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Amor letal por MamaSugaLove

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Notas del capitulo:

Kuroko no basket no me pertenece.

Disfruten, unicornios :3

Su corazón se rompió en pedazos al verlo. En el ataúd con sus ojos cerrados, la piel pálida y su cabello acomodado con perfección. Era tan difícil de asimilar su pérdida, sentía que no podría aguantar mucho. Sus piernas temblaron con el paso de los minutos mientras se recargaba del marco de la puerta; allí con los ojos húmedos se mantuvo mirando al fallecido. Ya no habia nadie en el salón, solo él y su amado. Se acercó escuchando sus pasos temblorosos y lo abrazó cuando llegó a su lado, dejando expresar todo lo que sentía en esos instantes y lo que sentiría hasta el último día de su miserable vida. 

Extendió sus manos hasta acariciar sus cabellos, esos cabellos que siempre habian tenido un olor exquisito y que ahora ya no lo tendría más. Sus ojitos; esos hermosos ojos que ya no se volverían a abrir con ese amor, que ya no volvería a notar, no los sentiría. Sus labios rosados que ahora estaban pálidos y sin vida, esos labios que con tanta ansía habia devorado en noches de pasión desenfrenada.

Ya no podía detener sus lágrimas; ya era imposible contener su llanto, quería desahogarse. Con brusquedad escondió su cabeza en el pecho de su amado, pidiendo a Dios que todo fuera una vil mentira y que ya no jugara más con él. Lamentaba el maldito día en que decidió dejar a solo a Tetsuya, lo odiaba.

Sintió las lágrimas bajar por sus mejillas, el frío calaba por sus huesos con insistencia; pero él solo pensaba en que habia perdido a la persona que amaba, en que ya no estaría en ese mundo.

Él amaba a Kuroko, jamás amó a alguien con tanta locura.

—Al parecer te ha llegado el momento de partir, Kuroko. Lo lamento tanto, yo... jamás quise... te amo—no pudo terminar. Sus lágrimas habian opacado su voz, sabía que Kuroko le pidió en cierto día que cuando partiera de ese mundo terrenal no llorara pero era inevitable; aún no era su tiempo de irse, aún era tiempo de quedarse junto a él.

Sus ojos se hincharon tornándose de un color rosado y su nariz estaba rojiza, algunos caminos de lágrimas secas y otras nuevas aparecían. Kuroko...

—¿Era mucho el pedir más tiempo? —preguntó con voz distorsionada, era insoportable hablar de esa manera.

Levantó su rostro dejando unos castos besos en el cabello celeste del fallecido, el maquillaje brillaba en sus pómulos y el pegamento en sus pestañas le volvía a afirmar el hecho que ya no habría más de Tetsuya, no más.

Siguió entregando dulces y dolorosos besos en su melena hasta que se tuvo que recomponer. Limpió sus mejillas con lentitud, notando a una persona en la habitación desolada de la funeraria. Allí Aomine lloraba unas cuántas lágrimas en silencio. Aomine siempre habia sido el mejor amigo de Kuroko y por eso lo entendía. Escuchó el momento cuando Aomine tragó saliva con fuerza y se acercó unos pasos.

—Nunca lo olvidaré, mi pésame.

Kagami asintió limpiando las últimas lágrimas que se atravesaban por sus mejillas y se alejó a una distancia considerable. Con una pequeña sonrisa en sus labios miró a Kuroko.

Aomine le dio unas palmadas en la espalda y salió de la habitación, al final notó una lagrimita tratando de bajar por su ojo. Sonrió por él, eran pocos los que se quedaban hasta el final. Miró el reloj antiguo en la pared de la habitación y se acercó dejando un beso en los labios blancos de Kuroko.

—Te tengo que dejar... pronto iré a hacerte compañía, pero primero necesito saber quién te hizo esto para terminar con mi misión en la tierra. Nos vemos, porque aún es muy temprano para decir adiós.

Kagami cerró la capilla y salió apagando las luces. Fue directo a la oficina para mencionarle que ya no habia gente y con paso pausado se dirigió a las afueras de la funeraria.

Distinguió la silueta de Aomine a lo lejos recargado en su automóvil mientras fumaba un cigarrillo y expulsaba el humo.

—¿Nos vamos? —preguntó aplastando el cigarrillo en su mano para tirarlo al cemento.

—Si.. mañana es el entierro.

Aomine asintió sin mediar palabra y abrió la puerta del carro para dejar entrar a Kagami, en la situación que se encontraba no era bueno que guiara y menos a esa hora de la noche. Él entró por el asiento del conductor viendo el rostro decaído del pelirrojo y empujó la llave para prender el automóvil.

—¿No se a encontrado algún sospechoso? Es frustrante no saber nada.

—No.. ¿crees que hemos encontrado aunque sea una maldita pista? nada, no hay nada que nos ayude —susurró apretando sus manos en el pantalón. Aomine sacó, mientras empezaba a guiar, otro cigarrillo y se lo dio a Kagami—. Yo no fumo.

—Es para que lo enciendas, no te voy a dar para que fumes, no quiero dañar tu cuerpo.

Taiga asintió dando leves sacudidas a su cabeza y buscó el encendedor. Cuando lo encontró lo prendió dejando de respirar para dárselo al moreno.

—No sé como te gusta fumar—le dijo antes de toser por una calada de humo.

—Yo tampoco, pero estoy acostumbrado a este punto— dijo antes de volver a inhalar.

Kagami se sorprendió al ver como ya no le quedaba nada del cigarrillo entre los dedos de Aomine en esos minutos. Este volvió a repetir el procedimiento de quemarlo en su mano y abrió la ventana para tirarlo y seguir con el camino.

Prendió el radio escuchando al instante una tonada suave y melancólica de una chica, una de esas que estaban mal en cuanto a sentimientos. Echó unas ojeadas a Kagami que estaba cabizbajo escuchando también la canción, eso no debía pasar pero era humano, le dolía la muerte de su amado.

Apretó con violencia el volante y frunció su semblante por completo, notándose enfurecido de repente. Juntó sus labios sintiendo un dolor insignificante y sus cejas parecían ser una sola. Encontraría al asesino, por Tetsu, Kagami y por él.

Eso no se quedaría así.

Lo encontraría.

Notas finales:

¿Les gusta?

Ahre :v amo a los pandicornios.

 

Nos vemos en el siguiente capítulo :'3


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