Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un domingo cualquiera por fatfancyunhappycat

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

ONE PIECE NO ME PERTENECE. 

 

Esto es crack y OoC af, advierto. 

 

2/3 autoregalos de mí para mí compartidos con la batería seria por el glorioso Fatfancyunhappycat-Day! 

 

 

—¡Pero es un viejo verde pervertido! ¿Estás seguro de que no quieres que llamemos a la policía?

—No, está bien ahí, Luffy. Déjalo al pobre, seguro está zafado de algo. —Sabo tenía tanta paciencia, era tan amable, tan buena gente y tan agradable que no podía simplemente hacerle algo malo a ese señor.

Llevaba… ¿dos, tres años? Por ahí. Dos a tres años siendo acosado por un magnate hispano de gran altura y sentido de la moda estrafalario, a Sabo realmente no le parecía algo malo, es más, le daba risa.

A veces llegaba cansado y triste del trabajo y lo primero que veía al sacar la cara por el balcón era a ese señor con abrigo de plumas bailando frente a su casa al son de una canción bastante apasionada.  Eso lo animaba, lo ponía de un humor excelente. Era su razón para seguir sonriendo.

El viejo era altanero, irrealista y extraño; pero lo hacía reír y eso bastaba como para no querer presentar cargos por acosamiento. ¿Quién sabe? Quizás algún día se animara a salir con él… quizás… ¡No! Sus hermanos lo matarían, aunque la idea lo tentaba mucho: el hombre no se veía tan malo y esa aventura le olía a peligro por lo que solo captaba más su atención.   

Se sentó un día cualquiera a apreciar de la vista en el balcón, Doflamingo (¿así se llamaba, verdad?) estaba bailando.

Fue la primera vez que se le antojó conversar con él.

—Oye, viejo, ¿por qué siempre bailas así? ¿No te cansas? —dijo y, el hombre se dio el tiempo de pausar su música.

—Oe, oe; se llaman técnicas de seducción, muchachito. Aparte, no soy un viejo y esto, muy aparte de ser útil, me mantiene en forma. —su voz era… algo que te envolvía como el mar y te atrapaba. Sabo necesitó unos segundos para recuperarse, después de todo, el viejo no se escuchaba tan mal.

—¿Y por qué no te pones a bailar frente a otra casa? ¿Sabes que podría llamar a la policía porque esto cuenta como acoso, no?

—Porque no tengo interés en alguien que no seas tú.

Oh, vamos, ¡no podía ir en serio!

Para ocultar su incomodidad, el joven solo rió. Su sonrisa burlona inspiró otra en respuesta en el señor.

—¿Y qué tengo yo que no tengan otros en el vecindario?

—No lo sé, pareces una presa apetecible para un hombre de tan buenos gustos como los míos… ¿Cómo es que te llamabas? —apagó la radio de una buena vez y la tomó por el asa de la que siempre la hacía colgar. Se estaba retirando.

—Sabo. Me llamo Sabo.  —Respondió casi por naturaleza con una risita escapándose de sus labios. Esa clase de halagos lo hacían enrojecer y sentirse tan feliz porque no había otro que se atreviera a decirlo algo similar.

—Bien, Sabo. Mocoso de la casa con balcón blanco, eres la clase de persona que busco… ¿Eso responde a tu pregunta? —el gesto que hacía le hubiera parecido muy desagradable a cualquiera que viera a Doflamingo, sin embargo, para Sabo era todo lo contrario.

Era como un payaso, pero uno tierno… en su extraña manera de ser, claro estaba.

—¿Y por qué específicamente quieres bailarme? ¿No podrías haber empezado por llamarme o hablarme un domingo? —se apoyó en la baranda, con ambas manos soportando su barbilla desde la base y sujetando sus propias mejillas.

—No me gustan las cosas fáciles, Sabo. Pero si te acercaras tú un domingo de estos, con mucho gusto te invito un café… o una cerveza, si tienes gustos más toscos.

—¿Y por qué ese baile?

—Los flamencos son aves hermosas e inteligentes, sutiles. Bailan para atraer a las hembras, no pelean por ellas.

Su jueguito comenzaba a gustarle… mucho, a decir verdad. Suspiró… ¿Hembra? No creyó que eso fuera un insulto, de todos modos. Le hubiese encantado seguir con la plática, pero sus hermanos habían llegado a su punto máximo de paciencia.

Luffy llegó con un balde de agua helada en ambas manos, se lo tiró al pobre hombre y dejó que se fuera caminando empapado.

—¡Fuera de aquí, pervertido! —gritó el furioso enano.

Sintió vergüenza por lo que su hermano acababa de hacer, ahora el viejo no vendría de nuevo y seguro ni en pintura lo querría ver… pero por el contrario, Doflamingo se alejaba con paso glorioso, caminando de espaldas y sonriéndole al otro rubio para desgracia de Luffy que ardía de la furia.

—¡Un domingo cualquiera, enano! —fue lo último que escuchó de él antes de que Ace llegara y lo empujara puerta adentro, cerrando las ventanas y encerrándolo en la casa de una buena vez.

—Un domingo cualquiera, viejo. —susurró.

Era extraño, un viejo pervertido pero curioso.

Eso le encantaba y ahora Sabo se arrepentía de no haberle hablado antes. ¡Qué estúpido había sido en perder tanto tiempo! Ahora escuchaba los reproches de sus hermanos, aunque casi nada le importaba aparte de que llegara el ansiado fin de semana.

Un domingo cualquiera empezaría con todo. 

Notas finales:

Les dije que no me hacía responsable de traumas(???). 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).