cuando quiere y en donde ella le complace, lucho contra esa seductora trampa de sus ojos y palabras insistentes que acentúa con su manos.

-Marian… pensé que habías dicho, que te gustaba bailar –es cruel, por que juega con mis emociones y sabe que no es fácil rechazarla, más cuando me tiene acorralada hacia el barandal donde mi escapatoria sería suicida. Inteligente, bella y poderosa, cualidades que posee la mujer frente a mí, Ion Von Frescobish.

- Ion ¿Qué haces…? No…-poder que no duda en usar, cuando sus labios me arrebatan el aliento, y su cuerpo se pega enfatizando sus dominios acortando la distancia, es como si la lujuria viviera en su interior, una pasión que se desata en el fuego de sus ojos, ¿el amor? Brilla por su ausencia.

- Marian… Shhh… no gimas tan fuerte…. Atraerás público- sentenciaba sonriendo en sorna-a menos que… -añadió sin concluir,  evidenciado sus intenciones, deslizando su mano por mi cintura hasta llegar a los muslo, dedos  osados iban ágilmente subiendo los pliegues de mi vestido, el que sugirió usara, sin desconocer que este era su propósito.

Esos ojos escarlatas, se tornaban sombríos cuando su exploración fue profundizando, una sonrisa sesgada adorna sus finos labios al encontrar lo que buscaba, estoica e impetuosa ante el resto,  sin embargo sus delgados y suaves dedos eran gentiles, solicitando permiso a mi cuerpo para apropiarse de mi intimidad.

- Detente… Ion por favor… aquí no- inútiles eran mis suplicas, aunque sujete su brazo para sacarlo debajo de mi vestido, ella disfruta de mi pequeña batalla por el control, mis mejillas sonrojadas y mi aliento entre cortado, develaban su victoria.

Cualquier otro intento de  fue reprimido con sus mordaces besos,  mismos que  iban descendiendo del cuello hacia la clavícula, con la mano libre y austera empezaba a desatar los cordones, descubriendo más piel para continuar su viaje a través de él.                                                                                       

- Marian… en serio quieres que me detenga… tu cuerpo es más honesto –sonríe placentera, mostrándome sus dedos, que brillan ante la humedad traicionera que fluye dentro de mí- Así que…- su rodilla intrusa se coloca entre mis muslos, presionando súbitamente mi zona haciéndome gemir ahogadamente.

-Ion no… me pareció escuchar algo -que ruego más frágil, cuando estaba sucumbiendo ante ella, después de todo solo soy un juguete con el cual se regocija en cualquier momento.

- Es causa tuya si alguien nos ve…-decía sin detener su tortura, sustituyendo la presión de la rodilla por sus dedos que sin avisar se deslizaron profundamente, haciéndome gritar del placer, mi cuerpo se rehusaba a controlarse y por voluntad propia se entregaba a ellos, prolongando mi odisea.

- Srta. Damián – una voz ajena a la nuestra llego a nuestros oídos, pero sabía que aquello no detendría a Ion, que había liberado mi sujetador y sus labios se pegaban a mis senos, hambrienta por reclamarlos para ella – Oh lo siento –dijo mirándome, al ver que mordí mis labios para sofocar suspiro.

Ion se incorporó al escuchar los paso acercarse a nosotras, sus ojos se tornaron gélidos y sentí temor, eh visto esa mirada en varias ocasiones, claro augurio de muerte o destrucción, giro sobre sus talones, dándome  la espalda con un ágil movimiento el chal que cubría sus hombros  descendió sobre mi ocultando ligera desnudes.

Hombros firmes quedaron expuestos levemente, mientras sus oscuros cabellos caían graciables sobre ellos como una capa espesa como esa noche.

-¿Qué quieres?- gruño amenazante a al mortal que había osado a interrumpirle, mientras yo luchaba por atar los nudos de mi vestido, con paso ligero se acercaba aquel tipo, el viento me helaba la piel tanto como aquella mirada que Ion me ofreció, confirmando mis sospechas.

-Lo Lamento yo… - expreso el hombre apenado, antes de que extendiera sus innecesarias disculpas,  quedo paralizado por un instante antes de caer de rodillas ante ella, Ion impacto su puño en el pobre desprevenido, fue tan veloz que la única muestra de que había movido algún musculo era el ondear de su vestido, que acomodo con un gesto elegante.

-Vaya… que tenemos aquí –Ion era despiadada, gozaba de causar dolor a otros. – un pretendiente –volteo su atención a mi persona, provocándome un respingo involuntario.- Srta. Damián , esta Ud. Interesada en este caballero –le dio un tirón para que pudiera verle el rostro, tal vez era uno de los invitados con los que converse vagamente, solo me limite a desviar la mirada.

 -la Srta. Damián… no está interesada – imite la expresión de terror de aquel hombre al ver el cañón de un arma incrustarse en su cabeza.

La muerte parecía siempre acompañarle, era un ángel, uno hermoso y despiadado, ese era mi perspectiva de Ion, durante mi estancia, nunca le vi matar a nadie, pero sabía que lo hacia ese extraño aroma impregnado en ella no era otro que el olor a sangre.

- Tienes suerte… hoy estoy cansada -dijo Ion golpeándolo para dejarlo inconsciente- Marian, termino la fiesta – sin decir más dejo el arma sobre la mesita del para sol y se marchó entre las sombras, por su tono de voz significaba que esa noche yo no dormiría, pues sería el entretenimiento para quitar su cansancio.

Así que le seguí en silencio por los pasadizos que llevaban a su alcoba, hasta cerrar la puerta tras de mí, encontrando su relajada figura en la enorme cama que compartíamos, si esa noche seria de vigilia y suspire consiente de lo que pasaría mientras iba quitándome cada prenda.

Sin duda la vida que compartía con Ion Von Frescobish era desconcertante, al punto  he llegado amarle tanto como la odio, ese sentimiento que un día nos destruirá a una de las dos, en sus ojos de fuego puedo leer que es consciente de ello, como ella en mis ojos azules puede ver la verdad del porque estoy a su lado.

 

Venganza…

 


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