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Mi Profesor Favorito [Ryuga x Kyoya] por Midori-Hikari1312

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Notas del capitulo:

Hola gente bonita~ ?)

 

¿Cómo están?

 

¿Yo? Ps muy bien. Gracias por preguntar Cx

 

Bueno, con un poco de retraso pues me quedé sin megas en el cel y no tengo WiFi desde febrero :'v, pero aquí está el capítulo de la semana <3

 

Suspenso~ ewe

 

Okno xD

 

Primero que todo le sigo agradeciendo a Karlito XD por comentar junto con Erick (Chicos, son un amor. Los Jamo quq)

 

Y segundo, quería avisarle que acabo de subir un One-Shot titulado 'Impulsivo” basado en la canción [Junai Risutoreinto- Len Kagamine] :3

 

(ACLARACIONES DEL FANFIC EN EL RESUMEN DEL MISMO. IMPORTANTE LEERLO!!)

 

Si no la han escuchado, vayan ahora :v Es una de mis favoritas *-*

 

No se como se les llama a esos Fanfics, pero lo hice donde los personajes no tienen nombres o apariencia física, osea que tienen la opción de leerlo con la pareja que ustedes gusten <3

 

Sin más, espero les guste el capítulo de hoy, según mi hermana este es su capítulo favorito de la historia xD Genial ?)

 

Y sabes que sería aún más genial? Que dejaran un comentario c:

 

A LEER!! *-*



Perdón por lo errores u.u

~Ryuga~

 

Despertaste temprano por la mañana, más por el despertador que por ti mismo. Abriste tus ojos mirando por unos segundos el techo de tu habitación, no querías moverte, no quería levantarse para nada, pues tampoco es como si hubiera dormido demasiado, unas tres o cuatro horas cuando mucho. Sin darte cuenta de nuevo te habías quedado dormido siendo despertado por segunda por el mismo aparato, después de todo fue buena idea colocar la segunda alarma cinco minutos después de la primera.  

Te levantaste con una sonrisa radiante, bastante extraño a decir verdad, sin embargo era posible que nada ni nadie te la quitará hoy, pues las emociones y sentimientos del día anterior estaban aún frescos en ti. Fuiste al baño a tomar una ducha como todos los días, tomándote tu tiempo pues la clases comenzaban en aproximadamente una hora. Te cepillaste los dientes, te vestiste, y ya listo para irte hiciste una pequeña parada a la cocina para algo de comer antes de irte. Al entrar te diste cuenta de que tu padre se estaba sirviendo algo de café como cada día, este te saludo y tu también lo hiciste vagamente. Abriste la heladera con la esperanza de que tu amado jugo de naranja esté ahí para acompañarte como todas las mañanas, pero no.

 

-¿Qué demonios…?- gruñiste enojado cerrando de nuevo la puerta de la heladera- Como siempre, pareciera que en esta casa la gente no hace comprar pues pareciera que se alimentarán a base de aire…- refunfuñaste con rabia yendo de nuevo hacia la puerta de la cocina para salir de camino al Instituto, sin embargo el carraspeo de la garganta de tu padre te hizo voltear a verlo, quien tenía entre sus manos tu amada caja de jugo.

 

-Gracias…- susurraste tomando la caja y como siempre tomando del cartón.

 

-Ryuga…- siseó tu padre en forma de reproché.

 

-Lo sé, lo sé - dijiste sin ánimos dejando de nuevo el cartón en la heladera para tomar una rebanada de pan de propio plato de tu padre, quien simplemente continuó tomando su café- Me voy- comunicaste caminando hacia la salida.

 

-¿Como les fue ayer a Kyoya y a ti?- preguntó de la nada tu padre, tu lo miraste confundido hasta que te acordaste de que tú y él le habían dicho que harían unas cuantas cosas para evitar que siguiera preguntando.

-Pues...Bien, creo - dijiste sin mirarlo pues no podías evitar sonreír con cierta burla, pues efectivamente, les había ido muy bien.

 

-Mm…¿Llegaste muy tarde anoche? No escuché cuando lo hiciste, yo me quedé dormido muy temprano- habló Doji con tranquilidad.

 

-Bueno, sí, un poco. Me separé de Kyoya casi al caer la noche y me fui a hacer otras cosas...- dijiste rascándote la nuca aparentando estar pensativo- Ya me voy, nos vemos después - Saliste casi corriendo de ahí, ya no querías hablar con él, capaz y sin querer hablabas de más y arruinabas toda esa aura de tranquilidad y felicidad en el ambiente. Como siempre, te despediste de tu madre con un ligero saludo de Buenos días mientras admirabas ese gran retrato de ella sobre la puerta y te fuiste camino al Instituto ansioso de volver a ver a Kyoya.

 

Llegaste tranquilo, como siempre repetiste la rutina de ir, asegurar la moto y dirigirte a un único destino, sin embargo de nuevo Tsubasa se interpuso en tu camino.

 

-Ryuga- saludo el chico extendiendo su mano hacia ti.

 

-Yop- respondiste chocando sus palmas para luego proseguir a chocar sus puños en un de saludo.

 

-Te vez feliz- dijo con una voz algo insinuante mientras te golpeaba un par de veces en las costillas con su codo.

 

-Estoy más que eso- respondiste con una ligera sonrisa y un suspiro - Oye ¿Como vas con Gingka, eh?- ambos seguían caminado en dirección al aula de clases de Kyoya.

 

-No podemos hablar de otra cosa, anoche... nos peleamos un poco y bueno, ahora está molesto conmigo - dijo evitando tu mirada rascándose la nuca. El chico pelirrojo estaba pasado a unos cuantos metros de ustedes, ambos lo saludaron con la mano por la lejanía, sin embargo sólo a ti te respondió, a Tsubasa le dio una mirada amenazante y se fue dando fuertes pisadas y con la cabeza en algo. Cuando ya estaba más lejos no pudiste evitar soltar una carcajada, que obvio fue mal visto por Tsubasa.

 

-Tranquilo, ya se le pasará- dijiste tratando de animarlo entre risas, sin embargo no estaba funcionando.

 

Desde de un par de minutos dejaste a Tsubasa para ir a donde siempre, algunos chicos se te quedaban viendo al pasar junto a ellos, pues como siempre estabas acostumbrado a ir al mismo lugar todos los días, era como si quieran leer tu mente o adivinar qué demonios era eso tan interesante como para ir diario a la misma aula. Ya estaba siendo demasiado sospechoso para los demas alumno, y sólo era cuestión de tiempo para que los demás profesores empiecen a involucrarse, y eso no terminaría nada bien

 

¿Por qué demonios las clases no pueden terminar antes?

 

Tocaste la puerta de aula con tus nudillos un par de veces, y te pareció raro no escuchar algo de parte de Kyoya, ya que como siempre entras como si esa fuera tu casa supusiste que Kyoya pensaría que era alguien más. Abriste la puerta lentamente y miraste perplejo la silla vacía frente al escritorio, pues existe algo más raro que cualquier criatura mitológica o cualquier desastre natural masivo en un lugar poco probable, y eso era un Kyoya faltado a clases, mucho menos sin avisarle a alguien. Él es la persona más responsable y tosca que conoces, incluso más que tú padres. Si estuviera enfermo vendría con un tapabocas y arrastrándose como un muerto viviente, si tuviera un yeso subiría las escaleras con muletas, y si quedara inválido, él hallaría la manera de volver a moverse.

 

Tomaste tu teléfono rápidamente y mandaste un mensaje a Kyoya, el cual no respondió, y eso te extrañó aún más, enviaste otro y otro y ninguno era respondido, por lo que terminaste por llamarlo, y nuevamente no respondía. Ahora estabas preocupado, esto era raro e inquietante.

 

Saliste del aula casi corriendo por un mal presentimiento, pues aunque Kyoya no sea una persona que se la pase siempre con teléfono en mano, si era extraño que con tantas llamadas y mensajes no te haya contestado absolutamente nada.

 

En el pasillo te encontraste con Gingka, que adivinaste que iba a sus clases pues no faltaba mucho para que sonara la campana.

 

-¡Gingka!- gritaste a mitad de la pasillo exaltando al chico quien volteó a mirarte- Gingka, por favor dime que viste a Kyoya - dijiste un poco inquieto y hablando rápido, sabías que tenías que tranquilizante, tal vez no le haya pasado nada grave y sólo estabas exagerado, pero ese ligero presentimiento que tienes desde la mañana y habías ignorado por ti buen humor no te dejaba tranquilo.

 

-¿No está aquí? Que raro...Pero no, No lo he visto- respondió el chico tranquilamente- Pero tranquilo, seguro llega en un rato, ve a tus clases, le preguntaremos que sucedió cuando él llegué - propuso el pelirrojo dándote una ligera palmada en el hombro, y tu suspiraste para calmarte y despejar un poco tu mente de esos estúpidos pensamientos negativos.

 

-Si...Tal vez si tengas razón en eso…- dijiste un poco más tranquilo. Seguro Gingka tenía razón y Kyoya sólo se retrasó o algo así, ya lo verías más tarde, por lo que ahora sólo deberías asistir a tus clases como la ley dicta.

.

.

.



Ok, ahora si, tiempo de alterarse.

Ya pasó: La primera hora, el receso (que fue algo incómodo con Tsubasa y Gingka peleados en la misma mesa) y las dos horas después de eso ¡Y Kyoya aún no había parecido!

 

Casi comenzabas a hiperventilar, estabas nervioso, querías salir corriendo de ahí ahora mismo e ir a casa de Kyoya, pero si salías de la clase repentinamente de nuevo te suspenderían nuevamente, así que decidiste esperar a que fuera el cambio de hora para irte volando.

Y si, práctica fuiste el primero en salir de todos los de la clase, y realmente no te importaba mucho tropezar con algunas personas en el pasillo, o saltarte un par de clases más de las que estás acostumbrado, pero de verdad estabas muy inquieto y necesitabas saber qué pasaba con Kyoya. Volviste a intentar llamar otro par de veces mientras ibas en dirección a tu motocicleta, pero tuviste el mismo resultado que las veces anteriores por lo que te dieron ganas de tirar el teléfono al piso de la desesperación.

 

-¿Qué está pasandote…?- te preguntaste a ti mismo en un susurró mientras arrancabas en dirección a la casa de Kyoya.

 

Casi saltaste de tu moto cuando ya te hallabas frente a la casa del peliverde, cuando estuviste frente a la puerta y estabas a punto de tomar la perilla tus ojos se pusieron en blanco cuando notaste que la puerta ya estabas abierta, y no sólo abierta, la perilla estaba destruida, y esto hizo que tus nervios aumentaran de golpe y simplemente pateaste la puerta.

 

-¡Kyoya!- te pusiste a gritar como loco su nombre por toda la casa, corrías desesperado y abrías cada puerta de la casa en busca de tu peliverde, y al no escuchar respuesta te alteraba mucho más.

 

Lograste llegar a la habitación de Kyoya, que igualmente estaba entreabierta y contuviste la respiración al entrar. Todo estaba relativamente igual, no había nadie en la habitación, estaba igual que cuando te fuiste. Entraste al baño sólo para cerciorarte de que no había nadie, y efectivamente, ni siquiera lo habían usado. Te acercaste a la cama, que estaba deshecha, la sabana descendía por ella está llegar al suelo y regarse en este, notaste que la ropa de Kyoya estaba tirada aún el los mismo lugares que cuando lo dejaste ayer.

Viste el celular de Kyoya a un lado de la cama, en la pequeña mesa junto a la misma, viste como todas tus llamadas y mensajes eran avisados por la pantalla del mismo, pues nadie las había visto. Ahora si estabas preocupado, todos esto era muy raro.

 

¿Dónde está Kyoya? ¿Qué le pasó? ¿Por qué la puerta está forzada?

¿Está bien? ¿Alguien se lo llevó? ¿Quién? ¿Por qué?

 

Tu cabeza ahora dolía, tantas preguntas que no tenían respuesta y tantas emociones juntas en ese momento no eran buenas la cantidad que cosas que te estabas imaginando que le estaban pasando a Kyoya en ese momento. Angustia, Enojo, Miedo, Dolor, Arrepentimiento e Ira, estas volviendote loco.

 

Te sentaste en la cama tapando tu rostro, necesitabas almarte, debe haber una explicación, no puedes sacar tus propias conclusiones así como así, debía haber una pista o algo que te ayuda a saber qué fue lo que sucedió.

 

Te sobaste los ojos para tratar de calmarte, te quedaste viendo a un punto fijo del cuarto por unos segundos tratando de pensar, bajaste la mirada un segundo hasta tus pies dándote cuenta de que en medio de ellos había una pequeña nota perfectamente doblada, la levantaste y la desdoblaste, la leer lo que había dentro de ella de inmediato la arrugaste y la lanzaste lejos aún más alterado.

 

-Hijo de puta…- siseaste más enojado que nunca, jamás habías sentido tanta rabia en tu vida.

 

“Él ahora me pertenece”

 

Tomaste tu teléfono y marcaste rápido el número de Gingka.

 

-¿Ryuga? ¿Qué sucede? Estoy en clases- decía el chico con una voz tranquila.

 

-Necesito que vengas a casa de Kyoya, ahora- eso más que una petición parecía una orden, pero de verdad estaba alterado.

 

-¿Encontraste a Kyoya? ¿Está bien?- preguntó el muy inocente.

 

-¡No, no está bien! ¡He dicho que vengas ahora mismo!- el chico se quedó callado del asombró por el repentino grito de tu parte, y tu simplemente le cortaste para volver a suspirar con desespero- ¿Que está pasando Kyoya…?



-Kyoya-

 

Todo estaba oscuro, sentías los párpados muy pesados, al igual que tu cuerpo. Sentías que no habías dormido absolutamente nada. Tu cuerpo cada vez lo sentías más pesado, y te costaba moverte para despertar. Abriste tus ojos con lentitud, parpadeante un par de veces y te diste cuenta de que… ¡Alguien te besaba!

 

-¡¿Mgh!?- te sobre saltaste de golpe haciendo que la persona frente ti se alejara un poco, estaba a horcajadas sobre ti haciendo que te pongas sin más nervioso y comenzarás a removerte terminado por hacer que el hombre se bajara de ti-¡¿Quién demonios eres y dónde mierdas estoy!?- gritaste retrocediendo hasta quedar lo más alejado que pudieras de esa persona. Llevaba un traje elegante, pudiste distinguirlo aún con la luz apagado pues entraba algo de luz desde la ventana, tenía una ligera sonrisa, pero tenía una clase de antifaz que se asemejaba a la cabeza de un lobo evitando que pudieras ver su rostro.

 

-Despertaste- ¿Despertaste? ¿Enserio? ¡¿Eso es lo único que tiene que decir el extraño que te acababa de besar mientras dormías!?- Me disculpó por asustarte, me deje llevar al verte dormir- luego de decir esto se rió ligeramente y tu lo mirabas como si estuviera loco por la gran tranquilidad que tenía. Su voz era grande, no recordabas haber escuchado esa voz antes, y la verdad no podías distinguir a quien podrías pertenecerle.

 

-Yo...estaba durmiendo en mi habitación y…¡Tu maldito enfermo me drogaste para dormirme!- te pegaste aún más a la cabecera de la inmensa cama.

 

-Yo sólo te traje a donde perteneces, y ese lugar es a mi lado, porque yo te amo- dijo con seriedad mirándote fijamente, su sonrisa se desvaneció de la nada y eso era aterrador, pues no podías ver tu rostro perfectamente.

 

-Estás loco…- siseaste con enojo- Déjame ir ahora y prometo pedirle a las autoridades que tu fianza no sobrepase los 30 años- dijiste tapándote discretamente con la sábana sobre la cama, pues apenas te acabas de dar cuenta de que estabas desnudo.

 

-Eres tan inocente, Kyoya - dijo levantándose y dándole la vuelta a la cama para quedar más cerca de ti, sin embargo y te apartaste de nuevo- Mientras estés aquí, conmigo, estás a salvo- una sonrisa torcida se formó en sus labios- Puedo darte todo lo que tú quieras, cualquier cosa, pero a cambio de que tu también me ames como yo a ti...- acercó su mano a tu rostro para acariciarlo, sin embargo tu la apartaste de inmediato jalando aún las la sábana contra tu cuerpo mirándolo con asco- Ok, como veo que no quieres cooperar conmigo, te dejaré sólo un rato, aún estás algo exaltado por todo esto…- se levantó de la cama y comenzó a caminar hacia la puerta más cercana- Te deje algo de ropa en aquella mesa y el baño es este de aquí, cuando estés listo, puedes bajar a almorzar, debes tener hambre- al decir esto simplemente se fue de la habitación y tu no te moviste de donde estabas, apretaste la sábana con fuerza, ahora estabas asustado ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Quién era ese loco?

 

Rápidamente te levantaste de la cama y te dirigiste hacia la ventana que estaba cubierta por cortinas muy finas, las jalaste con tal fuerza que estas terminaron en el suelo, menos no podía importarte. Trataste de abriste la ventana con desesperación, sin embargo esta parecía estar soldada a su marco. Tocaste el vidrio con la esperanza de que esté fuera delgado para poder romperlo con algo y poder huir, pero este era tan grueso que ni siquiera una bala podría atravesarlo. Pegaste tu frente contra el vidrio viendo un muy, muy gran bosque frente a lo que parecía ser una gran mansión.

 

Las lágrimas se agolparon con fuerza en tus ojos, y aunque trataste de secarlas ya era demasiado tarde, ellas corriendo a chorros por tu rostro y no tenías señales de detenerse. Sollozabas con fuerza, estabas asustado, ¿y como no estarlo? Un loco te secuestra y te lleva lejos de la civilización diciendote que te amaba y que te ibas a quedar ahí con el quien sabe hasta cuando.

 

Estos pensamientos te alteraron aún más y te encogiste en el suelo abrazándote a ti mismo. Parecías un niño desconsolado, esa situación no era buena para ti, para nadie realmente.

 

Sentiste una ligera incomodidad al abrazaste a ti mismo, miraste tu pecho y era el collar que Ryuga te había regalado, era la única prenda que llevabas sobre tu desnudo cuerpo. Te lo quitaste y lo miraste aún con tus ojos llenos de lágrimas, lo apretaste entre tus manos al imaginarte lo preocupado que debería estar Ryuga cuando se entere de que no estás, de que desapareciste por completo, lo frustrado que estará por todo eso además de tener miedo, posiblemente tanto como tú ahora mismo.

 

-Perdoname…-

.

.

.

.




Notas finales:

Qué les pareció? ewe

 

A mi me gusto mucho qwq

 

Lamento de nuevo el retraso :'v No tenía internet C’:

 

Por cierto… FELIZ 23/09!! *-*

 

DÍA DE LA BISEXUALIDAD!! <3

 

(Sep, su servidora es Bi <3)

 

Nos vemos >wo


Besos <3


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