Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi Profesor Favorito [Ryuga x Kyoya] por Midori-Hikari1312

[Reviews - 47]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Nico Nico Nico Ni~ ?)

Okno xD

Hola Gente Bonitas*-*

Midori no ha muerto ?)

Se que quieren matarme, yo también quiero matarme ya que van más de dos semanas desde que no actualizo:'v

Realmente lo siento u.u

Y aunque creo que este capítulo me quedo algo corto, Hize lo mejor que pide, me tosté el cerebro escribiendo esto uwu

Espero led guste el capítulo de hoy >wo

Ya llegamos a los 2000 leídos qwq

Muchas gracias a todos *-*

 

Perdón por los errores u.u

 

Ahora si, a leer *-*

~Ryuga~

 

Ya habían pasado unas dos o tres semanas desde la cita con Kyoya, que por cierto, él seguía diciéndote que no fue una cita y que sólo fue una salida cualquiera, pero tú sabías que si fue una cita. Cada vez estaba más cerca las vacaciones de verano, el calor ya se hacía notar en su casi máxima expresión y los días eran realmente fastidiosos.

Muchas fueron las veces en que ustedes habían salido ilesos de milagro de meterse en muchos problemas por estar de melosos en el Instituto, pues está rotundamente prohibida cualquier relación entre alumno y maestro que no fuera de interés profesional, sea la edad que sea, además, esta regla también se aplicaba entre los alumnos, no tan demandante pero de igualmente fastidiosa. El trabajo de Kyoya y la beca que tenías estaban con el agua al cuello, por lo que esas pocas semanas fueron bastante movidas para ustedes.

Se podría decir que ustedes ya estaban saliendo oficialmente, y hasta ahora sólo lo sabían sus mejores amigos, Ginga y Tsubasa, que están haciendo exactamente lo mismo que ustedes y que de igual forma trataban de ser lo más cautelosos posible. Para ti era enormemente entretenido todo lo que estaba pasando, ya que podías hacer lo que quieras con Kyoya, con la simple condición de que nadie los viera y que estuviera realmente seguro de que nadie esté cerca.

Muchas personas estuvieron a centímetro de descubrir su secreto, alguno que otro alumno curioso o incluso otros profesores, pues ustedes solían ir siempre a la misma aula y pasar allí horas, y era de esperarse que la gente comience a “preocuparse”...

 

Chismosos.

**

 

Ahora mismo ustedes estaban en el Instituto en su hora de tutoría, pero minutos antes de poder entrar en el aula donde Kyoya te estaba esperando, a unos pequeños buscapleitos les pareció divertido meterse contigo antes de irse a casa, era de primer año, unos ingenuos que pensaron que podían hablarte. Te dijeron un par de cosas insignificantes, pero cuando metieron a Kyoya en la conversación diciendo cosas obsenas y despreciables de él terminaron cada uno en el suelo casi inconscientes. Saliste sólo un poco lastimado pues te ganaban en número y estaban armados con algunas navajas, pero eso no te impidió hacerles besar más de una vez el pavimento.

Kyoya al verte tan lastimando, obvio se preocupó, pero después de explicarle lo sucedido te sermoneó por un rato para luego curar tus heridas.

-¡Auch, Kyoya!- te quejaste nuevamente al sentir el algodón lleno de alcohol sobre otra de tus tantas heridas. Ya iban varios minutos desde entonces, estabas sufriendo y Kyoya parecía simplemente ignorante ante el dolor de tus heridas.

-Vamos Ryuga, Quédate quieto, por favor- reclamó Kyoya sosteniendo tu brazo para poder seguir limpiando otra de tus heridas.

-Pero duelee…- dijiste tratando de mantenerte en tu sitio y no salir corriendo, pues Kyoya estaba siendo bastante brusco y estabas seguro de que lo hacía a propósito.

-Es tu culpa por no saber controlarte...- dijo en un suspiro deteniéndose por un momento y viéndote con un poco de disgusto mezclado con preocupación.

-No fue mi culpa que esos niño quieran dárselas de valientes...- te cruzaste de brazos mirando a otro lado.

-Es culpa tuya porque les seguido el juego- se levantó tomando las cosas que utilizo para limpiar tus heridas y se fue a guardarlas dando fuertes pisadas, estaba molesto y lo sabes.

-¡Se estaba metiendo contigo! ¡Decían cosas realmente desagradable y simplemente exploté!- dijiste tratando de excusarte yendo tras de Kyoya.

-Ryuga, a mi no me importa lo que piensen esos chicos, es simplemente irrelevante para mí - Dijo en un tono más fuerte mientras terminaba de guardar las cosas dentro de un cajón en la pared que tenía una gran cruz roja en medio, te colocaste detrás de él y lo tomaste de los hombros para darle la vuelta y que te mirará directos los ojos.

-A mi si, me molesta, y mucho. No lo tolero y no permitiré que algún imbécil hable estupideces sobre ti- apretabas sus hombros con cierta fuerza, y lo notaste cuando Kyoya se quejó un poco, por lo que terminaste soltándolo y mirándolo un poco apenado.

-Está bien, si es lo que quieres, está bien- decía aún con un tono neutral y una expresión seria en su rostro- Sólo te pido que seas prudente. No es de mi agrado estar aquí contigo semidesnudo limpiándo tus heridas- dijo antes de pasar de largo y sentarse frente al escritorio, colocó sus manos sobre sus ojos y fue cuando te percataste de que aún no traías camisa.

-Kyoya…- lo llamaste pero él parecía tratar de concentrarse en ignorarte- Kyoya…¿Está todo bien?- te fuiste acercando a él, tomaste tu camiseta y te la colocaste antes de colocarte detrás de él mientras lo mirabas algo preocupado, el solía ser frío para regañarte, pero lo de antes no parecía a un Kyoya enojado, más bien, era un Kyoya preocupado.

-Todo está bien…- dijo en un susurro bajando un poco su cabeza.

-No, no está bien- acariciaste un poco sus hombros y colocaste tu barbilla sobre su cabeza y él acarició una de tus manos con sutileza.

-Todo esto...Tu y yo...Me preocupa- dijo en un hilo de voz, apretaste ligeramente sus hombros en una clase de respuesta muda, pues tu en algún rincón muy lejano a la superficie también estabas nervioso de cómo terminaría eso para ustedes dos, faltan casi dos meses para que terminaran las clases, para que estés libre de cualquier sentencia de cadena perpetua de parte de institución, para que Kyoya esté tranquilo sin que en su cabeza rondará la amenaza constante de que alguien llegue a descubrir su “pequeño secretito”.

Diste un largo suspiro y giraste a Kyoya para que pudiera quedar frente a ti, lo levantaste y lo atrapaste entre tus brazos con cierta fuerza, pero sin llegar a ser brusco. Algo extrañado Kyoya correspondió tu abrazo, pasó sus brazos por tu espalda y acarició un poco para de alguna forma calmarte de lo que él aún no se enteraba.

-Lo siento…-te disculpaste de forma casi inaudible, pues era algo extraño para ti pronunciar esas simples dos palabras- Sé que estás angustiado por todo esto, pero se que lo solucionaremos…- te apartaste de él sólo un poco y con tu mano derecha  acariciaste su mejilla izquierda, éste cerró sus ojos ante el contacto y delicadamente colocó su mano sobre la tuya y te sonrió ligeramente. Pegaste tu frente a la suya, como si de esa forma lograrás transmitirle la tranquilidad que él necesitaba en esos momentos.

-Cuando te volviste tan maduro y dependiente ¿eh?- preguntó Kyoya en un siseo casi inaudible, pero lo suficientemente fuerte para que tu lo oyeras con claridad. Reíste bajo y volviste a abrazarlo escondiendo tu rostro en su cuello y aspirando por milésima vez el embriagante aroma que poseía ese cuerpo tan tuyo.

Esas tres semanas habían pasado bastante rápido, pero recordabas a la perfección cada noche que habían pasado juntos.

Siendo sincero contigo mismo, no fueron suficientes todos esos días de estar atado al calor de cuerpo de Kyoya. Él siempre se negaba, pues pretendía engañarte y engañarse a sí mismo de que él en verdad no quería hacerlo, pero siempre terminaba siendo sumiso y dejándose hacer como el buen chico que es. Él solía ser tranquilo, pues él lo único que hacía era simplemente dejarse hacer de ti y verse sexy sin ser completamente consciente de ello. Pero, él también suele tener su lado “lascivo”. A veces tu mismo te das cuenta de que en realidad no es un Kyoya realmente cuerdo el que estaba contigo en esos momentos, era uno completamente perdido en el placer, uno que no se preocupaba por que vieras la gran cantidad de caras obscenas que suele hacer y de gemir tu nombre de una forma demasiado sensual, no escondía su sonrisa juguetona retandote a ver qué más podría llegar a hacer, y eran actitudes tan distintas a el tranquilo Kyoya de todos los días, que simplemente parecía que lo estuvieras haciéndolo con otra persona .

Pero dejando el morbo de lado, con Kyoya...Todo es mágico. Eso sonará cursi o muy empalagoso pero, con él, por primera vez te sentias lleno por completo, no es sexo, no es un simple “polvo”, con él realmente sientes que estás haciendo el amor con alguien, no hay otro modo por el cual llamarlo. Y te gustaba mucho como se sentía.

-¿Te molesta que sea así ahora?- preguntaste desde de un rato con tu voz ligeramente ronca, pues esa gran cantidad de recuerdo lascivos estaba rompiendo tu auto-control poco a poco.

-Creo que no…- susurró volviendo a corresponder tu abrazo.

Se quedaron así por unos segundos más, pues sin darse cuenta, ambos necesitaban ese abrazo. Con una pequeña sonrisa juguetona, fuiste bajando lentamente manos por la espalda de Kyoya, quien al sentir que iban demasiado bajo comenzó a forcejear un poco y tú solo lo trajiste más hacia ti mientras besabas su cuello.

-Supongo que también eres bueno para… arruinar momentos como este…- susurró antes de reír ligeramente, seguro era que sin querer estabas haciéndole cosquillas en el cuello.

-¿Te acompaño a casa?- sugeriste estirando un poco tu cuerpo.

-Primero deberías terminar tus deberes- dijo cruzándose brazos, tu creiste que se le había olvidado, así que suspiraste desganado- De todas formas vas a ir a casa, así que mientras más tarde termines, mejor será para ambos- te dio la espalda después de eso para poder sentarse nuevamente en la silla, te emocionaste cual cachorro cuando él dijo eso, por lo que rodeaste de inmediato el escritorio y te sentaste frente a él para comenzar a leer y escribir mientras eras orientado por Kyoya.

Al terminar todo lo que tenías pendiente, ambos saliendo camino a casa de Kyoya, cada uno por su lado, tu en tu moto y él en su auto. Al llegar, te quedaste unas cuantas horas antes de irte a casa, ya que por más que le rogaras a Kyoya, esté no te dejaría quedarte en su casa de nuevo, pues la última vez (que fue hace dos días) prácticamente ambos pareciera que quieran reproducirse como conejos, dando por finalizado un horrible dolor de cadera para Kyoya, quien aún adolorido casi te mata.

Lo despediste con un par de besos que casi llegan a algo más, sino es porque Kyoya logró sacarte de la casa a tiempo. Te fuiste a casa en tu moto a un ritmo neutral, pues como era de coche y todo estaba tranquilo, por alguna razón no querías perturbar la calma. Al llegar no viste a tu padre, seguramente estará en su despacho matándose nuevamente trabajando. Los empleados ya deberían de estar dormidos, pues la verdad era muy tarde. Fuiste a la cocina para ver cosa podías picar antes de irte a dormir, abriste el refrigerador y al ver que estaba casi vacío frunciste el ceño.

-¿Qué la gente de esta casa no se alimenta?- dijiste en voz baja sólo para ti. Cerraste la puerta con algo de fuerza y giraste sobre tus talones rumbo a tu habitación cuando viste a tu padre entrar a la cocina aun con su traje puesto.

-Llegas temprano...- dijo pasando de largo y yendo hasta al cafetera y sirviéndose un poco más de café en la taza que tenía en mano, remedio perfecto para el trabajo de medianoche.

-Si. Hoy no me dieron ganas de dormir fuera- respondiste desinteresado recostando tu espalda en la barra de desayuno.

-¿Y que tanto duermes afuera si se podría saber? No creo que esta vez sea con alguna chica que te cruzaste por la calle- interrogó con la taza entre sus labios recostado en el mesón cerca del lavaplatos- Espero que ya hayas sentado cabeza y te hayas olvidado de ese profesor tuyo- dió un sorbo al café para luego clavar su mirada en ti.

Ganas te sobraban de decirle con lujo de detalles que estabas teniendo una relación con el hombre del que él también está enamorado, pero antes pensaste un poco tus palabras en vez de seguir tus impulsos.

 

“Por favor no dejes que nadie lo sepa, ¿me oyes? Nadie. Hasta que no te hayas graduado de esta preparatoria, es mejor que mantengamos esto en secreto”

 

Te llevaste la mano a la barbilla al recordar lo que Kyoya te había dicho. Él tenía razón, no debían confiar en nadie, tal vez ni siquiera en tu propio padre pues habían muchas cosas en medio que estaban en juego, así que por ahora, era necesario que te calmaras y que pensarás tus palabras.

-Tal vez tengas razón, Padre. Estoy sentado cabeza. Pero aún no está definida nuestra relación, así que no quiero decir nombres todavía- dijiste mirando al piso para no distraerte de cada palabra bien pensada que tenías para decirle.

-Oh vamos ¿Nada?- insistió tu padre algo ansioso, parecía que ya tenía una idea de lo que estaba pasando. Tu simplemente pasaste tus dedos por tus labios e hiciste como si fuera una clase de cierre para luego “botar la llave” e irte directo a tu habitación.

Al llegar te lanzaste sobre la cama rebotando un par de veces y deshaciendo un poco las sábanas, te quedaste quieto por unos segundos hasta que escuchaste un pitido proveniente de tu teléfono. Al tomarlo lo primero que viste fue la hora: 11:57, casi medianoche. Desbloqueaste la pantalla y te diste cuenta de que era un mensaje de un número desconocido, de inmediato fuiste a la bandeja de mensajes y este decía lo siguiente:

 

“Hola Ryuga :D

Aquí Gingka uwu

Bueno, sólo quería decirte que mañana es el cumpleaños de Kyoya y…”

 

No terminaste de leer muy bien esa oración cuando te sentaste en la cama de golpe sosteniendo el teléfono con fuerza volviendo a leer ese fragmento del mensaje. Te peinaste el cabello hacia atrás con cierta desesperación, estabas confundido, emocionado, enojado y nervioso, así que seguiste leyendo el mensaje.

 

“...es el cumpleaños de Kyoya y como soy su mejor amigo estoy más que seguro que no te lo dijo e.e Pues Kyoya es muy reservado para esas cosas. Recuerdo que no me lo dijo hasta después de 3 años de habernos conocido :’v

Así que espero que hagas algo lindo para él el día de mañana nwn

PD: A Kyoya no le gustan las cosas grandes o extravagantes, el es mas bien...elegante. Espero te ayude.

Nos es necesario que respondas, sólo quería decirte eso.

Bye >wo”

 

Al terminar de leer el mensaje te sentiste algo engañado, pues lo normal era que el mismo Kyoya te dijera que era su cumpleaños, así que más que engañado te sentías decepcionado, pero estas seguro de que Kyoya tiene una razón para ocultarte ese gran detalle a las personas, incluso a su mejor amigo, incluso a su actual pareja. Así que, ahora simplemente te irás a dormir para ver si de esa forma se te ocurre algo que pudieras hacerle a Kyoya.

 

-Kyoya-

 

Temprano en la mañana, en tu habitación el único sonido que se escuchaba era el del ruidoso despertador que sonaba puntual como siempre. Saliste de entre las sábanas luego de apagar la alarma frotándote ambos ojos para forzarlos a que tu vista se aclare más rápido y te levantaste para ir directo al baño. Minutos después saliste un poco más despertado pues habías enjuagado tu boca y tu cara. Tomaste tu teléfono que desde hace unos segundo estaba titilando una pequeña luz de color blanco en el único botón de la pantalla, y con cierto desdén comenzaste a buscar qué era lo que causaba ese signo de alarma en el teléfono, pues tus ojos aún no se acostumbraba a la luz.

Esperabas que fuera el típico mensaje de Gingka el día de tu cumpleaños, pero extrañamente no era de él, sino que era uno de Ryuga avisándote que iba a llegar tarde al Instituto y que no esperarás que llegara donde siempre. No le diste importancia y simplemente fuiste a prepararte para irte al trabajo.

 

Al llegar, simplemente te encaminaste hacia su salón de clases como siempre, y en el camino casi te mueres de un infarto cuando de la nada saltó Gingka detrás de ti gritando tu nombre.

-¡¿Estás loco?!- le preguntaste tomandote el pecho y respirando un poco agitado.

-Un poco, sí- respondió con una gran sonrisa en tu rostro- Feliz cumpleaños, amigo - dijo con alegría.

-Si, muchas gracias - respondiste desganado pues esa no era una fecha de la que te gustaba celebrar y él lo sabía.

-¿Y Ryuga?- preguntó acompañandote hacia tu aula de clases. No es que seas un antisociales con el resto de los profesores de la institución, simplemente que no te has dado la oportunidad de hablar más que un “Hola y adiós” con alguien más.

-Me dijo que no llegaría temprano, no sé qué le habrá pasado esta vez- respondiste mirando al suelo por unos segundos y sin darte cuenta de que en el rostro de Gingka había una pequeña sonrisa que podría definirse como cómplice.

Pasó un rato y ya era hora de que comenzarás con tus clases. Tu primera clase era una de primer año, eran algo revoltosos pero con algo de mano dura se calmaron y continuaste con la clase. Lo que si te pareció raro fue que incluso a la hora del descanso no viste a Ryuga. Incluso Ginga estaba hablando con Tsubasa a un lado de ti y ninguno de los dos sabían dónde estaba, por lo que ya estabas empezando a preocuparte y ellos sólo intentaban convencerte de que todo estaría bien.

Te encaminaste junto con Tsubasa a tu siguiente clase, pues la de Ryuga y él era la que seguía, en el camino de notaba que aún estabas preocupado, así que Tsubasa trató de distraerte un poco.

-Kyoya-san, por favor no estés preocupado, seguro Ryuga estará tratando de terminar una tarea atrasado y por eso no llega- habló el chico más alto colocando una mano en tu hombro.

-Tal vez tengas razón…- soltaste en un suspiro aún inquieto.

Al llegar al aula casi te caes del asombro cuando ahí estaba Ryuga sentado esperando con el resto del grupo, lo primero que querías hacer era interrogarlo por no haber llegado antes y que no te haya dicho que “tarde” significaba eso, pero recordaste que todos los demás alumnos estaban ahí y eso sería algo sospechoso. Este simplemente estaba mirando hacia la ventana recostando su barbilla en la palma de su mano, y al notar que habías entrado simplemente se te quedó viendo como si fuera un alumno más de la clase, así que, tratando de no pensar mucho en eso, comenzaste con tu clase.

 

Ahora estabas cabreado. Ryuga actuaba extraño; no estaba molestando, no estaba interrumpiendo, no estaba insinuando coquetear contigo, ¡y lo peor era que no podías preguntarle nada por estar frente a toda la clase!

Ahora mismo todos estaban copiando un tema con ayuda del libro del año asignado, algunos estudiantes estaban en grupo, y otros estaban de forma individual, incluyendo a Ryuga, quien aún parecía estar raro. Diste un largo suspiro mientras te volvías a colocar tus lentes pues los habías limpiado. El aula no estaba del todo silenciosa, regañaste a un par de chicos que estaba hablando más de lo que deberían y justo se abrió la puerta dejando ver un muy grande ramo de rosas rojas y blancas siendo sostenía por un chico que parecía estar sufriendo pues el ramo se notaba a simple vista que era muy pesado, y de inmediato el aula quedó en silencio.

-¿Usted es Kyoya Tategami?- preguntó con dificultad el muchacho entrando al aula.

-S-Si, por favor pasé, déjelo en la mesa- dijiste apresurado pues no querías que el pobre chico sufriera más-¿Qué es esto?- preguntaste cuando el chico se enderezó después de dejar el ramo en el escritorio, este dio un largo suspiro y te miro- ¿Para quién es esto?- preguntaste de nuevo.

- Es para usted- respondió el chico con simpleza y de inmediato los murmullos de los chicos no se hicieron esperar al igual que el color tenue en tus mejillas. Te le quedaste viendo por unos segundos como si el chico fuera una clase de fantasma, miraste el ramo y luego a los alumnos, notando que el único que no parecía tener “interés” era Ryuga, pues ahora estaba en la misma posición que estaba cuando habías entrado en el aula, con la diferencia de que parte de su mano cubría su boca- ¿Y quién lo ordenó?- preguntaste volviendo a mirar al chico.

-Me pidieron que mantuviera esa información anónima- respondió el muchacho educadamente-Señor, necesito que firma aquí por favor - pidió el chico facilitándote una tablet y un lápiz digital, lo tomaste, lo firmaste y lo diste al chico con una sonrisa, este te la devolvió y de fue.

Los murmullos se detuvieron cuando volteaste tu mirada de nuevo hacia tus alumnos, ellos te miraban como si esperaran una respuesta, aclaraste un poco tu garganta y te sentaste de nuevo frente al escritorio ignorando los constantes murmullos de tus alumnos.

Te quedaste viendo el gran ramo un rato, cerca de una esquina había una pequeña nota, la tomaste y lo único que decía era “Feliz Cumpleaños, Kyoya”.

No pasó mucho para que la clase terminara, al soñar la campaña los chicos casi salen corriendo y pudiste respirar tranquilo pues ahora sólo tenías una hora libre. Te echaste un poco sobre la silla echando tu cabeza hacia atrás suspirando fuertemente y cerraste tus ojos. Tu descanso no duró mucho, pues gracias a el gran ramo frente a ti no te diste cuenta de que el único que no salió de toda la clase fue Ryuga, quien se acercó a ti y te planto un beso exaltandote bastante, pero al final no te dio más opción que corresponderle.

-¿Quién te lo dijo?- susurraste sobre los labios del menor pues Ryuga no se había separado del todo.

-Estoy molesto contigo...- respondió haciendo que te levantarás, se recostó contra una pared y te abrazó contra su cuerpo.

-¿Es mi cumpleaños y tu te enojas conmigo?- reíste un poco correspondiendo su abrazo.

-Por no decirme es que estoy molesto…- dijo también en una clase de susurro abrazándote un poco más fuerte. Ya era como una costumbre involuntaria que cuando Ryuga se encuentra frustrado por algo, al abrazarte, suele aferrarse a ti como si fueras a desaparecer en cualquier momento. En esas pocas semanas habías aprendido tanto de él y él de ti que pareciera que se conocieran de todo la vida. Te separaste un poco de él, lo tomaste del rostro y pegaste tu frente contra la de él y te quedaste así por unos segundos- Mi único regalo no son sólo las flores…-dijo sin moverse.

-... Ahora mismo tienes clases. Así que ve, Toma tus clases y luego vienes a hablar conmigo- te sentaste un poco para darle paso a que se fuera, él te tomó de la nuca y te plantó un beso antes de irse a su próxima clase.

Volviste a sentarte en frente de tu escritorio y te quedaste viendo el ramo de flores con una pequeña sonrisa, tomaste una rosa blanca y te le quedaste viendo con cierta nostalgia, tomaste de nuevo la nota y re-leiste la nota que te había dejado, le diste un par de vueltas simplemente observándola y te diste cuenta de que había otra cosa escrita detrás:

 

“Haré que pases el resto de tu vida a mi lado, Sensei

 

Al leer ese pequeño mensaje tus mejillas adquirieron un muy fuerte color rojo.

 

¿Cómo fue que dejaste que ese niño tuviera tanto control sobre tu cuerpo?


Ahora sólo tienes que pensar en cómo le dirás a Ryuga la razón por la cual no te sientes cómodo hablando de tu cumpleaños.

Notas finales:


Me imagino que ya se deberán de dar cuenta que fue lo que hizo que Kyoya odiara su cumpleaños xD

Si no, no importa ?)

Espero les haya gustado owo

Nuevamente me disculpo por no haber actualizado antes u.u

Espero me perdon y que la próxima actualización sea pronto ;)

Se agradecen comentarios<3

Nos vemos >wo

Besos <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).