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El único por dark kirito

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Notas del fanfic:

Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama.

Espero que no haya quedado muy raro el capitulo, porque los escribo desde el móvil, y como voy de rápido, no tuve tiempo de corregirlos en el inter.

Muchísimas gracias por su apoyo,  no saben lo feliz que me hizo leer sus rw, pensé que esta historia no estaba gustando, y para agradecer, quise hacer lo que me pidieron,  espero que les guste l historia.Gracias a todos por leer¡ y gracias en especial a Chizuru, Me y, Soy una rosquilla y Ren Phanteas Mircea,y todos loa anomimos, dedicado especialmente a todos los que querían la continuación, y sobre todo a la chica del cumpleaños, espero que les guste¡¡¡¡ en verdad me animaron mucho¡¡¡¡¡¡¡ >////< Por cierto no es lemon, porque como ya saben, no lo escribo mucho y amar nuevamente se está llevando todos mis esfuerzos en ello jaja que trabajo¡ el primer capítulo es lo mismo de los tres primeros del otro fic, un poco editado para quitar el lemon, y el segundo es el accidente pero de forma distinta, y a partir del segundo y tercero nueva historia¡¡¡¡¡ Bueno, como ya había dicho aparecen personajes de Alma Toran.

Notas del capitulo:

Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama.

Espero que no haya quedado muy raro el capitulo, porque los escribo desde el móvil, y como voy de rápido, no tuve tiempo de corregirlos en el inter.

Muchísimas gracias por su apoyo,  no saben lo feliz que me hizo leer sus rw, pensé que esta historia no estaba gustando, y para agradecer, quise hacer lo que me pidieron,  espero que les guste l historia.Gracias a todos por leer¡ y gracias en especial a Chizuru, Me y, Soy una rosquilla y Ren Phanteas Mircea,y todos loa anomimos, dedicado especialmente a todos los que querían la continuación, y sobre todo a la chica del cumpleaños, espero que les guste¡¡¡¡ en verdad me animaron mucho¡¡¡¡¡¡¡ >////< Por cierto no es lemon, porque como ya saben, no lo escribo mucho y amar nuevamente se está llevando todos mis esfuerzos en ello jaja que trabajo¡ el primer capítulo es lo mismo de los tres primeros del otro fic, un poco editado para quitar el lemon, y el segundo es el accidente pero de forma distinta, y a partir del segundo y tercero nueva historia¡¡¡¡¡ Bueno, como ya había dicho aparecen personajes de Alma Toran.

El oji rubí, había tenido una infancia por demás difícil, después de todo, no recuerda el rostro de sus padres, pues cuando aún era muy pequeño, habían sido asesinados durante un asalto, lo peor de todo es que él se había enterado durante el funeral de otros familiares un par de años más tarde, los adultos hablaban de que había sido una tragedia, y comentaron todo el asunto delante del pequeño, pues según ellos, un niño no entiende, pero claro que los niños entienden, él supo a la perfección todo cuanto dijeron de sus padres, y eso lo abrumo, no entendía porque alguien querría robarle a sus padres, pues no eran precisamente personas ricas, tal vez solo fue mala suerte, el destino tuvo el capricho de dejarlo huérfano, y no había nada que pudiera hacer, se quedó solo, y aun así alguien tenía que hacerse responsable de él, pero nadie quería hacerlo ¿por qué alguien dudaría en cuidar a tan hermoso niño? Simple, nada más que egoísmo puro, el pequeño paso de casa en casa con sus familiares, todos terminaban por fastidiarse de él, no, nunca nadie lo quiso, desde el principio, y así creció el joven, en un entorno carente de amor, cuando llegó a los seis años, llegó con las personas con las que se quedaría a vivir más tiempo, pero también eran los que más miedo le daban, él sabía que no lo querían, como todos, pero un día confirmó sus terribles sospechas.

Era un día común y corriente, como muchos otros, el ayudaba a poner la mesa, siempre que podía trataba de ayudar, no había nada en el mundo que deseara más, que el amor de alguien, de quien fuera, pero casi siempre estaba nervioso, tenía mucho miedo de cometer alguna equivocación y que ellos también le abandonarán, como todos los demás, soltó un plato que tenía en sus manos y este cayó al piso, haciéndose pedazos, se le había resbalado de sus pequeñas manitas, comenzó a temblar por los nervios, entonces su tía le miro con una sonrisa, el sabía que la sonrisa que mostraba Gyokuen era falsa, siempre lo había sabido, ella se agachó para poder hablar con el niño directo a su cara.

-Deberías tener cuidado pequeño Judal.

-Y-yo lo siento, se...me resbaló.

-Eso lo sé, eso paso porque eres torpe, nadie quiere a la gente torpe.

-¿Tú no me quieres tía?

-¡Claro que no! ¿Lo creíste?

La expresión del pequeño era de completo shock, la mujer había destrozado su pequeño corazón.

-¡Lo hiciste, no puedo creerlo, que lindo!!!!!

El pequeño tenía muchas ganas de llorar, pero la impresión había sido brutal, desde ese día trataba de estar lo más lejos de sus tíos que podía, ese día confirmó que nadie lo quería, por lo que jamás volvió a confiar en nadie, ni siquiera tenía amigos, cuando cumplió los catorce, empezó a meterse en un sin fin de peleas, quería que alguien lo matara, pues no tenía el valor para hacerlo el mismo, sabía que solo fastidiaba a sus tíos, no quería hacerles las cosas más fáciles, es solo que ya se había cansado de vivir.

Fue ahora a sus dieciséis años que se metió en una pelea, una que para nada era justa, pues habían sido ocho contra uno, había logrado que se fueran, pero había quedado muy herido, esta vez se había excedido, pero para su desgracia aún estaba aquí, estaba tan oscuro y frío el lugar, que por primera vez en mucho tiempo se sintió realmente solo, tenía ganas de llorar, jamás se lo permitiría en público, pero ahora está solo, nadie le está mirando, no tiene por qué fingir, y comienza a llorar como niño pequeño, pero su llanto llama la atención de alguien que iba pasando, el cual se acerca al chico que esta tendido en el piso.

-¿Estas bien?-¿Te parece? Ah sí, lo que pasa es que me gusta dormir en el piso, es muy cómodo, deberías intentarlo alguna vez- dijo con ironía.

El otro chico comenzó a reír.

-Bueno, si puedes hacer bromas supongo que no estás tan mal, pero no puedes quedarte aquí, pescaras un resfriado, deberías ir a tú casa.

-¿Te parece que si alguien me esperará estaría aquí?

-Lo siento.

Por la oscuridad, el menor no pudo notar que el chico se había sentido mal por lo que le había dicho, pero no prestaba atención, estaba muy dolido por sus palabras, no tenía por qué recordarle que a nadie le importaba.

-¿Entonces porque no vienes a mi casa? No vivo lejos.

-¿Estás loco? ¡Ni siquiera te conozco! Qué tal que eres un violador.

El mayor río de nuevo.

-Pues si lo fuera, bien podría aprovecharme de ti en este momento.

-¡Eres un idiota!!!!

El oji rubí se había sonrojado, ese chico era un atrevido, era demasiado directo con su forma de decir las cosas.

Como el mayor notó que el azabache no quería irse, se sentó en el suelo a un lado de él, tomando su cabello entre sus manos para evitar sentarse en él, ante la sorpresa del otro.

-¡¿Qué rayos haces?!!!!

-Pues ya que no te quieres ir, te voy a hacer compañía, podría ser peligroso que te quedarás en este lugar tú solo.

-¡No seas entrometido!!!

-Si tú puedes hacer lo que quieras, yo también.

Vaya que ese tipo es testarudo ¿quién rayos se cree que es?

-Haz lo que quieras.

El azabache está muy lastimado y poco a poco se queda dormido.

Sueña con los días en los que era feliz con su familia, de cómo iban al parque, como celebraron su primer cumpleaños, como festejaban sus padres cada que hacia un dibujo familiar, le dolía mucho recordar a su cálida familia, porque no podía volver a esos tiempos, y lo peor de todo, es que con el paso de los años comenzaba a olvidar las pocas cosas que recordaba, le entró el pánico, corrió detrás de sus padres, pero no podía alcanzarlos, lentamente el recuerdo se desvanecía, el chico abrió sus ojos y miro asustado en dirección a donde se había sentado el joven, aún estaba muy oscuro, pero se dio cuenta que no estaba, se sintió desilusionado, si tan solo no hubiera sido tan terco, en este momento no estaría solo, y compañía era lo que más necesitaba, sintió que volvería a llorar, pero su orgullo no lo permitió, se dio la vuelta con mucho cuidado porque aún estaba lastimado y se sorprendió al ver al chico durmiendo a su lado, al parecer hacia tanto frío, que el mayor se abrazó a él, en un intento de mantenerlo caliente, pero pronto se quedó dormido, y después de un rato incluso había dejado de abrazarlo, claro que esto el menor no lo sabía, porque si no, seguramente lo golpea, pero el oji rubí no puede evitar sonreír.

-Valiente guardián, se quedó dormido.

Pero sin importar cuanto se niegue a aceptarlo, está feliz, no está solo, aunque tampoco entiende porque un desconocido haría algo así por él, aun así, por primera vez siente una paz que le hace sentir bien, y vuelve a quedarse dormido, por la mañana el sol le da directo a los ojos, el mayor ya está despierto mirándole, en la noche no lo había notado, pero tiene unos ojos muy hermosos y estos y su cabello son de un bello tono azul, tiene una larga trenza, lo cual le sorprende porque eso no es común en un hombre, aunque el mismo tiene el cabello largo, el oji celeste le observa un momento.-Nos vamos.

-¡De aquí no me voy!

-No te estoy preguntando, te lo estoy diciendo.

-¡Óyeme desgraciado tú a mí no me mandas!

-Bueno, si te quieres quedar, aquí me quedó hasta que te vayas.

-¡Ah, pero como eres pesado!

El mayor sonrió, colocó al chico en su espalda para llevarlo a su casa, pues estaba seguro que no podía caminar, el chico estaba molesto porque le tratara como princesa, entonces movió sus piernas haciéndole daño en las costillas al peli azul, para molestarlo, pero no contaba con que a propósito el mayor le solitaria provocando que se golpeara de lleno el trasero con el piso.

-¡Ay me dolió maldito!!!!!!

-¿Para qué me pegas? Tú solo te lo buscaste, si no quieres que te vuelva a soltar, será mejor que no me pegues.

A regañadientes, el azabache siguió las indicaciones, tal vez el joven debería tomar una nota mental, el peli azul puede ser extremadamente amable, pero es demasiado directo, y cuando está enojado, bueno, digamos que tiene un carácter difícil.

-Por cierto, me llamó Solomon.

-Nah.

El mayor pellizcó los muslos del azabache, de verdad que a veces puede ser muy infantil.

-¡Ay ay ay ay!!!!! Está bien, está bien me llamó Judal.

-¿Vez? Así por las buenas es mejor.

Si claro, por las buenas, era lo que pensaba el oji carmín, pero esta vez no iba a decir nada, ni loco se arriesgaba a otra pellizcada, apoyo su cabeza en el hombro del mayor, y le llegó su aroma, un olor muy agradable, el chico se daba de topes mentales por tal pensamiento, aunque no podía pensar lo contrario.

Al fin llegaron a la casa del peli azul, el menor se sorprendió, en verdad era grande.

-¿No tendrás problemas si entras conmigo?

-Vivo solo.

El azabache, no pudo evitar sentirse triste, al parecer, existe una persona tan sola como él.

Ya adentro, el oji azul le pide al menor tomar un baño, pues está lleno de sangre y lodo, y no quiere que se infecten sus heridas, el chico no quería hacerle caso, pero se siente incómodo, así que se mete a bañar pero al caerle el agua de la regadera no puede evitar gritar.

-¡AAAAAAAHHH!!!!!

Solomon se asusta y corre al baño.

-¿Qué paso? ¿Te caíste?

-¡Claro que no, pero me arden las heridas!!!!!

El mayor vuelve a reír.

-¡Óyeme desgraciado no te burles!!!!

-¿Y qué quieres que haga? Me haces reír mucho. El azabache le lanza el shampoo con la intención de golpear su rostro, pero este lo esquiva con facilidad.

-Mejor me voy, en una de esas te terminas cayendo de verdad

Dice al tiempo que se retira riendo, a Solomon le gusta sonreír, pero no es que pueda hacerlo todo el tiempo, es solo que hay algo en el chico que acaba de conocer que le pone de buen humor, ni el entiende porque lo salvo, tal vez porque así tirado en la oscuridad le pareció que estaba tan solo como él mismo.

Por su parte el azabache seguía con el baño, le molestaba que ese tipo se tomaba muchas confianzitas con él, pero de alguna manera, eso también le hacía sentir bien.

Salió del baño y se puso la ropa que le prestó el peli azul, la cual le quedaba a la perfección, sospechaba que el chico era un par de años mayor, pero en cuestión de altura estaban igualados.

-Te deje algo de comida en la mesa, también voy a tomar un baño.

El chico no puso mucha atención en el otro, y solo fue a comer, pero cuando estaba a punto de probar bocado se detuvo, no quería comer solo, pero afortunadamente, el mayor salió después de diez minutos del baño, tenía el cabello suelto, y se veía en verdad sensual, por lo que el azabache se sonrojo en contra de su voluntad, comenzaba a pensar que esa persona le ocasionada sensaciones desconocidas, pero por alguna razón no le desagradaba, tenía mucha curiosidad de ver hasta dónde podía llegar todo este asunto con ese sensual chico que parecía que le tentaba a propósito, aunque lo único malo, es que en realidad, Solomon no tiene la intención de seducirlo, el menor está cayendo lentamente en sus redes, y él ni por enterado.

El sol negro se dispuso a probar bocado con la intención de distraer su mente de sus según el pensamientos gay, nada de malo tiene el fijarse en alguien como el peli azul, pero él jamás había sentido algo así, y eso lo admita o no, le asusta.

Solomon se dirige a la mesa, pero tiene una forma de caminar tan naturalmente sensual que el menor siente que se le sale el corazón, y vaya que en cuanto a sensualidad al caminar, él no se queda atrás.

Trata de ocultar el hecho de que se ha sonrojado, pero es inútil, y no porque las sonrosadas mejillas no se noten a kilómetros, no, la razón es que el peli azul no presta atención a su persona, en este punto el menor no sabe si pensar que el otro es amable o un patán.

..............

Cuando Solomon salió de bañarse, se quedó mirando al oji rubí unos instantes, pero parecía incómodo con algo, tenía ganas de preguntarle que ocurría, pues si existe alguien curioso en este mundo, este es el oji celeste, pero su intuición le dictaba que si presionaba al chico este se iría del lugar y jamás le volvería a ver, y eso, era lo que menos quería, el mayor, se había engañado a si mismo, convenciéndose de que la soledad estaba bien, pero le habían bastado unas cuantas horas al lado de tan peculiar joven para darse cuenta de que no quería estar solo otra vez.

...............

Y así ambos se dispusieron a comer, ambos querían romper el silencio, pero no tenían ni la menor idea de que decir, el oji rubí, tomo una de las empanadas en la mesa, le dio una gran mordida, y sus ojitos brillaron con emoción.

-¿En dónde las compraste?

-No las compré.

-¡No seas un maldito envidioso!

-Pero si no las compré, yo las hice.

El menor puso una cara de incredulidad que ocasionó una gran carcajada en el peli azul.

-Pues es fácil, veras, me gusta mucho leer, compro libros de todos los temas, y hace poco encontré uno de repostería, me pareció interesante, y el resultado está en tus manos.

-Jamás había probado algo hecho con dedicación.

-¿Jamás?

-No, la comida que me daban no podría decirse que este hecha con amor.

-Pues acostumbrarte, que a partir de este momento será lo único que comas.

El menor sonrió, aunque no le agrado del todo la forma en que se lo dijo, le había sonado más a una orden, pero era de esperar, ambos chicos habían estado mucho tiempos solos, era natural que les costara tanto trabajo hablar con alguien más.

-Bueno a todo esto ¿cuántos años tienes?- dijo el peli azul.

-Dieciséis ¿y tú?

-Diecisiete.

-¡Lo sabía eres más viejo que yo!!!

-Solo por un año, pero no te preocupes, en un año te verás tan acabado como yo.

Ambos se quedaron mirando, pero no pudieron contener las carcajadas, era extraño, recién se conocieron y parecía que eran amigos de toda la vida.

-¿Y no tienes que ir a estudiar?- decía el mayor.

-Hace un año deje la escuela, no paraban de decirme que no tenía padres.

-Ya veo ¿entonces porque no me acompañas a mi trabajo?

-¿En que trabajas?

-Tengo una cafetería, donde los clientes pueden leer los libros que tengo ahí.

-De verdad te gustan los libros.

-¡Claro!!!!!- había dicho con una hermosa expresión- entre más conocimientos tengas, más fácil es entender a los demás.

-Qué raro eres.

-Ja ja ja ja supongo, pero me frustra cuando no puedes hacerle llegar a alguien tus sentimientos.

-¿Existe alguien con el que quieres entenderte?

El mayor puso una cara de incomodidad, como si le diera vergüenza hablar del tema, bajo la mirada apenado, como en un intento de que el chico no preguntara más, el azabache entendió la señal, y por esta vez lo dejaría pasar, después de todo, él tampoco tenía ganas de hablar sobre su familia.

-Bueno, hablemos de otra cosa- había dicho el oji rubí.

Y sin poder continuar con la conversación, comieron en el más absoluto silencio, se notaba que hablar de ese tema si era incómodo para el peli azul, y eso daba curiosidad al travieso joven.

Después del desayuno, Solomon lavó los trastes y  salieron rumbo a la cafetería.

En el camino había un hermoso parque, era la primera vez que Judal visitaba uno, estaba encantado con todo lo que veía, de pronto vio una ardilla.

-¡Ja ja ja!!! ¿Ya viste sus cachetes?

El mayor solo le miraba, el joven tenía dieciséis años, pero parecía un niño pequeño, era muy curioso, rápidamente el azabache atrapo a la ardilla para tocar con suavidad las mejillas de esta.

-En verdad esta gorda- decía feliz.

-No esta gorda, solo trae comida en sus mejillas.

-¿Ah sí?

-Sí.

-Bueno no importa, igual me gusta- dijo con una gran sonrisa.

Esa sonrisa provocó que el mayor se sonrojara, pero el oji rubí no se dio cuenta por estar con la ardilla.

Un rato después Judal se aburrió de la ardilla, pues otra cosa llamó su atención.

-¡Mira un árbol de duraznos!!! ¡Los amo!!! ¡Me voy a robar algunos!!!

Dice al tiempo que trepa al árbol ante la preocupada mirada del mayor.

-¡Te vas a caer!!!!

-¡Claro que no, siempre hago esto!!!

Y así el joven se dispuso a subir lo más alto que podía, pero había olvidado algo importante, la golpiza de ayer había dejado en malas condiciones su cuerpo, por lo que al tomar una rama, su mano le dolió, impidiendo que pudiera sujetarse y cayendo al suelo, el joven cerro los ojos, estaba tan arriba que sería un milagro si no se mataba, y por una idiotez así, en verdad se sentía tonto, pero al no sentir el golpe abrió los ojos, y para su sorpresa Solomon había amortiguado su caída, le había salvado nuevamente, ambos estaban en el piso, pues había sido una fuerte caída, pero ninguno de los dos estaba herido, se quedaron mirando unos momentos, pues sus rostros habían quedado peligrosamente cerca, el azabache sentía que su corazón latía muy rápido, y su cara se había puesto completamente roja, el mayor le miraba embelesado y pensar que un chico tan grosero y orgulloso podía hacer esas expresiones, el mayor acaricio delicadamente con la palma de su mano la mejilla del oji rubí, quien cerró los ojos y comenzó a temblar, al tiempo que se ponía más rojo, pero no se apartaba.

-¿Está bien si te beso?-¡No pidas permiso maldito, hazlo!!!!

El mayor sonrió, y acercó lentamente sus labios a los del otro chico, esta era una experiencia nueva para ambos, pero se sentía muy bien.

-Ugh...mmm.

-Perece que te gusta.

-¡Cállate y sigue besando!!!

El mayor metió su otra mano delicadamente por debajo de la playera del menor, acariciando su espalda, al oji rubí le encantó esa sensación, le encantaba la forma tan suave y delicada con que era tocado.

-mmm...ah.

-De verdad te gusta.

Esta vez el azabache no dijo nada, solo quería pensar en las caricias que tan sutilmente el mayor le daba, se sentía tan bien, no sabía lo que él significaba para el mayor, pero por alguna razón, se sintió amado.

Por un momento, ambos chicos olvidaron que estaban en un parque, pero antes de que llegara a más, un policía les gritó desde lejos.

-¡¿Qué rayos creen que hacen en vía pública?!!!!!

-Ambos jóvenes se levantaron y corrieron como si su vida dependiera de ello, pero pronto el policía ya no los seguía, habían logrado perderlo.

Ambos tenían la respiración agitada, un poco por la carrera, y otro por tan apasionado beso.

Ambos se miraban con una gran sonrisa, definitivamente en cuanto tuvieran la oportunidad, tenían que volver a hacerlo, aunque por el momento no pueden dejar de reír.

Una vez que dejaron de reír, continuaron caminando unas cuantas calles para llegar a su destino, era muy curioso verlos, pues el más joven vestía completamente de negro, mientras que el oji celeste vestía de blanco, de hecho casi toda su ropa es de este color, la ropa que le dio al oji rubí es nueva, la había comprado, pero a la mera hora sintió que no le pegaba el color, pero por alguna razón, pensó que no había mejor color para su invitado, el color en su ropa muestra que son muy diferentes, pero también tienen muchas similitudes, es algo extraño.

Al fin llegan a la cafetería, el azabache se queda mirando todo el lugar, está muy sorprendido, pareciera que todo el lugar grita la esencia del mayor, los muebles, los colores, el aroma, todo.

-¿Tú jefe te dejo decorar el lugar?

-Ja ja ja.

-¿De qué rayos te ríes?

-No tengo jefe, este lugar es mío.

-Así que eres un niño consentido.

-Algo así, mi padre tiene mucho dinero, y me dio una parte con tal de que lo dejara solo,   cambio mucho desde la muerte de mi madre, aunque a decir verdad, tal vez nunca me haya querido.

El oji rubí sintió una punzada en su pecho, no solo era por sentirse identificado con la situación, sino que además no entendía como alguien podía negarle su amor al chico que no sale de sus pensamientos desde que lo conoció.

-Bueno, al menos ya no estás solo, me tienes a mí.

Esas palabras habían salido de su boca sin permiso, pero al verlo tan triste no pudo evitar decir lo que sentía, el mayor se acercó para darle un dulce beso.

-No tienes por qué preocuparte, estoy bien, pero me hace muy feliz lo que me dijiste, siempre vamos a estar juntos.

-¡Eres un maldito!!!!

El menor miro a otro lado, pues no quería que el peli azul viera su sonrojo, el cual él había causado, pero esas palabras le habían hecho sentir muy bien.

El peli azul se dispuso a colocar todas las cosas en su lugar y abrió la cafetería.

-¿Quieres que te prepare una crepa?

-¿Crepa?

-Oh, bueno, te vas a sorprender de lo sabrosas que son ¿te gusta algún dulce o una fruta?

-B-bueno, me gustan mucho los duraznos.

El oji celeste sonrió y se dispuso a preparar el platillo, el azabache le miraba impresionado, jamás había visto algo así.

Después de un momento, le sirvió un par de crepas, que llevaban escrito un mensaje con crema.

"Para el ser más gracioso de este mundo" El menor se sonrojo y tomo el plato con la intención de estrellárselo en la cara, el otro le miro divertido.-¿Vas a desperdiciar tus duraznos? Pero el chico se detuvo en el momento.

-Uh...¡pero que te lo sepas que no me los como por ti!!!

-Si lo que digas.

Pero en cuanto dio el primer bocado, sus ojitos brillaron, amaba los duraznos, pero así le sabían mil veces mejor, el joven pensaba que era por la preparación, pero la realidad es que esas crepas estaban hechas con mucho amor, el chico estaba tan concentrado en el sabor que no se dio cuenta de que peli azul le miraba completamente encantado con la más bella sonrisa que haya puesto nunca, y que es solo para el oji rojo.

No tardó mucho en llegar la primera clienta, a lo que Judal maldijo, por alguna razón no quería ver a ninguna mujer cerca de  Solomon, no, no solo una mujer, no quería ver a ningún ser vivo a su lado que no fuera él, negó con la cabeza varias veces, tratando de apartar el pensamiento.

Después de esa chica llegó otra, y luego otra, el azabache entendió que esa cafetería era muy popular, seguro era porque Solomon es muy atractivo, pero está seguro de que también es porque en verdad se nota la dedicación que pone el oji celeste a las preparaciones.

Pero llegó un momento en que el lugar se llenó por completo, siempre había gente, pero nunca tantos ¿y la razón? Bueno se había corrido el rumor de que un guapo joven de ojos rojos estaba en la cafetería del apuesto Solomon, y pues, así se llenó el lugar, el mayor era bueno en lo que hacía, pero no se daba abasto entre cocinar y atender las mesas, por lo cual Judal tomo un delantal de mesero y se dispuso a atender las mesas.

-¿Estás seguro que sabes?

-¿Quién te crees que soy? ¿Tienes miedo de que lo arruine?

-Para nada, eso es lo de menos, me da miedo que te lastimes.

-¡Eres un idiota!!!

Y una vez más, el chico se había sonrojado, pero de todos modos hizo su voluntad, sirviendo eficazmente la comida en las mesas con una actitud inesperadamente amable, la única razón para esa actitud, era porque no quería arruinar el negocio de su amado con su antipatía natural, poco a poco la cantidad de clientes disminuyó, pero después de un rato, el oji rubí notó que el mayor estaba extraño, como que cada vez estaba más distraído, pero estaban tan ocupados que no había tenido la oportunidad de preguntarle si estaba bien, el chico seguía atendiendo mesas, notó que las mejillas del peli azul estaban algo rojas, pero lo atribuyo a su imaginación, al fin la última clienta se fue y el azabache se acercó para hablar con él.

-Oye ¿estás bien?

-Sí.

-Bueno, como sea, cerremos y vayamos a casa.

El oji celeste le sonrió y ambos acomodaron las cosas, se dispusieron a caminar, pero no habían dado dos pasos cuando el mayor se desvaneció hacia atrás, por fortuna el menor alcanzó a tomarlo entre sus brazos.

Sus mejillas estaban completamente rojas, sudaba ligeramente y su cuerpo se sentía muy caliente...tenía fiebre, y todo era a consecuencia de haber dormido en la calle, pues aunque el menor no lo sabe, el lo protegió del frío todo el tiempo, pero no había nada que lo protegiera a él.

-¿No que no tenías nada?

-Pero en serio estoy bien

.-Conmigo no tienes que mentir.

El menor le pidió que subiera en su espalda, el joven se sentía tan mal, que no se negó a que lo cargara, se acomodó en su espalda poniendo su cabeza en el hombro del otro, su cálida respiración ponía nervioso al menor, quien trataba de estar tranquilo, cosa que en realidad no conseguía porque bien podía jurar que su corazón se iba salir si seguía latiendo de esa manera.

-Oye- dijo en un intento de relajarse- deberías bajar de peso.

-Ja ja ja, eso debería decirte a ti...cof...cof...anoche casi me da una hernia.

-De verdad eres un patán.

-Ja...ja...tú tienes...la...culpa...

Y no dijo más, se quedó profundamente dormido, el menor estaba preocupado, prefería verlo fastidiando que en el estado en el que estaba ahora, cuando llegaron a la casa, colocó al chico en la cama, le dejaría descansar.

-mmm...

El chico se quejaba, seguro se sentía incómodo con tanto calor, pero esos sonidos habían hecho viajar la mente del oji rubí muy lejos.

-¿Te sientes muy mal?

-Un poco.

-¿Quieres que te baje la fiebre?

-¿Sabes cómo?

-Si- el oji rubí hizo su clásica mirada perversa y se acercó a besar al mayor en los labios, esos labios que había deseado besar desde que los probara en el parque, el peli azul se sorprendió pero no hizo intento de apartarlo.

-No tienes por qué obligarte a esto, soy feliz si solo estas a mi lado.

-¿Te parece que me estoy forzado a ello? No soy una zorra.

-No es lo...cof...que quise decir, solo me aseguraba que estuvieras de acuerdo...cof...porque me gustas tanto, que no me voy a poder detener.

-No quiero que lo hagas.

Y así, el mayor tomo al chico de la muñeca y lo acostó en la cama a su lado, el joven comenzó a temblar al tiempo que se sonrojaba, la verdad esta era su primera vez y estaba muy nervioso.

-No tengas miedo, no te lastimaré, y si llegó a incomodarte, dime.

-Más te vale que no me lastimes o te castro.

-Ja ja ja solo a ti se te ocurre decir eso en un momento así, que poco sexy.

-Ya cállate y continúa.

El peli azul sonrió, en verdad el menor le hacía sonreír mucho, pero le haría caso, pues en realidad no sabía cuánto le iban a durar las fuerzas.

............

Ambos chicos se tiraron pesadamente en la cama, luchando por normalizar su respiración que era en verdad agitada.

-¿Estuvo bien?- decía el mayor.

-Deberías saberlo con toda la práctica que seguro tienes.-No, fue mi primera vez.

El oji rubí se sonrojo.

-También fue mi primera vez.

Ambos se sentían aún más unidos, comenzaban a pensar que tenían cosas en común, y ahora también compartían el haber aprendido un poco del amor juntos, no había nada mejor en el mundo que sentirse amado. Cuando el oji carmín se acercó a su amado para besarlo, se dio cuenta de que se había dormido ¡la fiebre no le había bajado ni un poco!!!! Pero la sonrisa que tenía daba a entender que no se arrepentía de nada, momentos después el menor también se quedó dormido, habían sido demasiadas emociones en un solo día.

A la mañana siguiente, un ruido sobresaltó al menor, pero no tuvo tiempo de hacer nada porque inmediatamente se abrió la puerta dejando entrar a una persona que los vio desnudos.-¡Solomon!!!!!!!

El sujeto estaba rojo hasta las orejas, había puesto una cara de tonto, pero no menos de la que tenía el oji rojo por la sorpresa, mientras el aludido continuaba dormido a pierna suelta.

 

Notas finales:

Hasta la próxima ¡ >////<


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