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Espumante por sugarlimbo

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Notas del fanfic:

Este fic fue dedicado alguna vez a ShellyBe. Sé que ahora estás en otro momento de tu vida, pero honro esta idea por la felicidad que compartíamos en aquel entonces.        

Para mi Shellycita <3

               

 

                Cerró los ojos y aspiró el aire frío de la noche. Sólo tenía que esperar unos minutos más, sólo unos minutos. Esto no podía seguir dilatándose.

               

Hoy era el último día.

 

La vista desde la azotea del edificio era hermosa. Las personas, veinte pisos más abajo, eran sólo pequeños puntos negros en constante movimiento. Las luces de la ciudad brillaban con intensidad, con distintos colores, con distintos tamaños. Le daban vida al paisaje nocturno.

Era todo perfecto para esta ocasión.

 

Ya eran las once de la noche. Se había escapado de la celebración con sus padres diciéndoles que se iría a dormir pues estaba muy cansado.

 

Cansado a las 21:30 hrs.

 

Se rió.

Sí, claro.

Bastó con decirles eso y luego cerró la puerta de su habitación con llave - como cada noche- y salió por la ventana. Todo era así de simple. Así de aburrido.

 

Miró su reloj: 23:15.

 

Excelente. El idiota venía con cuarenta y cinco minutos de retraso. Nunca llegaba tarde, pero justo hoy había decidido cambiar la rutina. Como si su edificio se encontrara tan cerca su casa. Si hubiese sabido que iba a tardarse tanto, al menos se habría cambiado de ropa. Odiaba usar traje.

 

Se desabrochó un poco la camisa y soltó el nudo de la corbata. Ya casi no podía respirar.

¿A qué clase de persona ridícula  se le habría ocurrido inventar esta vestimenta?

Como si a alguien le gustara ocuparla. Qué idiotez.

 

…un momento.

 

Claro que había alguien que gustaba de vestir así, alguien que disfrutaba tanto de la idiotez como de lo extraño. Quién más que el idiota, quién más que la persona que lo hacía esperar en ese momento: Lee Jinki. Obvio ¡Cómo no se le había ocurrido antes!

Él era lo suficientemente… particular.

Y aunque no tuviese intenciones de admitirlo en público, eso era lo que le agradaba de él. Por eso eran amigos desde hace años. Desde que había ingresado a la escuela con él.

 

 

Lo había visto solo en su pupitre. Sentado muy correctamente, con la espalda recta, los dedos entrecruzados sobre la mesa y mirando al pizarrón, el cual por cierto, estaba vacío porque el profesor aún no había llegado. Pero él se mantenía firme en esa posición.

 

‘Extraño’. Había pensado Jonghyun cuando lo vio. Y luego comprobó que no se equivocaba. Ese chico no se regía por ningún margen ordinario o implícitamente establecido. Por el contrario: Jinki era un chico en extremo correcto y amable, pero a la vez distante. Todos a su alrededor lo estimaban mucho, pero nadie estaba realmente interesado en él. Era tan sólo un ‘chico especial’.

Él, sin embargo, se consideraba una excepción. A Kim Jonghyun sí le llamaba la atención saber lo que ese especial significaba. No podía entender la forma en que el otro pensaba, en qué manera entendía el mundo.

Sólo estaba seguro de una cosa: era de un modo muy distinto al resto.

Y eso definitivamente le encantaba. Se entretenía viendo cómo el mayor se sorprendía de lo cotidiano y se aburría del humor común.

Le gustaba mucho observarlo.

               

Se alegraba mucho de haberlo conocido.  

 

                —¡Jonghyunah!

 

                Jinki entraba presuroso por la puerta de la azotea. Venía con la ropa desalineada, dando cuenta de que había venido corriendo. Sonreía. Amplia y sinceramente, como tanto le gustaba verlo.

                Jonghyun lo miró con resentimiento. Tenía que dejarle claro que no le agradaba que tardara. Él era siempre el que lo hacía esperar. Sólo él. Kim Jonghyun a Lee Jinki. No al revés y punto.

 

                —Lamento la tardanza—dijo riendo nervioso, rascando su nuca— Mis padres estaban tan felices por mis buenas calificaciones, que no dejaban de dar discursos… y pues, no podía salir…

               

Lo miró con ojos brillantes para disculparse.

                Parecía tan feliz. Muy al contrario de cómo se sentía Jonghyun, pero tenía que disimular.

               

—Está bien—dijo cerrando los ojos resignado —¿Lo trajiste?

 

—¿Qué?—preguntó Jinki distraído.

 

Jonghyun lo fulminó con la mirada ¿Qué no entendía que no había tiempo?.

 

—¡Ah!  Sí…sí… aquí está—declaró sacando de su mochila una botella.

 

Vino espumante.

 

Sí, porque ellos también tenían derecho a brindar a su salud. Por su amistad. Por su graduación. Por ser el último día en el que se verían.

 

Jonghyun quería decir algunas palabras. Que fueran importantes, que marcaran algo en la vida del otro, pero no se le ocurría nada. Lástima que una botella de ese brebaje jamás lo embriagaría; eso habría sido perfecto para poder  hablar más de la cuenta.

Tomó aire.

 

—Jinkiyah…

 

—¿Mmh?

 

Hizo una pausa. No podía.

Suspiró resignado.

 

—¿Trajiste copas?

 

—…

 

                —Lo sabía— dijo con desagrado y le propinó a su amigo un buen coscorrón, por idiota —…¿y cómo brindaremos ahora?

               

—Siempre podemos beber de la botella— opinó riendo muy tranquilamente.

 

—No es lo mismo— contradijo frustrado.

 

—Pero si es sólo beber, da igual dónde—lo animó Jinki, dándole unas palmaditas en la espalda.

Pero esto sólo logró frustrar más al menor.

 

—¡No es sólo beber! Es brindar, idiota. Es brindar…

 

Sabía que el otro no tenía la culpa. Sabía que estaba descargando su frustración en él. Pero simplemente no podía evitarlo. Le provocaba una angustia, este último día, que nada nunca le había causado antes.

Se sentó en el suelo, resignado. Jinki se acercó y se sentó junto a él.

 

—Hoy estás muy gruñón…

 

—Pásame la botella.

 

Jinki obedeció.

Retiró el papel metálico de la tapa. Trató de abrir la botella de un tirón. Pero no era tan fácil.

Jaló de nuevo; inútil.

Jinki lo miraba concentrado. ¿Por qué no podía ver hacia otro lado?

Jonghyun le reclamó con la mirada; Jinki ni se inmutó.

 

—Dame.

 

                Le arrebató la botella de las manos y en un abrir y cerrar de ojos le quitó el dichoso tapón.

Jinki dio el primer sorbo. Un gran sorbo.

Jonghyun sólo pestañó sorprendido.

 

—Salud, Jonghyunah—dijo con solemnidad entregándole la botella.

 

Serio, convincente. Con el control de la situación.

Increíblemente atractivo.

 

 Odiaba pensar que iba a extrañarlo.

Dio tres contundentes sorbos a la botella. Ya nada sería lo mismo.

 

—Jinkiyah… hoy es el último día—susurró. Como si el decirlo muy fuerte fuera peligroso.

 

—Lo sé— respondió Jinki mirando hacia el cielo. —Y por eso mismo tenemos que estar alegres ¿No lo crees? Tomárnoslo con calma. Hay que tener un lindo recuerdo.

 

Le dedicó una sonrisa al menor.

 

Una linda sonrisa”, pensó Jonghyun e inmediatamente después, la temperatura de sus mejillas subió considerablemente.

Tomó 6 sorbos sin respirar. ¡Maldición!  Jamás se embriagaría con un espumante, pensaba mientras se atoraba con la bebida.

 

—Un lindo…recuerdo…—repitió Jonghyun como hipnotizado, entregándole la botella a Jinki.

 

Este último movió la cabeza frenéticamente en modo de afirmación, para luego juntar su boca con la de la botella.

Lentamente. Disfrutando del momento.

Cerró los ojos saboreando el líquido espumoso que entraba por su boca.

 

—Jonghyun…—llamó con los ojos aún cerrados—en tu compañía, esta cosa, sabe mil veces mejor.

 

El aludido abrió sus ojos de par en par.

Le removió un sentimiento extraño y molesto. Sintió como él líquido hacía que le burbujeaba dentro de su estómago. Sus mejillas se sonrojaron, sus manos le sudaron y se sintió embargado por un ataque de emoción. Esa frase tan corta e insignificante, en ese día tan importante y definitivo, le conmovió hasta la médula.

Quiso responderle igual y así dejarlo en el mismo estado medio catatónico en el que se encontraba, no obstante, su vocabulario le era insuficiente para expresarse. Simplemente, lo había dejado sin palabras. Lo había tomado, por completo, desprevenido y sin defensas.

Miró a Jinki asustado aún sin saber cómo reaccionar.

 

—¿Qué…qué quieres que diga?—soltó con dificultad como si alguien le atacara.

 

Jinki quedó pensativo.

 

—No sé, pu--

 

—Espera, espera—le interrumpió y en un impulso impetuoso le quitó la botella de espumante.

El menor de los dos, en su desesperación no miró cuánto bebía. Esta vez no contó los sorbos, no reparó del gas de la bebida y ni notó cuándo terminó con el contenido del envase. Sin embargo, cuando no pudo sorber más que aire, miró a su amigo y compañero con un dejo de resentimiento.

 

—Eres raro Jinkiyah—declaró pseudo molesto.—Eres tan… tan… —continuó inconexo, con la voz pastosa— ¿Ridículo?

Jinki dio un respingo. Pero Jonghyun levantó su mano en señal de que se callase. Y se puso de pie, un poco tambaleante, continuando con su monólogo.

 

—¿Qué eres?¿Gracioso? ¿Simpático? ¿Esforzado?...¿Ahora

 eres un orador conmovedor?—decía como tratando de encontrar la palabra que encajara a la perfección.

Jinki relajó los hombros. Jonghyun se calló. Por un momento nadie dijo nada, sin embargo, el menor siguió pensando en la palabra precisa que pudiese representar a su mejor amigo. ¿Pero qué conjunto de letras era capaz de juntar tantas sensaciones? Que hiciera reír, que desesperara, que exasperara, que provocara síndrome de abstinencia por no verlo en un tiempo… ¿Qué palabra cumplía con los requisitos? ¿Había alguna que además señalara cuánta falta le haría al no verlo más?

Una palabra asquerosamente cursi.

Jonghyun miró a Jinki a los ojos. De pronto se quedó clavado en ellos. Jinki lo miró descolocado. Aún no podría entender qué le pasaba al otro.

 

—Jonghyunah… ¿será que ya estás borr-

 

—¡Al diablo!—lo interrumpió, acercándose de súbito al más alto. No era una palabra lo que buscaba. De pronto toda esa bruma de negatividad se había ido al carajo. Sus sentimientos le mostraron la certeza más grande.  

 

—¿Qué…al diablo qu--

 

Jinki  nunca supo si lo calló la sorpresa o el beso mismo. Estaba sucediendo algo que jamás habría imaginado, luego de conocerse todos esos años. Jonghyun presionó aún más sobre sus labios, esperando desesperadamente por una respuesta.

 

Lee Jinki no era tan lento como su amigo podía pensar. No. Lee Jinki estaba sorprendido, extrañado, pero por sobre todo: encantado. Porque el sentir los labios de su mejor amigo sobre los suyos, fue algo inefable, increíble. Porque desde siempre, desde que ese engreído le había hablado con esa sonrisa ladina apoyándose sobre su pupitre, Lee Jinki, había perdido toda posibilidad de tener una amistad pura con Kim Jonghyun. Se había rendido por completo a las fantasías de ese amor impuro del cual no podía escapar.    

 

Hacía muchísimas noches que Lee Jinki había soñado su cercanía con Jonghyun, muchísimas noches había anhelado lo que en ese momento era tan concreto como no se habría atrevido a imaginar. En ese momento se derrumbaba terminantemente la muralla de voluntad que tanto trabajo le había costado levantar.

Cuando pensó que hoy sería su último día, cuando pensó que solo aceleraría sin mirar atrás.

Los labios de Kim Jonghyun. De su amigo, de su compañero.

Idílico .Irreal. Fascinante.

Su humedad. Su leve sabor a alcohol. Era mejor que cualquier ideal sobreazucarado que una mente adolescente como la suya podía formular.

Los dedos de Jonghyun se enredaron en su cabello, empujando su cabeza, para profundizar el beso.

Y así, cualquier pensamiento sensato escapó de la mente reflexiva de Lee Jinki.

 

Le abandonaron los pensamientos de separación y arrepentimiento; lo rodearon los escalofríos y el calor.

Abrió su boca para que otra lengua ingresara en su cavidad. Esa lengua tan deseada.

Gimió en el beso.

Acomodó sus brazos, rodeando el cuello del menor.

Se tendió sobre el frío suelo para estar más cómodo. Para sentir más aún a su mejor amigo.

El masaje de labios se sintió por tiempo infinito, pero se separaron asfixiados y acalorados. Sus respiraciones agitadas, sus mejillas rojas, sus ojos expectantes.

 

—Te voy a extrañar, Jinkiyah—declaró el menor más dramático de lo que abría planeado.

 

Jinki se carcajeó y juntó sus frentes. Jonghyun lo miró molesto.

 

—Esto es sólo el comienzo, Jonghyunah—declaró sonriendo azorado y posó nuevamente sus labios sobre el más bajo. Este tardó un momento en reaccionar.

 

Pero el alcohol dejó rápidamente de ser el único causante del calor que sentía. Estaba emocionado, lleno de esperanza.

Metió la mano debajo de la ropa del mayor.

 

—Tan tú—musitó Jonghyun entre besos, como si con solo decir eso mostrara que estaba de acuerdo con la declaración del otro.

Cerraron los ojos.

 

No despedidas, no fines. Sólo ese nuevo comienzo.

Sólo ese instante empapado de anhelos y sentimientos que por fin podían ser expresados. 

 

 

 

 

 

 

;___Julio 2010

Notas finales:

¿Comentarios?

¡Gracias por leer! :*


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