En el mundo existe la crueldad, siempre hacen de lado a las personas con corazón puro, lastiman su alma y disfrutan con su dolor, sobre todo cuando no son de un aspecto agradable. Sin embargo, en Japón, en especial en Tokyo, hay dos chicos con diferentes características y con una cosa en común, la pureza de su alma.
-Sawamura… eres tonto-
-¡Que cruel eres Kanemaru!-
No, esa no era la realidad, eso no era verdad, no era que fuese tonto, simplemente la inocencia y belleza de su alma radicaba en ser simplemente alegre y ruidoso, dejando que todos sus sentimientos de amor salieran de su corazón y fueran expresados libremente.
Por otro lado, las chicas solían aprovecharse de la ternura, timidez y debilidad de Todoroki Raichi, un estudiante beisbolista que se la pasaba agitando su bate y gritando con ánimo en el campo, aunque en el salón no había nada más que silencio.
-Todoroki, eres un tonto, es realmente desagradable que un chico no pueda hablar en público-
-Yo… yo…-
Los chicos se burlaban de él por ser tan frágil en el salón de clase, incluso era tan obediente que hasta los profesores los trataban como su recadero, por cierto, ese día lo mandaron a hacer un recado que estaba un poco alejado de la escuela y fue…
Raichi se perdió en las calles, caminaba tratando de encontrar el camino a su escuela para volver a ver su padre. Mientras, Sawamura fue con los chicos al centro y se separó de ellos por error, como siempre, se perdió.
De la nada ambos chocaron, cayendo al suelo, arrojados por su fuerza, y mientras se quejaban, se dieron cuenta de quién era el que estaba enfrente
-Todoroki… Raichi-
-Sawamura…-
Inocentes al fin y al cabo, así que mientras uno trataba de levantarse y despedirse el otro miraba las calles asustado.
-¿Te pasa algo?-
-Eh… perdi… do…-
-¿Te perdiste?-
-Si…-
Tartamudeaba al hablar, sobre todo por la persona que tenía al frente, estaba realmente asustado de estar solo en esa ciudad tan grande y lejos del campo de béisbol.
-¿Qué lo mandó a dónde?-
-Le pedí que fuera a dejar unas cosas al centro-
-Pero Raichi no puede andar solo por las calles, se perderá-
-Sanada-san, ya se fue desde hace rato, es un estudiante de preparatoria, no creo que se pierda-
-Usted no sabe nada de él-
Sanada Shumpei, un joven amigo del bateador más impresionante de Tokyo, estaba preocupado porque su kohai había sido enviado lejos, lo peor es que se perdería afuera, eso era definitivo.
-Mmmm, te llevaré de vuelta, no puedo dejarte solo-
-¿Es…?-
-¡Encontremos tu escuela!-
Ambos caminaban juntos, intentando hallar el camino de vuelta, Sawamura había hecho un esfuerzo sobrehumano para ayudarlo, y al final ya estaban cerca, se veía la escuela por la colina, cuando fueron atacados por unos vándalos.
-Pero… ¿Qué tenemos aquí?-
-¿Nos dejan pasar? Por favor-
El castaño de ojos brillantes los miró un poco serio para pedirles que los dejaran pasar, pero la respuesta no fue positiva.
-Mmmm, eres lindo, no entiendo que hace una cosa como tú con una cosa como él-
Señaló a Raichi, quien escondió la mirada para que él contrario no lo notara
-No lo molesten-
Arrojó unas piedras y salió corriendo con el chico de la cicatriz en su rostro, tomándolo de la mano, corrieron tanto, casi desvaneciéndose por la falta de oxígeno, que no notaron cuando llegaron a la escuela de Yakushi.
En la entrada se encontraban los chicos del club de béisbol a punto de salir a buscarlo cuando los vieron tomados de la mano.
-¿Estas bien?-
-Eh… si…-
-Eres bastante tímido-
Sus palabras sonrojaron más al pequeño que no quería contestar y escondía su rostro, mientras Eijun le tomaba las mejillas, y los chicos de Yakushi creyeron que lo estaba molestando.
-No deberías molestar a la gente noble, Sawamura-
-¿molestar? Eso no…-
-Déjalo en paz-
-Yo no…-
-¿Quieres que te demos una golpiza por molestar a nuestro compañero?-
Se quedaron en shock cuando Raichi gritó
-¡Él no ha hecho nada malo, sólo me estaba ayudando!-
-Me lo imaginé- contestó Sanada con tranquilidad –Seido esta lejos de aquí, deja que te acompañe a la estación del metro-
El castaño suspiró, se le había olvidado que debían volver temprano y se las vería negras con su entrenador cuando regresara.
Dicho esto, fue a la estación y regresó a la escuela, en cuanto puso un pie dentro, Kataoka ya lo esperaba súper molesto, sus compañeros también estaban enojados porque no les avisó donde estaba.
Sawamura no tuvo la oportunidad de explicar nada, lo mandaron a correr y estuvo castigado toda la semana, hasta que en la puerta de Seido se estacionó un camión con unos chicos adentro impacientes por bajar y entrar a la escuela.
-Entrenador Kataoka…-
-¿Qué pasa?-
-Afuera están los jugadores del Yakushi, dicen que quieren saber si pueden jugar un rato con Sawamura…-
El entrenador se sorprendió y fue a recibirlos de inmediato.
-Díganos… ¿a qué se debe su visita?-
-Sawamura ayudó a Todoroki, así que venimos a pagar ese favor-
Los presentes no sabían nada, eran como las 10 de la mañana y ya todos estaban en el campo, esperando a que apareciera Rei-chan y el entrenador, se asombraron cuando vieron entrar a unos chicos vestidos de jugadores, y más al ver el símbolo de la Ys en su frente.
-¿Un partido de práctica?-
-Nadie nos dijo de nada-
Sawamura corrió a saludar a los chicos, después de todo, cuando lo regresaron se dio cuenta de que no eran malos tipos.
-Shunpei-
-Sawamura, veo que sigues siendo un irrespetuoso, aunque no puedes cambiar en una semana-
Miyuki enarcó su ceja cuando vio la “facilidad” de comunicación entre los dos, más cuando le acarició su cabello y sacó la sonrisa del pitcher.
-¿Qué hacen aquí?-
-¿Qué más? Vinimos a pagar el favor- la sonrisa elegante de Sanada dejó a Sawamura muy feliz.
Kataoka apareció con el entrenador de Yakushi y Raichi, quien parecía más callado de lo normal, Miyuki ordenó que se formaran.
-Parece que Sawamura llevó a la escuela de Yakushi a Todoroki, así que como recompensa quieren pagar con un partido de práctica, Sawamura, después correrás otras 20 vueltas a la cancha por no decirme nada-
Kuramochi jaló por segundos a su kohai y le dio una de sus tremendas patadas voladoras
-¡Ba…ka…mu…ra ayudando al enemigo!-
Sufría pero al final Kuramochi lo regresó a lado de todos.
Parecía algo frustrado, pero no estaba molesto por correr.
-Antes del partido, ¿podemos entrenar un rato? Aún no hemos calentado-
-Siéntanse como en casa-
Era el campamento de verano así que… los batazos se escuchaban por todas partes, mientras lo veían correr y atrapar, el jefe los machacaba sin piedad, razón por la cual se confiaron y pensaron que los vencerían.
La emoción aumentó cuando se vieron forzados a llegar a la baja de la novena con un 0 a 0, Sawamura lanzaba y estaba al bate Raichi.
-¡Sawamura! Gracias-
Agitó de forma hermosa su bate, aun así no sirvió, la pelota pasó de lado estampándose en el guante del cátcher.
Se despidieron dándole suaves abrazos y caricias en la cara al pitcher
-La próxima vez estaremos listos para vencerles-
-Los esperaré con ansias-
La chamarra del pequeño bateador imparable se atoró en sus pies justo cuando estaba frente a Sawamura y cayó por segunda ocasión dándole un beso en los labios.
Segundos después se levantó rápido y se disculpó con insistencia, finalmente se escondió detrás de su superior.
-Lo siento Eijun, es un poco-
-Tímido, lo sé, me lo dijo ese día-
Estaba algo atónito por lo de recién, pero extrañamente no estaba molesto, Raichi era agradable, lo notó desde que se encontraron ese día en el que se perdieron, su corazón latió por el desde ese momento, aunque no lo diría, porque no quería aceptar que se había enamorado del pequeño tímido.
-La semana que viene iremos a un parque de diversiones ¿vienes con nosotros?-
-¿Eh?-
Al parecer se llevaba demasiado bien con los del otro equipo
-Ve, supongo que necesitas descansar-
El entrenador lo dijo como si nada, dejando al público sorprendido
-¡Si!-
Gritó emocionado
-Vendré a recogerte a las 9 de la mañana-
Era una trampa de Sanada, al final, se había dado cuenta de aquel sonrojo en el rostro del menor, que lo hizo querer ayudarlo.
-Fraternizas con el enemigo-
Contestó Miyuki un poco molesto
-No son malos tíos-
-¿Eh?-
-Aunque Raichi es bastante tímido-
-oh si… ahora es “Raichi”-
Su sonrojo apareció dejando pensativos al cátcher y al short stop que no habían visto esa faceta del menor.
El tan esperado día llegó y se fue en compañía de los otros, entraron y se subieron a muchos juegos, entre ellos la taza loca, el bumerang, la montaña rusa, los carritos chocones, entre otros; también comieron onigiris y otras cosas ligeras, en su mayoría dulces.
Cuando finalmente la noche cayó, decidieron entrar a un último lugar, el elevador del romance, donde el edificio era maravillosamente grande, y daba la vista a todo el parque.
Sanada dejó solos a Raichi y Sawamura porque le pareció lo mejor.
-Sanada, creo que me estoy volviendo loco-
-¿Por qué lo dices?-
-Porque mi corazón se acelera rápidamente, y el aire se me va, me siento feliz y triste a la vez-
-Eso no es locura, es amor-
-Raichi, dile ahora-
El pitcher pasó de lado dándole un golpe suave en el hombro, animándolo a confesar su amor.
Sawamura miraba el cielo y de la nada notó que estaba solo con Todoroki, se acercó a él y le dijo
-Me he divertido mucho-
-Me alegro…-
-Estas muy rojo ¿tienes fiebre?-
Acercó su mano y la posó en su frente, las burbujitas color azul y el ambiente rosa aparecieron frente a los dos, cuando Raichi se acercó y tomando su mano para alejarla de su frente, cerró sus ojos al darle un beso simple pero lleno de sentimientos hermosos.
Sawamura cerró sus ojos y correspondió el beso con sentimientos salidos desde el fondo del corazón.
-Sawamura… ¿quieres salir conmigo?-
-Esto… supongo que ya salimos-
Sanada fue empujado por sus compañeros que espiaban la escena entre esos dos.
-Nunca pensé que tuvieran tan mal sentido del clima-
-¿clima?-
-¿Qué no ven que tenemos una plática difícil?-
-Lo sentimos, pero somos felices de que sean novios, Raichi siempre es muy tímido y le cuesta decir lo que siente-
Al final llevaron a la escuela a Sawamura, sus senpais ya estaban desesperados porque no sabrían que habían hecho en todo el día y se preguntaban si ¿Habían sacado información del equipo por la boca de Sawamura? Torturarían al menor si eso llegaba a pasar.
Lo vieron entrar y decidieron ir a recibirlo, sin embargo se quedaron estáticos cuando vieron al menor abrazado de Raichi y siendo sujetado con fuerza.
-Vendré a verte la próxima semana-
-Bueno, pero… creo que lo justo es que yo vaya por ti la próxima vez-
-No, lo correcto es que yo venga-
Los dos reían sinceramente y siendo bastante escandalosos, cosa que parecía curiosamente tierna.