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Sleppy Time With Daddy Sherlock por pinki won

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Notas del fanfic:

hi!
vengo con otro hiper mega lindo One shot de esta parejita....bueno no se si sea lindo.... pero de que es one shot, lo es(?

ademas no vienen solos!!

bueno sin mas les dejo leer, que se diviertan n.n

La hora de dormir había llegado en la casa de la familia Holmes-Watson, John Watson  luchaba con su pequeña hija para poder bañarla y así ponerle el pijama y llevarla a dormir. Para tener 6 años y medio su pequeña hija era más inquieta que una manada de búfalos, cada noche era la misma rutina:

1.- llevar a Elizabeth a bañar

—Lizzy es hora de ir a tomar un baño— le llamo el ex militar desde el marco de la puerta de la habitación de su hija, esta se encontraba jugando con sus muñecas y al escuchar aquella frase volteo a verlo con ojos de cachorrito.

—¿Podríamos hoy dejar pasar la hora del baño?— lo miro con esos enormes ojos multicolor tan parecidos a los de su esposo.

—Sabes que no Lizzy…..ni la mirada de cachorro abandonado en medio de la calle lo impedirá, no funciona con tu padre, no funcionara contigo— Elizabeth se cruzo de brazos. Sabía que con papi John ya no funcionaria eso, hizo una nota mental de decirle a papá Sherlock que le diera mas ideas. Así que resignada se levanto del suelo y se fue directo al baño….

2.- la lucha interminable de Elizabeth vs el Pijama

John abrió la puerta del baño para que saliera su pequeña caminando envuelta en miles de toallas. El ex militar observo el baño y sacudió la cabeza, era un total desastre:

Agua regada por todos lados, Shampoo en las paredes y espuma en el piso. Si, su hija era todo un caso. Y así se dirigieron nuevamente a la habitación de la pequeña para cambiarla….

Y así comenzaba un nuevo round de Pijama vs Elizabeth

Elizabeth estaba sentada en su cama envuelta en las toallas viendo como su papi John sacaba a su peor enemigo: ese horrible pijama rosa. Entrecerró los ojos y solo un pensamiento cruzo por su mente:

huiré y después hare una huelga para quemar todos los pijamas rosas del mundo…. Aunque posiblemente papi Sherlock me encuentre y me castigue sin ayudarle en sus experimentos….. Será algo que tendré que sacrificar.” y con ese pensamiento la niña salto de la cama (aun con las toallas enredadas en ella) y salió corriendo a la puerta, la cual para su sorpresa estaba atrancada.

Miro a su padre con el ceño fruncido y este esbozo una sonrisa de lado, era un mini Sherlock versión mujer.

—Esta vez no, hoy no tardaremos tanto en ponernos el pijama— Elizabeth sonrió maliciosa, a lo que John suspiro resignado. Y asi comenzó el juego de miradas entre el mas grande y la pequeña, ninguno daría su brazo a torcer.

Ella por no querer ese horrendo pijama rosa

El, rogándole a dios que esto no durara tanto…..

Y  después de 20 minutos de corretear a una semi desnuda niña por su habitación, 10 minutos tratando de sacarla de debajo de su cama y una mesita de noche rota, pudo por fin ponerle el pijama

—¿vez? ¿Qué de malo hay?— pregunto el rubio mientras le daba de cenar a la pequeña

—¡que es rosa! Odio el rosa, el rosa es para niñas ordinarias— la niña hizo un puchero de lo más tierno a lo que John hizo reír, acaricio la rizada y negra cabellera de su hija y escucharon como la puerta se abría y cerraba

—Papi Sherlock llego— comento alegre Elizabeth. Salto de su silla y salió corriendo al encuentro con su papi

3.- hacer dormir a Elizabeth (la parte más tranquila de la noche, según John)

Sherlock  regresaba de un largo día en el Bart’s, después de un caso extremadamente complicado (pero no menos divertido para el detective), estar con las personas más odiosas e incompetentes del Scotland Yard; regresar a casa era lo que más quería.

Vio como su monstruito (como cariñosamente le llamaba) venia hacia el corriendo con ese horrendo pijama rosa que John la obligaba a ponerse, podría ser un altanero, frio e insensible con toda persona que se le cruzara, pero al ver a su niña esa faceta se iba y una enorme sonrisa aparecía en su rostro.

—¡PAPI!— abrazo eufóricamente la pierna de su papá mientras este reía y la cargaba en brazos.

—Monstruito ¿hiciste fastidiar mucho a papi mientras no estaba?— comento mientras le daba un sonoro beso en el cachete y esta reía.

— ¿yo? Jamás fastidiaría a papi John— dijo sonriendo inocentemente mientras envolvía sus manos en las sedosa bufanda azul de su papá. Adoraba ese color y esa bufanda y cada que llegaba a casa él se la daba y ella dormía con ella. Y esta no era la excepción.

—Sí, tu pequeño huracán— intervino su esposo. El azabache solo atino a sonreír, su hija había sacado su carácter y su pobre pareja tenía que lidiar con dos personas súper inteligentes.

—Estoy orgulloso de ti, hija mía— le hizo cosquillas mientras caminaban a la habitación de ella.

—Yo lo sé, porque soy toda una Holmes— dijo orgullosa la pequeña mientras se bajaba de los brazos de su padre y subía a su cama.

—Sí, eres toda una Holmes. Pero también eres una Watson, tienes el corazón más noble de todos los monstruitos que he conocido— le decía mientras ponía un dedo donde estaba su corazón. La pequeña asintió estado de acuerdo.

Tenía tantas cosas en común con su papi John, el querer ayudar a la gente, ser cariñosa, amorosa, tener una enorme sonrisa en su rostro, su sentimiento por la justicia, la gran nobleza que carga.

Pero también tenía similitudes en su papá Sherlock, no tanto por su pelo negro y rizado, tampoco por sus ojos de muchos tonos de azul. Si no por su sentido del humor, su gran mente en desarrollo, su inagotable sed de conocimiento y sus ganas de siempre estar experimentado

Amaba tanto a sus papis.

—¿En qué piensas, Elizabeth?— le llamo su papá quien ya la estaba recostando para arroparla con las sabanas.

— En que papi John insiste en los pijamas rosas, odio el rosa, es para niñas ordinarias.

—Hablare con John, prometo que quemaremos ese horrible pijama rosa, ya que tú no eres una niña ordinaria, eres la niña más inteligente de todo Baker Street— Sherlock se volvía todo un tonto por su niña, jamás lo veras así con otra persona, los afortunados son John y ella, pero mas su pequeña revoltosa— compraremos uno azul a espaldas de papá ¿trato?

—Trato—el detective acaricio los rizos rebeldes de su hija y esta abrazo mucho mas la bufanda acurrucándose en la cama.

—¿lista para ir a dormir e ir a…. soñar?

La pequeña rio— Si, soñar con los casos que tu y papi resuelven.

—que no te escuche tu papá o no habrá más platicas sobre eso— John le había dicho que no le contara de los casos y menos si contaban con asesinatos. Pero Sherlock hizo caso omiso, pues sabía que su pequeña era muy inteligente y podría manejarlo.

— Esta bien, está bien no diré nada— la pequeña azabache bostezo y el sociópata entiendo que era momento de dormir. Se despidió de ella dándole un beso en la sien, se levanto de la cama pero una pequeña manita tomo la suya reteniéndolo— se que hace mucho no lo haces porque ya soy grande, pero…… ¿tocarías tu violín y…me cantarías?

El detective la miro enternecido, recordaba que tocaba y cantaba  para ella hasta que cumplió los 4 años, a partir de ahí la hacía dormir con los relatos y el que hoy le pidiera eso, hacia que en su pecho se formara un calor extraño.

¿Añoranza?

¿Alegría?

No lo sabía, pero lo hacía sentir lleno

 

—por supuesto que sí— Salió de la habitación y al momento volvió con su magnífico Stradivarius, este que instrumento que tanto adoraba Elizabeth y que soñaba con algún día tocar como lo hacía su papá.

Y así Sherlock comenzó a tocar una suave y relajante tonada para después comenzar a cantar suavemente.

Mi dulce niña de tierna sonrisa

Deja de llorar que aquí estoy

Seca las lagrimas, déjame ver

Esos ojitos de una vez

Tierno Azul, que tanto soñé

Tierno Azul, que tanto añore

Deja de llorar, de una vez

Y esos ojitos déjame ver.

Le cantaba con cierta emoción, hace mucho que no lo hacía y se sentía un poco fuera de lugar. La canción la había compuesto el día en que Elizabeth había llegado al apartamento en brazos de John, al verla tan pequeña en su cuna las palabras y la melodía llegaron por si solas.

No paso mucho tiempo y para cuando el abrió los ojos vio como Elizabeth respiraba tranquilamente en señal de estar dormida y Sherlock decidió termina de cantarle.

Mi linda rareza, luz de mi vida

Mi tierna osita, mi fuerte tigresa

En esta canción te digo yo

Que mi corazón, por siempre tuyo será

Le dio un casto beso en la sien, la cubrió bien y se dirigió a la puerta donde ya sabía que se encontraría a su pareja, sabía que siempre escuchaba las conversaciones con su hija y también cuando tocaba su nana hace dos años.

—Hace mucho que no te escuchaba cantarle su nana, adoro la letra y la música— le dijo mientras el sociópata lo  envolvía en un abrazo por detrás de él con la vista hacia su hija

—por supuesto, yo la creé esa obra de arte.

 —Que modesto eres Holmes— le dio un pequeño codazo de juego a lo que el más alto solo rio.

—me sentí un poco raro al cantarle, hace mucho que no lo hacía….. Y lo disfrute, sentí algo raro cuando me lo pidió otra vez.

—se llama alegría. Nuestra pequeña es tan independiente a sus 6 años, ella quiere ser lo más madura para ti sin pedirte cosas, que te sientas orgulloso de ella.

—tal vez…. ¿pero sabes?— observo a su niña por un momento y volvió a hablar— quiero que me siga pidiendo cosas, que sea mi pequeño monstruito por más tiempo

John volteo hacia él y observo su rostro. En él se reflejaba un poco de tristeza y miedo, sabía lo que pasaba por la indescifrable mente de su marido.

Tenía miedo que Elizabeth creciera y ya no lo siguiera como hasta ahora.

—No hay nada que temer— Sherlock lo miro asombrado, jamás sabrá el cómo su pareja adivina sus sentimientos— es la ley de la vida, algún día tendrá que crecer y no será más pequeña…. Pero a nuestros ojos siempre será nuestra niña revoltosa y tu pequeña consentida.

El ex militar tomo el rostro de su esposo y le dio pequeños besos sin hacer ruido.

—pero no pensemos a futuro ¿de acuerdo? Llegara en su momento, por ahora disfrutemos y démosle una infancia que recuerde con añoranza.

—Usted tan positivo doctor Watson…. ¿te dio mucha batalla?— pregunto cambiando de tema, odiaba que sus sentimientos salieran a flote. Era mucho más normal al tener a su familia, pero aun así se sentía raro.

—sabes que siempre me da batalla cuando la mando a bañarse, no entiendo que tienen ustedes dos con el agua.

—el bañarse quita mucho tiempo

—¡Tienen que ser higiénicos!— esto último lo dijo casi gritando y asustado volteo a ver si Lizzy se había despertado, pero ella solo se cambio de posición y siguió durmiendo.

—bien, pero tenemos que hablar del horrendo pijama rosa…..lo quemaremos— dijo el más alto cruzándose de brazos y tratando de no sonreír ante la cara de su pareja.

—No puedo con ustedes dos— dijo saliendo de la habitación y entrando a la suya. Sherlock lo seguía por detrás no sin antes darle una última mirada y cerrar la puerta. Fue directamente y lo abrazo nuevamente mientras caían en la cama.

—no he sido la persona más agradable y buena gente del mundo…..pero ¿Qué hice para tenerlos a los dos?

—ser tu mismo…..bueno, ser tu mismo no, pero no importa el que….mereces esto, merecemos esto Sherlock y somos felices así. Me desesperas y te desespero pero aquel pedacito de cielo (e infierno también) nos hace olvidarlo, querernos aun mas y disfrutar de esas noches con papi Sherlock.

Ambos rieron y terminaron aquella platica entre besos y pequeñas caricias para al poco rato quedar ambos dormidos, el detective abrazado al rubio como no queriendo soltarlo jamás.

Para esto había una pequeña intrusa que se había escapado y entrado a hurtadillas a la habitación de sus padres, los miro a ambos con una sonrisa y subió a la cama con cuidado de no despertarlos.

—son los mejores papis del mundo, jamás los cambiaría por nada, ni por las galletas de la Sra. Hudson ni por los cupcakes que me trae el tío Myc— susurro dándoles a cada uno un beso en la mejilla para luego acurrucarse a un lado de su papi John y volver a dormir abrazada a la bufanda de papá Sherlock.

Cualquiera que los viera diría que son una familia anormal, con un sociópata altamente funcional  y un ex militar que resuelven casos y una niña muy contrario a sus padres.

Pero la verdad era que era la familia más anormalmente normal que pudieran encontrar.

Notas finales:

si llegaste hasta aqui
FELICIDADES...

no, ya no ofrecere galletas... se me terminaron
tal vez les de a Sherlock con moñito rojo...

-!OYE¡ ni pienses en que te dejare que regales a Sherlock

-John...¿que habiamos dicho de meternos en las notas finaleeess?

-!me has obligado¡ Sherlock con solo moño rojo es MIO


-John deja de desvestir a Sher...¿!PORQUE LO AMORDASAS!?....!DEMONIOS EN MI HABITACION NOO!......

 

 

y bueno creo que ni sherlock ni galletas .-.

espero que les haya gustado y me ustaria saberlo con un review

ya sea malo o bueno para mi es lo mejor
hasta pronto


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